Nº 11, noviembre, 2017

Dr. Luis Camacho: "A largo plazo ningún país se desarrolla sin ciencia"

De la provincia sin barberos al país de la innovación

·         Costa Rica en el ranking de "media tabla"

·         Una casta de científicos siempre es un riesgo

William Mora M.
wmora@conicit.go.cr

El Dr. Camacho considera que sociedades como la nuestra deben replantearse la relación entre ciencia, tecnología y desarrollo, en función de los objetivos que como sociedad nos propongamos conseguir.

Desde esta perspectiva, el crecimiento económico solo tiene sentido cuando tiende al bienestar de las personas; nunca como un fin en sí mismo. Igual criterio debiera regir en ciencia y tecnología.

La compleja ecuación del desarrollo no siempre se expresa como sinónimo de acumulación de riqueza; hay sociedades adineradas como las petroleras con bajos indicadores en ciencia y tecnología.

Lecciones del desarrollo

Si bien en la historia de la humanidad ha habido una relación de continuidad entre "ciencia" y "conocimiento ordinario", los saltos generados por el avance de la investigación científica y el desarrollo tecnológico han abierto brechas gigantescas al punto de crear una generación de analfabetos científico-técnicos.

Aunque pareciera existir un mayor el dominio ciudadano de teorías y hallazgos científicos, y en el lenguaje cotidiano se cuelan conceptos como molécula, célula, ADN, hidrógeno, radiactividad, placas tectónicas, fallas geológicas, virus, bacterias, etc, lo cierto es que hay un abismo entre lo que se comprende y lo que realmente representan los descubrimientos.

Según el Dr. Camacho, cada vez se hace más difícil tener las bases y los fundamentos para poder explicar algo, comprenderlo.

La ciencia surgió vinculada al poder y al Estado; curiosamente, comenta el filósofo, se da tanto en Babilonia como en los Mayas con una estrecha relación con la casta sacerdotal. Por esto, no es de extrañar que las predicciones de los eclipses lunares dieran legitimidad a los monarcas o reyes, y se les arropara con rasgos de divinidad.

La relación ciencia y Estado subsiste hasta nuestros días, ahora concebida como una herramienta para buscar el desarrollo económico y el cambio social; múltiples modelos teóricos pretenden describir cómo se da esta relación en las sociedades modernas.

Lo claro es que, en el largo plazo, ningún país se desarrolla sin ciencia y tecnología de manera sostenible; desde luego, profundiza el Dr. Camacho, si bien en todos los modelos se necesita ciencia, no es de la misma manera.

Sus precisiones teóricas derivan del análisis del modelo de "crecimiento económico" de Walt Rostow, de la propuesta de "crecimiento equitativo" de Samir Amín; la formulación de un concepto de "desarrollo asociado a la satisfacción de necesidades básicas" de Paul Streeten; el concepto de "desarrollo sostenible" planeado por el Informe Brundtland; o la "teoría de las capacidades de los individuos" de Amartya Sen, solo para mencionar algunos.

En 1972, justo con el surgimiento de los llamados organismos de ciencia y tecnología (ONCYTS), como el Conicit de Costa Rica, Ernesto Sabato describió cómo el desarrollo de la ciencia en América Latina surge de la relación triangular entre el sector público (Gobierno y Estado), universidades y el sector productivo, generalmente privado.

Dos años antes, este investigador escribió un artículo que también dibujaría la suerte de los ONCYts en la región, al proponer un esquema de  tres etapas: la primera, de "luna de miel," en donde la gente espera que de la noche a la mañana se dé el milagro de la ciencia y la tecnología; al no darse esta situación se llega al "divorcio" que se concreta en las crisis y reformulaciones; finalmente, se llega a la etapa de madurez, en donde los países valoran las prioridades según la disponibilidad de los recursos, humanos, financieros y de infraestructura.

