Boletín CONICIT Edición Especial
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BID I-CONICIT
Laboratorio de Tecnología Postcosecha del
Centro de Investigaciones Agronómicas de la Universidad de Costa Rica
Investigadores
trabajan para mejorar calidad de productos frescos costarricenses en mercados
internacionales
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Laboratorio proyecta necesidades a más largo plazo que industria.
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"Buscamos brindar servicios nos permitan aprender o aportar algo".
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"Siempre nos hemos preguntado ¿qué necesita el sector?".
Silvia Arias
Comunicadora CONICIT
sarias@conicit.go.cr
Treinta y seis años después de su creación y veintisiete
después de la construcción y equipamiento de su edificio sede en la Ciudad de
la Investigación de la Universidad de Costa Rica, un destacado equipo de
investigadores del Laboratorio de Tecnología Poscosecha (LTP) tiene muy clara su
filosofía de trabajo "No brindamos un servicio si no nos permite aprender o
aportar algo".
Convertidos en un laboratorio de investigación en poscosecha de referencia en la región, actualmente
desarrollan estudios en una gama de diferentes cultivos como papaya, piña,
pitahaya, pimienta, además de servicios tanto al sector agrícola nacional,
así como empresas de carácter entre las que se destacan Bayer, BSF, Dow Chemical, Syngenta, etcétera.
El
Laboratorio de Tecnología Poscosecha fue construido
y equipado con recursos del Contrato-Ley con el Banco Interamericano de
Desarrollo BID, concretamente, en el año 1989 el CONICIT y la Universidad de
Costa Rica firmaron los contratos para la creación del LTP y desde ese
entonces el incipiente programa, liderado por el Ing.
Edgar Valverde, se transformó en un Laboratorio
Especializado.
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Placa donde se recuerda el aporte del CONICIT al
equipamiento y construcción del laboratorio.
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Dentro de los objetivos del Laboratorio se ha priorizado en
el establecimiento de vínculos de cooperación con instituciones públicas y
privadas involucradas en el campo. De esta forma, se ha generado una
realimentación con respecto a las prioridades específicas que demanda el
sector. En 1990 la Universidad de Costa Rica (UCR) y el Ministerio de
Agricultura y Ganadería (MAG) firmaron un convenio cooperativo en el campo de
Tecnología Poscosecha de Productos Perecederos, en
virtud del cual el MAG destina a funcionarios para trabajar en el LTP
fortaleciendo significativamente el grupo profesional del mismo.
Cuadro de datos
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"Para mí la mayor satisfacción es ver, que los
jóvenes que han estado involucrados en los cursos, que han trabajado con nosotros,
lograron crear carreras alrededor de esta disciplina. Han vivido de eso,
han progresado, están aportando ideas y soluciones y verlos caminar con
nosotros o sin nosotros no es muy relevante, pero verlos caminar. Ya hay
una cierta masa crítica en el país que permite que ciertas cosas caminen
y eso nos lleva a tener nuestra propia visión de futuro".
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El Laboratorio trabaja
actualmente en cuatro áreas: Fisiología poscosecha,
Patología poscosecha, Ingeniería poscosecha y Horticultura poscosecha.
En general, ha desarrollado estudios con productos de exportación que pueden
tener problemas de calidad en el mercado mundial, por ejemplo, el mango,
raíces y tubérculos, plátano, banano y piña, a su vez ha incluido dentro de
sus estudios cultivos muy propios para la región y que tienen potencial para
incursionar en mercados por sus características únicas como el jocote, el
pejibaye.
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El desarrollo y consolidación del Laboratorio ha tenido que
enfrentar grandes retos en el camino lo cual se ha hecho con compromiso e
identificación con el sector y con el país. Pocos recursos para investigación y
tesis de grado, creación de alianzas, vinculación con organismos del sector,
visión cortoplacista de algunos productores, han sido algunos de los muros que
han sorteado con organización, eficiencia en el uso de los recursos, disciplina
y esfuerzo de los investigadores y el personal del LPC.
La Dra. Gerardina Umaña, quien es parte del recurso humano del
Laboratorio y quien también estudió su posgrado con una beca del préstamo BID
I-CONICIT y el Ing. Marco
Vinicio Sáenz Murillo M.Sc., son dos de los
destacados profesionales que se formaron en universidades internacionales y que
regresaron al país a consolidar la creación y desarrollo de las tareas del
Laboratorio.
1994: nueva etapa y nuevos retos
Luego de
múltiples gestiones para poder construir el nuevo edificio y una vez
instalados, existía, por un lado, la responsabilidad de generar ingresos para
buscar la autosostenibilidad, y por otro, la
necesidad de atender los requerimientos del sector agrícola nacional.
M.Sc. Marco Vinicio Sáenz y Dra. Gerardina
Umaña durante la entrevista.
