Boletín Nº 154 - Junio 2015

La Dra. Giselle Tamayo Castillo fue designada el 28 de abril del 2015 por el Consejo de Gobierno como nueva miembro del Consejo Director del CONICIT. Su nombramiento es por un período de 5 años que abarca del 1° de mayo del 2015 al 30 de abril del 2020

Dra. Giselle Tamayo: Desde su laboratorio busca los secretos del Bosque lluvioso

Rigurosidad científica y autoexigencia marcan su forma de trabajo.

Licda. Silvia Arias
Periodista, CONICIT
sarias@conicit.go.cr

El universo la descubrió desde muy pequeña cuando desarrolló su pasión por la lectura. Aprendió a leer antes de entrar a la escuela, pero no sólo esto, su madre, quien también fue su maestra durante los primeros años de enseñanza primaria, le enseñó algo que le ha servido como una premisa para toda su vida: "el hábito de detenerse en la lectura cuando no entendiera algo".

Su padre, que era dentista, tenía un especial cariño por el sur de Costa Rica, tenía una propiedad en Paso Canoas, donde la familia se estableció por algún tiempo; su madre, era la maestra de la escuela unidocente del lugar. Fue entonces cuando la pequeña Giselle vivió sus primeros años de infancia entre las amalgamas de su padre, las visitas con su madre a las casas de sus compañeros y la autoexigencia de tener muy buenas notas, ya que "por ser la hija de la maestra, no había derecho a ningún premio". Sin embargo, fue en el colegio cuando desarrolló su gusto por la ciencia.

"Fue en el colegio ya en San José, cuando inicia mi gusto por la química. Me gustaba también la biología, y la física me encantaba, pero sólo la llevé en quinto año. Las clases de química fueron desde tercer año... me gusta mucho lo microscópico y también la astronomía (sonríe)". Si no estudiaba química, se orientaría hacia el derecho, siguiendo los pasos de su hermano, un distinguido abogado.

Su esfuerzo e inteligencia se brincarían con garrocha cualquier obstáculo para su ingreso a la Universidad de Costa Rica, donde el primer año de carrera no fue tan agradable como lo esperaba, sin embargo decidió dar otra oportunidad a la química, que la atrapó desde el segundo año de carrera: "el segundo año fue muy bonito, como uno era relativamente visible, se me acercaron los profesores y con la ayuda de ellos me decanté por la química orgánica", rememora la científica, trasladándose a las aulas universitarias de finales de los años setentas.

Casi como narrando un libro de magia y fantasía, la Doctora Tamayo recuerda el camino surcado para realizar su proyecto final de tesis ya que probó y desarrolló más de cinco proyectos hasta encontrar, pasando los filtros de su acostumbrada exigencia, el que le pareciera el correcto.

Con la ayuda del profesor Víctor Castro se seleccionó un proyecto para la síntesis de un compuesto que podía tener alguna actividad insecticida, debido a que se parecía un poquito a una hormona propia de los insectos.

Inicialmente, por intervención de la Dra. Tamayo y al apoyo del entonces Director de la Escuela de Química de la Universidad de Costa Rica, el primer laboratorio de procesamiento necesario para estos procesos de investigación estuvo en la Escuela de Química de la Universidad de Costa Rica. Posteriormente, se donó a la UCR todo el equipo y con la ayuda de Bristol Myers Squibb y Cornell University gracias a un financiamiento de los Institutos nacionales de la salud, se construyó el laboratorio dentro de INBio y esta infraestructura para poder hacer investigación empezó a crecer hasta llegar a tener un edificio de 1500 m2.

Durante la gestión de la Ing. Lorena Guevara y posterior a la salida de Merck and Company (que decide salir luego a los seis años del programa) se logró la traída de más fondos mixtos y en conjunto, se empezó a crear una idea de calidad diferente orientada hacia la eficiencia y productividad y se creó un fondo interno de soporte para momentos difíciles.

La Dra. Tamayo es una de las científicas más destacadas de nuestro país. Hasta finales del 2009 se desempeñó como Coordinadora Científica y Técnica del Programa de Bioprospección del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio). Es Catedrática de la Escuela de Química de la Universidad de Costa Rica donde actualmente es docente e investigadora y ocupa el puesto de Directora del Programa de Posgrado en Química. Forma parte del Consejo Científico del Centro de Investigación en Productos Naturales (CIPRONA) y cuenta con un doctorado en Ciencias Naturales de la Universidad Técnica de Berlín, Alemania. Desde el 2012 es miembro académico de número de la Academia Nacional de Ciencias Costarricense y ha sido galardonada con varios premios por sus diferentes investigaciones (ver curriculum completo).

