Boletín
N°211 - julio 2020
08/07/20
Negros, mestizos y mulatos, los
que más mueren por COVID-19 en Brasil
Ser negro, mulato o mestizo es el segundo mayor factor
de riesgo de muerte por COVID-19 en Brasil. Crédito de la imagen: Felipe Barros
/ Prefectura de Itapevi, bajo
licencia Creative Commons 2.0.
De un vistazo
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Después de
la edad, ser negro, mulato o mestizo es el segundo mayor factor de riesgo de
muerte por COVID-19
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En Brasil,
la pandemia profundizó las desigualdades sociales y el acceso a la salud
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Estudio en
São Paulo muestra que las desigualdades se reproducen en escalas más pequeñas
Por: Meghie Rodrigues
En Brasil, los negros, mestizos y mulatos tienen más
probabilidades de morir por complicaciones de COVID-19
cuando ingresan en el hospital que las personas de raza blanca.
Un estudio publicado por The Lancet estimó que los mestizos y mulatos tienen 1,5 veces
más probabilidades de morir por infección con el nuevo coronavirus que los
blancos, mientras que entre la población negra la probabilidad es 1,3 veces
mayor. Según el estudio, ser mestizo, mulato o negro es el segundo factor de
riesgo más importante para la mortalidad por COVID-19 después de la edad.
Investigadores en Brasil y el Reino Unido utilizaron datos
del Sistema de Información de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud
de Brasil (SIVEP-Gripe), que representan el total de infecciones
respiratorias en el país.
Hasta el 18 de mayo, de los 19.940 pacientes que dieron
positivo para coronavirus, se obtuvo datos sobre el origen étnico o del color
de piel de unos 12.000 pacientes.
El estudio análisis 11.321 pacientes de ese grupo que fueron
ingresados en hospitales públicos o privados de Brasil. La
mayoría de los hospitalizados (82 por ciento) era de la macro-región Centro-Sur
del país, que incluye regiones Medio Oeste, Sudeste y Sur y alberga a 64 por
ciento de la población.
El resto (18 por ciento) era en la macro-región Norte, que
incluye Norte y Nordeste y reúne a 36 por ciento de los brasileños.
Para analizar el riesgo de mortalidad, los investigadores
cruzaron datos de edad, sexo, etnia, enfermedades presentes (comorbilidades), y
ubicación.
Las comorbilidades como la obesidad, la diabetes, el asma y
otras enfermedades, que aumentan el riesgo de mortalidad por COVID-19, fueron
más comunes entre los pacientes en la macro-región Norte que en el Centro-Sur,
y la proporción general de muertes en el Norte también fue mayor.
Cuadro de datos
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"No son novedades, sino que muestran cómo COVID-19 abre la forma
en que la vida y las condiciones materiales están distribuidas de manera
desigual".
Marko Akerman, Facultad de Salud Pública, Universidad
de São Paulo
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Esto refleja, según los investigadores, las disparidades
estructurales en el acceso a los servicios y equipos de salud entre las
macro-regiones.
Aunque 90 por ciento de la población brasileña está
compuesta por mestizos, mulatos y blancos, la distribución es bastante desigual
en el país. En la región sur, por ejemplo, 77 por ciento de la población se
considera blanca, mientras que al norte, 72 por ciento
se considera mestizo o mulato.
De los más de 11.000 pacientes analizados hubo resultados
concluyentes para más de 7.000 de ellos: cerca de 3.300 muertos por COVID-19 y
en torno a 4.000 recuperados de la infección. De este grupo, los mestizos,
mulatos y los negros murieron más que los blancos en las dos macro regiones.
Valerio Marra, investigador del Departamento de Física de la
Universidad Federal de Espírito Santo y coautor del estudio, señaló en una
entrevista telefónica con SciDev.Net
que el estudio "muestra las desigualdades que son conocidas, pero aún impactan
cuando se cuantifican".
Para Marra, una sorpresa fue la situación en el estado de
Río de Janeiro, que, a pesar de ubicarse en una región socioeconómicamente
fuerte, tenía un riesgo muy alto de mortalidad, solo detrás de Pernambuco,
Amazonas y Paraíba.
"Creemos que esto se debe a las deficiencias de los
hospitales públicos en la región metropolitana de Río de Janeiro. La crisis
económica y la corrupción se están sintiendo en esta pandemia", opinó Marra.
El objetivo del estudio es crear métodos de inteligencia
artificial capaces de predecir la evolución de COVID-19 en pacientes ingresados
en hospitales brasileños. Con datos refinados sobre la pandemia,
Marra señaló que será posible construir una herramienta, en asociación con la
Universidad de Cambridge, para ayudar a los médicos a predecir la evolución y
optimizar las decisiones.
Para el epidemiólogo Paulo Cesar Basta, de la Escuela
Nacional de Salud Pública Sergio Arouca (ENSP) que no
participó en el estudio, el estudio proporciona una descripción general de los
casos más graves de infección, es decir, aquellos que requirieron
hospitalización.
Para Basta, la separación de Brasil en dos macro-regiones es
una limitación del estudio, ya que Brasil es un país muy heterogéneo. "Sería
mejor analizar cada una de las cinco regiones brasileñas de forma aislada y
compararlas", observó.
Para Fernando Reinach, profesor de
bioquímica en la Universidad de São Paulo (USP), es muy posible que las cifras
que recoge el estudio sean bajas. "El sistema de vigilancia de muertes en el
país, en muchos lugares, es muy malo, y en medio de la urgencia de la pandemia,
completar estos datos no siempre es cuidadoso", dijo a SciDev.Net por teléfono. "Pero estos son los únicos números que
tenemos, por lo que el estudio tiene mérito", destacó.
Reinach es, además, uno de los
líderes de otro proyecto que mide la presencia del coronavirus en la ciudad de
São Paulo, cuyo estado registra más de 16.000 muertes por COVID-19 y es el epicentro
de la pandemia en Brasil.
Según su estudio, realizado en la segunda quincena de junio,
la incidencia de COVID-19 en residentes mayores de 18 años es, en promedio, de
11,4 por ciento. Pero la infección entre los negros es 2,5 veces mayor que en
los blancos (19,7 contra 7,9 por ciento).
Al color de la piel sigue la clase social: en los barrios
pobres de la ciudad, se estima que 16 por ciento de los residentes fue
infectados con coronavirus. En los barrios más ricos, el porcentaje cae a 6,5
por ciento.
Además, el COVID-19 también penaliza a más personas con
menos educación formal: 22,9 por ciento de los infectados no han completado la
escuela primaria, mientras que la incidencia entre aquellos con educación
superior es de 5,1 por ciento.
Por teléfono, Marko Akerman, profesor del Departamento de Política, Gestión y
Salud de la Facultad de Salud Pública de la USP, comentó a SciDev.Net que ambos estudios "no son novedades, sino que muestran
cómo COVID-19 abre la forma en que la vida y las condiciones materiales están distribuidas
de manera desigual".
"Es
necesario mejorar las condiciones laborales de las personas y fortalecer el
Sistema Único de Salud, que está absorbiendo gran parte del impacto de esta
crisis", dijo Akerman.
Flávia Kolchraiber,
gerente de proyectos del Instituto Brasileño de Estudios y Apoyo a la
Comunidad (IBEAC) en Parelheiros, en las afueras de
la ciudad de São Paulo, opinó por teléfono que "la información, así como las
políticas de protección, no pueden ser verticales, de arriba abajo", porque
no es funcional en la mayoría de los territorios periféricos. "Superarlo es
un proceso largo, pero este momento de crisis podría ser una oportunidad para
esto", concluyó.
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