Crocodylus acutus está en la lista de animales en peligro de extinción
Situación de los Cocodrilos permanece incierta tras
fallo a favor del Sinac
A la fecha el país desconoce cuántos hay, si u
población esta fuera de peligro y que decisiones se
debe tomar alrededor de la especie
byLucía Molina Jul
09, 2019
Foto:
cortesía de Ábrego Fotografía.
Han pasado más de 20
años desde que el cocodrilo americano (Crocodylus acutus)
fue declarado en peligro de extinción por la Unión Internacional para la
Conservación del Ecosistema y en la actualidad lo evalúa como una especie
vulnerable.
En Costa Rica, sin embargo, el Sistema
Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) no se
atreve a afirmar cuál es la situación real en estos días de la población de
cocodrilos en el país.
"Sí hay estudios de población
pero dispersos y no tenemos claridad con las poblaciones de cocodrilos, unos se
hacen a lo largo del tiempo y hay algunos no actualizados. Para saber si siguen
en peligro se necesitan más estudios", dijo Angie Sánchez, coordinadora del
programa de vida silvestre del Sinac.
Esta falta de información la conocía el
ambientalista Walter Brenes, quien demandó al Sinac
ante el Tribunal Contencioso Administrativo con el propósito de obligarlo a
hacer estudios para conocer el estado de la población de cocodrilos.
En esta demanda el tribunal se
pronunció a favor del Sinac al considerar que Brenes
no adjuntaba pruebas que demostraran una amenaza de la especie hacia los
humanos o inactividad de parte de la institución para atender la situación.
"Originalmente el denunciante del
proceso mencionaba que tenía que hacerse monitoreo para hacer conteos de
cocodrilos y achacaba esa responsabilidad al Sinac,
eso se realiza en algunas áreas de conservación pero
no en todas", aclaró Sánchez.
El resultado de la sentencia dejó insatisfechos
a los biólogos expertos de la Universidad Nacional, quienes aseguran que los
esfuerzos de la institución son pocos e insuficientes para la atención de la
especie.
"La resolución prácticamente lo que
dice es "siga así como van" pero nosotros tenemos
certeza que hay mucho trabajo que no se está haciendo y que es necesario para
la toma de decisiones" aseguró el biólogo Iván Sandoval, investigador de la
Universidad Nacional (UNA) y miembro de la Asociación de especialistas de
cocodrilos (Asoprocroc).
El biólogo considera que deben
definirse zonas de atención inmediata, zonas de intervención y datos de
densidad de población que le den herramientas al Sinac
para tomar decisiones.
La resolución prácticamente lo que dice
es "siga así como van" pero nosotros tenemos certeza
que hay mucho trabajo que no se está haciendo y que es necesario para la toma
de decisiones.
"Ellos no tienen ni los datos ni la
capacidad operativa y nuestro problema es que la resolución asume que si lo
tienen. Lo que lo estamos haciendo el trabajo somos las universidades y no es
en todas las zonas y ríos", agregó Brenes.
Angie Sánchez coincidió en que sin la
información no pueden definir si algo está mal o en descontrol y, por lo tanto,
no pueden tomar decisiones sobre la especie.
"No podemos decir que podemos hacer un
manejo de los cocodrilos porque no tenemos esa información", comentó Brenes.
Iniciativas
pendientes
La UNA en conjunto con el Instituto
Clodomiro Picado (ICP) tienen registros de cocodrilos desde hace 40 años atrás
que han podido realizar con los permisos del Sinac,
pero no en todo el país.
"Pero ese no es trabajo del Sinac, sino de entes externos. Nosotros les presentamos
nuestros informes que nosotros trabajamos prácticamente con recursos propios y
tampoco es suficiente", agregó Sandoval.
Por otro lado, en el Sinac hay visiones internas diferentes sobre lo que podría
producirse en conocimiento y monitoreo.
Angie Sánchez considera que la
institución no tiene los recursos o el personal suficiente e idóneo para hacer
siquiera un debido resguardo de las áreas protegidas.
En contraste, la coordinadora del
Programa Nacional de Monitoreo Ecológico (Pronamec),
Eugenia Arguedas, considera que el nacimiento de su proyecto implica un cambio
de cultura institucional en el Sinac.
