Jeison
Álvarez Campos, microbiólogo egresado de la Universidad de Costa Rica
Protocolo para la
recolección del plasma convaleciente "es un proyecto país, con el sello UCR"
Este tratamiento contra el COVID-19 ya es una
realidad gracias al aporte de un grupo de profesionales graduados de la
institución.
By Oscar Ugarte Jiménez May 12, 2020 23:16pm
Este es parte del
equipo de microbiólogos egresado de la UCR quienes, luego de un largo trabajo
iniciado en marzo, definieron las características de los donadores de plasma
convaleciente, el cual será utilizado en pacientes aún enfermos de COVID-19.
(Fotografía: cortesía Dr. Jeison Álvarez Campos)
Fue en marzo cuando un grupo de
microbiólogos, especialistas en inmunohematología
clínica y Banco de Sangre, egresados de la Universidad de Costa Rica (UCR), se
unieron para investigar y dar su aporte en la lucha contra el COVID-19.
Estos profesionales, quienes
actualmente trabajan en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), en el
hospital CIMA, el hospital Metropolitano y Diagnostika,
son parte de los colaboradores que hicieron posible que el país cuente hoy con
un protocolo para recolectar el plasma convaleciente de pacientes recuperados
de la enfermedad, para usarlo en aquellas personas que aún están enfermas.
El doctor Jeison Álvarez Campos, parte
del equipo de microbiólogos que trabajaron en el proyecto, asegura que es un trabajo
al que dedicaron mucho esfuerzo y que lleva impreso el sello UCR.
¿Cómo fue el proceso una vez que
decidieron crear el protocolo para el plasma convaleciente?
—Sabíamos que el plasma convaleciente
se había utilizado en otras pandemias, como en el 2003 con el SARS-CoV-1; en
2009, con H1N1; en 2012, con el MERS; y en el 2015, con el ébola,
entonces revisamos lo que se había hecho.
Empezamos a trabajar en esta guía, que
es la parte de la selección del donante, y el 3 de abril mandamos la propuesta
por escrito al ministro de Salud, Daniel Salas, y a Román Macaya.
Ya teníamos trabajado el protocolo y en el momento que el Dr. Macaya nos responde, en ese mismo momento el rector de la
UCR, Henning Jensen, hace el comunicado de que
también estaban interesados en trabajarlo.
"Para
esta primera propuesta había que asegurar que sea un producto seguro para quien
lo va a recibir; lo que no podemos garantizar es que sea eficaz".
El documento tuvo que ir al comité de
bioética de la CCSS porque tiene que llevar un consentimiento informado, tanto
de quien dona como de quien recibe el tratamiento. Además, hay que garantizar
que quien vaya a donar no pueda ser identificado, por un tema de señalamientos.
Entregamos este proyecto el 8 de abril
al Comité de Bioética y Farmacoepidemiología de la
Caja, y desde el 8 de mayo ya se oficializó.
¿Quiénes podrán donar, según el
protocolo que ustedes diseñaron?
—Los que van a ser candidatos de
donación son hombres que no hayan recibido transfusiones previas y mujeres que
no hayan tenido un embarazo previo o un aborto.
Estos donadores tienen que estar
negativos para todas las enfermedades infecciosas de rigor, por ejemplo VIH y sífilis. Además, durante el proceso se
gestionó que ese producto iba a llevar una inactivación de patógenos, lo que le
daba aún más seguridad.
También tuvimos que tomar en cuenta
cuándo se podía donar. Lo que queremos es que vayan anticuerpos neutralizantes
bastante altos. Lo ideal sería poderlos cuantificar, pero todavía no tenemos
cómo hacerlo, entonces nos basamos en la OMS (Organización Mundial de la Salud)
y en la FDA (siglas en inglés de la Agencia de Medicamentos y Alimentación), y
vamos a utilizar como criterio cualquier paciente que en los 14 días previos a
la donación ya no tenga síntomas, pero que además tenga dos pruebas negativas,
para que el comportamiento de los anticuerpos sea muy alto.
¿Cómo se va a obtener este plasma?
—Hay dos maneras: por medio de una
donación normal, como para sangre normal, con células, glóbulos rojos, plasma...
De esta forma el rendimiento que se tiene es de 200 mililitros de plasma.
La otra manera, que es la que da mayor
rendimiento, es por aféresis, que es conectar a un paciente a un equipo, que ya
lo tienen los bancos de sangre y los hospitales. De esta forma, se puede
extraer solo el plasma y ahí la donación es mayor. Se pueden obtener hasta 600
mililitros, incluso hasta 750 mililitros según la reposición de fluidos.
La guía terapéutica lo que recomienda
es que cada paciente reciba dos unidades de 200 mililitros; es decir, con un
solo donante podríamos obtener plasma para 2 o 3 pacientes.
¿Qué tan eficiente es el plasma
convaleciente en el tratamiento contra el COVID-19?
—No hay evidencia fiel de que esto
realmente funcione, más que evidencia anecdótica de que parece que todos los
pacientes han mejorado después del uso del plasma convaleciente.
Para esta primera propuesta había que
asegurar que sea un producto seguro para quien lo va a recibir; lo que no
podemos garantizar es que sea eficaz. Parece que sí y en la marcha nos daremos
cuenta, cuando ya salgan estudios de las clínicas en Estados Unidos. Ellos son
los que están haciendo un estudio grande y aleatorio, para que sea
representativo estadísticamente. Están utilizando pacientes con placebo,
pacientes con plasma, pacientes con otros tratamientos... Ahora que salga este
estudio nos vamos a dar cuenta de qué tan eficiente es.
¿Qué sentimiento les deja haber hecho
posible esta guía para la recolección en nuestro país del plasma convaleciente
y su uso como tratamiento?
—Es un proyecto país, con el sello UCR.
Realmente es un trabajo que le hemos dedicado mucho esfuerzo, mucho corazón.
Esperamos obtener muy buenos resultados y causar un impacto positivo a nivel
país.