Boletín
Nº 199 - julio 2019
La nueva carrera a la Luna, 50
años después
La
exploración espacial se ha animado en los últimos años. Crear una ‘estación de
servicio’ lunar, explotar recursos extraterrestres o volver a pisar la Luna -y que
lo haga una mujer- están entre los planes de algunos países. La política ya no
entiende las misiones como un simple escaparate. Llegar ya no es el fin, sino
el principio.
Eva Rodríguez Nieto | | 17 julio 2019 08:00
Representación artística de 1995 de una operación lunar
de extracción de oxígeno del suelo lunar en Mare Serenatatis,
a pocos kilómetros del lugar de aterrizaje del Apolo 17. / SAIC/Pat Rawlings
La llegada a la Luna paralizó el mundo hace medio siglo. La
misión Apolo 11 supuso un hito en la
carrera espacial protagonizada en aquellos años por EE UU y la Unión Soviética.
En los años 60, John F. Kennedy
inició abiertamente en su famoso discurso una competición entre dos grandes rivales y
ganar era una cuestión de orgullo. Fueron a contrarreloj porque el presidente
americano había prometido llegar a la Luna antes de finalizar la década. Fue
una carrera de fondo y cuando llegaron estaban exhaustos y sin más motivación
política.
Han pasado 50 años desde aquella rivalidad y las
circunstancias políticas hoy son muy diferentes. Sin embargo, una nueva hazaña
lunar sigue siendo relevante desde el punto de vista científico y económico.
"Vivimos un
momento histórico en el que somos conscientes de que nuestro planeta tiene unos
recursos limitados y eso hace inviable nuestra civilización. La extracción de
recursos en el espacio, si es que logran reducirse los costes, empieza a
parecer una buena solución para algunos de los muchos problemas de nuestro
sistema económico insostenible", explica a Sinc Jorge Hernández Bernal, investigador del
instrumento VMC, de la sonda espacial europea Mars
Express, actualmente en órbita en Marte.
La carrera actual en la Luna se libra entre Estados Unidos y China, principalmente. En el caso de las misiones no tripuladas,
destacan los robots de prospección Chang’e del país
asiático y los Servicios de Carga Comercial Lunar de la NASA, que
determinarán la ventaja relativa de cada país para acceder y explotar los
recursos lunares.
Destacan
"los existentes en el agua helada en el polo sur, ya que H2 y O2
son los principales elementos para tener un ‘estación de servicio’
extraterrestre con combustible para futuras misiones más lejanas, como la de
ir a Marte por exploración o las comerciales de explotación de asteroides
ricos en metales y tierras raras", apunta el físico Juan F. Cabrero Gómez, que trabaja en la misión ExoMars
2020 de la Agencia Espacial Europea (ESA).
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"Tener un ‘estación de servicio’ extraterrestre
proporcionaría combustible para futuras misiones más lejanas", dice
Cabrero Gómez
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China ya ha lanzado en los últimos años cinco de estas
misiones a la Luna, incluidos orbitadores, aterrizadores
y dos pequeños vehículos capaces de desplazarse por su superficie. "Chang'e 3 es el primer rover
lunar que se crea desde los años 70 y mostró las capacidades de la Luna como
base para la observación de la Tierra y del espacio con las tecnologías
modernas", dice Ana Inés Gómez de Castro,
catedrática de Astronomía y Astrofísica de la Facultad de
Ciencias Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid.
El último, Chang'e 4, ha sido
capaz de aterrizar en la cara oculta de la Luna por primera vez.
Además, las próximas tres misiones Chang’e ya están aprobadas y, entre otras cosas, tienen
planes serios de transportar a la Tierra restos de la superficie lunar.
Aterrizaje lunar / NASA
"El 5 y 6 tratarán de traer a la Tierra muestras de distintas
regiones de la Luna, el 7 estudiará una zona del polo sur y el 8, todavía por
determinar, probaría las tecnologías necesarias para la construcción de una
base lunar, sin duda la más interesante de todas las anteriores", explica Tomás Alonso Hernández, ingeniero de telecomunicaciones en el
Complejo de Comunicaciones con el Espacio Profundo de Madrid (MDSCC, por
sus siglas en inglés), perteneciente a la NASA.
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"El Chang'e 5 y
6 tratarán de traer a la Tierra muestras de distintas regiones de la
Luna", explica Alonso Hernández
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El boom de las misiones comerciales
Uno de los motores de renovación del interés por la Luna
ha sido la disponibilidad de mapas de
alta resolución en 3D de la superficie lunar, generados principalmente
por la misión Lunar Reconnaissance Orbiter(LRO) de la NASA. "En el futuro cercano,
también los SLS-Orion de la NASA y las misiones
Luna (25-27) de la Agencia Espacial Rusa representarán un incremento
significativo de la actividad en la Luna", dice Gómez de Castro.
