Boletín
N°211 - julio 2020
13/07/20
Pese a crisis, Latinoamérica
financia investigación en COVID-19
Pese a los estragos
económicos que causa la COVID-19 en la región, muchos países están asignando fondos
a la investigación científica y tecnológica de la pandemia. Crédito de la
imagen: Marcel Crozet / OIT bajo licencia Creative Commons 2.0.
De un vistazo
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La
pandemia generará la contracción económica más grande del siglo en la región
según la CEPAL
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Aunque
cifras varían, Latinoamérica sí está invirtiendo en investigación científica
sobre COVID-19
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Pero en
algunos países los apoyos son nulos y hay desconexión política
Por: Aleida
Rueda
A pesar de la crisis económica que acecha a América Latina
por la pandemia, varios países intentan paliar algunos de sus efectos a través
de fondos para la investigación y el desarrollo tecnológico en COVID-19,
sin que eso signifique necesariamente una vinculación entre las investigaciones
científicas y las decisiones políticas.
En los próximos meses la región enfrentará graves problemas
económicos. Según el reporte de la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL), la situación será especialmente desafiante debido a los
problemas históricos regionales: bajo crecimiento económico, débil protección
social, sistemas de salud fragmentados, gran desigualdad, altas
tasas de pobreza y vulnerabilidad al cambio climático.
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, dijo en
conferencia de prensa (7 de julio), que "la pandemia traerá como consecuencia una
contracción de 9.1 por ciento en el producto interno bruto, que será la más
grande del siglo" en la región.
El reporte plantea que, debido a la epidemia, en América
Latina habrá 230 millones de personas en condiciones de pobreza y 96 millones
en pobreza extrema; también aumentará la desigualdad para mujeres, indígenas, afrodescendientes, adultos mayores, jóvenes y
migrantes.
En este escenario, algunos países han destinado recursos
adicionales para proyectos de investigación en ciencias (incluidas las
sociales), y para el desarrollo
tecnológico y de equipos médicos y fármacos, con el anhelo de poner a sus
países en mejores condiciones para responder a esta epidemia y evitar depender
de desarrollos extranjeros.
Sin embargo, estos apoyos no son homogéneos ni significan
necesariamente una conexión entre la investigación científica y las decisiones
políticas para enfrentar la epidemia.
Cuadro de datos
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"En países como el nuestro no se entiende la utilidad de la investigación
científica para tratar de buscar soluciones inmediatas. Todavía se piensa
que es algo extra o que es mejor esperar a que los países desarrollados
nos ayuden a entender mejor las cosas y buscar soluciones".
Paúl Cárdenas, Universidad San Francisco de Quito, Ecuador
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Por ejemplo, en Brasil, el gobierno ha destinado más de US$
100 millones —cantidad que supera a la del resto de países latinoamericanos—
para investigación en vacunas, diagnóstico, prevención y control, entre otros, y
para el desarrollo de tecnologías como ventiladores y pruebas diagnósticas, de
acuerdo con una nota técnica de las investigadoras Fernanda De Negri y Priscila Koeller.
Sin embargo, las investigadoras consideraron solamente los
recursos del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones.
La Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia estima
que, en total, se asignó aproximadamente el doble del valor a la investigación
en COVID, considerando otras fuentes de fondos, por ejemplo, de los Ministerios
de Salud (incluida la institución de investigación Fundação
Oswaldo Cruz) y Educación (incluida la agencia de financiación, Capes) y
fundaciones para apoyar la investigación.
No obstante, "desde el punto de vista de asesoría
científica, Brasil no parece estar utilizando sistemáticamente la experiencia
científica en la formulación de políticas públicas para enfrentar la epidemia
(...) el gobierno brasileño ha sustituido el personal con perfil técnico, en el
Ministerio de Salud, por militares con poca experiencia en el área", afirman De
Negri y Koeller.
"En países como el nuestro no se entiende la utilidad de la
investigación científica para tratar de buscar soluciones inmediatas. Todavía
se piensa que es algo extra o que es mejor esperar a que los países
desarrollados nos ayuden a entender mejor las cosas y buscar soluciones", dijo
por Zoom Paúl Cárdenas, investigador en microbiología de la Universidad San
Francisco de Quito, Ecuador, país que no ha asignado fondos públicos para
investigación.
"Si nuestras mismas autoridades no entienden la importancia
de la investigación, mucho menos querrán apoyarla", precisó.
En México, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología ha
destinado más de US$ 15 millones para financiar 102 proyectos de investigación elegidos de entre más de 1.200
propuestas.
"Teníamos dos opciones: seguir siendo espectadores o
realmente convertirnos en protagonistas de lo que queremos que suceda en México
y en la región", dijo a SciDev.Net Aideé Orozco, directora adjunta de
Desarrollo Tecnológico e Innovación de la entidad.
En Argentina, como parte de la Unidad
Coronavirus, se han distribuido US$ 10 millones para financiar 84 proyectos
que buscan soluciones a corto plazo para distintos problemas generados por la
pandemia.
"Ni los laboratorios ni los equipos de investigación son
nuevos, pero ahora vemos la importancia de tener políticas
públicas que sepan conducir esas capacidades hacia resolver los desafíos
que la sociedad enfrenta", dijo a SciDev.Net, Fernando Peirano,
presidente de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el
Desarrollo Tecnológico y la Innovación de Argentina.
También Perú ha destinado poco más de US$ 6 millones para
investigación en la que participan universidades, institutos y centros de
investigación públicos o privados, e incluso pequeñas y medianas empresas tecnológicas o innovadores individuales. Los
proyectos incluyen desde el desarrollo de una vacuna hasta el estudio de la enfermedad en pobladores residentes en
altura.
En Uruguay, la Agencia Nacional de Innovación e
Investigación hizo una serie de llamados extraordinarios, denominados
"Desafíos" con subvenciones de entre US$ 140.000 y 180.000 para
proyectos vinculados a la pandemia. Y las donaciones de empresas y grupos de la
sociedad civil están permitiendo el secuenciamiento
de las cepas del virus SARS-CoV-2 que circula en el país y el diseño de
políticas sanitarias.
Otros países, como Costa Rica, han hecho inversiones gracias
a la intervención de universidades, empresas y fondos internacionales como el Banco
Interamericano de Desarrollo, con más de US$ 1 millón para proyectos de investigación para detección, tratamiento y
control de COVID-19.
A nivel regional, el Fondo de Convergencia del Mercosur
aprobó US$ 16 millones como parte de un fondo extra para la lucha contra COVID-19 en los cuatro
países miembros (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay). Del total, ya se han
destinado US$ 5,8 millones a proyectos de diagnóstico del virus, y detección de
anticuerpos en las personas para determinar cuántas ya han sido infectadas.
Sin embargo, además de los desafíos de investigación la
región debe hacer frente a problemas de burocracia y limitantes fiscales.
"Si nos donan US$ 2,000 en reactivos, nos toca pagar US$ 500
en impuestos, por ejemplo", dijo Cárdenas. Por eso, según él, no siempre es
falta de dinero sino de trabas que ponen los mismos países para que sus
investigadores aprovechen esos recursos.
Con reporteo
adicional de Martín de Ambrosio (Argentina), Luisa Massarani
(Brasil), Alejandro Portilla Navarro (Costa Rica), Gabriela Arévalo
(Ecuador), Zoraida Portillo (Perú) y Daniela Hirschfeld
(Uruguay)
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