Nº 11, noviembre, 2017
Dr. Luis Camacho: "A
largo plazo ningún país se desarrolla sin ciencia"
De la
provincia sin barberos al país de la innovación
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Costa Rica en el ranking de
"media tabla"
·
Una casta de científicos
siempre es un riesgo
William Mora M.
wmora@conicit.go.cr
"Sin historia, la ciencia es
miope; sin filosofía, la ciencia es inconsistente..."
Los dos postulados conclusivos saltan como chispas
de su libro "Ciencia, Tecnología en el
Subdesarrollo." Ambos orientan
para descubrir el genio del Dr. Luis Camacho Naranjo, filósofo e historiador
de la ciencia, quien hoy desde el retiro académico llama la atención sobre
las oportunidades y los riesgos que enfrenta Costa Rica en su aspiración de
lograr el desarrollo económico y social.
El Dr. Camacho fue el charlista invitado en la
segunda sesión de "CAFÉ con IDEAS", un conversatorio organizado por el
Conicit para discutir sobre el futuro de la ciencia y la tecnología local y
el desarrollo institucional.
Su visión analítica sobre las teorías y modelos
formulados en torno al concepto "desarrollo" derivan en precisiones,
formuladas casi como advertencias: "Repetir en los países subdesarrollados la
investigación en ciencias básicas que tanto dinero ha costado en los países
desarrollados sería simplemente una locura."
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Para el Dr. Luis Camacho, el
desarrollo no siempre se expresa como sinónimo de acumulación de riqueza.
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El Dr. Camacho considera que
sociedades como la nuestra deben replantearse la relación entre ciencia,
tecnología y desarrollo, en función de los objetivos que como sociedad nos
propongamos conseguir.
Desde esta perspectiva, el
crecimiento económico solo tiene sentido cuando tiende al bienestar de las
personas; nunca como un fin en sí mismo. Igual criterio debiera regir en
ciencia y tecnología.
La compleja ecuación del
desarrollo no siempre se expresa como sinónimo de acumulación de riqueza; hay
sociedades adineradas como las petroleras con bajos indicadores en ciencia y
tecnología.
Lecciones
del desarrollo
Si bien en la historia de la
humanidad ha habido una relación de continuidad entre "ciencia" y "conocimiento
ordinario", los saltos generados por el avance de la investigación científica y
el desarrollo tecnológico han abierto brechas gigantescas al punto de crear una
generación de analfabetos científico-técnicos.
Aunque pareciera existir un
mayor el dominio ciudadano de teorías y hallazgos científicos, y en el lenguaje
cotidiano se cuelan conceptos como molécula, célula, ADN, hidrógeno,
radiactividad, placas tectónicas, fallas geológicas, virus, bacterias, etc, lo
cierto es que hay un abismo entre lo que se comprende y lo que realmente
representan los descubrimientos.
Según el Dr. Camacho, cada vez
se hace más difícil tener las bases y los fundamentos para poder explicar algo,
comprenderlo.
La ciencia surgió vinculada al
poder y al Estado; curiosamente, comenta el filósofo, se da tanto en Babilonia
como en los Mayas con una estrecha relación con la casta sacerdotal. Por esto,
no es de extrañar que las predicciones de los eclipses lunares dieran
legitimidad a los monarcas o reyes, y se les arropara con rasgos de divinidad.
La relación ciencia y Estado
subsiste hasta nuestros días, ahora concebida como una herramienta para buscar
el desarrollo económico y el cambio social; múltiples modelos teóricos
pretenden describir cómo se da esta relación en las sociedades modernas.
Lo claro es que, en el largo
plazo, ningún país se desarrolla sin ciencia y tecnología de manera sostenible;
desde luego, profundiza el Dr. Camacho, si bien en todos los modelos se
necesita ciencia, no es de la misma manera.
