Boletín
Nº 199 - julio 2019
15/07/19
Radar Latinoamericano: América
Latina, ¿más pesimista con la ciencia?
Estudios sobre la percepción pública de CyT difieren en la confianza y la esperanza en el sector, pero
los datos indican ruidos en las relaciones entre ciencia y sociedad. Crédito de
la imagen: Rawpixel.com
/ Pexels. [Libre de uso].
Por: Carla
Almeida
Los latinoamericanos tienen poca confianza en los
científicos y se sienten excluidos de los beneficios que brinda la ciencia. Al
menos esto es lo que indica una investigación recientemente publicada por la
Fundación Wellcome sobre la percepción mundial sobre
la ciencia y la salud.
La encuesta —uno de los estudios más ambiciosos sobre el
tema— incluyó muestras representativas de la población de 140 países, con un
total de 140.000 participantes, consultados en la segunda mitad de 2018. De
América Latina se incluyeron 18 países, divididos en Sudamérica y América
Central y México.
La confianza en los científicos y el acceso a los beneficios
de la ciencia son algunos de los temas tratados en la investigación, a través
de una serie de preguntas. En la comparación por regiones, América del Sur se
encuentra entre las regiones que tienen el nivel más bajo de confianza en los
científicos y alberga la mayor proporción de escépticos en relación con la
distribución de los beneficios de la ciencia. La imagen es similar en
Centroamérica y México.
Estos resultados de la investigación de Wellcome
no solo sugieren que hay un pesimismo más exagerado sobre la ciencia en América
Latina, que es intrigante en sí mismo, sino también contrastan con los datos de
investigación sobre el tema cuya serie histórica indica un alto optimismo sobre la ciencia y
confianza en los científicos.
Optimismo y confianza, pero...
En Brasil, por ejemplo, donde se llevan a cabo encuestas
periódicas de percepción pública de la ciencia, la mayoría de las personas
declara, desde la primera edición en 1987, que la ciencia solo ofrece
beneficios o más beneficios que daños a la humanidad. En el estudio de 2010, el
optimismo alcanzó su punto máximo, con 81 por ciento de los brasileños
divididos entre las dos opciones.
De acuerdo con el Índice de Confianza calculado en la
encuesta de 2015, los científicos de universidades e instituciones públicas de
investigación serían, para los brasileños, las fuentes de información más confiables,
frente a periodistas, médicos y religiosos.
Publicada en junio, la
encuesta más reciente sobre percepción pública de la ciencia en Brasil se
enfocó en audiencias jóvenes, de 15 a 24 años. Entre marzo y abril de este año
se realizaron 2.206 entrevistas en todas las regiones de Brasil.
Allí, nuevamente, prevaleció el optimismo, con la gran
mayoría de los jóvenes que afirman que la ciencia aporta muchos beneficios a la
humanidad. Para esta audiencia, las fuentes de información más confiables son,
ante todo, los docentes y luego, casi empatados, los médicos y científicos de
las universidades públicas.
Es poco probable que la situación haya cambiado tan rápida y
radicalmente en Brasil, y en América Latina en general. Medir problemas
complejos como la confianza y el optimismo no es una tarea sencilla. Las
encuestas brasileñas muestran, por ejemplo, que a
pesar de la alta confianza en los científicos, existe una visión ambivalente
sobre ciertos aspectos y temas científicos.
Además, la comparación de los datos de encuestas con
diferentes preguntas y cortes, como es el caso, resulta complicada. Para dar
otro ejemplo, en las preguntas sobre la confianza en diferentes fuentes de
información en las encuestas brasileñas, los científicos están divididos entre
aquellos que están vinculados a instituciones públicas y aquellos que trabajan
en centros privados, pero esto no ocurre en el estudio global.
También se debe destacar que, en general, la encuesta de Wellcome aporta datos positivos con respecto a la
percepción pública de la ciencia, incluso en América Latina, donde se
identificó un gran interés en el tema y una gran confianza en los médicos y la seguridad
de las vacunas. E incluso en relación con la confianza en los científicos,
los datos latinoamericanos no son tan dispares como podrían parecer.
Así que no hagamos conclusiones precipitadas, pero tampoco
ignoremos los datos. Algunos están realmente preocupados. Entre los jóvenes
brasileños, por ejemplo, la mayoría cree que los científicos pueden estar
exagerando sobre los efectos del cambio climático y afirman que es difícil o
imposible saber si las noticias relacionadas con la ciencia son verdaderas o
falsas.
Según la encuesta mundial, cuando la ciencia y la religión
chocan, la mayoría de los latinoamericanos están del lado de la religión.
Es fundamental analizar seriamente estos estudios y
desarrollar estrategias capaces de fortalecer los vínculos entre ciencia y
sociedad. Después de todo, deberían servir precisamente para informar las
políticas públicas del sector.
Diagnosticar y reaccionar
No es fácil entender las razones detrás de los datos
mencionados y es notorio el esfuerzo de Wellcome de
intentar explicarlos a partir del cruzamiento de varias informaciones
recolectadas en su encuesta. El estudio identifica una fuerte conexión entre el
nivel de confianza en los científicos y el nivel de confianza en las
instituciones nacionales, como el gobierno, el poder judicial y el ejército.
La investigación también muestra que las regiones más
pesimistas en relación con la distribución de los beneficios de la ciencia
también tienden a ser las más negativas sobre el estado de su economía y
aquellas con las mayores disparidades sociales.
Aunque superficial, el diagnóstico tiene sentido, sobre todo
considerando la grave crisis política, económica y científica que afecta a
América Latina. No es fácil mantener el optimismo ante el aumento del
desempleo, la caída del poder adquisitivo y los gobiernos que amenazan la
democracia. ¿Y cómo respetar a la ciencia y a los científicos cuando las
autoridades le dan cada vez menos prioridad y menosprecian los datos
científicos?
No sorprende que los jóvenes estén confundidos y mal
informados sobre la ciencia, la salud y el ambiente, dado el alto flujo de
desinformación y noticias falsas que circulan en Internet y entran en sus redes
sociales, donde frecuentemente acceden a contenidos sobre estos temas, como
muestra la reciente investigación en Brasil.
En este contexto, la participación pública en la ciencia
adquiere enorme relevancia. Como revela la encuesta de Wellcome,
cualquier intento de mejorar la calidad de vida de las personas será más
efectivo si existe compromiso. Una mayor participación de la sociedad en la
producción, el intercambio de conocimiento científico y La toma de decisiones
en el sector tiende a construir una alianza más fuerte entre la ciencia, los
científicos y la sociedad.
Con respecto a las estrategias de participación, está cada
vez más claro que la forma de preparar a los ciudadanos para vivir en una sociedad
fuertemente impactada por la ciencia ya no es —y nunca fue— transmitir un gran
volumen de hechos científicos descontextualizados a un público considerado
pasivo y homogéneo.
Es preciso
preparar a las nuevas generaciones para que puedan encontrar la mejor manera de
acceder a la información que desean o necesitan, y cuando la encuentren, puedan
identificar claramente en qué confiar.
Pero todo esto es posible si todavía hay algo de ciencia
para que la sociedad se involucre. En este momento preocupa más lo que las
autoridades latinoamericanas están haciendo, o más bien no están haciendo, en
relación con la ciencia que lo que la gente piensa sobre ella.
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