Boletín
N°212 - julio 2020
24/08/20
Expertos alientan cooperación
regional para atender la demencia
Las personas mayores de 60 años
constituyen una población especialmente vulnerable a demencias, pero también al
nuevo coronavirus, tanto por la edad como por las comorbilidades que presentan
con frecuencia, como diabetes o enfermedades cardiovasculares. Crédito de la
imagen: Jorge Magimia/Flickr,
bajo una licencia Creative Commons.
De un vistazo
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Expertos
destacan la importancia de atender regionalmente impacto de pandemia en
demencia
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Reunidos
en una red latinoamericana, médicos y científicos abogan por coordinar
respuesta común
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Escasa
formación en demencia de médicos y cuidadores es un problema preexistente que
debe atacarse también
Por: Nicolás
de la Barrera
Unos 240 médicos y científicos de 10 países de una red
regional sobre demencia advirtieron que durante la pandemia
los países latinoamericanos enfrentan "desafíos trascendentales" en la atención
a personas con demencia y llamaron a la unión de ongs
y gobiernos para atender los problemas de esta población.
En América Latina, la prevalencia de demencias en mayores de 60 años alcanza al
8,5%, según la Organización Mundial de la Salud. Se trata de una población
especialmente vulnerable al nuevo coronavirus, tanto por la edad de quienes
suelen padecer estos trastornos como por las comorbilidades
que presentan con frecuencia, como diabetes o enfermedades cardiovasculares,
entre otras condiciones que agravan la infección por SARS-CoV-2.
"La pandemia es una catástrofe de la salud pero en el caso
de la demencia tiene un impacto directo en la salud cerebral",
afirma el argentino Agustín Ibáñez, director del Centro de Neurociencias
Cognitivas de la Universidad de San Andrés y uno de los autores del artículo
publicado en The Lancet Neurology (agosto 18) e impulsado por The
Latin America and Caribbean Consortium on Dementia (LAC-CD).
"Los pacientes con demencia no entienden por qué deben
quedarse en cuarentena. Alterarles las rutinas les produce un estrés muchísimo
mayor que a una persona que no tiene demencia", explica.
Ante este escenario, LAC-CD —una organización integrada por
médicos y científicos que impulsa actividades de investigación sobre demencia
en Latinoamérica— llamó a la conformación de una cooperación regional, entre ONG’s e instituciones oficiales, para coordinar una
respuesta en común para las problemáticas que la pandemia creó en las personas
con deterioro cognitivo.
Cuadro
de datos
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"Los pacientes con demencia no
entienden porqué deben quedarse en cuarentena.
Alterarles las rutinas les produce un estrés muchísimo mayor que a una
persona que no tiene demencia"
Agustín Ibáñez, Centro de Neurociencias Cognitivas de la Universidad
de San Andrés
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Ante la imposibilidad de la asistencia presencial en centros
de salud, la telemedicina, dice Ibáñez, es una "solución parcial" ante los
cuidados múltiples —entrenamiento cognitivo, pruebas médicas y actividades físicas—
que requieren las personas con demencia. "En las poblaciones vulnerables es más
una buena intención que una realidad, entonces muchos pacientes no pueden
recibir el tratamiento adecuado", advierte.
Para Pablo Richly, médico
psiquiatra y director en Buenos Aires del Centro de Salud Cerebral, la
propuesta del consorcio "es algo muy loable pero lo que importa es si se
aplica. Al final es una cuestión de decisión política".
Richly plantea que debieran
resolverse los problemas que estaban antes de la pandemia —como la escasa
formación en demencia de médicos
y cuidadores— y, a su vez, llevar adelante una adaptación a los cambios que
esta produzca.
"Tendrá que haber un gran trabajo en la conectividad y los
recursos sociales y sanitarios disponibles para las personas con demencia, que
tienen más dificultades para incorporar medidas preventivas, que los hace
candidatos con más riesgo de infectarse", explica el especialista.
La región presenta, entre otras particularidades, una tasa
de empleo informal de 53 por ciento, según datos
de la Organización Internacional del Trabajo, lo cual lleva a que un importante
número de trabajadores no solo se expongan más que otros a la infección por el
nuevo coronavirus sino que también aumenten los riesgos de contagio para sus
familiares con deterioro cognitivo.
A su vez, en las familias, que según los autores suelen
crear un "ambiente protector", de "atención informal" para las personas con
demencia, pueden aparecer tensiones y casos de agresiones durante la pandemia,
advierten los autores.
"Hay un riesgo de que haya conductas de violencia por parte
del cuidador porque ya no logra lidiar con la sobrecarga del cuidado", dice la
neuróloga Andrea Slachevsky, del Instituto de
Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile, y coautora de la declaración.
La especialista chilena recuerda que aún hay más por conocer
sobre las demencias en América Latina: "Las políticas
públicas para la demencias deben ser basadas en mejor evidencia. Es
fundamental fortalecer la investigación
para conocer mejor los problemas en nuestro continente".
"El hecho de que los pacientes con demencia sean grupos con
alto riesgo de ser infectados no significa que finalmente haya que dejarlos en
sus casas, eso va a llevar a una agravación de su problemática. Deben buscarse
los mecanismos para retomar las atenciones considerando que la pandemia está
para durar", concluye.