Provincia sin barbero

Ciencia se consolida

Las capacidades científicas del país se empiezan a consolidar a partir de la creación del Conicit en 1972; desde entonces han pasado 45 años, y el modelo de promoción de nuestro desarrollo científico ha estado marcado por altos y bajos, especialmente caracterizado por una baja inversión en investigación científica (0,58% del PIB, según informe de indicadores del 2014).

Aun así, autores citados por el Dr. Camacho, como el Dr. Aaron Segal, en su libroLearning by Doing; Science and Technology in the Developing World (1987), destaca a Costa Rica entre todas las sociedades más pequeñas de la región latinoamericana por su compromiso con la implementación de una política científica, al definir prioridades en temáticas como la ecología tropical, agricultura, ciencias forestales.

En octubre del 2013, en un artículo que pasó desapercibido, la revista Scientific American describen a Uganda y a Costa Rica como países triunfadores en innovación científica dentro del grupo de naciones de bajos ingresos.

̶ Esto puede ser un tanto engañoso porque tenemos una serie de empresas trasnacionales instaladas con muy poca conexión con el resto de las instituciones del país, comenta el Dr. Camacho.

El artículo posiciona a Costa Rica en términos de ingresos en la mitad de la tabla; lo mismo sucede en el campo del científico, incluso, sobre países como Brasil.

En contraste, en el informe "Estado de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (2014)", del Programa Estado de la Nación, dibuja un panorama muy crítico del país especialmente en campos como las competencias de los jóvenes, la producción científica de nuestros investigadores y definición de prioridades en esta materia.

Para el Dr. Camacho, el informe es un tanto pesimista y algunos de los temas tratados podrían considerarse un tanto triviales como poner énfasis en el régimen salarial, los estímulos y premios hacia esta comunidad.  En su opinión hay que vigilar para que no se forme una "casta" de científicos, con altos costos para la sociedad y con pobres resultados.

 

Entre la religión y la ciencia

·         Cualquier forma de fundamentalismo es un peligro grave

·         No necesitamos extraterrestres para explicar nuestra inteligencia

William Mora M.
wmora@conicit.go.cr

Bulto en mano se nos presenta con el típico linaje del docente universitario, quizás más circunspecto que protagonista; su humor aquilata sabiduría, sus palabras a veces balbuceadas se entrelazan a su proverbial memoria para descubrirnos un mundo plagado de ideas, esas que deambulan entre la realidad y lo aparente.

Este hombre, curtido por las distintas corrientes de pensamiento, no le t Este hombre, curtido por las distintas corrientes de pensamiento, no le teme a la polémica, más bien la instiga; disfruta descubrir coincidencias o disonancias en los discursos de sus interlocutores.

El Dr. Luis Camacho es un "sparring" de lujo para los funcionarios del Conicit; alguien que ha analizado a fondo las peripecias de nuestro aún endeble sistema científico. Su pensamiento deja una estela de enseñanzas y reflexiones entre quienes sueñan con un desarrollo científico y tecnológico anclado en bases humanistas, respetuoso del patrimonio natural heredado.

A continuación, se presenta un resumen de las respuestas ofrecidas por el Dr. Camacho en el conversatorio "CAFÉ con IDEAS" del Conicit.

̶ Pablo Solís: ¿Hacia dónde deberíamos dirigir nuestro desarrollo científico dado que tenemos escasos recursos?

Un país actualmente no se va a desarrollar produciendo automóviles de gasolina o diésel; es decir, después de la Segunda Guerra Mundial varios países como Japón, Corea y Alemania, de repente produjeron automóviles que fueron una pesadilla para las fábricas de Detroit que tenían el casi un monopolio en la producción de vehículos para muchos países. Consiguieron grandes avances con tecnologías ya conocidas, pero en este momento la cantidad que países que producen automóviles o teléfonos inteligentes es tan grande que competir en esos campos es prácticamente una locura. Habría que tener imaginación para ver por dónde anda la investigación tecnológica, qué oportunidades genera y cómo se puede hacer rápidamente algo al respecto. Por ejemplo, el campo de la seguridad cibernética me parece fundamental, lo mismo el de la medicina humana y la medicina veterinaria. Hay que buscar procedimientos que demanden los mercados y no se hayan desarrollado.

