Crocodylus acutus está en la lista de animales en peligro de extinción

Situación de los Cocodrilos permanece incierta tras fallo a favor del Sinac

A la fecha el país desconoce cuántos hay, si u población esta fuera de peligro y que decisiones se debe tomar alrededor de la especie

byLucía Molina Jul 09, 2019

https://semanariouniversidad.com/wp-content/uploads/2019/07/u-83-Abrego_fotografia-816x460.jpg

Foto: cortesía de Ábrego Fotografía.

Han pasado más de 20 años desde que el cocodrilo americano (Crocodylus acutus) fue declarado en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación del Ecosistema y en la actualidad lo evalúa como una especie vulnerable.

En Costa Rica, sin embargo, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) no se atreve a afirmar cuál es la situación real en estos días de la población de cocodrilos en el país.

"Sí hay estudios de población pero dispersos y no tenemos claridad con las poblaciones de cocodrilos, unos se hacen a lo largo del tiempo y hay algunos no actualizados. Para saber si siguen en peligro se necesitan más estudios", dijo Angie Sánchez, coordinadora del programa de vida silvestre del Sinac.

Esta falta de información la conocía el ambientalista Walter Brenes, quien demandó al Sinac ante el Tribunal Contencioso Administrativo con el propósito de obligarlo a hacer estudios para conocer el estado de la población de cocodrilos.

En esta demanda el tribunal se pronunció a favor del Sinac al considerar que Brenes no adjuntaba pruebas que demostraran una amenaza de la especie hacia los humanos o inactividad de parte de la institución para atender la situación.

"Originalmente el denunciante del proceso mencionaba que tenía que hacerse monitoreo para hacer conteos de cocodrilos y achacaba esa responsabilidad al Sinac, eso se realiza en algunas áreas de conservación pero no en todas", aclaró Sánchez.

El resultado de la sentencia dejó insatisfechos a los biólogos expertos de la Universidad Nacional, quienes aseguran que los esfuerzos de la institución son pocos e insuficientes para la atención de la especie.

"La resolución prácticamente lo que dice es "siga así como van" pero nosotros tenemos certeza que hay mucho trabajo que no se está haciendo y que es necesario para la toma de decisiones" aseguró el biólogo Iván Sandoval, investigador de la Universidad Nacional (UNA) y miembro de la Asociación de especialistas de cocodrilos (Asoprocroc).

El biólogo considera que deben definirse zonas de atención inmediata, zonas de intervención y datos de densidad de población que le den herramientas al Sinac para tomar decisiones.

La resolución prácticamente lo que dice es "siga así como van" pero nosotros tenemos certeza que hay mucho trabajo que no se está haciendo y que es necesario para la toma de decisiones.

"Ellos no tienen ni los datos ni la capacidad operativa y nuestro problema es que la resolución asume que si lo tienen. Lo que lo estamos haciendo el trabajo somos las universidades y no es en todas las zonas y ríos", agregó Brenes.

Angie Sánchez coincidió en que sin la información no pueden definir si algo está mal o en descontrol y, por lo tanto, no pueden tomar decisiones sobre la especie.

"No podemos decir que podemos hacer un manejo de los cocodrilos porque no tenemos esa información", comentó Brenes.

Iniciativas pendientes

La UNA en conjunto con el Instituto Clodomiro Picado (ICP) tienen registros de cocodrilos desde hace 40 años atrás que han podido realizar con los permisos del Sinac, pero no en todo el país.

"Pero ese no es trabajo del Sinac, sino de entes externos. Nosotros les presentamos nuestros informes que nosotros trabajamos prácticamente con recursos propios y tampoco es suficiente", agregó Sandoval.

Por otro lado, en el Sinac hay visiones internas diferentes sobre lo que podría producirse en conocimiento y monitoreo.

Angie Sánchez considera que la institución no tiene los recursos o el personal suficiente e idóneo para hacer siquiera un debido resguardo de las áreas protegidas.

En contraste, la coordinadora del Programa Nacional de Monitoreo Ecológico (Pronamec), Eugenia Arguedas, considera que el nacimiento de su proyecto implica un cambio de cultura institucional en el Sinac.