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Otros países también han hecho
sus incursiones. Hace tan solo tres meses, en abril de 2019, una organización israelí intentó hacer aterrizar una sonda no
tripulada en la Luna. Fallaron por muy poco y volverán a intentarlo.
Por su parte, la India
ha intentado esta semana lanzar otra sonda de aterrizaje al polo sur de la
Luna, pero ha tenido que suspender la misión por problemas técnicos. La Chandrayaan 2 probará la habilidad de Agencia India de
Investigación Espacial de un aterrizaje suave y su capacidad de operar un rover robótico. Corea
del Sur también tiene planeadas misiones no tripuladas.
"Se está produciendo además un auténtico boom de misiones comerciales
patrocinadas por empresas privadas para enviar orbitadores, vehículos
todoterreno e incluso turistas a nuestro satélite. Todos estamos entusiasmados
por seguir explorando la Luna", enfatiza Rafael
Bachiller, astrónomo y director del Observatorio Astronómico Nacional.
Una de esas iniciativas privadas es SpaceX,
que planea junto a un multimillonario japonés enviar una nave a las
inmediaciones de la Luna en 2023. A esta iniciativa la han bautizado #DearMoon y
en ella volarían varios artistas.
"Aun así, no
está claro en qué medida SpaceX tiene la capacidad,
es decir, el dinero y los medios, para preparar esta misión en tan poco tiempo.
Es posible que vayan ‘de farol’, para conseguir más inversores", dice Hernández
Bernal, y añade: "Estamos claramente ante un resurgir del interés por la
exploración lunar".
Representación artística de la futura pasarela lunar
Gateway de la NASA / NASA
Volver
a la Luna para quedarse
Por su parte, EE UU lidera un proyecto internacional -en el
que también participa la Agencia Espacial Europea- para lanzar la Estación Espacial Gateway (DSG, por sus siglas en inglés)
que estará en la órbita lunar. Esta base supondría hacer que las misiones de
aterrizaje en la Luna sean bastante más accesibles.
"En estos momentos, EE UU es quién ha indicado que llevar
un humano de vuelta a la Luna es su prioridad, de modo que pienso que la NASA
será quien lo haga, con colaboradores nacionales e internacionales. El volver
allí después de más de medio siglo será ciertamente importante. Y esta vez,
el deseo es establecer una base, no solo para explorar su superficie y sus
minerales, sino también para aprender cómo poder realizar otras misiones aún
más ambiciosas, como ir a Marte", argumenta María Begoña Vila Costas, astrofísica española que trabaja en el centro de vuelo espacial Goddar de la NASA.
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"Se está
produciendo además un auténtico boom de misiones comerciales patrocinadas
por empresas privadas", apunta Bachiller
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La DSG daría soporte en las comunicaciones entre la Tierra y
la Luna a las misiones pequeñas, abaratando significativamente su coste y
simplificando el diseño. Además, podría servir de punto de ensamblado de
componentes que requieran condiciones de microgravedad
o de vacío y que vayan a utilizarse en misiones lunares o en órbitas alejadas
de la superficie terrestre como los grandes observatorios astronómicos.
El país norteamericano también anunció hace pocos meses su
intención de volver a pisar la Luna en 2028 y posteriormente dobló la apuesta a
2024, en lo que han bautizado como el programa
Artemisa. Sin embargo, este proyecto tiene muchas dificultades. "Están las
elecciones presidenciales el próximo año, además si quieren llegar en 2024 van
a necesitar desarrollar muchos elementos vitales para una misión de estas
características, y eso requiere mucho dinero", declara Hernández Bernal.
La Casa Blanca ha anunciado un aumento de 1.600 millones de dólares en el
presupuesto de la NASA de 2020 para el desarrollo de este programa, pero esta
cantidad no parece suficiente. "Para colmo, este dinero se sacaría de un programa de ayudas a estudiantes universitarios. ¿Es esa la
clase de progreso que queremos?", se lamenta el investigador.
Vila Costas considera que poner en marcha este proyecto va a
ser muy complicado, pero es uno de los objetivos a futuro: "Los prototipos
iniciales permitirán demostrar el proceso de aterrizaje, la investigación de la
superficie lunar, y tecnologías como paneles solares o comunicaciones con la
Tierra, que serían esenciales para establecer una base allí. El proyecto
Artemisa es muy ambicioso, un primer paso en una nueva fase de exploración
espacial", expone.
"Desde mi
punto de vista lo relevante no es volver a poner astronautas en la Luna, sino
ir para quedarse. Generar un entorno en el que pueda haber permanencia humana
en la Luna", enfatiza Gómez de Castro.