Aquí de nuevo Costa Rica tiene cosas muy buenas. Hace poco la revista Scientific American mencionó el caso de Costa Rica porque la empresa farmacéutica Sanofi dejó de producir sueros antiofídicos para serpientes de África y el único lugar en el mundo donde pudieron acudir los países africanos fue al Instituto Clodomiro Picado por su larga trayectoria en este campo. La ventaja del Instituto es que pueden producir los sueros a muchísimo menor costo.

En el campo de la lingüística Costa Rica ha logrado prestigio internacional gracias al aporte de académicos como Jack Wilson, Enrique Margery, y Adolfo Constenla; ellos como especialistas en las lenguas indígenas de origen chibcha convirtieron la lingüística del país en una lingüística de primer mundo, muy avanzada.

Menciono este ejemplo porque la ley de creación del Conicit, de 1972, no menciona el concepto de desarrollo en el sentido de desarrollo socioeconómico; habla del desarrollo de la ciencia y la tecnología para fines pacíficos. Entonces, eso me parece muy bien pensado porque quita el argumento de que habría que crear otros organismos para financiar otros tipos de investigación en áreas de las ciencias sociales y humanísticas.

Lo que debería pesar más es la calidad de la propuesta; si la gente de educación se las arregla para presentar un proyecto de mejoramiento de la enseñanza de la ciencia, no se tendría motivo para sugerir establecer otro mecanismo, porque la tendencia de la burocracia es multiplicarse.

 ̶ Ana Gabriela Quirós: Quería hacer un comentario: yo tengo poco de estar en el Conicit, y estoy conocimiento y aprendiendo del tema de lo que es ciencia y tecnología. Sí me llama la atención que hay recursos, no son demasiados, pero falta planificación hacia dónde queremos dirigirlos. Por ejemplo, se financian becas de posgrado a ticos que terminan quedándose en el extranjero; debemos tenerse una visión...

Se me ocurre la diferencia entre Costa Rica y México que cuenta con el Conacyt; ellos tienen más recursos que nosotros, e influyen en las políticas universitarias; eso no lo hace nuestro Conicit. En México han obligado a las universidades a fusionar pequeños centros de investigación que estaban separados; lo mismo cuando hay muchos posgrados se procura integrarlos para hacerlos más eficientes. Tal vez algún día el Conicit de Costa Rica tenga esa palanca hacia las universidades estatales porque hay obviamente situaciones similares, y puedo hablar de mi universidad con bastante conocimiento porque fui vicerrector y decano de posgrado.

En las universidades de primer mundo los centros e institutos investigación trabajan día y noche; las universidades norteamericanas tienen sus bibliotecas abiertas las 24 horas, la gente va y hace consultas a la media noche. En Washington, en la universidad donde yo estudié, la biblioteca cerraba nada más el 25 de diciembre y el 1° de enero. Uno ve la vida de esas universidades y la medio vida de las nuestras y nota la diferencia. Creo que con los pocos recursos que tenemos deberíamos hacer muchísimo más.

 ̶ Alejandra Araya: Me gustaría escuchar su opinión sobre la introducción de Costa Rica a la OECD, y sobre la importancia de estimular más los estudios en la primera infancia. ¿Cómo cree usted que la inversión en primera infancia podría llegar a mejorar vocaciones científicas y el desarrollo científico nacional?

