Boletín
N°210 - junio 2020
17/06/20
Uruguay y COVID-19: la ciencia al
servicio de la política
Los tres científicos referentes del Grupo Asesor Científico
Honorario: Fernando Paganini, Rafael Radi y Henry
Cohen. Crédito de la imagen: Walter Paciello, Presidencia de la República del Uruguay.
De un vistazo
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Con menos de 5 casos diarios en promedio,
Uruguay es un caso singular en Sudamérica
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Trece días después de asumir el gobierno,
autoridades convocaron a comunidad científica
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Grupo Asesor Científico Honorario delinea
medidas contra la pandemia y asesora al presidente
Por: Daniela
Hirschfeld
Más de 60 científicos, matemáticos, infectólogos,
epidemiólogos y otros especialistas asesoran estrechamente al gobierno uruguayo
en el control de la COVID-19,
y son señalados como uno de los factores de la privilegiada situación del país
en América del Sur respecto a la enfermedad.
Con solo 24 casos activos de COVID-19 [al 16 de junio] en
todo el país de 3,5 millones de habitantes, y con menos de 5 nuevos casos por
día en promedio desde mediados de
mayo, Uruguay se ubica en el continente como un caso singular y una excepción, según medios de prensa internacionales.
Las razones que se esgrimen son varias. Muchas son medidas
que se han aplicado en otros países, como reducir la circulación de personas,
que en Uruguay ha sido voluntaria pero ampliamente acatada por la población.
También se ha destacado un sistema
de salud pública sólido, universal y coordinado, y en particular la voluntad
política de apostar por los desarrollos científicos del país. Uruguay, no
obstante, históricamente ha invertido solo 0,34 por ciento de su PIB en ciencia
y tecnología.
Cuando se registró el primer caso de COVID-19 en Uruguay, el
gobierno nacional tenía solo 13 días en el cargo, pues el 1° de marzo, después
de 15 años de tres gobiernos consecutivos del Frente Amplio (izquierda), asumió
Lacalle Pou, del Partido Blanco (centro
derecha), que llegó al poder con una coalición de cuatro partidos más.
Con la pandemia extendida en el mundo —y ya presente en los vecinos Brasil y Argentina—, el primer
acercamiento del gobierno con la comunidad científica local comenzó aún antes de
asumir el mandato.
Dos integrantes del
Comité de Crisis: Julio Vignolo, experto en Medicina
Familiar y Comunitaria, y Jorge Facal, especialista
en Medicina Interna y Enfermedades Infecciosas.Crédito
de la imagen: Álvaro Salas, Presidencia de la República Oriental del Uruguay.
El 28 de febrero, tres días antes de ser ministro de salud, Daniel
Salinas, neurólogo de profesión, fue a conversar con un grupo de
investigadores.
"Como médico, mi formación científica se basa en la
evidencia y se nutre de múltiples disciplinas, pero además tengo un hermano que
es investigador doctorado en Cambridge, y que tuvo el ojo de avisarme que podía
contactar a un virólogo joven, Gonzalo Moratorio, para asesorarme", dijo
Salinas a SciDev.Net en entrevista
telefónica.
"Una mañana fui, con termo y mate (bebida tradicional en
Uruguay), y me explicaron todo. En aquel momento Uruguay, ni yo, tenía la
dimensión sanitaria del problema. Allí tomé conciencia de que había que hacer
algo desde el primer día", agregó.
"Por eso, al asumir reuní a prestadores de salud públicos y
privados, a gremios de la salud, al Institut Pasteur de
Montevideo (IP Montevideo) y a la Universidad de la República (Udelar), y desde el Ministerio de Salud (MSP) apoyamos el
desarrollo de test locales de diagnóstico molecular de COVID-19, valorando las
capacidades de los científicos uruguayos", destacó Salinas.
Moratorio, virólogo de la Facultad de Ciencias de la Udelar y del IP de Montevideo, hoy recuerda aquella reunión
con Salinas, que surgió cuando el entonces futuro ministro le escribiera por Whatsapp para pedirle su asesoramiento.
Reunido con el equipo liderado por Moratorio y la
investigadora Pilar Moreno, y con la presencia de la decana de la Facultad de
Ciencias, Mónica Marín, Salinas mostró mucho interés "y no dejó de sacar
apuntes de cada slide
de la presentación, como si fuera un estudiante, interrumpiendo, haciendo
preguntas" sobre el tipo de virus, las técnicas de diagnóstico, los
antecedentes", contó a Moratorio a SciDev.Net.
Ese interés quedó evidenciado al observar "cuán fuerte fue
el apoyo del gobierno al sistema científico local", afirmó Moratorio, y en cómo
"se le dio preferencia frente a opciones del
extranjero", agregó el investigador que, junto a Pilar Moreno, han sido dos de
los líderes del desarrollo de test de diagnóstico molecular local en estos
meses. Este trabajo redujo la dependencia a test extranjeros y reactivos a
precios desmedidos.