"Es un cambio de cultura institucional
de no producir información, otras de las actividades del Sinac,
que normalmente están financiadas, van a tener que dar campo a una acción que
normalmente la institución no estaba realizando, que es el monitoreo", dijo
Arguedas.
El Pronamec
nació en el 2016 por decreto ejecutivo y tiene dos funcionarios que se encargan
de la logística y que producen protocolos y métodos de investigación fijos a
partir de los datos mínimos que se necesitan para que la institución tome
decisiones.
"Nosotros, con cocodrilos, no lo hemos
hecho, el protocolo para monitoreo sistemático, ahorita tenemos para elementos
focales de manejo en áreas silvestres protegidas marinas", comentó Arguedas.
Los protocolos o métodos definen en qué
lugar se aplica, que días, cuántas veces al mes, cuántas personas se necesitan
y en algunos casos se tiene que mantener fijo el lugar que se monitorea.
Pero estos protocolos son
principalmente para que investigadores externos a la institución los aplique en
el país si quieren realizar investigación, principalmente en zonas protegidas,
y el Sinac no tiene capacidad de financiar a los
investigadores.
"Tal vez si hay un área protegida en el
que al menos se le puede ofrecer el hospedaje puede quedarse, ese es el nivel,
porque nosotros no tenemos fondos para financiar a terceros
sino que es una colaboración mutua", agregó Arguedas.
Angie Sánchez considera que parte es
porque un monitoreo de cocodrilos es complicado, implica meterse en un río en
horas de la noche a agarrarlos para contarlos y no necesariamente todos los
funcionarios del Sinac tienen la capacidad adecuada
de hacer esto.
Iván Sandoval coincide y dice que el
trabajo debería ser ir dos o tres veces al año a todas las zonas para ver el
estado de la población para saber las tallas y cantidad de hembras y machos.
"No es solo ir y sacar un cocodrilo
porque es un espacio que se abre y a los 15 días o el mes llega otro cocodrilo
a llenar el espacio que dejó el que nos llevamos. Tiene que ser un trabajo
integral, no se resuelve en el corto plazo", comentó Sandoval.
Según el biólogo, en el mediano plazo
este trabajo podría costar desde $250 mil a $500 mil, dependiendo de si es para
todo el país o solo para zonas turísticas.
De parte del Sinac
hay otras iniciativas en relación con la academia y el sector turístico, como
la Estrategia nacional para manejo de cocodrilos, pero en general están
pendientes, concesionadas o con plazos a fin de año.
Uno de estos proyectos es una sistematización
que concentre las investigaciones externas que le permita al Sinac tener datos preliminares; sin embargo, Sánchez acepta
que tiene limitaciones pues algunas no están actualizadas y para Sandoval esto
no llegaría a cubrir a todo el país.
"¿Cómo hacen con el caribe?, esas
investigaciones nosotros todavía no podemos pasarlas porque están en procesos
de investigación", comentó Sandoval.
Cocodrilos
atraen turismo
El biólogo Iván Sandoval dice que, a
pesar de la falta de información, hay claridad histórica de lo que sucedió con
los cocodrilos.
Entre los años sesentas y setentas se
hizo una comercialización desmedida de la piel de este animal en ropa y
accesorios, dejándolos en peligro de extinción. Conforme ha pasado los años la
población se ha recuperado hasta poblaciones saludables.
"Ahora es muy común ver cocodrilos en
zonas que eran de su hábitat pero que en las que antes no habían
porque los habían casado, ahora que se recuperan el espacio", apuntó Sandoval.
Según el biólogo, conforme la población
de cocodrilos se recuperaba y recuperaba, su espacio también. Los humanos nos acercabamos más a su hábitat, lo que a largo plazo aumentó
las interacciones entre especies.
"A mediados de los noventas tenemos una
explosión inmobiliaria en las zonas costeras, estos lugares antes eran de poco
desarrollo económico pero como son lugares muy bonitos
empiezan a llegar extranjeros a construir hoteles y a desarrollar negocios
ligados al turismo" mencionó.
El caso más destacado es el Tárcoles, el puente sobre este río es una "parada
obligatoria" para los turistas nacionales y extranjeros pues se concentran gran
cantidad de cocodrilos que se pueden apreciar a la distancia.