Sus precisiones teóricas
derivan del análisis del modelo de "crecimiento económico" de Walt Rostow, de
la propuesta de "crecimiento equitativo" de Samir Amín; la formulación de un
concepto de "desarrollo asociado a la satisfacción de necesidades básicas" de
Paul Streeten; el concepto de "desarrollo sostenible" planeado por el Informe
Brundtland; o la "teoría de las capacidades de los individuos" de Amartya Sen,
solo para mencionar algunos.
En 1972, justo con el
surgimiento de los llamados organismos de ciencia y tecnología (ONCYTS), como
el Conicit de Costa Rica, Ernesto Sabato describió cómo el desarrollo de la
ciencia en América Latina surge de la relación triangular entre el sector
público (Gobierno y Estado), universidades y el sector productivo, generalmente
privado.
Dos años antes, este
investigador escribió un artículo que también dibujaría la suerte de los ONCYts
en la región, al proponer un esquema de
tres etapas: la primera, de "luna de miel," en donde la gente espera que
de la noche a la mañana se dé el milagro de la ciencia y la tecnología; al no
darse esta situación se llega al "divorcio" que se concreta en las crisis y
reformulaciones; finalmente, se llega a la etapa de madurez, en donde los
países valoran las prioridades según la disponibilidad de los recursos,
humanos, financieros y de infraestructura.
Provincia
sin barbero
Casi tres centurias atrás, en 1719, el
gobernador, Diego de la Haya, describía a la provincia de Costa Rica "sin
barbero, cirujano ni botica".
̶ Me gusta esa frase porque a partir de
eso cualquier cosa es ganancia...
En tono jocoso recuerda el filósofo que los
barberos estuvieron en peligro de extinción hasta hace poco; pero ya están de
vuelta y es fácil encontrarlos en los barrios. Cirujanos lo hay muy muchos en
país, algunos muy buenos. Y aunque ya no hay boticas, sí existen farmacias
que pululan por doquier.
̶ Las noticias de los últimos meses es
que se han abierto hasta 62 farmacias; ¿cómo sobreviven? No lo sé.
No fue hasta 1844, con la inauguración de la
Universidad de Santo Tomás, con la famosa frase del Dr. José María Castro
Madriz,
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Su libro, publicado por la
EUNED en el 2013, se convierte en una manual de la historia de la ciencia de
alto valor pedagógico.
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que se habla de la importancia del conocimiento científico
para Costa Rica. Sus palabras se han vuelto lugar común en los discursos
políticos, a saber:
"Triste del país que no toma
a las ciencias por guía en sus empresas y trabajos. Se quedará postergado,
vendrá a ser tributario de los demás y su ruina será infalible, porque en la
situación actual de las sociedades modernas, la que emplea más sagacidad y
saber, debe obtener ventajas sobre las otras."
Según comenta el Dr. Camacho, se debe esperar hasta
finales del siglo XIX con el dictado de la Ley General de Educación y la
importación de científicos para fortalecer la enseñanza para ver surgir los
verdaderos cimientos de una ciencia local. Entre las figuras que llegaron al
país destaca el naturalista Henry Pittier.
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Ciencia se
consolida
Las capacidades científicas
del país se empiezan a consolidar a partir de la creación del Conicit en 1972;
desde entonces han pasado 45 años, y el modelo de promoción de nuestro
desarrollo científico ha estado marcado por altos y bajos, especialmente
caracterizado por una baja inversión en investigación científica (0,58% del
PIB, según informe de indicadores del 2014).
Aun así, autores citados por
el Dr. Camacho, como el Dr. Aaron Segal, en su libroLearning by Doing; Science and
Technology in the Developing World (1987), destaca a Costa Rica entre todas las sociedades más pequeñas de
la región latinoamericana por su compromiso con la implementación de una
política científica, al definir prioridades en temáticas como la ecología
tropical, agricultura, ciencias forestales.
En octubre del 2013, en un
artículo que pasó desapercibido, la revista Scientific
American describen a Uganda y a Costa Rica como países triunfadores en
innovación científica dentro del grupo de naciones de bajos ingresos.