Pronto se sumó el trabajo de la Facultad de Química de Udelar, que desarrolló alternativas para el medio líquido
que se utiliza para transportar y conservar la muestras, y produjo hisopos
locales, dos insumos que, debido a la alta demanda mundial, son escasos o
aumentaron sus costos. En tanto, ingenieros de la Facultad de Ingeniería de Udelar desarrollaron dos modelos de respiradores locales.
Estos desarrollos, además de la producción de test
serológicos por un grupo interinstitucional del IP Montevideo y la Udelar, contaron con apoyo financiero de la Agencia
Nacional de Investigación e Innovación, que creó un fondo especial de
US$450.000, suficiente para impulsar el trabajo científico contra COVID-19.
Cuadro de datos
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"En estas semanas hemos sentido un
gran respeto por nuestro trabajo científico y el de los investigadores en
diferentes instituciones. Es un proceso muy fértil y de gran camaradería".
Rafael Radi,
coordinador del Grupo Asesor Científico Honorario
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Con respaldo grupal
El 18 de marzo, el MSP convocó al Comité de Expertos Científicos en Gestión de la Crisis, primer
grupo asesor a nivel gubernamental que ayudó a delinear la estrategia sanitaria
y a difundir la información existente hasta entonces sobre
el coronavirus, los síntomas de la enfermedad y las medidas de prevención.
Graciela Lago, presidente de la Academia Nacional de
Medicina (ANM), contó por teléfono a SciDev.Net
que el ministro Salinas formó el comité a instancias de un ofrecimiento
realizado por su institución y por otros expertos.
A un mes del primer caso de COVID-19, el 14 de abril, el
gobierno nacional creó el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), un conjunto más
amplio y diverso de expertos que incluyó a algunos del comité de crisis, con el
objetivo de acompañar al país "hacia la nueva normalidad".
El GACH comenzó a delinearse "a partir de un planteo que
hizo el gobierno de trabajar en ciencia y tecnología de datos", pero
que luego se amplió para agregar el área sanitaria, la socioeducativa y la
económico-productiva, dijo a SciDev.Net
el científico Rafael Radi, coordinador del grupo.
Actualmente, el GACH está integrado por 55 expertos que,
bajo la coordinación de Radi, está divididos en dos
áreas de trabajo: planificación en salud, asistencia y prevención, a cargo de
Henry Cohen; y ciencia de datos, coordinada por Fernando Paganini. Los tres
coordinadores son científicos muy destacados en Uruguay y con gran prestigio
internacional.
"El GACH dialoga con un equipo más grande, que se llama
Transición, y que incluye el área socioeducativa y económico-productiva, todo
coordinado por el economista Isaac Alfie", director
de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de Presidencia, detalló Radi.
Además de reuniones semanales con los subgrupos, el GACH
realiza informes quincenales al grupo Transición, mantiene reuniones expecionales en las que participa el presidente, y un
contacto diario con el gobierno que se refleja en que todas las medidas
anunciadas tienen el respaldo de los científicos.
"En estas semanas hemos sentido un gran respeto por nuestro
trabajo científico y el de los investigadores en diferentes instituciones. Es
un proceso muy fértil y de gran camaradería", concluyó Radi.
"Los cientificos pudimos dar datos
y herramientas porque el gobierno nos dejó participar. Las respuestas que se
dieron los asesores fueron generando confianza a medida que avanzaba la
pandemia, y sobre esa base se pudo trabajar de forma eficiente", dijo a SciDev.Net Carlos Batthyány,
director del IP Montevideo.
Para Batthyány, una de las claves
de la situación de Uruguay fue "la inteligencia (del gobierno) de pedir ayuda a
la ciencia, y la capacidad de los científicos de aportar respuestas sin
banderas políticas".
El GACH "suma mucho (...) porque no es fácil tomar decisiones
de eventos adversos desconocidos", opinó Salinas.
Sobre este andamiaje de asesoramiento científico, Giovanni
Escalante, representante de la OPS/OMS en Uruguay, dijo a SciDev.Net que "hay mecanismos de consulta similares en Chile,
Costa Rica, Panamá, Ecuador, Colombia, Honduras y Paraguay, pero la densidad de
los espacios colaborativos entre la academia, asociaciones profesionales y
grupos científicos es mayor en Uruguay".
Además, Escalante destacó "la velocidad" con la que las
propuestas y recomendaciones de los científicos "son valoradas y asumidas por
el gobierno".
"El gobierno actual se nutre de comunidades científicas
por lo que gana perspectivas más amplias; identifica opciones; reduce riesgos
potenciales porque efectúan revisiones sistemáticas; además acorta la
distancia entre la academia y el gobierno lo que produce decisiones
informadas más oportunas con menor incertidumbre", opinó Escalante.
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