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"Empieza una estira y encoje y es en ese momento donde nos
hubiese gustado tener un mayor acompañamiento de las cámaras y del sector
productivo. Se suponía que el laboratorio tenía un Consejo Director que
reunía a CINDE, a las cámaras, al MAG y al CNP, que debió habernos orientado
y guiado en la consecución de los fondos, pero esto nunca ocurrió- Las
prioridades las fuimos poniendo nosotros como investigadores en contacto
directo con la gente del sector productivo", explicó el Ing. Sáenz Murillo.
Fue así
como el laboratorio empezó a establecer, lo más rápido que se pudo, vínculos
directos con el sector. "Por ejemplo, nosotros tenemos con CORBANA una
relación de treinta años de colaboración científica y de respeto profesional
y de amistad, diría yo", ejemplificó el investigador.
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De esta manera, se fueron definiendo las líneas de trabajo,
el Laboratorio realizaba investigación y el MAG dio un énfasis a la extensión.
"En este momento, de manera natural empezó a acercarse alguna gente. Me acuerdo
de los agricultores chayoteros que empezaban a hacer
consultas igual que los productores de ornamentales y fresas", comenta la Dra. Gerardina Umaña.
La traída de técnicos especializados en cultivos y
diferentes tecnologías propiciada por parte de algunos grupos del país no fue
un asunto menor durante el proceso de consolidación del Laboratorio. Expertos
internacionales visitaban el Laboratorio para contar sus experiencias, sin embargo,
era evidente la necesidad de desarrollo de tecnologías adaptadas a nuestras
condiciones. "Se construyeron invernaderos para ornamentales con la concepción
de países como Israel, lamentablemente en ocasiones su tecnología no se
adaptaba bien a las condiciones del país siendo que la concepción del trópico
dentro de la actividad agrícola es una realidad muy diferente".
"Empezamos a darnos cuenta que hay que estudiar y analizar
muy bien qué es lo que vas a hacer, que no es como nos dicen los administradores,
que usted puede traer la tecnología de Holanda e implantarla en Costa Rica y
que le va a funcionar. Eso no es cierto. O sea, no es cierto para agricultura
nunca" afirma contundentemente el Ing. Sáenz Murillo, quien hasta hace poco
laboraba como coordinador del LTP.
A partir de
las alianzas y de las relaciones forjadas, se fueron construyendo ideas sobre
las cuales trabajar, empezando por revisar la infraestructura, los
procedimientos, los tratamientos, empaques, etc, con
la finalidad de impulsar el sector que en ese entonces se encontraba muy
desactualizado a nivel tecnológico.
Cuadro de datos
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"El tipo de servicios que el
Laboratorio ha ofrecido hasta ahora tienen que continuar, por supuesto,
porque hay necesidad, pero tiene que haber algunos otros servicios que
permitan ofrecerle un paso más allá a la industria. Y estamos en
capacidad de hacerlo. El asunto es que es lo que la industria quiere".
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"Fuimos definiendo el nivel de
tecnología que el laboratorio va a atender, nuestro enfoque siempre ha sido
un enfoque resolver problemas. En ocasiones, resolver problemas implica ir
directo a pruebas de tecnologías que ya sabemos que existen y que hay que
modificar, pero en muchas ocasiones, hay que empezar desde muchísimo más
atrás, siempre como usuario final en mente", comentó el experto.
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Algunos de los afiches de las investigaciones
realizadas en el laboratorio.
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¿Qué necesita el sector? Otro pilar del LTP
Según comenta don Marco Vinicio, es que siempre ha tenido
claro su norte el cual es pensar en el productor, su cliente y sus necesidades:
"Nosotros, durante estos 30 años, ¿siempre nos hemos preguntado qué necesita el
sector? Puede ser que ellos no lo sepan y que nosotros tampoco. En ocasiones de
la discusión con ellos logramos identificar sus necesidades, afirmó.
"Un ejemplo de esto es lo que acaba de pasar con la yuca, y
no es exclusivo de la parafina, que es lo que hemos usado toda la vida. Tenemos
20 años advirtiendo que es un problema y recientemente Europa rechazó el
producto, 150 contenedores rechazados del mercado de primera y la pérdida
potencial de mercado. Entonces ahora sí el productor debe correr a ver cómo se
resuelve la situación. Tenemos que actuar por diferentes áreas y dependiendo de
la especialidad de cada quien para ayudar a resolver el problema".
Investigación y sostenibilidad financiera
Al consultarles sobre el acceso a recursos para investigar
la respuesta es contundente. "Los recursos para investigación siempre son
escasos". Con CONICIT realizamos un par de proyectos. En lo que a la UCR se refiere, hay un cierto
presupuesto para proyectos de investigación que es exiguo y lo que hacían era
repartirlo entre todos. Había que tener por lo menos diez proyectos para poder
operar, lo que significaba una gran cantidad de trámites e informes.
