Boletín de Ciencia y
Tecnología N° 217
Enero 2021
25/11/20
La recta final en la cadena de
frío para la vacuna contra COVID-19
Las actuales vacunas candidatas para COVID-19 requieren
ser almacenadas a entre 8°C y -80°C. La infraestructura de la cadena de frío enfrenta
desafíos en muchos países en desarrollo. Crédito de la imagen: UNICEF/Michael Tsegaye, bajo licencia Creative
Commons 2.0. Esta imagen ha sido recortada.
De un vistazo
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Cubrir la
recta final en el suministro de la vacuna para COVID-19 sigue siendo un
obstáculo
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Mejor
tecnología de cadena de frío evitaría hasta 25 por ciento de pérdida de vacunas
en países pobres
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Pero el
"nacionalismo de la vacuna" de los países ricos puede dificultar un
abastecimiento global
Por: Inga Vesper
El mundo no estaba preparado para COVID-19,
pero ha respondido notablemente al desafío de una pandemia. Casi un año después
del brote, 172 países están involucrados
en la investigación de vacunas candidatas para combatir el virus.
A primera vista parece que se ha logrado un nuevo nivel de
equidad en la salud mundial gracias a la pandemia. Pero si bien el
desarrollo de la vacuna es un esfuerzo conjunto, el acceso a ella podría verse
obstaculizado por sistemas de salud deficientes y falta de infraestructura.
La escala de la vacunación mundial necesaria para lograr
cierto nivel de inmunidad al virus no tiene precedentes. Solo la India tendrá
que vacunar a unos 900 millones de sus habitantes para alcanzar el umbral de
inmunidad de rebaño deseado. En África, la cifra ronda 750 millones de
personas, muchas de las cuales viven en comunidades rurales con acceso limitado a la atención sanitaria.
El problema está en la cadena de suministro. Producir una
vacuna, una vez que se obtenga, es relativamente fácil. Pero hacerla llegar a
la gente requiere una sofisticada red de transporte, almacenamiento,
congelación, comunicación y asistencia
sanitaria que será difícil de concretar a nivel mundial, especialmente en
la parte final del viaje.
"Es el mayor desafío logístico que el mundo jamán ha visto",
dijo Toby Peters, profesor
de Economía fría en la Universidad de Birmingham, Reino Unido. "Tienes un
volumen de vacunas que nunca se había abordado, hay que cumplir con requisitos
de velocidad y lograr el desafío del alcance".
Peters participa en un proyecto de
investigación en Bangladesh para elaborar un plan de acción para futuros
programas de vacunación a gran escala en el Sur global. El abastecimiento de
los centros de salud rurales y las aldeas remotas al final de la "enredada"
recta final es donde la logística falla y se pierde hasta 25 por ciento de las
dosis de vacunas, dijo.
Cadena de frío
En Asia y África, las temperaturas diurnas que rondan 50°C
no son atípicas, y el Oriente Medio y el Caribe también están experimentando episodios
de calor y humedad extremos.
Cuadro
de datos
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"Es el mayor desafío logístico
que el mundo jamás ha visto".
Toby Peters, Universidad de Birmingham
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COVID-19 representa un desafío específico: todas las candidatas
a vacunas que se están investigando pierden su potencia rápidamente a
temperaturas superiores a 10°C, ya que el antígeno —el componente que
proporciona la inmunización— se degrada rápidamente si no se congela.
Actualmente se están probando varios antígenos proteínicos
diferentes en el mundo, pero incluso los más resistentes requerirán
refrigeración.
Esto significa que todos los candidatos potenciales para la
vacuna de la enfermedad necesitarán un enfriamiento entre 2 y 8°C, mientras que
algunos requieren un congelamiento de hasta -80°C durante el transporte.
Esta es la llamada cadena de frío: la capacidad de
transferir y transportar productos congelados sin problemas desde los centros
de carga hasta las comunidades más pequeñas y remotas.
El desafío de la infraestructura
La infraestructura de la cadena de frío existe en la mayoría
de los países en desarrollo, pero es insuficiente en cuando se llega a el
último tramo del recorrido hacia el usuario. Según Kostadin
Fikiin, profesor de tecnología de refrigeración en la
Universidad Técnica de Sofía en Bulgaria, esto hace que alrededor de 40 por
ciento de las vacunas existentes sean inutilizables en países pobres.
Sin embargo, los países con una fuerte cadena de frío para
el almacenamiento de alimentos podrían adaptarla fácilmente para distribuir
vacunas, dijo Fikiin, que señaló como ejemplo a la
India, que tiene la cadena de frío de más rápido crecimiento del mundo gracias
a los avances de la tecnología.