"Es un cambio de cultura institucional de no producir información, otras de las actividades del Sinac, que normalmente están financiadas, van a tener que dar campo a una acción que normalmente la institución no estaba realizando, que es el monitoreo", dijo Arguedas.

El Pronamec nació en el 2016 por decreto ejecutivo y tiene dos funcionarios que se encargan de la logística y que producen protocolos y métodos de investigación fijos a partir de los datos mínimos que se necesitan para que la institución tome decisiones.

"Nosotros, con cocodrilos, no lo hemos hecho, el protocolo para monitoreo sistemático, ahorita tenemos para elementos focales de manejo en áreas silvestres protegidas marinas", comentó Arguedas.

Los protocolos o métodos definen en qué lugar se aplica, que días, cuántas veces al mes, cuántas personas se necesitan y en algunos casos se tiene que mantener fijo el lugar que se monitorea.

Pero estos protocolos son principalmente para que investigadores externos a la institución los aplique en el país si quieren realizar investigación, principalmente en zonas protegidas, y el Sinac no tiene capacidad de financiar a los investigadores.

"Tal vez si hay un área protegida en el que al menos se le puede ofrecer el hospedaje puede quedarse, ese es el nivel, porque nosotros no tenemos fondos para financiar a terceros sino que es una colaboración mutua", agregó Arguedas.

Angie Sánchez considera que parte es porque un monitoreo de cocodrilos es complicado, implica meterse en un río en horas de la noche a agarrarlos para contarlos y no necesariamente todos los funcionarios del Sinac tienen la capacidad adecuada de hacer esto.

Iván Sandoval coincide y dice que el trabajo debería ser ir dos o tres veces al año a todas las zonas para ver el estado de la población para saber las tallas y cantidad de hembras y machos.

"No es solo ir y sacar un cocodrilo porque es un espacio que se abre y a los 15 días o el mes llega otro cocodrilo a llenar el espacio que dejó el que nos llevamos. Tiene que ser un trabajo integral, no se resuelve en el corto plazo", comentó Sandoval.

Según el biólogo, en el mediano plazo este trabajo podría costar desde $250 mil a $500 mil, dependiendo de si es para todo el país o solo para zonas turísticas.

De parte del Sinac hay otras iniciativas en relación con la academia y el sector turístico, como la Estrategia nacional para manejo de cocodrilos, pero en general están pendientes, concesionadas o con plazos a fin de año.

Uno de estos proyectos es una sistematización que concentre las investigaciones externas que le permita al Sinac tener datos preliminares; sin embargo, Sánchez acepta que tiene limitaciones pues algunas no están actualizadas y para Sandoval esto no llegaría a cubrir a todo el país.

"¿Cómo hacen con el caribe?, esas investigaciones nosotros todavía no podemos pasarlas porque están en procesos de investigación", comentó Sandoval.

Cocodrilos atraen turismo

El biólogo Iván Sandoval dice que, a pesar de la falta de información, hay claridad histórica de lo que sucedió con los cocodrilos.

Entre los años sesentas y setentas se hizo una comercialización desmedida de la piel de este animal en ropa y accesorios, dejándolos en peligro de extinción. Conforme ha pasado los años la población se ha recuperado hasta poblaciones saludables.

"Ahora es muy común ver cocodrilos en zonas que eran de su hábitat pero que en las que antes no habían porque los habían casado, ahora que se recuperan el espacio", apuntó Sandoval.

Según el biólogo, conforme la población de cocodrilos se recuperaba y recuperaba, su espacio también. Los humanos nos acercabamos más a su hábitat, lo que a largo plazo aumentó las interacciones entre especies.

"A mediados de los noventas tenemos una explosión inmobiliaria en las zonas costeras, estos lugares antes eran de poco desarrollo económico pero como son lugares muy bonitos empiezan a llegar extranjeros a construir hoteles y a desarrollar negocios ligados al turismo" mencionó.

El caso más destacado es el Tárcoles, el puente sobre este río es una "parada obligatoria" para los turistas nacionales y extranjeros pues se concentran gran cantidad de cocodrilos que se pueden apreciar a la distancia.

"Para nosotros solo beneficios trae, porque incluso con la ganadería nunca hemos tenido problemas y a nivel de atracción turística beneficia a la zona", dijo Douglas Vargas, administrador del Restaurante Cocodrilos.