M.Sc. Marco Vinicio Sáenz y Dra. Gerardina Umaña en las afueras del laboratorio junto al
mural Poscosecha.
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"La idea es que el consumidor final tenga una experiencia que
sea placentera y que esa obtención de placer lo lleve a volver a comprar
y ojalá sea con una absoluta preferencia por producto de Costa Rica".
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En lo que se refiere
a la demanda de servicios del sector privado, este no financia investigación,
el más alto porcentaje, al menos en el sector agrícola lo hacen las bananeras
y las transnacionales.
Ante esta
situación, el laboratorio logra la sostenibilidad brindando servicios a
industria química que da servicios al sector agrícola, es decir, una buena
parte de los ingresos del LTP proviene de relaciones con las empresas de
agroquímicos que eventualmente puedan aplicarse a producto fresco.
"Sabemos que
Bayer es una de las más grandes empresas del sector en el mundo, pero el
grueso es su capacidad de investigación está en Alemania, en los Estados
Unidos o en China y es para productos tropicales tienen muy poca
infraestructura real montada para la parte poscosecha.
Entonces el laboratorio llenó ese nicho de mercado y no sólo para Costa Rica,
si no digamos a nivel de la región de Centroamérica", afirmó Sáenz.
"A veces nos topamos con mucha limitante de tiempo porque
somos pocos y debemos estar insertos dentro de la actividad universitaria con
clases, tesis, reuniones etc., que nos toman gran parte de nuestro tiempo.
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Paralelamente a la atención de grandes transnacionales,
gracias a esos convenios con el MAG y el CNP se brinda cobertura a cultivos
"más pequeños", cultivos de interés, que no pueden pagar esas investigaciones.
Se ha trabajado con cultivos como aguacate, mora, papaya, pitahaya, etc.
Sin embargo, según afirman los investigadores, existe un
principio fundamental para aceptar la realización de los análisis e investigaciones:
"Nosotros no tomamos un servicio si no nos permite aprender algo, tenemos
discusiones sobre si aceptamos un servicio más allá del estado financiero,
consideramos si nos abre posibilidades de desarrollar tecnología paralela para
sectores que a las grandes compañías no les interesan".
El dinero obtenido producto de la venta de servicios es utilizado en
el mantenimiento y renovación de equipos y los requerimientos de tesis de
grado, ya que muchos de los costos de las tesis la escuela no los puede financiar.
Estudios en pitahaya y jocote, mora, plantas ornamentales, yuca, tiquizque, ñampí, ñame, han sido financiados con la venta de
servicios. Igualmente, con algunos recursos de la venta de servicios, el
laboratorio trabaja con investigaciones pequeñas que les orientan a
propuestas para posteriores investigaciones más robustas.
"Hemos tenido años en lo que el 80% de
los recursos del laboratorio provienen de venta de servicios y otros, como el
año anterior donde los recursos obtenidos fueron muy pocos, producto de la
situación generada por la pandemia", afirmó el Ing. Sáenz Murillo.
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La Dra. Gerardina Umaña Rojas obtuvo tu título
de Maestría en Citricultura en la Universidad Politécnica de Valencia de
Investigaciones Agrarias en España. A la izquierda en una fotografía que
ilustraba los proyectos realizados con el Préstamo BID I-CONICIT.
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"Entonces en relación con el espíritu de lo que quería el
Banco Interamericano de Desarrollo, el Laboratorio tiene un sistema de cálculo
de costos que le permite atender las necesidades del cliente ante las cuales se
realiza una propuesta técnica y un presupuesto" afirman con satisfacción los
investigadores.
Visión de requerimientos del mercado largo plazo
A pesar de que Costa Rica es líder mundial en tecnología en
la producción de banano, aproximadamente un 40% de la producción pertenece a la
industria local, que exporta con las transnacionales pero que también está
desarrollando sus propios mercados.
Ante esta situación y debido a la gran cantidad de empleos
que genera la industria, el LTP considera importante pensar a largo plazo para
cumplir con los requisitos de mercados a futuro.
Con el apoyo de los fondos del CONICIT más recientemente han
desarrollado el "Proyecto de investigación: Opciones para reducir la
utilización de agroquímicos en poscosecha de cuatro
frutas tropicales mediante la utilización de tratamientos térmicos y luz
ultravioleta", cuya investigadora principal es la Dra. Gerardina
Umaña. Con los resultados de esta investigación el laboratorio ha impulsado su
proyección a más largo plazo que la industria de ciertos cultivos incluyendo el
banano. "Nosotros sabemos que tarde o temprano a los bananeros les van prohibir
el uso de fungicida, y eso está a la vuelta de la esquina, no va a pasar más de
dos o tres años" afirmó Sáenz.