El pasado 15 de mayo conversamos con la Dra. Tamayo en el CIPRONA ubicado en la Ciudad de la Investigación de la Universidad de Costa Rica (UCR). Sobre su labor como Gerente química y coordinadora científica de la Unidad de Bioprospección, INBio la Dra. Tamayo explicó que "La labor de un coordinador científico es muy sacrificada porque tiene que conocer de todo, no solamente de química, tiene que escribir las propuestas cuyo producto final recae en el coordinador, tiene que estar pendiente de que el presupuesto sea consonante y que existiera una ganancia para el fondo de soporte. Hay también que darle seguimiento y cariño al cliente, darle resultados en reportes y seguir respaldando a la gerencia en la búsqueda de recursos", explica sin ocultar el cariño de un proyecto que todavía le apasiona.

Su opinión sobre la Marihuana como producto terapéutico

El doctorado en Ciencias Naturales con énfasis en Productos Naturales, le brinda amplios conocimientos para opinar sobre la Marihuana como producto terapéutico, un tema que ha estado en boga recientemente en nuestro país. Ante nuestra consulta, la experta indicó que "si la mariguana se utilizara para los fines terapéuticos que se le atribuyen y no abre una ventana para que jóvenes consuman, yo diría que está bien". En los jóvenes -al igual que todas las benzodiacepinas- este tipo de producto influye en la memoria y va borrando memoria, entonces, el punto crítico a considerar es cómo inhibir que los jóvenes tengan acceso fácil y gratuito a la planta.

¿Investigación o academia?

Sobre la relación entre investigación y academia y si existe alguna preferencia de su parte sobre alguna de las dos, la Dra. Tamayo es clara, no ve la academia desligada de la investigación: "Al hablar de educación superior, y por lo menos en el área de química, la educación no es solamente una pizarra. Yo pienso que la academia siempre involucra una parte de investigación, en todo lo que usted haga en el laboratorio tiene que aplicar el método científico, tiene que observar, preguntar, comprobar una hipótesis... siempre lo tiene que aplicar. Yo no lo veo desligado. A mí me gusta dar más clases en un laboratorio pero usualmente uno va a dar clases con la pizarra.

El CONICIT

En cuanto a su visión del CONICIT, la nueva integrante del Consejo Director cree muy importante que la institución adquiera un nuevo protagonismo en el sector nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación: "Yo veo que los Consejos de Ciencia y Tecnología de otros países dictan las políticas y ejecutan los programas y creo que es importante que el CONICIT de Costa Rica tenga un rol más activo que el que tiene actualmente". Considera también que el Ministro de Ciencia y Tecnología debería ser el Presidente o Director del CONICIT. A lo interno de la organización cree conveniente fortalecer la organización con el uso de diferentes herramientas que permitan promover y medir la calidad promoviendo la eficiencia sin entrabar los procesos. Cree fundamental capacitar a los funcionarios de la institución para que puedan desarrollar mejor sus tareas desde los diferentes puestos de trabajo.

Actualmente la Dra. Giselle Tamayo continúa con el liderazgo de una investigación que le ha requerido parte de sus esfuerzos en los últimos años y que tiene que ver con una el hallazgo de una planta silvestre cuyo mecanismo de acción para tratar herpes labial ya ha sido descrito, sin embargo existen dificultades para crear las concentraciones necesarias del elemento activo y para la reproducción de la planta en cantidades suficientes para garantizar el abastecimiento de materia prima que permitiría producir comercialmente el producto farmacéutico. Sin embargo, el proyecto que más ocupa su tiempo, es el desarrollo de productos cosméticos a base de propóleos costarricenses, gracias a un financiamiento del FEES. Este proyecto que se ejecuta en CIPRONA, ya cuenta con una maestría terminada, una en proceso, un excelente alianza con el CINAT de la Universidad Nacional, y la esperanza de todos sus colaboradores de lograr un paquete tecnológico atractivo que se pueda licenciar pronto a algún emprendedor o empresa interesada.