Boletín N°208 -  abril 2020

24/04/20

Edad de la población es clave para la lucha contra COVID-19

La mayor o menor proporción de personas mayores de 60 años puede ayudar a entender cómo se propaga la enfermedad. Crédito de la imagen: Pisauikan / Pixabay [Libre de uso].

De un vistazo

·         Estructura de edad de la población puede explicar la variación de casos de COVID19 entre países

·         Propagación de COVID19 entre jóvenes en Latinoamérica se explicaría por la estructura etaria

·         Las medidas deben estar acordes con la demografía de la población, sugieren autores

Por: Washington Castilhos

La estructura de edad de la población de América Latina, cuyo promedio de edad se encuentra entre la de África (más joven) y la de América del Norte y Europa (más cantidad de mayores de 60 años), podría explicar por qué la COVID-19 está afectando principalmente al grupo comprendido entre los 25 y 59 años.

"La edad puede ser un factor de riesgo muy importante para las complicaciones y la mortalidad por COVID-19, por lo que es importante comprender qué países y áreas están en mayor riesgo según la estructura de edad", dijo a SciDev.Net la investigadora Jennifer Dowd, profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de Oxford. 

Dowd es coatuora de un artículo publicado en PNAS que destaca que la estructura demográfica de una población es clave para comprender cómo se desarrollará la enfermedad, cómo será su intensidad y qué medidas se deben tomar para disminuir su impacto.

De hecho, si se observa el caso de San Pablo —el estado de Brasil con mayor cantidad de casos—, aunque la tasa de mortalidad por COVID19 es más alta en los mayores de 60 años —como en el resto del mundo—, 77 por ciento de las infecciones se registran en personas de entre 20 y 50 años.

Lo mismo ocurre en Argentina, en donde el grupo de entre 15 y 59 años acumula 80 por ciento de los casos positivos, y en Uruguay, por ejemplo, con poco más de 70 por ciento de los casos, entre otros países. En cambio, en España e Italia, la tasa de personas infectadas entre menores de 60 años es de 44,7 por ciento y 43,9 por ciento, respectivamente.

El envejecimiento de la población es más característico en los países más ricos, lo que, en teoría, podría disminuir el impacto de la pandemia en los países en desarrollo o subdesarrollados, con estructuras de edad más jóvenes. Sin embargo, en algunos de estos países esto no sucede.

Por eso, el estudio indica que se debe prestar especial atención a los grupos de población de alto riesgo con contacto intergeneracional y sugiere algunas medidas.

"Si bien las escuelas pueden ser un foco de transmisión de virus, el cierre de estas instituciones puede propiciar el contacto entre abuelos y niños", destaca el estudio, porque los abuelos, muchos ya jubilados, se convierten en los cuidadores de los niños mientras los padres están trabajando.

Entonces, "en poblaciones con estrechos lazos intergeneracionales, los gobiernos deben facilitar soluciones de cuidado infantil que reduzcan el contacto (con los mayores)", sugiere.

Consultado por SciDev.Net sobre las conclusiones del estudio, el demógrafo José Eustáquio Diniz Alves, profesor retirado del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), opinó que aunque la demografía es importante, no es decisiva.

"Hay otros aspectos además de la demografía. Las diferencias entre países se reflejan en la calidad del acceso a los servicios de salud, en la distribución del ingreso y en las condiciones de vida. Los que no tienen agua y jabón serán más vulnerables a la enfermedad", afirmó.

Y recordó algunos errores cometidos al principio de la pandemia. "Cuando el virus aún no había llegado a América Latina, se dijo que la enfermedad no sería fuerte en Brasil, porque este es un país joven, y la gente comenzó a creer eso. Hay una falsa sensación de seguridad entre los jóvenes".