Boletín
Nº 197 - mayo 2019
03/06/19
Malaria: un enemigo al acecho
Primer plano de un mosquito Anopheles, transmisor de la malaria. Crédito de la imagen:
Josué Damacena, IOC-Fiocruz
bajo licencia para uso no comercial (by-nc).
De un vistazo
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Argelia y Argentina fueron declarados libres de malaria pero no pueden bajar la guardia
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Mientras, ciencia sigue encontrando evidencias
de secuelas de la enfermedad en pacientes
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Brasil, Colombia, Perú y Venezuela son
responsables del 83 por ciento de casos en la región
Por: Nehal Lasheen, Claudia
Mazzeo, Washington
Castilhos
Pese a que con la declaración de Argelia y Argentina como países libres de malaria son ya 38 los países y territorios
del mundo libres de esta enfermedad, la lucha contra este mal sigue siendo un desafío
para los científicos, que tratan de encontrar una vacuna y enfrentar los
riesgos y secuelas que conlleva para los pacientes.
Un estudio publicado en mayo en Malaria
Journal, por ejemplo, brinda nuevas evidencias de
la relación entre la enfermedad con un menor desarrollo cognitivo en niños en
edad preescolar.
Realizado entre 219 niños de 2 a 7 años de una comunidad de
escasos recursos de la ciudad de Manaos —capital del estado de Amazonas,
Brasil— el estudio encontró que 89 de los cien niños que tuvieron uno o más
episodios de malaria causada por Plasmodium vivax presentaban
menor desarrollo cognitivo.
Recolección de mosquitos transmisores de
malaria en Machadinho D'Oeste,
Brasil. Cortesía de Maria Anice
Mureb (USP) para SciDev.Net.
El desarrollo cognitivo abarca la capacidad de hablar,
coordinación motora, habilidad perceptiva y raciocinio lógico de los niños que
aún no han entrado en fase escolar.
"Nuestro estudio indica que, no importa la cantidad de
veces, si un niño tuvo malaria, será suficiente para que tenga un bajo
desarrollo cognitivo. Sólo un episodio es suficiente para impactar de forma
negativa. Tenemos que evitar la malaria de todos modos", afirma a SciDev.Net Raquel Tapajós, una de las
autoras del artículo e investigadora de la Fundación de Vigilancia en Salud del
Amazonas.
La malaria se transmite por la picadura de mosquitos Anopheles hembras infectados con el parásito Plasmodio.
Según la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad mata a unas 400.000 personas
anualmente mientras que la mitad de la población mundial está expuesta a
adquirirla. Aproximadamente 60 por ciento de muertes ocurre en niños menores de
5 años, especialmente en el sub Sahara africano.
Investigaciones realizadas anteriormente en Tailandia con ratones y humanos ya habían demostrado la asociación entre el bajo
desarrollo cognitivo y la malaria causada por el Plasmodium
falciparum, parásito prevalente en África y Asia y
responsable de la forma más grave de la enfermedad,
pero no se había estudiado esta relación con el Plasmodium vivax, la forma de malaria más común en
América Latina.
Cuadro
de datos
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"El desafío para los próximos tres años es
trabajar arduamente para evitar que la malaria se vuelva a introducir en
Argentina, especialmente a nivel fronterizo, desde Bolivia y Brasil".
Patricia
Angeleri, Directora Nacional de Epidemiología y
Análisis de la Situación de Salud de la Secretaría de Salud, Argentina.
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Pero para María Anice Mureb, profesora de la Facultad de Salud Pública de la
Universidad de São Paulo (USP), al haberse realizado el estudio con niños de
una sola localidad, "es difícil decir si existe esa correlación, como sí lo
establecen los estudios hechos con el P. falciparum".
Admite que el artículo plantea preguntas para nuevas
investigaciones, pero recuerda que son varios factores los que perjudican el desarrollo
cognitivo. "Los helmintos o parásitos
intestinales también causan déficit nutricional en los niños, y eso no se
ha estudiado [en esta investigación]", precisa.
El estudio encontró que 35 niños presentaban anemia, una
condición que según Tapajós suele estar presente en los casos de malaria. Y si
bien los autores toman con precaución estos resultados, señalan que "al
ajustar otras variables como factores socioeconómicos o nutricionales, las
infecciones de malaria se mantuvieron como un indicador del bajo desarrollo
cognitivo en la población de estudio", un dato que recomiendan tener en
cuenta al diseñar medidas de prevención en salud infantil.
