Laboratorio de
Docencia en Cirugía
Rectoría y Consejo
Universitario mantienen el pulso por laboratorio del cáncer
Autoridades
universitarias están en un impasse sobre el control del Laboratorio, las
competencias de cada órgano involucrado y si el diferendo deberá ser resuelto
por la Asamblea Colegiada.
By Lucía Molina
Ene 29, 2020 06:05am
El actual DC-Lab cuenta con un edificio para atención de pacientes y
enseñanza de nuevos métodos para la atención del cáncer. (Foto: Katya
Alvarado).
La
Rectoría y el Consejo Universitario (CU) de la Universidad de Costa Rica (UCR)
mantienen el pulso sobre quién ejercerá el control del Laboratorio de Docencia
en Cirugía (DC-Lab).
La
Rectoría reiteró su postura de considerar nulo el acuerdo tomado por el Consejo
Universitario, que lo separa de la administración del Laboratorio por
considerarlos contrarios a lo que estipula el Estatuto de la Universidad.
"Dentro
de las funciones del Consejo Universitario estipuladas en el Estatuto Orgánico,
no se encuentra tomar decisiones sobre la adscripción de proyectos, programas,
laboratorios y otros procesos académicos", dijo el rector, Henning
Jensen, por medio de un comunicado de prensa.
Sin
embargo, Patricia Quesada, representante ante el CU, es de la tesis de que el
Consejo "tiene que intervenir en las resoluciones de la Rectoría en virtud de
que existe una violación al Estatuto, situación que el CU no puede dejar pasar
o ignorar en tanto el Estatuto Orgánico le establece como función la
fiscalización de la gestión de la Universidad, según el artículo 30".
El
DC-Lab es un proyecto que inició en el 2011 en la
Escuela de Medicina con otro nombre, pero que terminó adscrito a la
Vicerrectoría de Docencia mediante la resolución VD-R-10102-2018, del 1 de
marzo de 2018.
En
esa disposición también se lo otorgó un presupuesto propio, un nuevo objetivo
general, objetivos específicos adicionales y la incorporación de un Consejo
Académico interno del Laboratorio.
Las
instalaciones del Laboratorio se financiaron con el préstamo del Banco Mundial,
aprobado en el 2012, y se dedicaría, entre otras cosas, al desarrollo de nuevas
técnicas para la detección del cáncer.
El
rector ha asegurado en reiteradas ocasiones que este conflicto pone en riesgo
los acuerdos tomados con el Banco Mundial y en sí mismo el proyecto, el cual
fue declarado de interés público por la Caja Costarricense del Seguro Social
(CCSS) en el 2013, previo a ser nombrado DC-Lab.
Según
Quesada, la Vicerrectoría de Docencia no tiene competencia para ejercer la
función de enseñanza en la Universidad, sino que es una función exclusiva de
las unidades académicas y por esta razón, desde que el proyecto salió de la
Escuela de Medicina, la Rectoría violó el Estatuto Orgánico.
El
Consejo Universitario solicitó una investigación a la Contraloría Universitaria
para determinar si el accionar de la Rectoría estaba de acuerdo con la
normativa universitaria y en marzo del 2019 solicitó al Rector, por medio de un
acuerdo, que "se abstenga de realizar cualquier actuación administrativa o
ejecutiva relacionada con el DC-Lab".
Como
respuesta, en setiembre de ese mismo año Jensen presentó la acusación por
presuntos delitos de usurpación y abuso de autoridad contra ocho miembros del
CU, por solicitarle abstenerse de la administración del DC-Lab,
mientras se elabora un informe sobre el caso.
Jensen
se ampara del artículo 219 del Estatuto Orgánico que dice que "los órganos
internos universitarios no están legitimados para interponer recursos en contra
de las decisiones tomadas por otros órganos universitarios".
El
rector calificó de definitiva la posición del órgano que representa, mientras
Patricia Quesada afirma que la postura del CU es "muy clara y contundente; es
una posición definida que en ningún momento ha cambiado", por lo que no parece
haber intención de negociación entre las partes.
¿En dónde?
Henning Jensen y la vicerrectora de Docencia, Marlen León, justificaron, en declaraciones a este medio en
septiembre del 2019, el traslado del proyecto hacia la Vicerrectoría por su
naturaleza interdisciplinaria.
"La
pretensión del Consejo Universitario de que este nuevo laboratorio se adscriba
a la Escuela de Medicina es reduccionista y limitada en su visión (...), además
de que no es competencia de este órgano decidir sobre estos asuntos, sino de la
administración académica de la Universidad" reiteró Jensen, rector de la
Universidad de Costa Rica, en declaraciones recientes.
En
el informe preliminar, que solicitó el CU a la Contraloría Universitaria, se
determinó que el Leicimi (nombre anterior a DC-Lab) había desarrollado principalmente actividades de
extensión docente, incluidos proyectos de vínculo externo. Además, solicitó al
rector un informe donde "se justificaran las relevantes variaciones que se han
realizado en el DC-Lab" y "especialmente su
vinculación a la Vicerrectoría de Docencia".
El
argumento del Consejo se basa principalmente en los cambios realizados durante
el desarrollo del proyecto, los cuales consideran preocupantes. Sin embargo,
Jensen considera que la evolución del proyecto "es un proceso habitual, normal
y deseable" y que "muchas de nuestras unidades de investigación son el
resultado de este tipo de procesos".
La
Rectoría también se mostró en desacuerdo con lo resuelto por la Contraloría
Universitaria y lo calificó como "un documento confuso, repetitivo y, como
algunos otros informes, los hallazgos no son concordantes con las
recomendaciones".
Jensen
asegura que "cuando la Contraloría Universitaria presentó el informe preliminar
de auditoría sobre este tema, la Rectoría le hizo una serie de observaciones
sobre aspectos que contenían información errónea. Sin embargo, estas
observaciones de la Rectoría no fueron consideradas por la Contraloría ni
incluidas en el informe final que presentó esa instancia".
¿Asamblea Colegiada resolvería diferendo?
Tanto
la postura de la Rectoría como la del Consejo Universitario se basan en el
Estatuto Orgánico de la Institución, por lo que ambos órganos aseguran que se
van a mantener firmes.
Por
un lado, el Consejo Universitario considera que es un conflicto por las
funciones permitidas a cada órgano y lo califica como un "conflicto de
competencias".
En
el artículo 16, inciso h del Estatuto Orgánico de la Universidad de Costa Rica
se determina que resolver los conflictos de competencia entre el rector y el
Consejo Universitario es una de las funciones de la Asamblea Colegiada.
Sin
embargo, Jensen comentó que las disposiciones del Estatuto con respecto a las
funciones que le corresponden a cada órgano son claras, por lo que no hay un
conflicto de competencias y se debe considerar nulos los acuerdos del CU.