̶ Esto puede ser un tanto engañoso porque tenemos una serie de empresas
trasnacionales instaladas con muy poca conexión con el resto de las
instituciones del país, comenta el Dr. Camacho.
El artículo posiciona a Costa
Rica en términos de ingresos en la mitad de la tabla; lo mismo sucede en el
campo del científico, incluso, sobre países como Brasil.
En contraste, en el informe
"Estado de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (2014)", del Programa
Estado de la Nación, dibuja un panorama muy crítico del país especialmente en
campos como las competencias de los jóvenes, la producción científica de
nuestros investigadores y definición de prioridades en esta materia.
Para el Dr. Camacho, el
informe es un tanto pesimista y algunos de los temas tratados podrían
considerarse un tanto triviales como poner énfasis en el régimen salarial, los
estímulos y premios hacia esta comunidad.
En su opinión hay que vigilar para que no se forme una "casta" de
científicos, con altos costos para la sociedad y con pobres resultados.
Entre
la religión y la ciencia
·
Cualquier forma de
fundamentalismo es un peligro grave
·
No necesitamos
extraterrestres para explicar nuestra inteligencia
William
Mora M.
wmora@conicit.go.cr
Bulto en mano se nos presenta con el típico linaje del docente
universitario, quizás más circunspecto que protagonista; su humor aquilata
sabiduría, sus palabras a veces balbuceadas se entrelazan a su proverbial
memoria para descubrirnos un mundo plagado de ideas, esas que deambulan entre
la realidad y lo aparente.
Este hombre, curtido por las
distintas corrientes de pensamiento, no le t Este hombre, curtido por las
distintas corrientes de pensamiento, no le teme a la polémica, más bien la
instiga; disfruta descubrir coincidencias o disonancias en los discursos de sus
interlocutores.
El Dr. Luis Camacho es un
"sparring" de lujo para los funcionarios del Conicit; alguien que ha analizado
a fondo las peripecias de nuestro aún endeble sistema científico. Su pensamiento
deja una estela de enseñanzas y reflexiones entre quienes sueñan con un
desarrollo científico y tecnológico anclado en bases humanistas, respetuoso del
patrimonio natural heredado.
A continuación, se presenta un
resumen de las respuestas ofrecidas por el Dr. Camacho en el conversatorio
"CAFÉ con IDEAS" del Conicit.
̶ Pablo Solís: ¿Hacia dónde
deberíamos dirigir nuestro desarrollo científico dado que tenemos escasos
recursos?
Un país actualmente no se va a
desarrollar produciendo automóviles de gasolina o diésel; es decir, después de
la Segunda Guerra Mundial varios países como Japón, Corea y Alemania, de
repente produjeron automóviles que fueron una pesadilla para las fábricas de
Detroit que tenían el casi un monopolio en la producción de vehículos para
muchos países. Consiguieron grandes avances con tecnologías ya conocidas, pero
en este momento la cantidad que países que producen automóviles o teléfonos
inteligentes es tan grande que competir en esos campos es prácticamente una
locura. Habría que tener imaginación para ver por dónde anda la investigación
tecnológica, qué oportunidades genera y cómo se puede hacer rápidamente algo al
respecto. Por ejemplo, el campo de la seguridad cibernética me parece
fundamental, lo mismo el de la medicina humana y la medicina veterinaria. Hay
que buscar procedimientos que demanden los mercados y no se hayan desarrollado.
Aquí de nuevo Costa Rica tiene
cosas muy buenas. Hace poco la revista Scientific
American mencionó el caso de Costa Rica porque la empresa farmacéutica
Sanofi dejó de producir sueros antiofídicos para serpientes de África y el
único lugar en el mundo donde pudieron acudir los países africanos fue al
Instituto Clodomiro Picado por su larga trayectoria en este campo. La ventaja
del Instituto es que pueden producir los sueros a muchísimo menor costo.