"Para nosotros solo beneficios trae,
porque incluso con la ganadería nunca hemos tenido problemas y a nivel de
atracción turística beneficia a la zona", dijo Douglas Vargas, administrador
del Restaurante Cocodrilos.
Pero el turismo también ha incurrido en
muchas prácticas que ponen en peligro a los turistas. Según Angie Sánchez se
han investigado "tours" que se acercan, alimentan y hasta tocan a los animales.
"Si se da un caso de ataque ahí ¿de
quién es la culpa?, nosotros no podemos llevarnos un cocodrilo que fue incitado
a atacar", mencionó Sánchez.
Jungle
Safari es un emprendimiento que surgió hace 16 años y que guía los turistas en
el río Tárcoles, el manglar y la desembocadura al
Pacífico, por lo que conviven a diario con los cocodrilos.
"Siempre cumpliendo la ley, porque se
prohíbe alimentar fauna silvestre, pero existen compañías que lo hacen y el
cocodrilo se acostumbra que si ve una persona le dan comida y si alguien se
acerca al río a pescar, por ejemplo, va a pensar que es comida y se puede
volver peligroso", dijo Miguel Ramírez, administrador de Jungle
Safari.
Una
especie incomprendida
Para Sánchez, contrario a lo que se
cree, los cocodrilos no son peligrosos mientras se mantengan las personas
fueras de su hábitat y la población les tiene miedo o rabia por el amarillismo
en las coberturas mediáticas y la viralización de
videos en internet.
"Muchas veces son como ese video que
circuló en redes sociales de un cocodrilo tranquilo asoleándose en el estero
por la que nos llamaron alrededor de 100 personas para ver que íbamos a hacer
con él, pero es su hábitat", enfatizó Sánchez.
El investigador Juan Bolaños,
especialista en cocodrilos y miembro de Asoprocroc,
registra en el país 25 muertes y 35 accidentes desde 1995. Alrededor de una
muerte y dos accidentes al año, todos dentro del agua.
Actualmente este es el único registro
de accidentes y muertes que hay en el país pues el Sinac
no monitorea estos casos.
El Sinac
tampoco dio números de cuántas llamadas recibe por presencia de cocodrilos pero aseguran que la mayoría de los casos no son
emergencias. Los bomberos atendieron 122 llamadas relacionadas con esta
especie.
Olivier Salazar, jefe de estación de
bomberos de El Roble de Puntarenas, asegura que son los bomberos quienes
atienden estos casos pero que no son frecuentes, en muchas de las ocasiones no
son emergencias y en la mayoría de los casos el cocodrilo se esconde.
"Por ejemplo si viene alguien de la GAM
y ve un cocodrilo en la playa llama pero esto es
completamente normal porque es su hábitat, la gente propia del lugar ve eso y
no llama, es la gente de afuera", aseguró Salazar.
Adanis
Porras es vecino del Tárcoles y vive a menos de un kilómetro pero asegura no percibir ningún tipo de peligro
con los cocodrilos. "¿Quién se va a ir a meter ahí?", dijo.
En Puntarenas, a pesar de estar tan
cerca de la costa, es difícil que alguien ubique a los cocodrilos y en la
estación de bomberos aseguran que se reportan pocos casos y ninguno de
emergencia.
Las investigaciones realizadas en la
UNA, en las comunidades de Puntarenas, registran a una población que "toma el
riesgo" ante la presencia de un cocodrilo.
"Porque si sus abuelos y papá nadaban y
pescaban en esa parte del río, pues el nieto también quiere hacerlo, la
diferencia es que antes no habían cocodrilos porque
estaban en peligro de extinción", explicó el investigador Iván Sandoval.
Es el caso de Luis Matamoros, quien
vive y trabaja en Puntarenas frente a una zona con presencia de cocodrilos.
"Si un cocodrilo ataca, lo matamos y
nos lo comemos, pero cuando ya atacan a alguien es porque la gente se mete",
contó Matamoros, quien trabaja en una pescadería del mercado.
Las investigaciones también llegaron a
la conclusión de que la comunidad no sabe reconocer cuáles son las temporadas
de alto riesgo, como en la época reproductiva.
"En el Caribe, las poblaciones tienden
a ser menos numerosas, pero hay muchos más incidentes que no se mencionan
porque no son zonas turísticas, no son tan mediáticos", agregó Sandoval.