Boletín Nº 186 - Mayo 2018
14/05/18
Costa Rica estrena misiones
espaciales de Centroamérica
Módulo japonés Kibo en la Estación
Espacial Internacional, justo antes de lanzar los microsatélites
de Costa Rica y Kenia. Crédito de la imagen: Oleg Artemyev / Roscosmos
De un vistazo
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Satélite recopilará datos a través de innovador
sistema de medición de biomasa forestal
·
Dos veces al día y durante seis meses, el
satélite del tipo CubeSat transmitirá información
·
Desarrollo antecede satélite guatemalteco para
la investigación de biopelículas microbianas
Por: Caterina
Elizondo Lucci
El monitoreo del cambio
climático en Centroamérica tiene, desde el viernes 11 de mayo, un nuevo
aliado que vigila desde el espacio: se trata del satélite costarricense Batsú-CS1, que fue puesto en órbita con
éxito desde la Estación Espacial Internacional (EEI) con la misión de
recopilar datos relacionados con la fijación de carbono durante los próximos
seis meses.
A escasas cinco horas de su lanzamiento desde el módulo de
la Agencia Japonesa de
Exploración Aeroespacial (JAXA) en la EEI, llamado Kibo,
el satélite hizo contacto con el centro de control de la misión en el Instituto Tecnológico de Costa
Rica (TEC), en la ciudad de Cartago (Costa Rica).
Con ello se registró el óptimo funcionamiento del primer
satélite costarricense y centroamericano enviado al espacio, y además marcó el
inicio de una novedosa incursión de la región en las misiones
espaciales.
Junto con el satélite costarricense Batsú-CS1, fueron lanzados el primer
satélite keniano, 1KUNS-PF, desarrollado por la Universidad de Nairobi, y el
satélite turco Ubakusat, desarrollado por la
Universidad Técnica de Estambul. En el video se aprecia el lanzamiento de los
dos primeros (Crédito del video
original: JAXA).
"El valor agregado de este satélite radica en haberle
asignado una misión científica; durante los próximos seis meses, recopilará
diariamente los datos de crecimiento de árboles de melina (Gmelina
arborea), emitidos por sensores llamados dendrómetros
en una parcela experimental ubicada en la Zona Norte del país", comentó a SciDev.Net Julio Calvo, rector del TEC e
investigador principal del proyecto.
Este pequeño satélite —de diez centímetros por lado y un
peso de un kilogramo— forma parte del Proyecto Irazú, desarrollado desde 2013 por el TEC y la Asociación Centroamericana de
Aeronáutica y del Espacio (ACAE).
Al tiempo que se avanzaba en el diseño, ensamblaje y pruebas
del satélite, se desarrolló un sistema de medición de biomasa
forestal que se sirviera de la tecnología satelital para mejorar la
recopilación de esta información.
Adolfo Chaves, Yeiner Arias y Esteban Martínez
instalan la estación remota en la Zona Norte de Costa Rica (Crédito: Julio
Calvo / TEC).
Según explicó Calvo, la biomasa forestal se puede medir de
manera manual con visitas al campo, o bien mediante técnicas de anclaje que
podrían dañar a los árboles. Sin embargo, este sistema de dendrómetros permite
hacer estas mediciones digitales de forma no
invasiva a través de un sensor ultrasónico; tener una precisión milimétrica del crecimiento del árbol; obtener estos datos
de manera remota gracias a su transmisión al satélite, e incluso contar con
varias mediciones al día, para relacionar diariamente el crecimiento con
variables ambientales obtenidas con otros sensores, aún a cientos de kilómetros
de distancia.
"Al medir diariamente cuánto crece el árbol, podemos
extrapolar cuánto crece la masa en una hectárea y traducirlo en cuánto dióxido
de carbono (CO2) fija esa plantación a la atmósfera", agregó Calvo,
quien además es ingeniero forestal.
En sus palabras, las plantas están formadas por cadenas de
hidrógeno y carbono; a través de las hojas y durante el proceso de
fotosíntesis, la planta captura el CO2 como un gas, del cual obtiene
el carbono —que queda fijo en su estructura— y libera el oxígeno al ambiente.