En el campo de la lingüística
Costa Rica ha logrado prestigio internacional gracias al aporte de académicos
como Jack Wilson, Enrique Margery, y Adolfo Constenla; ellos como especialistas
en las lenguas indígenas de origen chibcha convirtieron la lingüística del país
en una lingüística de primer mundo, muy avanzada.
Menciono este ejemplo porque
la ley de creación del Conicit, de 1972, no menciona el concepto de desarrollo
en el sentido de desarrollo socioeconómico; habla del desarrollo de la ciencia
y la tecnología para fines pacíficos. Entonces, eso me parece muy bien pensado
porque quita el argumento de que habría que crear otros organismos para
financiar otros tipos de investigación en áreas de las ciencias sociales y
humanísticas.
Lo que debería pesar más es la
calidad de la propuesta; si la gente de educación se las arregla para presentar
un proyecto de mejoramiento de la enseñanza de la ciencia, no se tendría motivo
para sugerir establecer otro mecanismo, porque la tendencia de la burocracia es
multiplicarse.
̶ Ana Gabriela Quirós: Quería hacer
un comentario: yo tengo poco de estar en el Conicit, y estoy conocimiento y
aprendiendo del tema de lo que es ciencia y tecnología. Sí me llama la atención
que hay recursos, no son demasiados, pero falta planificación hacia dónde
queremos dirigirlos. Por ejemplo, se financian becas de posgrado a ticos que
terminan quedándose en el extranjero; debemos tenerse una visión...
Se me ocurre la diferencia entre Costa Rica y México que cuenta con el Conacyt; ellos tienen más recursos que nosotros, e influyen
en las políticas universitarias; eso no lo hace nuestro Conicit. En México han
obligado a las universidades a fusionar pequeños centros de investigación que
estaban separados; lo mismo cuando hay muchos posgrados se procura integrarlos
para hacerlos más eficientes. Tal vez algún día el Conicit de Costa Rica tenga
esa palanca hacia las universidades estatales porque hay obviamente situaciones
similares, y puedo hablar de mi universidad con bastante conocimiento porque
fui vicerrector y decano de posgrado.
En las universidades de primer
mundo los centros e institutos investigación trabajan día y noche; las
universidades norteamericanas tienen sus bibliotecas abiertas las 24 horas, la
gente va y hace consultas a la media noche. En Washington, en la universidad
donde yo estudié, la biblioteca cerraba nada más el 25 de diciembre y el 1° de
enero. Uno ve la vida de esas universidades y la medio vida de las nuestras y
nota la diferencia. Creo que con los pocos recursos que tenemos deberíamos
hacer muchísimo más.
̶ Alejandra Araya: Me gustaría escuchar su opinión sobre la introducción
de Costa Rica a la OECD, y sobre la importancia de estimular más los estudios en
la primera infancia. ¿Cómo cree usted que la inversión en primera infancia
podría llegar a mejorar vocaciones científicas y el desarrollo científico
nacional?
Aquí de nuevo hay que mirar un poco el pasado de nuestro país, y pensar
cómo con la ley general de educación, de finales del siglo XIX, Costa Rica dio
un gran salto en la educación de primaria y secundaria; el impacto de la traída
de los científicos suizos y la creación de la Escuela Normal para preparar
maestras, porque la educación era una profesión más femenina (...) y eso generó
una educación primaria de una calidad realmente excepcional por muchos
años.
El Dr.
Camacho muestra a los funcionarios del Conicit algunos instrumentos para
ilustrar fenómenos físicos.
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Hay que fijarse en la calidad de los profesores de
secundaria que vinieron con la creación del Liceo de Costa Rica y el Colegio
Superior de Señoritas, y un poco antes con el San Luis Gonzaga, en Cartago. Por
ahí pasaron gente como Henry Pittier, un científico
de primera categoría, que después de venir al país fue curador del Museo de
Historia Natural de Missouri.
Todo lo que ocurre en ese
periodo del siglo XIX da unos frutos que llegan hasta la primera mitad del
siglo XX; desgraciadamente, con la guerra civil del 48 y la muerte del Dr.
Clodomiro Picado se da una interrupción de este proceso.
