Boletín
N°209 - mayo 2020
28/05/20
COVID-19 acentúa brecha de género
en la ciencia
La
brecha de género en la ciencia se ha hecho más evidente en medio de la
cuarentena. Crédito de la imagen: Viceministerio de Ciencia y Tecnología, El
Salvador
De un vistazo
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Desigualdad
de género en la ciencia se ha profundizado durante cuarentenas en la región
·
Jornadas
de trabajo de científicas que son madres se han triplicado al no tener redes de
apoyo
·
Urgen
medidas de género que contemplen situación familiar de investigadoras y las
ayuden a salir adelante
Por: Fabíola Ortiz
Las medidas restrictivas de
confinamiento social y cierre de actividades educacionales y laborales para
evitar la propagación del nuevo coronavirus
en la región han acentuado una brecha silenciosa en la ciencia: la desigualdad
de género.
Esta es la alerta de un grupo de científicas brasileñas en una carta
publicada en la revista Science, que advierte
del agravamiento del desequilibrio de género en la ciencia debido a la
pandemia.
La idea de la carta es dar visibilidad a la discusión de las dificultades que
enfrentan las investigadoras para reincorporarse a las actividades académicas y
retomar su ritmo de producción terminada su licencia de maternidad, afirmó
Fernanda Staniscuaski, una de las firmantes de la
carta, profesora del Departamento de Biología Molecular y Biotecnología de la
Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Brasil.
"El impacto de la pandemia tiene género,
son las mujeres de una forma general, y las que, además, son cuidadoras. Para
quien tiene hijos pequeños, ésta es una rutina completamente desgastante", dijo
a SciDev.Net via Zoom Staniscuaski,
quien tiene tres hijos de 1, 4 y 7 años y comparte los quehaceres domésticos
con su marido.
Staniscuaski encabeza el movimiento Parent In Science,
creado en 2017, que plantea la discusión sobre la maternidad y la paternidad
dentro del universo de la ciencia en Brasil y el impacto de los hijos en la
carrera científica de mujeres y hombres.
En abril, el movimiento hizo una encuesta con más de 9.000 estudiantes de
posgrado y solo 10 por ciento de las alumnas que son madres afirmaron que están
logrando trabajar en sus disertaciones bajo el confinamiento.
Cuadro de datos
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"Tener dos hijas y hacer un
doctorado ya no era una tarea fácil antes de la pandemia. Ahora, veo que mi
tiempo dedicado a la investigación disminuye aún más. La vida se ha
convertido en un ciclo de hacer comida, lavar platos y barrer la suciedad.
Incluir investigación en todo esto es un esfuerzo".
Gabriela Reznik,
estudiante de doctorado en ciencias - Instituto de Bioquímica Médica de la
Universidad Federal do Rio de Janeiro.
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Un análisis preliminar de otro sondeo que
realizaron entre profesores e investigadores, que cuenta con 3.300 respuestas, revela
que la mitad de las científicas madres no han logrado someter a revisión por
pares sus artículos científicos tras el inicio del confinamiento.
En Brasil, el confinamiento fue introducido de forma variada y dependiendo de
cada municipio y gobierno de los estados desde mediados de marzo.
Madres investigadoras sin redes de soporte
Investigadoras consultadas por SciDev.Net,
que no suscribieron la carta, también coinciden en que las restricciones
impuestas para contener el avance del COVID-19 han tenido grandes impactos en
sus vidas.
La pandemia empeora las desigualdades de género existentes, que se agravan aún
más si se considera la clase social y la raza, dijo Gabriela Reznik, estudiante de doctorado en ciencias por el
Instituto de Bioquímica Médica de la Universidad Federal do Rio de Janeiro.
"En este período de pandemia, no hay forma de contar con las estructuras
sociales, guarderías, escuelas ni redes de apoyo de amigos y familiares",
comentó.
Según la carta, aunque los investigadores que son padres no son inmunes a los
impactos del confinamiento, tradicionalmente las mujeres llevan la "carga más
pesada".
La maternidad muchas veces limita el desarrollo profesional de las científicas.Crédito de la imagen:Kevin T. Quinn/Flickr bajo
licencia Creative Commons (CC BY-NC 2.0).
De acuerdo con Paula Tribelli, investigadora adjunta
y docente del Departamento de Química Biológica de Ciencias Exactas y Naturales
de la Universidad de Buenos Aires, las madres suelen cargar sobre sus espaldas
los temas de angustia y miedo de los niños, particularmente en estas ocasiones
de incertidumbre por la pandemia.
"Hay que estar presente en sus encuentros virtuales con las maestras y niños
del jardín y eso la mayoría de las veces recae en las madres", destacó.
Se triplica carga de trabajo y se asumen nuevos roles
Desde Lima, Gabriela Burgos, investigadora asociada
del Programa de Mejoramiento Genético y de Cultivos del Centro Internacional de
la Papa, refiere que tuvo que retirar del jardín a su hijo de 4 años "porque
las clases virtuales eran inmanejables".
"Con un niño tan pequeño, la mamá tiene que estar al lado y yo no podía. Muchas
veces tengo que trabajar en la madrugada para poder cumplir con el trabajo que
no he podido hacer en el transcurso del día, por dedicarme a tareas domésticas,
y que no puede esperar, como manuscritos, reportes, etc.", dijo a SciDev.Net
por vía telefónica.