Concepto artístico de una colonia lunar / NASA
Las
nacionalidades de la Moon Village
El objetivo de la primera fase de Artemisa sería aterrizar
en el polo sur de la Luna en el año 2024, con una tripulación compuesta de
mujeres y hombres. Para ello, contaría con el
nuevo lanzador SLS y la nave Orion, además del módulo Gateway que ya estaría en
funcionamiento. La segunda fase se centraría en conseguir la sostenibilidad en
la Luna y sentar las bases para un futuro viaje a Marte. Se abriría así la
posibilidad de colaboración con agencias espaciales internacionales y empresas
privadas para crear lo que ha bautizado como Moon Village.
Esta colonia en el polo sur lunar contaría, según la ESA,
con un entorno colaborativo en el que las agencias pueden mantener su
independencia y, sin embargo, compartir infraestructura básica para sobrevivir
en un entorno tan hostil como la Luna. Además, la estación en la superficie de
la Luna abriría muchas posibilidades para la investigación científica, igual
que las que en su momento surgieron con las estaciones espaciales orbitales.
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Moon Village
será un entorno colaborativo en el que mantener la independencia y
compartir infraestructuras para sobrevivir en el hostil entorno lunar
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"Está por ver si esta vez el Gobierno de EE UU pondrá los
recursos necesarios y conseguirá las alianzas imprescindibles con empresas
del sector privado para llevar a cabo este gran proyecto", insiste Alonso
Hernández.
Bachiller cree que en este
contexto, la Agencia Espacial Europea debe reforzar su colaboración con la NASA
en el marco de la construcción de la nueva nave Orión. "También debería
desarrollar nuevas tecnologías para la extracción y el uso de los recursos
naturales in situ, pues estas tecnologías serán clave para el futuro de
la exploración espacial", explica.
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Los planes de China a este respecto son relativamente
desconocidos. Aparentemente su meta es pisar la superficie lunar hacia 2030 y
también tiene planes de poner una estación espacial en el satélite, hacia 2025.
"La gran ventaja de China es la estabilidad política, aunque sea a costa de
coartar libertades, contaminar y explotar trabajadores para que nosotros
tengamos móviles, tablets y ordenadores más baratos",
relata Gómez de Castro.
A Cabrero Gómez las intenciones del país asiático en
misiones tripuladas también le resultan una incógnita: "Con la publicidad
mediática del proyecto Artemisa de llevar a una mujer a la Luna, puede que
China se incentive en ser los primeros en ello. Desconozco la hoja de ruta de China pero sí el sobrevalorado de EE UU que por dinero no
creo que se produzca hasta 2028 o 2030".
"En general, tras 50 años de la llega del ser humano a la
Luna, ver por allí a un simple robot nos sabe a poco. Nos queda mucho por
aprender sobre la Luna. ¡Y sobre la Tierra! ¡Siempre hay mucho que aprender!",
concluye Hernández Bernal.
Valentina Tereshkova en el
Museo de Ciencias de Londres en la inauguración de la exhibición dedicada a su vida
y carrera / Copyright EFE
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Una mujer en la Luna
La Luna tiene un especial significado cultural, poético
y filosófico para toda la humanidad. No hay ningún otro astro (salvo quizás
el Sol) con el que mantengamos una relación tan estrecha.
Hasta ahora, solo doce personas, todos hombres, han
caminado sobre ella. Sin embargo, dentro de la misión Artemisa
se ha anunciado a bombo y platillo que si se cumplen los plazos en 2024 se
enviará la primera mujer a la Luna.
"Pienso que es la progresión natural de la incorporación
de la mujer al mundo laboral. Hay hombres y mujeres astronautas haciendo
trabajos equivalentes, y hay también los hay en todas las disciplinas de
apoyo necesarias para llevar a los astronautas allí. El que una mujer pise
también la Luna será muy especial", señala la astrofísica Vila Costas.
Probablemente el vuelo más simbólico de los protagonizados por
mujeres en el espacio sea el de Valentina Tereshkova,
en junio de 1963, por tratarse no solo de la primera misión de una mujer,
sino también por hacerlo sola en la nave Vostok 6
y en los inicios de la exploración espacial.
"Además de la carga simbólica y de la importancia de la
representación, comparándolo con la proporción doce hombres a ninguna mujer
de la Luna, también es muy importante la inspiración para nuevas
generaciones de niñas y niños de la misma manera que lo hicieron los
pioneros del programa Apolo en los 60", indica el ingeniero del MDSCC
Alonso Hernández.
"Creo firmemente que la diversidad en cualquier aspecto de
nuestras vidas es un enriquecimiento paratodos, y que todos debemos tener la oportunidad de
alcanzar nuestros sueños independientemente de nuestro sexo, raza o
género", continúa la astrofísica Vila Costas.
Para el director del Observatorio Astronómico Nacional
es evidente que, desde un punto de vista estrictamente científico-técnico,
el sexo de los exploradores de la Luna resulta completamente indiferente.
"Sin embargo, desde el punto de vista cultural y social, es
importante que veamos a mujeres en igualdad de condiciones que los hombres
en todos los ámbitos".
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Zona geográfica:
Internacional
Fuente:SINC
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