Uno ve cómo después de los
años 40s y hasta la reforma universitaria de UCR, en 1956, hay un largo
periodo de diez años en que se interrumpe el avance científico y Tecnológico.
En 1956 y 1957 llegan al
país otra oleada de intelectuales, el más famoso fue don Constantino Láscaris, quien se quedó en el país. Hoy, curiosamente,
se exportan científicos cuando en realidad lo que hay que hacer es
importarlos... (ríe).
A raíz de revisión de los
programas de lógica en secundaria, me interesé en estudiar los de
matemáticas. Yo tuve la suerte en secundaria de tener de profesor a Rafael
Ángel Llubere, uno de los mejores educadores en este
campo y quedé muy satisfecho.
Los textos de enseñanza de la matemática son
incomparablemente más complicados que los que yo estudié en secundaria; me
pregunto si no se podrían hacer más simples.
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̶William Mora: En su resumen biográfico
aparece que Usted fue padre dominico ¿por qué abandonó la orden?
Me pareció que el Papa Pablo
VI había prometido, claramente lo dijo, reformular la teoría o la doctrina
sobre la contracepción en el control de la natalidad. Nombró una comisión para
cambiar esto, lo dijo en el discurso de las Naciones Unidas que iban a
cambiarlo, eso generaba inmensos problemas de conciencia a la gente. Sin
embargo, sacó una encíclica en 1968 que generó tal reacción de la gente que en
la Catedral de San Mateo, en Washington, tuvieron que llamar la policía porque
la gente se sublevó cuando el obispo leyó la encíclica.
Prevaleció la rama más
conservadora, más retrógrada del Vaticano sobre todo el cardenal Alfredo Ottaviani, y eso generó tal insatisfacción.
A finales del siglo XIX, el papa León XIII en una encíclica que se
llama Aeterni Patris
dice: Hay que seguir en todo las enseñanzas de Santo Tomás de Aquino, el famoso
teólogo filósofo dominico del siglo
XIII; Santo Tomás de Aquino dice que en los primeros días después de la
concepción lo que hay no es humano, que primero hay un alma vegetal, que
después se genera un alma animal y finalmente después de varios días (no dice
cuántos) aparece, según la concepción medieval, el alma humana y por
consiguiente en la concepción todavía no tenemos un ser humano.
̶ Con ese antecedente de vida, de
visión de mundo ¿cómo conciliar la existencia de Dios y la ciencia?
Bueno, la relación entre religión y ciencia es tema importante en La ciencia en su historia; obviamente
hay que respetar las creencias religiosas, la noción de Dios, no hay una única
manera de concebir a Dios.
Si uno ve las primeras civilizaciones obviamente la casta sacerdotal era
a su vez los astrónomos; eso ocurre entre los babilonios, entre los egipcios y
entre los mayas. A su vez, ese grupo sacerdotal estaba muy vinculado con el
poder y de alguna manera servía para justificar los reclamos divinos de la
monarquía, del rey. Eran capaces de impresionar al público, con la predicción
de los eclipses y con los movimientos astronómicos.
Entre los griegos hay una diferencia, ya que no había una casta
sacerdotal, eran los filósofos. La otra diferencia es que la astronomía griega
es geométrica no aritmética, y no lograron predecir los eclipses. Tales de Mileto predijo un eclipse de luna y
se sospecha lo hizo porque había viajado primero a Egipto.
Ahora, ¿en qué momento se rompe esa vinculación? Ocurre en dos momentos:
los musulmanes, que tuvieron un gran desarrollo científico en los siglos XI y
XII, y entre los cristianos en el siglo XV y XVI, en los dos pasa lo mismo. Hay
un gran desarrollo científico de gente vinculada con la religión, sean los
musulmanes, sean los cristianos. Uno ve en Córdoba, España, que alrededor del
año 1000 era la ciudad más avanzada que había sobre la tierra; la revista National Geographic comparó a Córdoba en
el año mil a Nueva York en el momento actual. Entonces en la Córdoba de esa
época florecen dos grandes genios:
Averroes, filósofo, matemático además de médico árabe, y Maimonides,
médico y filósofo judío.