Pero el turismo también ha incurrido en muchas prácticas que ponen en peligro a los turistas. Según Angie Sánchez se han investigado "tours" que se acercan, alimentan y hasta tocan a los animales.

"Si se da un caso de ataque ahí ¿de quién es la culpa?, nosotros no podemos llevarnos un cocodrilo que fue incitado a atacar", mencionó Sánchez.

Jungle Safari es un emprendimiento que surgió hace 16 años y que guía los turistas en el río Tárcoles, el manglar y la desembocadura al Pacífico, por lo que conviven a diario con los cocodrilos.

"Siempre cumpliendo la ley, porque se prohíbe alimentar fauna silvestre, pero existen compañías que lo hacen y el cocodrilo se acostumbra que si ve una persona le dan comida y si alguien se acerca al río a pescar, por ejemplo, va a pensar que es comida y se puede volver peligroso", dijo Miguel Ramírez, administrador de Jungle Safari.

Una especie incomprendida

Para Sánchez, contrario a lo que se cree, los cocodrilos no son peligrosos mientras se mantengan las personas fueras de su hábitat y la población les tiene miedo o rabia por el amarillismo en las coberturas mediáticas y la viralización de videos en internet.

"Muchas veces son como ese video que circuló en redes sociales de un cocodrilo tranquilo asoleándose en el estero por la que nos llamaron alrededor de 100 personas para ver que íbamos a hacer con él, pero es su hábitat", enfatizó Sánchez.

El investigador Juan Bolaños, especialista en cocodrilos y miembro de Asoprocroc, registra en el país 25 muertes y 35 accidentes desde 1995. Alrededor de una muerte y dos accidentes al año, todos dentro del agua.

Actualmente este es el único registro de accidentes y muertes que hay en el país pues el Sinac no monitorea estos casos.

El Sinac tampoco dio números de cuántas llamadas recibe por presencia de cocodrilos pero aseguran que la mayoría de los casos no son emergencias. Los bomberos atendieron 122 llamadas relacionadas con esta especie.

Olivier Salazar, jefe de estación de bomberos de El Roble de Puntarenas, asegura que son los bomberos quienes atienden estos casos pero que no son frecuentes, en muchas de las ocasiones no son emergencias y en la mayoría de los casos el cocodrilo se esconde.

"Por ejemplo si viene alguien de la GAM y ve un cocodrilo en la playa llama pero esto es completamente normal porque es su hábitat, la gente propia del lugar ve eso y no llama, es la gente de afuera", aseguró Salazar.

Adanis Porras es vecino del Tárcoles y vive a menos de un kilómetro pero asegura no percibir ningún tipo de peligro con los cocodrilos. "¿Quién se va a ir a meter ahí?", dijo.

En Puntarenas, a pesar de estar tan cerca de la costa, es difícil que alguien ubique a los cocodrilos y en la estación de bomberos aseguran que se reportan pocos casos y ninguno de emergencia.

Las investigaciones realizadas en la UNA, en las comunidades de Puntarenas, registran a una población que "toma el riesgo" ante la presencia de un cocodrilo.

"Porque si sus abuelos y papá nadaban y pescaban en esa parte del río, pues el nieto también quiere hacerlo, la diferencia es que antes no habían cocodrilos porque estaban en peligro de extinción", explicó el investigador Iván Sandoval.

Es el caso de Luis Matamoros, quien vive y trabaja en Puntarenas frente a una zona con presencia de cocodrilos.

"Si un cocodrilo ataca, lo matamos y nos lo comemos, pero cuando ya atacan a alguien es porque la gente se mete", contó Matamoros, quien trabaja en una pescadería del mercado.

Las investigaciones también llegaron a la conclusión de que la comunidad no sabe reconocer cuáles son las temporadas de alto riesgo, como en la época reproductiva.

"En el Caribe, las poblaciones tienden a ser menos numerosas, pero hay muchos más incidentes que no se mencionan porque no son zonas turísticas, no son tan mediáticos", agregó Sandoval.

https://semanariouniversidad.com/wp-content/uploads/2019/07/Cocodrilos-01-709x1024.png