"Pero ahora, a media tarde tengo que hacer un alto y sentarme con mi hijo a ver
qué le puedo enseñar, que sea adecuado a su edad y que yo sí pueda manejar
porque tampoco puedo descuidar su formación. Trato de ser la profesora que ya
no tiene y hacerlo en hora fija, pero es otro rol que adiciono a mis
ocupaciones porque no estoy preparada para ser maestra, tengo que buscar
contenidos en internet, mirar vídeos, etc.", refiere.
En Perú el confinamiento comenzó el 15 de marzo y aunque a la fecha se han
liberado algunas actividades esenciales, continuará hasta el 30 de junio.
La liberación de actividades docentes y administrativas debido al confinamiento
puede significar más tiempo para el trabajo independiente, pero no para las
mujeres investigadoras que son madres, señalan las científicas.
"Tenemos menos tiempo disponible para el trabajo académico que antes, ya que
hay una demanda adicional con la casa y los niños," sostuvo Reznik.
A Reznik le sobra menos tiempo y tiene mucho más
trabajo en este período. Ella es madre de dos hijas y está en su tercer año del
doctorado. Para ella, es difícil "tener un respiro".
"Tener dos hijas y hacer un doctorado ya no era una tarea fácil antes de la
pandemia. Ahora, veo que mi tiempo dedicado a la investigación disminuye aún
más. La vida se ha convertido en un ciclo de hacer comida, lavar platos y
barrer la suciedad. Incluir investigación en todo esto es un esfuerzo",
resaltó.
Sin redes de apoyo de familiares o amigos debido a la
cuarentena, las investigadoras tienen que cumplir sus metas académicas al
tiempo que atienden las labores domésticas.Crédito de la imagen: August de
Richelieu/Pexels, bajo dominio público.
"El teletrabajo y el confinamiento han hecho que las tareas aumenten
porque hay muchas cosas que requieren atención, hay tareas burocráticas que se
han ido sumando a la carga normal de trabajo debido a la cuarentena",
reflexiona Burgos quien está preocupada porque esa sobrecarga ralentiza la
investigación.
"Por ejemplo, tengo que entregar los resultados sobre la evidencia científica
de que la papa sí podría contribuir a disminuir la anemia y como es una colaboración internacional no puedo
seguir postergándolo, pero no sé de donde sacar más
tiempo", afirma.
Urge mirada de género durante pandemia
Tribelli
es madre de un niño de cuatro años y está en su segundo embarazo de ocho meses.
Según ella, el año 2020 parecía prometedor con la confirmación de becas para su
línea de investigación. Ella ya tenía asignado un cupo en el jardín maternal de
su lugar de trabajo para que pudiera reincorporarse en octubre de este año tras
el fin de la licencia de maternidad.
"Con la pandemia, solo puedo trabajar unas tres horas durante el día y muchas
veces trabajo de madrugada. Sigo teniendo más carga como la preparación de las
comidas del niño, ocuparme de que tenga su contacto virtual con el jardín de
infantes y demás tareas del hogar".
La científica argentina se angustia por no saber cuando
podrá comenzar a trabajar en su nueva línea de investigación, o tampoco si va a
tener en este 2020 el jardín maternal abierto. "Un año prometedor se convirtió
básicamente en un año perdido para mí", lamentó.
Cuadro de datos
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"Muchas veces tengo que trabajar
en la madrugada para poder cumplir con el trabajo que no he podido hacer en
el transcurso del día por dedicarme a tareas domésticas, y que no puede esperar,
como manuscritos, reportes, etc.".
Gabriela Burgos, Investigadora
Asociada - Centro Internacional de la Papa, Perú.
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Reznik
sostiene que es urgente buscar la equidad de género en la ciencia.
"Necesitamos una nueva perspectiva. No es solo tener más mujeres en diferentes
áreas del conocimiento y en las primeras posiciones, sino también repensar la
forma de construir el conocimiento que históricamente ha sido excluyente,
masculino, blanco y colonial", criticó.
"Se necesita tener una mirada de género en la ciencia y especialmente en estos
momentos de cuarentena", concuerda Burgos, cuyo esposo es también científico.
"Cuando tiene que trabajar lo hace, nosotras no podemos, no somos así. Seguimos
pendientes de lo que pasa en la casa y eso tiene que tomarse en cuenta al
diseñarse el teletrabajo y otras medidas", propone.
La inseguridad con respecto a la extensión de los plazos y las becas coloca a
las madres científicas en un lugar de aún más incertidumbre.
Para Staniscuaski, lo urgente es prorrogar o
flexibilizar los plazos de entrega de propuestas, artículos, postulaciones a
becas y resultados de investigación, entre otros productos científicos.
Estas medidas deberían implementarse para reducir la brecha de género y ofrecer
un espacio más igualitario para las mujeres científicas, concluye.
Tribelli, a su vez, afirma que debería tomarse en
cuenta la situación familiar, como un programa especial para investigadoras a
cargo de menores.
"Dar algún marco de trabajo que contemple la situación familiar o
consideraciones a la hora de evaluar e incentivos y ayudas para volver a
empezar y poder salir adelante en el 2021", sugiere.
*Con reporteo adicional de Zoraida Portillo, desde Lima.