Boletín
Nº 193 - enero 2019
29/01/19
Polución fecal, otra causa de
resistencia a antibióticos
Aniego de aguas fecales ocurrido a
mediados de enero en el distrito más poblado de la capital peruana ha disparado
las alertas sanitarias en Lima. Crédito de la imagen: Cortesía del diario La
República.
De un vistazo
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Aumento de
bacterias resistentes a antibióticos en aguas residuales se origina en heces
humanas
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Hallazgo
ayudará a manejar riesgos para salud asociados a resistencia bacteriana en el
ambiente
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En
Latinoamérica, 77 por ciento de población no tiene servicios de saneamiento
bien gestionados
Por: Claudia
Mazzeo
La polución fecal procedente de heces humanas sería la
principal causa del aumento de bacterias con genes resistentes
a los antibióticos halladas en el medio ambiente de lugares cercanos a
descargas de aguas residuales.
Desde su introducción en los años 40 los antibióticos han
salvado millones de vidas. No obstante, en la actualidad su eficacia ha
disminuido notoriamente debido a la resistencia
bacteriana, entendida como la capacidad que desarrollan ciertas bacterias
de sobrevivir en concentraciones de antibióticos que matan a otras de la misma
especie.
Está comprobado que el ambiente juega
un papel importante como fuente de diseminación de la resistencia bacteriana,
lo que plantea un verdadero desafío mundial a la salud pública. Aunque
las plantas de tratamiento de aguas residuales suelen remover las bacterias y
los genes resistentes de orina y heces, los volúmenes que se liberan al
ambiente son de tal magnitud que se vuelven una verdadera amenaza en los puntos
de volcado de esos efluentes.
Los autores del trabajo publicado en Nature Communications buscaban
comprender si el aumento de bacterias
resistentes a los antibióticos en aguas residuales se debe a la propia
selección bacteriana ante el conjunto de microorganismos presentes in
situ (evolución bacteriana), o si se origina en la acumulación de
bacterias fecales producto de las continuas descargas de efluentes.
Para ello aplicaron un marcador específico de bacterias en
heces humanas (crAssphage), al estudio de un conjunto
de muestras de ambientes contaminados
por aguas residuales, provenientes de ríos,
sedimentos de lagos, efluentes de hospitales, zonas de descarga de plantas
de tratamiento, suelos, agua dulce, aguas residuales, zonas agrícolas y de cría
de animales, pero también alrededor de industrias de producción de
antibióticos.
Cuadro de datos
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"El
aspecto principal de nuestra investigación es que, muchas veces, la
polución fecal puede explicar la presencia de genes de resistencia a los
antibióticos en ambientes impactados por la intervención humana".
Antti Karkman,
Academia Sahlgrenska de la Universidad de
Gotemburgo, Suecia.
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En casi todas las muestras hallaron una correlación directa
entre el marcador y la presencia de genes resistentes a los antibióticos con
los niveles de contaminación fecal humana, sin evidencia de que eso se debiera
a una selección del lugar por parte de las bacterias, salvo en aquellos
sedimentos contaminados con efluentes provenientes de industrias farmacéuticas
que contenían niveles muy elevados de antibióticos.
"El aspecto principal de nuestra investigación es que,
muchas veces, la polución fecal puede explicar la presencia de genes de resistencia
a los antibióticos en ambientes impactados por la intervención humana",
dice a SciDev.Net Antti
Karkman, autor principal de la investigación.
"Estos hallazgos son importantes ya que nos muestran cómo
manejar los riesgos hacia la salud humana asociados con la resistencia bacteriana
presente en el ambiente. Si bien los residuos de antibióticos son claramente la
causa de los niveles extraordinariamente altos de resistencia encontrados cerca
de algunos sitios de producción [como fábricas de medicamentos], en la mayoría
de los otros lugares la resistencia se debe a la polución fecal", precisa Joakim Larsson, profesor de
Farmacología Ambiental de la Academia Sahlgrenska de
la Universidad de Gotemburgo, Suecia y uno de los coautores de la
investigación.
Por ello, recomiendan tomar en consideración los niveles de
contaminación fecal en los puntos cercanos a la descarga de efluentes para
evitar realizar suposiciones erróneas con respecto a la causa de la resistencia
bacteriana.
Enfatizan que la presencia o ausencia del mecanismo que
favorece la supervivencia de cepas con genes determinantes de resistencia tiene
implicancias significativas para los escenarios de riesgo y, en consecuencia,
también para las acciones de mitigación tendentes a reducir las amenazas hacia
la salud relacionadas con la resistencia a los antibióticos presentes en el
ambiente.
Cortesía del diario La República.
"El artículo es básicamente un llamado de atención hacia los
nuevos riesgos que van apareciendo", opina el doctor Manuel Baruch, miembro
titular de la Red Nacional de Laboratorios Ambientales del Uruguay (RLAU),
que agrupa a especialistas de organismos públicos de gestión ambiental,
organismos de certificación y acreditación y usuarios del servicio analítico de
laboratorios.
Baruch señala que es un hecho conocido que los efluentes
urbanos contienen residuos de antibióticos, y que incluso aun manejados
correctamente no llegan a ser eliminados completamente alcanzando las redes de
saneamiento.
"Si bien los sistemas de tratamiento de efluentes varían en
cada país, aun los más complejos (y caros) controlan buena parte de los
microorganismos, pero no sucede lo mismo en cuanto a controlar el pasaje de
antibióticos", agrega. En otras palabras: aún el control muy bien hecho no
elimina totalmente los antibióticos residuales.
Por suerte -añade el especialista—hay cierto control natural
"como el que ejerce la sal de las aguas marinas, la cual destruye buena parte
de dichos gérmenes".
"De todas formas, a diferencia de otras ramas de la
ciencia, aquí la generalización no es posible; en temas ambientales las
condiciones varían de un lugar al otro e incluso, de un momento al otro", dice
a SciDev.Net.
De acuerdo con el Programa de Monitoreo Conjunto de UNICEF-OMS, el 77 por
ciento de la población de América Latina y El Caribe (alrededor de 480 millones
de personas) no tiene acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera
segura, lo que incluye no solo el acceso a una infraestructura de saneamiento
mejorada, sino también transporte,
tratamiento y eliminación segura y adecuada de desechos fecales y aguas
residuales.
Asimismo, según datos del Programa, en la región se trata
solo el 28 por ciento de las aguas residuales recolectadas, de las cuales solo
el 18 por ciento recibe un tratamiento adecuado.
Entre los Objetivos de
Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas se incluye la necesidad
de reducir a la mitad la proporción de aguas residuales no tratadas para 2030.