Mosquitos Anopheles
en laboratorio. Crédito: Vinicius Marinho,
Fiocruz bajo licencia para uso no comercial (by-nc).
Argelia y Argentina libres de malaria
De otro lado, el 22 de mayo, la OMS certificó que Argentina y Argelia habían interrumpido
la transmisión autóctona de la enfermedad durante 3 años consecutivos,
convirtiéndose en países libres de malaria.
Fue precisamente en Argelia donde un médico francés
descubrió el parásito en 1880. Ochenta años después, la malaria
constituía el principal problema de salud pública del país con más de 80.000
casos anuales. Ahora, junto con Mauricio, son los dos países del África libres
de la enfermedad.
Según reconoció a SciDev.Net
Moustafa Khaiat, presidente
de la Autoridad Nacional para la Promoción de la Salud y el Desarrollo de la
Investigación de Argelia, este resultado se ha logrado gracias a un trabajo
articulado con la red de centros de salud de todo el país, la capacitación del
personal médico para tratar enfermedades infecciosas de acuerdo al protocolo y
"nuestra preocupación por mejorar la situación social y económica de la mayoría
de argelinos, proporcionándoles condiciones de higiene y atención médica
adecuada".
Si bien el último caso de malaria autóctona reportado en ese
país data de 2010, Khayati afirma que Argelia la
había erradicado en gran medida en la década de 1980, "pero la enfermedad se ha
mantenido en el extremo sur debido al movimiento de pueblos
indígenas de los países vecinos, lo que lleva a su reaparición de vez en
cuando".
Por su parte Patricia Angeleri,
Directora Nacional de Epidemiología y Análisis de la Situación de Salud de la
Secretaría de Salud de Argentina, señala a SciDev.Net que el desafío para
los próximos tres años "es trabajar arduamente para evitar que la malaria se
vuelva a introducir en Argentina, especialmente a nivel fronterizo, desde
Bolivia y Brasil".
"La malaria existe fuera de nuestro país, y sabemos que los
casos importados pueden surgir a través del turismo. El año pasado tuvimos 23
casos [importados], que fueron diagnosticados y tratados de manera oportuna, en
diferentes partes del país", refiere.
Añade que las fortalezas del sistema de salud argentinos son
tener sistemas de información y equipos capacitados. "Estamos muy contentos de
concluir con años de esfuerzo. Hay muchas personas que históricamente han
trabajado duro para esto y debemos reconocerlos".
El último caso autóctono reportado en Argentina fue en 2010.
En Latinoamérica, también han sido países declarados libres de malaria por la OMS Paraguay
(2018) y Cuba (1973).
Una casa en la localidad de Lábrea (Brasil) protegida contra el ataque de Anopheles con un mosquitero. Cortesía de Maria Anice Mureb
(USP) para SciDev.Net.
Un gran desafío para la región
Sin embargo, la enfermedad implica un gran reto
para América Latina. Según un estudio publicado en 2017, cuatro países son responsables
del 83 por ciento de los casos: Brasil (24%), Colombia (10%), Perú (19%) y
Venezuela (30%).
La demógrafa Marcia Castro, profesora de la Escuela de
Salud Pública de la Universidad de Harvard pasa revista a las complejidades que
estos cuatro países enfrentan para combatir la enfermedad: "En Venezuela
la crisis política y económica ha generado un dramático
empeoramiento en los indicadores. Perú y Brasil sufren los efectos de la
deforestación y la minería, lo que conlleva a la expansión de la malaria. La
deforestación afecta al clima de la región. En Brasil, algunas medidas del
actual gobierno ponen en riesgo la sostenibilidad del programa de control de la
enfermedad".
Y recuerda que la migración de la región agrava los problemas
en la medida en que muchos casos de malaria son importados de un país a otro.
Un estudio publicado
en abril de este año revela que en Venezuela la malaria aumentó en 365 por
ciento entre 2000 y 2015, con un incremento adicional de 68 por ciento en 2017.
En Brasil, la incidencia de la enfermedad aumentó en 47 por ciento en 2017 en
comparación con 2015, incluyendo el P. falciparum,
que emergió en áreas anteriormente libres del patógeno.