"La capacidad de la cadena de frío depende fuertemente del
nivel de digitalización de un país y de las tecnologías
de comunicación, por ejemplo, para el seguimiento y la localización", dijo Fikiin a SciDev.Net.
"Muchas de estas tecnologías son suficientemente asequibles y factibles para el
mundo en desarrollo, especialmente dada la cobertura global de los sistemas de
navegación por satélite".
Además, la tecnología de la cadena de frío se adapta cada
vez mejor a los entornos de países en desarrollo. Los refrigeradores y
congeladores son cada vez más pequeños y eficientes, y muchos pueden ser
alimentados con baterías o paneles solares para protegerlos de los cortes de
energía.
Algunos de estos refrigeradores ahora pesan solo cinco o
diez kilogramos, lo que significa que pueden ser transportados a pie en
regiones de difícil acceso. También tienen conectividad de datos para
monitorearlos de manera remota y seguir la ruta de las vacunas que almacenan.
Haile Dooch, voluntario de UNICEF,
administra vacunas transportadas en un refrigerador al distrito Hamer, en Etiopía. Las vacunas que requieren refrigeración o
congelación se enfrentan a desafíos en la última parte del viaje para llegar a
la población, cuando la cadena de frío puede romperse. Crédito de la imagen: UNICEF/Getachew (CC BY-NC-ND 2.0).
Los últimos kilómetros de la vacuna
Los tiempos de almacenamiento también han aumentado. La
vacuna candidata a COVID-19 del laboratorio Pfizer
podría almacenarse durante seis meses a -70°C y hasta diez días en bolsas de
hielo. La
candidata de Moderna se mantiene estable a -20°C hasta seis meses y puede
ser almacenada en una heladera durante 30 días.
En tanto, la
de Johnson & Johnson puede ser almacenada hasta tres meses a entre 2 y
8°C, que es la temperatura de un refrigerador estándar. "Esto hace que la
vacuna candidata a COVID-19 sea compatible con los canales de distribución de
vacunas estándar y no requiera una nueva infraestructura para hacerla llegar a
las personas que la necesitan", dijo a SciDev.Net
Luis Roman, vicepresidente de entrega global de la
subsidiaria Janssen de Johnson & Johnson.
En ausencia de una vacuna termoestable que pueda soportar
las temperaturas extremas experimentadas en algunos países en desarrollo, Peters dijo que las vacunas estables en refrigerador serán
más adecuadas para una distribución más amplia en el Sur global.
"Esto no cambia la necesidad de una cadena de frío robusta y
de asegurar una distribución equitativa, pero quizás hace que los tipos de
equipo sean más estándar", dijo.
Las mejoras que se hagan para lograr que la vacuna recorra
el último tamo de la cadena de distribución podrían tener beneficios
adicionales. Por ejemplo, podrían abrir nuevos mercados a largo plazo para las
empresas farmacéuticas, lo que daría lugar a un mejor acceso a otras vacunas
además de la COVID-19.
Nacionalismo de vacunas
Pero algunos científicos advierten que solo arreglar el
enrevesado problema de la última parte de la cadena de suministro no será
suficiente para asegurar que las vacunas se distribuyan rápidamente en todas
partes.
A principios de este año, Richard Hatchett,
director ejecutivo de la Coalición para las Innovaciones en la Preparación ante
Epidemias, advirtió sobre el "nacionalismo de vacunas", una situación en la que
los países (productores de las inmunizaciones) podrían distribuir una vacuna en
todo el mundo, pero no lo harán hasta que sus propios mercados estén cubiertos.
Según Hilde Stevens, investigadora
principal del Instituto para la Innovación Interdisciplinaria en la Atención de
la Salud, este riesgo es particularmente alto para la vacuna COVID-19, que se
necesita a nivel mundial e inmediatamente.
"La actual crisis del coronavirus plantea problemas
particulares con respecto a la demanda ilimitada", dijo. "Los países
productores de vacunas se enfrentarán al dilema de satisfacer la demanda
nacional y garantizar la exportación a otros países. La cuestión del precio y
la demanda corre el riesgo de dejar sin acceso a las regiones más pobres".
Para Peters, hay otra cuestión que
rara vez se ha discutido: la sostenibilidad. Espera que los políticos y las
organizaciones sanitarias que invierten mucho en tecnología para hacer que la vacnua llegue a la gente se aseguren de que esta
infraestructura, una vez creada, pueda mantenerse fácilmente y genere mínimo
impacto ambiental.
"Queremos salir de la pandemia con una cadena de frío que
cubra 100 por ciento de la población mundial", dijo. "Los gobiernos deben
pensar en eso rápidamente y crear una capacidad que pueda utilizarse a largo
plazo, más allá de COVID-19".
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