Boletín
Nº 185 - Abril 2018
Tecnologías para la observación
oceanográfica de la industria petrolera
Por
Israel Pérez Valencia
Santiago de
Querétaro, Querétaro. 24 de abril de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Con la presentación de proyectos enfocados en el diseño de escenarios
en caso de derrames de hidrocarburos, el análisis de variables oceanográficas,
biogeoquímicas, biológicas y ecológicas, así como propuestas para evaluar los
impactos en los ecosistemas ante posibles contingencias petroleras de gran
escala, se llevó a cabo en Querétaro la Tercera Reunión Anual del Consorcio de
Investigación del Golfo de México (Cigom), apoyado
por el Fondo Sectorial Conacyt-Sener-Hidrocarburos,
del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Secretaría de Energía.
El responsable
técnico del Cigom, Juan Carlos Herguera
García, aseguró que este consorcio se integró con la finalidad de desarrollar
el proyecto Implementación de redes de observaciones oceanográficas físicas,
geoquímicas y ecológicas para la generación de escenarios ante posibles
contingencias relacionadas con la exploración y producción de hidrocarburos en
aguas profundas del golfo de México.
"Hasta el momento,
ha generado resultados importantes en áreas como investigación y desarrollo
tecnológico en plataformas de observación utilizando boyas oceanográficas,
planeadores submarinos y sensores remotos, así como modelos numéricos de
circulación y biogeoquímica para examinar la evolución, destino y posibles
efectos por derrames significativos de hidrocarburos, además de la generación
de mapas de riesgo y tiempos de arribo, entre otros".
Desarrollos tecnológicos exitosos
El ingeniero del
proyecto del Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial (Cidesi),
que es parte del Cigom, Alan Gustavo López Segovia,
explicó que este centro creó, hace dos años, el Laboratorio SeaGlider,
especializado en el mantenimiento y optimización de desempeño de los vehículos
autónomos submarinos (AUV, por sus siglas en inglés), que son utilizados para
la observación de variables físicas y biogeoquímicas en el golfo de México.
"El Cidesi, a
través de la Dirección de Energía y del Laboratorio de Robótica Submarina, creó
este laboratorio de mantenimiento. Un glider es
un vehículo que no tiene propulsión, se desplaza en el agua a través de un
cambio de densidad, además de una masa móvil, que se mueve adelante y hacia
atrás; estos vehículos cuando llegan a una determinada profundidad, emergen y a
través de trayectorias de zigzag van tomando muestras de diferentes parámetros,
como oxígeno disuelto, temperatura, salinidad, entre otros. Una vez en la
superficie se comunican vía satelital al piloto que hace correcciones a la
trayectoria".
Indicó que el
Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), que encabeza este
consorcio, tiene una flotilla de siete gliders, por
lo que la tarea del Cidesi, desde el punto de vista
tecnológico, es el mantenimiento de estos vehículos al término de cada una de
las misiones.
"Cuando recibimos
un glider hacemos una inspección, realizamos
el desensamble, sacamos la información, hacemos la inspección de mecanismos
mecánicos y electrónicos para luego, en una alberca especial que tenemos en Cidesi, realizar el balanceo simulando las condiciones en
las que se encuentran estos vehículos a mil metros de profundidad. También
hacemos pruebas de comunicación satelital. Una vez terminado el mantenimiento,
los enviamos a Altamira, Tamaulipas, para que puedan ser utilizados en otras
misiones. Nuestro taller está certificado por la empresa que diseña estos gliders".
El especialista del
Instituto de Investigaciones Oceanográficas (IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC),
Xavier Flores Vidal, dio a conocer los avances tecnológicos respecto al uso de
vehículos no tripulados para el lanzamiento de sondas oceanográficas, o
derivadores tipo DORIS, con telemetría inteligente, plataforma web para
visualización y descarga de datos.
"Estamos haciendo
una aplicación utilizando un vehículo aéreo no tripulado para liberar sondas
oceanográficas. Hemos reducido mucho su tamaño, de tal forma de que sean lo
suficientemente ligeras para que puedan ser transportadas por estos drones que en
20 minutos pueden recorrer hasta 15 kilómetros, dejando entre cuatro o cinco
sondas multiparamétricas y regresar. Esto nos permite
reducir costos en lo que son los traslados en barco y los tiempos de
desplazamiento mar adentro".
Puntualizó que
estas sondas tienen la capacidad de medir diversos parámetros, como son
posición, corrientes y movimiento del agua, temperatura, pH y oxígeno para su
interpretación oceanográfica, además de que cuentan con un sistema de
telemetría vía satélite que envía la información a través de una interfaz web
que le da cobertura global.
"Estas sondas
cuentan con paracaídas que reducen el impacto con el agua cuando son soltadas
por el dron; están elaborados de materiales biodegradables de bambú y algodón
que se disuelven en el mar. Si algún mamífero marino se lo llega a comer, puede
digerirlo y no le resulta tóxico. Por otra parte, los cuerpos de las boyas
están elaborados de ácido poliláctico —que es
básicamente fécula de maíz— que también se disuelve en el agua después de un
año. Eso es algo a lo que hemos puesto mucha atención, que estos desarrollos
tecnológicos sean amigables con el medio ambiente".
En ese sentido, el
investigador de la UABC, César Alberto Liera
Grijalva, indicó que las sondas presentadas en la Tercera Reunión Anual del Cigom cuentan con DORIS.
"Cuando presentamos
la primera versión de estas sondas eran de nueve pulgadas de diámetro, ahora,
en la nueva versión miden cuatro. Cuentan con una autonomía de una semana a un
mes, dependiendo la batería o la energía solar, además de la utilización de
materiales biodegradables. Hemos obtenido resultados importantes en el golfo de
México, realizamos unos cruceros junto con el CICESE, donde se obtuvieron datos
sobre temperatura y ciclones. También tenemos algunas en el golfo de California
que terminan en San Quintín, y empiezan a dar vueltas por los remolinos que
existen. Hasta el momento hemos lanzado alrededor de 100 boyas en los años que
llevamos con el proyecto y estamos desarrollando el proceso de patente para
esta tecnología desarrollada en la UABC".
El consorcio Cigom está encabezado por el CICESE, con la participación
del Cidesi, el Centro de Investigación y de Estudios
Avanzados (Cinvestav) —del Instituto Politécnico
Nacional (IPN), unidad Mérida—, la Universidad Autónoma de Baja California, la
empresa BajaInnova, el Instituto Nacional de Ecología
y Cambio Climático (INECC), así como los institutos de Ciencias del Mar y
Limnología, Biotecnología, Geofísica y el Centro de Ciencias de la Atmósfera de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).