Rosa Fuentes Bejarano y Douglas Ortega Arango mientras realizaban el
mural Poscosecha, pintura aceite técnica en pincel
que se puede observar hoy en el edificio que alberga al LPC. Fotografía
facilitada por Aerografía Arte Creativo Costa Rica (https://www.facebook.com/Rosafb2002)
El laboratorio ha buscado opciones sustitutivas a los
fungicidas en la etapa poscosecha en los principales
frutos que el país produce, probadas a nivel de laboratorio. Se cuenta con datos sólidos para el uso de
luz ultravioleta como tratamiento preventivo para aplicar en coronas de banano,
el cual incluye consideraciones como la dosis que permite la protección de
tejidos y no causa daños a la apariencia de la fruta, así como la propuesta de
prototipo de equipos para su aplicación que está al día de hoy en la fase de
ingeniería. La información obtenida en
estos procesos se ha compartido con la industria bananera que se encuentra interesada
y a la expectativa.
"La actividad de un cultivo como el banano genera una gran
cantidad de empleos en el país, es una industria que requiere mantenerse
competitiva y atendiendo las demandas de mercados compradores por frutos libres
de agroquímicos. Si esa industria bananera fracasa, ni electrónica, ni
metalmecánica, ni la biotecnológica van a absorber 100 mil empleos. Eso no va a
ocurrir nunca. Entonces, nuestro deber como costarricenses es tratar de que esa
gente mantenga su empleo en la medida de lo que se pueda y que se generen utilidades".
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Historia*
En 1985, luego de una valoración de Las pérdidas de los productos
frescos a nivel de mercado local y con el incipiente impulso a las
actividades de exportación, un grupo de profesionales de la Facultad de Agronomía
de la Universidad de Costa Rica, decidió establecer un Programa de
Investigación en Fisiología Poscosecha de
Productos Agrícolas Perecederos. Este programa se ubicó en el Centro de
Investigaciones Agronómicas de la Universidad de Costa Rica (CIA), en
virtud que en dicho Centro se podría establecer interacción con otras
disciplinas relacionadas con la producción e íntimamente ligadas a la
calidad del producto.
Desde el inicio. la necesidad de consolidar un grupo de trabajo
fuerte y adecuadamente equipado para realizar investigación. docencia.
transferencia de tecnología. venta de servicios especializados y
capacitación en este campo. se estableció como una prioridad del incipiente
Programa.
Aun cuando los recursos humanos y materiales asignados al inicio
del Programa eran escasos, siempre se contó con el apoyo de otras unidades
de la Facultad de Agronomía y gracias a la estrecha colaboración de estas
unidades, se formuló un plan de desarrollo. tanto de recursos humanos como
de infraestructura para atender las necesidades crecientes del sector.
El crecimiento del Programa fue lento, por no decir nulo: sin
embargo, se empezó a generar una serie de actividades en cultivos como
cebolla, chayote, cítricos. papaya, mango, flores.
En 1985, se inició la discusión en el Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Tecnológicas (C0INICIT), sobre la posibilidad
de buscar financiamiento para un Programa de Desarrollo Científico y
Tecnológico, que buscaba fortalecer grupos de investigación en áreas
críticas para el desarrollo del país. En esta oportunidad el C0NIClT acogió
la idea de crear un Laboratorio de Investigación en Tecnología Poscosecha de Productos Perecederos. Luego de
incontables reuniones. por fin se concretó la propuesta técnica para la
creación de dicho Laboratorio. El C0NICIT inició, ese mismo año, la
búsqueda de los fondos para el financiamiento del Programa en general. En
1987. luego de gestiones de diferentes organismos, el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) acordó la concesión de un empréstito al Gobierno de
Costa Rica para la ejecución del Programa Nacional, luego de la aprobación
inicial, se hizo necesario cumplir con los requisitos técnicos y
financieros que el Banco exigía para cada centro o laboratorio a financiar.
Satisfechos los requisitos del BID, en setiembre de 1988 la Asamblea
Legislativa lo aprobó en un Contrato-Ley con el Banco Interamericano de
Desarrollo. En 1989 el CONICIT y la UCR firmaron contratos para la creación
del Laboratorio de Tecnología Poscosecha (LTP) y
desde ese momento el entonces programa de Fisiología Poscosecha
se transformó en un "laboratorio especializado".
El laboratorio inició actividades con personal de la Universidad
de Costa Rica, caso de la Ing. Marta Montero de la Escuela de Ingeniería
Agrícola; la lng. Gerardina
Umaña del Departamento de Fitopatología y el Ing. Marco Vinicio Sáenz del
Departamento de Fisiología Vegetal, de la Escuela de Agronomía (Fitotecnia)
y un grupo de excelentes profesionales también de la UCR, que colaboraron
permanentemente con las tareas del laboratorio.
(*) Tomado de Agronomía
Costarricense, 2005
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