De pronto aparece una sexta y
meten a la cárcel Averroes y lo acusan de hereje, y
echan a Mainónides por ser judío; como Maimónides no puede pasar a los reinos cristianos del norte
España entonces emigra a Egipto a otro califato.
Lo mismo ocurre en Europa unos siglos después tanto
entre los católicos como entre los protestantes a raíz del copernicanismo. Cuando Copérnico muere en 1543 apenas
está saliendo su libro Revolución de
las esferas celestes, ya que no lo querían publicar ni los protestantes
ni los católicos. Este Libro de
Copérnico es tan increíblemente denso que como dice un historiador de la
ciencia, que ni siquiera los especialistas en Copérnico lo ha leído....Lo meten
en el índice de los libros prohibidos y estuvo ahí hasta 1823, o sea que
hasta 1823 la iglesia condenaba el heliocentrismo.
̶ ¿La ciencia está conciliada?
No. En este momento hay un gran pleito,
curiosamente, la teoría que más genera discusión es la teoría de la
evolución. En el siglo XIX el papa Pío
IX, el del dogma de la infalibilidad pontificia, dice que la teoría de la
evolución va contra las buenas costumbres, contra la razón, contra la
filosofía; no sé con cuantas cosas más...
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El Dr. Luis
Camacho y el MAP. Arturo Vicente, Secretario Ejecutivo del Conicit.
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Se dice que la teoría de la evolución es una teoría y no un hecho; a
nivel de bacterias y de virus es un hecho, la manera como las bacterias y los virus
evolucionan constantemente eso es evolución en muy corto plazo.
̶ Alberto Zúñiga: el desarrollo
de la ciencia, según lo aclara, tuvo que ver con hitos y acontecimientos
religiosos y políticos que han llegado hasta hoy. ¿Cómo percibe estos nuevos
hitos que van a impactar en la ciencia y la tecnología en los contextos
actuales mundiales?
̶ Arturo Vicente: ¿Qué pasará
con la evolución del conocimiento?
Bueno lo único que podría señalar son posibilidades. El mejor de los
escenarios sería que el conocimiento de difunda lo más que se pueda; que haya
una atmósfera de discusión, de debate en vez de imposiciones; que se argumente
en vez que se mate al adversario; que se mejore la educación y que la
tecnología signifique mejores oportunidades para la creación de empleo. Ese
sería el escenario más optimista.
En este escenario claramente no caben los grupos fundamentalistas que
intentan imponernos una manera de ver por la fuerza, bien sean religiosos o no
religiosos. Al estilo de los Nazis de que decían la ciencia solo la podían
hacer los arios. La teoría de la relatividad no podía ser correcta porque
Einstein no era ario.
El fundamentalismo, religioso o no, es un peligro muy grave porque nos
impone las ideas. He escuchado a hermanos musulmanes que niegan hasta que la
tierra se mueva; vuelven a Tolomeo.
El peor de todos los mundos posibles sería la combinación de una
tecnología sumamente avanzada con los sentimientos más negativos, como el odio.
Eso ocurrió en el caso de los Nazis en donde la tecnología era absolutamente
asombrosa. La primera transmisión de TV fue el discurso de Hitler inaugurando
los juegos olímpicos de 1936, todavía hoy en día cuando uno ve la cámara de TV
que emplearon los alemanes para transmitir ese discurso se queda uno perplejo.
En el escenario intermedio lo que nos queda es ver de qué manera se
evitan estos extremos, aunque no tengamos el mejor de los mundos como dijo
Wilhelm Leibniz, que por cierto también era alemán, aunque no parece.
El mejor de los mundos posibles, dijo Leibniz, es aquel que tenga la
mayor diversidad, cultura, costumbres, personas, razas... de comida; entidades
con la mínima complejidad de las leyes; ese sería el mejor de los mundos.