Detalles de la misión (Crédito: Maricel
Mata / TEC).
Batsú-CS1 fue construido bajo el estándar CubeSat —un
formato pequeño y de bajo costo con forma de cubo—, que ya ha sido realizado en
diversas universidades del mundo por su facilidad de acceso al espacio.
De acuerdo con sus promotores, una de sus ventajas es que
permite a estudiantes y docentes tener experiencias de impacto en el desarrollo
de capacidades en tecnologías espaciales.
Este principio fue puesto en práctica por el Instituto de
Tecnología de Kyushu (KIT), uno de los socios del
proyecto, en donde se promueve que estudiantes de países en desarrollo sean
participantes directos del proceso. En este caso, tras recibir el satélite
construido en Costa Rica, estudiantes costarricenses en KIT lo sometieron a
pruebas de resistencia.
‘Batsú’ significa ‘colibrí’ en bribri, idioma de uno de los pueblos indígenas
costarricenses que lleva el mismo nombre. (Crédito: SETEC-Lab
/ TEC).
Adolfo Chaves, coordinador del Laboratorio de Sistemas Espaciales del TEC (SETEC-Lab), comentó a SciDev.Net
que la experiencia del Proyecto Irazú demostró que el país cuenta con la
capacidad de plantear soluciones empleando la tecnología espacial para realizar
investigación independiente, desde y
para países en desarrollo.
"En países de África, en India o incluso en Brasil, donde
las distancias y el acceso a lugares remotos es difícil y caro, tener un
dispositivo que mida automáticamente la biomasa forestal y envíe los datos por
satélite es una gran contribución, y esta experiencia puede ser implementada en
otros contextos", agregó Calvo.
El satélite contó con la contribución de instituciones
públicas y privadas, colaboraciones internacionales, e incluso participación
del público,
que financió una parte del proyecto.
Mediante un reciente concurso dirigido a jóvenes se escogió
el nombre del satélite, el cual fue propuesto por Marco Araya, de 16 años. ‘Batsú’ significa ‘colibrí’ y ‘portador de buenas noticias’
en idioma indígena bribri; se completa con ‘CS’ por CubeSat y ‘1’ por ser el primer satélite centroamericano.
Tras su misión -que se prevé que finalice en diciembre de
este año-, Batsú-CS1 no generará basura espacial, pues se desintegrará al
ingresar a la atmósfera.
Marco Araya, de 16 años, fue el ganador del concurso para nombrar el
satélite costarricense. Las jóvenes Mariela Sánchez y Adriana Alvarado fueron
ganadoras del 2do y 3er lugar. (Crédito: Micitt)
"Centroamérica está experimentando un repentino —pero
calculado— arranque e introducción a tecnologías espaciales, como refleja el
inicio de forma paralela de esfuerzos en el desarrollo de satélites en Costa
Rica y Guatemala", mencionó a SciDev.Net
Luis Zea, co-director del proyecto CubeSat de la Universidad del Valle de Guatemala, que está desarrollando
un satélite parecido al Batsú-CS1 y que también incluirá una misión científica.
En sus palabras, en Guatemala actualmente se trabaja en la
definición de un experimento llevado a cabo con dos agencias espaciales (NASA y
el Centro Aeroespacial Alemán, DLR) y varias universidades (incluyendo MIT)
"para la investigación de biopelículas microbianas;
un método que usan las bacterias para propagar enfermedades". Este satélite
despegará hacia la EEI a mediados de 2019.
Para José Alberto Ramírez, jefe del Departamento
Aeroespacial del Laboratorio de Sistemas Espaciales de la UNAM (México), estas
iniciativas podrían romper con la tradición en desarrollo tecnológico espacial
aislado que se ha venido dando en México y Sudamérica, al abrirse grandes
oportunidades de colaboración regional.
"El potencial de la tecnología espacial es ahora una
necesidad, no una opción, pues pueden salvaguardar la vida de personas en
muchos países", mencionó a SciDev.Net.