Boletín
Nº 199 - julio 2019
16/07/19
Resistencia antimicrobiana: hechos
y cifras
Entre las drogas resistentes a bacterias
más peligrosas se encuentran SAMR, gonorrea, y E. coli.
Crédito de la imagen: IAVI.
Por: Inga Vesper
Si no se atiende, la
resistencia antimicrobiana podría ser más mortal que la diabetes, la
tuberculosis y el VIH/sida combinados, dice Inga Vesper.
¿Cuál cree que es la enfermedad más peligrosa del planeta? Las cardiopatías,
los problemas respiratorios y la tuberculosis persiguen a los ciudadanos de
países en desarrollo. Pero mientras que el tratamiento para estas enfermedades
es cada vez más accesible - lo cual resulta en menos mortalidad en las tres
enfermedades - hay otra amenaza, menos conocida, que cada año se hace más
fuerte.
Hoy en día, más de 700.000 personas en el mundo mueren
anualmente por enfermedades causadas por bacterias que han desarrollado
resistencia antimicrobiana (RAM). La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que si la
tendencia actual continúa, al 2050 este problema podría
matar a 10 millones de personas cada año, haciendo que la RAM sea aún más
peligrosa que la diabetes, la tuberculosis y el VIH/SIDA juntos.
Este problema afectará a los países en desarrollo de modo
particularmente fuerte. Las infecciones pueden ser contraídas por cualquiera,
en cualquier lugar, simplemente por estar expuestos a bacterias peligrosas.
Pero aquellos con una salud
menos confiable, el agua más contaminada y el peor acceso a intervenciones
médicas simples, tales como toallas antibióticas, llevarán el mayor peso.
Estas no son solo proyecciones extremas. Alrededor de
200.000 neonatos mueren cada año porque contraen infecciones a las cuales las medicinas
simplemente no responden. La investigación en esta área es desigual, pero de acuerdo con la OMS, alrededor de cuarenta por ciento de
las infecciones contraídas por bebés recién nacidos resisten a los tratamientos
disponibles. La vasta mayoría de las muertes resultantes ocurre en países en
desarrollo.
El costo económico de RAM
Sobrevivir a una infección resistente a los antibióticos
también tiene sus costos. Si no hay un tratamiento inmediato disponible, los
pacientes podrían intentar usar medicinas alternativas con la esperanza de que
su infección responda. En lugar de usar una dosis de antibióticos, se podrían
necesitar incluso dos, tres o cuatro, lo cual significa que se adicionan
presiones financieras
sobre los pacientes, sus familias y los sistemas de salud locales. Estos costos
adicionales podrían alcanzar un billón de dólares para el año 2050, advierte el
Banco Mundial.
Por esto, el Banco Mundial estima que los países de bajos
ingresos podrían perder hasta un cinco por ciento de su producto interno bruto
en el mismo período de tiempo - conduciendo a un impacto financiero por
resistencia antimicrobiana peor que aquel de la crisis financiera del 2008. Más
de 25 millones de personas en las naciones más pobres
podrían ser llevadas hacia la pobreza extrema, dijo el Banco en un destacado reporte del 2016.
Considerando estos altos costos, el desembolso financiero
requerido para combatir la resistencia antibiótica parece pequeña. Kevin Outterson, investigador en leyes de la Universidad de
Boston, estima que el total de costos por erradicar la resistencia
antimicrobiana podría ser de $10 mil millones. Esto es tanto dinero como al que
los estados miembros de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático se comprometen cada año para el Fondo Verde del Clima.
¿Qué está causando la resistencia?
¿Qué es lo que frena el progreso para enfrentar esta crisis
global? Antes que nada, la resistencia antimicrobiana es un problema complejo.
Las bacterias evolucionan constantemente, y es difícil rastrear cuáles se han vuelto resistentes. Entre
las más peligrosas se encuentran Staphylococcus aureus, también conocida como SAMR (estafilococo
resistente a la meticilina) hospitalaria; Neisseria gonorrhoeae,
que causa la enfermedad de transmisión sexual gonorrea, y E. coli, que causa enfermedades diarréicas.
Lamentablemente, los países en desarrollo son tanto causa del
problema como víctimas del mismo. Para ser efectivos, los medicamentos
antibióticos deben ser tomados regularmente y durante un ciclo completo, que
usualmente va desde una a seis semanas. Pero en lugares donde los medicamentos
son costosos o bien no están disponibles a tiempo, muchos pacientes interrumpen
estos ciclos cuando se sienten mejor, y conservan el resto de las pastillas
para un uso posterior.
La prescripción excesiva también es un problema. En áreas en
donde las enfermedades bacterianas tales como diarrea e infecciones de garganta
son comunes, los médicos a menudo prescriben antibióticos sin un diagnóstico
adecuado, o como precaución, provocando un uso excesivo.
Adicionalmente, el uso profiláctico de antibióticos es
normal en animales de granja. Mientras que la Unión Europea prohibió algunos
antibióticos en la crianza
de ganado en 1997 y 1999, su uso para mantener la salud del ganado en los
países en desarrollo permanece sin disminuirse.
¿Qué se está haciendo?
Para empeorar las cosas, es costoso desarrollar nuevos
antibióticos - solo los costos de I+D pueden alcanzar fácilmente los $300
millones por medicamento, a los cuales una compañía debe agregar otros $3-4
millones para asumir tasas de aprobación, de acuerdo con una revisión en RAM
encargada por el Reino Unido en 2015. Sin embargo, debido a las estrictas
regulaciones internacionales, el costo de las medicinas se mantiene bajo, lo
cual hace de su desarrollo un proceso menos rentable y por lo tanto menos
atractivo para las compañías farmacéuticas.
Por suerte, los gobiernos, las compañías y los cuerpos
internacionales están cada vez más atentos a la necesidad de actuar sobre la
resistencia antimcrobiana. En el 2016, más de 100
compañías se unieron para conformar la Alianza Industrial RAM. Presentaron un
informe acerca de los problemas relacionados con el costo de la resistencia
antimicrobiana en el Foro Económico Mundial en Davos.
En su declaración, las compañías dijeron que ya estaban
invirtiendo cerca de $2 mil millones por año en el desarrollo de nuevos
medicamentos antibióticos. Sin embargo, también hicieron un llamado a los
gobiernos para ayudar a financiar la investigación económicamente riesgosa, y
hacer frente a problemas tales como la prescripción excesiva y el uso
inapropiado, a través de mejores regulaciones.
Mientras que
un mejor control del uso de antibióticos es crucial para reducir la resistencia
antimicrobiana, los expertos enfatizan que el acceso a estos medicamentos debe
ser ampliado, en lugar de restringirlo. Cerca de
seis millones de personas en el mundo en desarrollo mueren cada año de
septicemias pues no tienen acceso a los medicamentos antibióticos - diez veces
más que los que mueren por bacterias resistentes a los antibióticos.
El antibiótico más famoso - y
el más ampliamente usado -, la penicilina, fue descubierto en 1928 por
Alexander Fleming. Consciente de que millones de vidas se podrían salvar con
él, Fleming donó la fórmula al mundo, de forma gratuita. Ahora, cerca de 100
años después, el desafío es cómo preservar este regalo, para salvar millones
de vidas más.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|