De la mano del filósofo de la ciencia
El Dr. Luis Camacho Naranjo nació en Desamparados, en 1940; empezó
en la Escuela Calderón Muñoz y terminó en la Escuela Joaquín García Monde,
en esa localidad. Hizo la secundaria en el Colegio Los Ángeles, de los
Frailes Dominicos.
Como quería hacerse fraile cruzó el Atlántico desde Nueva York hasta
Europa en un viaje de cinco días en el barco Queen Elizabeth; se ubicó en
España donde se graduó como licenciado en filosofía, su tesis fue sobre
Hegel; después obtuvo otra licenciatura en filosofía y letras en la
Universidad Central, que ahora se llama Complutense de Madrid.
Siendo fraile se fue a Washington, a la
Universidad Católica Americana; el profesor William Wallace dirigió su
tesis doctoral sobre "inducción" desde una perspectiva de los conceptos.
El Dr. Luis Camacho Naranjo nació en Desamparados, en 1940; empezó
en la Escuela Calderón Muñoz y terminó en la Escuela Joaquín García Monde,
en esa localidad. Hizo la secundaria en el Colegio Los Ángeles, de los
Frailes Dominicos.
Como quería hacerse fraile cruzó el Atlántico desde Nueva York hasta
Europa en un viaje de cinco días en el barco Queen Elizabeth; se ubicó en
España donde se graduó como licenciado en filosofía, su tesis fue sobre
Hegel; después obtuvo otra licenciatura en filosofía y letras en la
Universidad Central, que ahora se llama Complutense de Madrid.
Siendo
fraile se fue a Washington, a la Universidad Católica Americana; el
profesor William Wallace dirigió su tesis doctoral sobre "inducción" desde
una perspectiva de los conceptos.
Su paso por Estados Unidos le trajo cambios
dramáticos al estar expuesto a las consecuencias de la guerra de Vietnam,
la lucha contra segregación racial y la carrera espacial.
En sus propias palabras:
"Yo personalmente pasé de la edad media al siglo XX".
Su acercamiento a la
filosofía de la ciencia se da por coincidencia en las etapas tempranas de
la vida del Conicit, a raíz de un seminario organizado por esta Institución
con la presencia de profesores traídos de Argentina. Recuerda con especial
agradecimiento esta invitación ya que desde esos días había escrito sobre
la relación del desarrollo con la ciencia y la tecnología.
Sus especialidades son
lógica y filosofía de la ciencia; actualmente es presidente de la
Asociación Costarricense de Filosofía, fundada en 1958.
Ha sido profesor en la
Sección de Lógica y Epistemología de la Escuela de Filosofía y en el
Posgrado en Filosofía de la Universidad de Costa Rica (UCR). Ha sido profesor
visitante en la Universidad Autónoma de Honduras, la Universidad de Denver
(Colorado) y el Swarthmore College
(Filadelfia). En su currículo figura
el ser investigador invitado en la Universidad Católica Americana en
Washington y la Universidad Estatal de Michigan.
En el 2015 se le otorgó
el Premio Áncora en Ensayo por su libro "La ciencia en su historia".
Ha publicado numerosos
artículos y libros; entre ellos los siguientes:
• Introducción a la
lógica (Editorial Tecnológica, 1983 y 1997)
• Conocimiento y poder
(en colaboración, Nueva Década, 1983)
• Ensayo sobre la
mediocridad (Editorial Universidad de Costa Rica, 1992)
• Lógica simbólica
básica (Editorial de la UCR, 2003),
• Ciencia y tecnología
en el subdesarrollo (Editorial Tecnológica, 1993)
• La ciencia en su
historia (Costa .Rica, EUNED, 2013)
|
Créditos:
Dirección y edición:
MA. William Mora M.
Montaje digital:
Rocío Vargas M.
Fotos e ilustraciones:
Conicit.
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CONICIT
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Teléfono (506) 2216-1500
Fax: (506) 2216-1565
Apdo.: 599-2200
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