Boletín
N°208 - abril 2020
La evidencia actual muestra que
los niños no presentan un riesgo mayor que los adultos frente al COVID-19
Posted by agenciacyta |
Abr 20, 2020
Sin embargo, también son susceptibles y los que
tienen determinados cuadros clínicos pueden empeorar. Asimismo
es importante cuidarlos porque pueden contagiarse entre sí, a los mayores y a
los grupos de riesgo. Así lo afirman investigadores del CONICET y de la
Fundación INFANT.
(Agencia CyTA-Fundación
Leloir)-.Los niños menores de
24 meses son sujetos altamente susceptibles a cerca de 10 virus respiratorios,
siendo los más frecuentes el virus sincicial
respiratorio, influenza, rinovirus, metapneumovirus y
adenovirus, entre otros, pero la situación es distinta en lo que se refiere al
nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) que produce la enfermedad COVID-19.
"La evidencia actual muestra que los chicos no presentan un riesgo mayor
que los adultos frente al COVID-19. Los niños son susceptibles, pero la mayoría
de los casos corresponden a adultos. En niños, esta infección tiene una forma
de presentación clínica más leve con fiebre, dolor de garganta y síntoma de la
vía aérea alta, a los que se pueden agregar vómitos y diarrea", afirmó a la
Agencia CyTA-Leloir Damián Álvarez-Paggi, biofisicoquímico e
investigador del CONICET en la Fundación INFANT, una organización sin fines de
lucro, creada por médicos argentinos en 2003, cuya misión es investigar las
causas de enfermedades respiratorias que afectan gravemente a los niños, como
el asma, la bronquiolitis, la neumonía y la gripe.
De todos modos, Álvarez-Paggi destacó que es
importante entender que los síntomas mencionados que afectan a los niños son
resultados promedio, y que el riesgo de cada paciente individual se enmarca en
un espectro. "Algunos niños pueden presentar formas severas de enfermedad,
particularmente si presentan otros factores de riesgo como condiciones
cardíacas o pulmonares preexistentes", subrayó.
No se sabe actualmente por qué los chicos en general cursan enfermedad
leve, similar a lo que ocurrió con el SARS y el MERS, pero hay varias
hipótesis, puntualizó Álvarez-Paggi. "Una indica que
los niños no estuvieron expuesto a tanta polución e inflamación crónica como
los adultos, por lo que sus pulmones son más robustos frente a ataques del
virus", explicó. Y agregó: "Otros postulan que el sistema inmune no sobreactúa
frente a la infección llenando los pulmones con moléculas clave para la
inflamación. Hoy es todo especulación basada en datos previos sin un claro
entendimiento de los mecanismos fisiopatológicos del COVID-19 en niños y
adultos".
Por su parte Mauricio Caballero, médico pediatra y también investigador
del CONICET en la Fundación INFANT, indicó que el control de foco en un brote
es clave para mitigar el crecimiento de casos y por ende de muertes
relacionadas a COVID-19 en la población de riesgo. "En este punto es muy
importante que los niños no se contagien y por sobre todo no sean fuente de
contagio de adultos en riesgo. Tan importante es esto que la primer
medida del gobierno nacional fue suspender las clases, entendiendo con
esto que los niños pueden ser portadores asintomáticos o sintomáticos leves de
una infección por SARS-CoV-2 y ser fuente de contagio a los adultos más
propensos de desarrollar una infección severa".
El desarrollo de una vacuna desde su diseño hasta el ingreso al mercado
es largo, tarda años, por lo que no será una solución para la crisis que
estamos transcurriendo en la actualidad, dijo Álvarez-Paggi.
Y agregó: "Por eso es necesario repetir hasta el cansancio que hoy las
herramientas más efectivas son el testeo masivo, la identificación de casos
positivos, el aislamiento, el distanciamiento social y las medidas higiénicas
como el lavado de manos".
Inversión en ciencia y salud
Caballero también subrayó que la emergencia sanitaria provocada por
COVID-19 realza la importancia de invertir en salud pública. "En esta medida
los insumos para el autocuidado y el cuidado a terceros para profesionales de
la salud son fundamentales para cuidar al capital humano que se expondrá a un
posible desborde de la carga asistencial", puntualizó.
Contar con suficientes tecnologías para asistir a pacientes graves
también es imperioso, dijo Caballero, y se refirió a los equipos de asistencia
ventilatoria mecánica y no invasiva, bombas de infusión, catéteres y otros
elementos. "Otro punto a tener en cuenta en términos de inversión asistencial
es contar con insumos diagnósticos de laboratorio eficientes basados en
biología molecular que permita a las autoridades sanitarias regionales realizar
control de foco en tiempo real. Con todos estos recursos, contar con todo el
personal médico y no médico será otra de las medidas que marcarán el curso de
la epidemia en nuestro país", afirmó el especialista de la Fundación INFANT.
"Desde mi perspectiva como médico investigador creo que una pandemia
trae consigo un sinfín de enseñanzas a múltiples sectores. Creo que la ciencia
ya está jugando un rol clave, poniendo a disposición mundial elementos
diagnósticos, y técnicos precisos. Contamos sin ir más lejos con datos en
tiempo real del número de casos, y óbitos por región y países", destacó
Caballero.
Asimismo recalcó
que la ciencia debe dar respuestas a las preguntas relevantes respecto a esta
pandemia, y no debe conformarse con resultados parciales, sino ir al fondo de
todos los procesos desarrollados. "Para lograr este objetivo debe haber soporte
socio-político a un sector constantemente castigado. También creo que el sector
científico tiene que tener más voz en las mesas de toma de decisiones. Y por
último creo que otros actores deben ser también protagonistas de esta pandemia
que está devastando economías mundiales: las sociedades del mundo. Sin la
conciencia de autocuidado y cuidado a terceros de cada uno de nosotros no
podremos llegar a buen puerto con el menor número de muertes posibles",
concluyó.
Damián Álvarez-Paggi, biofisicoquímico (Izq.) y
Mauricio Caballero, médico pediatra, ambos investigadores del CONICET en la
Fundación INFANT.