Aquí de nuevo hay que mirar un poco el pasado de nuestro país, y pensar cómo con la ley general de educación, de finales del siglo XIX, Costa Rica dio un gran salto en la educación de primaria y secundaria; el impacto de la traída de los científicos suizos y la creación de la Escuela Normal para preparar maestras, porque la educación era una profesión más femenina (...) y eso generó una educación primaria de una calidad realmente excepcional por muchos años. 

̶William Mora: En su resumen biográfico aparece que Usted fue padre dominico ¿por qué abandonó la orden?

Me pareció que el Papa Pablo VI había prometido, claramente lo dijo, reformular la teoría o la doctrina sobre la contracepción en el control de la natalidad. Nombró una comisión para cambiar esto, lo dijo en el discurso de las Naciones Unidas que iban a cambiarlo, eso generaba inmensos problemas de conciencia a la gente. Sin embargo, sacó una encíclica en 1968 que generó tal reacción de la gente que en la Catedral de San Mateo, en Washington, tuvieron que llamar la policía porque la gente se sublevó cuando el obispo leyó la encíclica.

Prevaleció la rama más conservadora, más retrógrada del Vaticano sobre todo el cardenal Alfredo Ottaviani, y eso generó tal insatisfacción.

A finales del siglo XIX,  el papa León XIII en una encíclica que se llama  Aeterni  Patris dice: Hay que seguir en todo las enseñanzas de Santo Tomás de Aquino, el famoso teólogo filósofo dominico  del siglo XIII; Santo Tomás de Aquino dice que en los primeros días después de la concepción lo que hay no es humano, que primero hay un alma vegetal, que después se genera un alma animal y finalmente después de varios días (no dice cuántos) aparece, según la concepción medieval, el alma humana y por consiguiente en la concepción todavía no tenemos un ser humano.

̶ Con ese antecedente de vida, de visión de mundo ¿cómo conciliar la existencia de Dios y la ciencia?

Bueno, la relación entre religión y ciencia es tema importante en La ciencia en su historia; obviamente hay que respetar las creencias religiosas, la noción de Dios, no hay una única manera de concebir a Dios.

Si uno ve las primeras civilizaciones obviamente la casta sacerdotal era a su vez los astrónomos; eso ocurre entre los babilonios, entre los egipcios y entre los mayas. A su vez, ese grupo sacerdotal estaba muy vinculado con el poder y de alguna manera servía para justificar los reclamos divinos de la monarquía, del rey. Eran capaces de impresionar al público, con la predicción de los eclipses y con los movimientos astronómicos.

Entre los griegos hay una diferencia, ya que no había una casta sacerdotal, eran los filósofos. La otra diferencia es que la astronomía griega es geométrica no aritmética, y no lograron predecir los eclipses.  Tales de Mileto predijo un eclipse de luna y se sospecha lo hizo porque había viajado primero a Egipto.

Ahora, ¿en qué momento se rompe esa vinculación? Ocurre en dos momentos: los musulmanes, que tuvieron un gran desarrollo científico en los siglos XI y XII, y entre los cristianos en el siglo XV y XVI, en los dos pasa lo mismo. Hay un gran desarrollo científico de gente vinculada con la religión, sean los musulmanes, sean los cristianos. Uno ve en Córdoba, España, que alrededor del año 1000 era la ciudad más avanzada que había sobre la tierra; la revista National Geographic comparó a Córdoba en el año mil a Nueva York en el momento actual. Entonces en la Córdoba de esa época florecen dos grandes genios:  Averroes, filósofo, matemático además de médico árabe, y Maimonides, médico y filósofo judío.

De pronto aparece una sexta y meten a la cárcel Averroes y lo acusan de hereje, y echan a Mainónides por ser judío; como Maimónides no puede pasar a los reinos cristianos del norte España entonces emigra a Egipto a otro califato.

Se dice que la teoría de la evolución es una teoría y no un hecho; a nivel de bacterias y de virus es un hecho, la manera como las bacterias y los virus evolucionan constantemente eso es evolución en muy corto plazo.

̶ Alberto Zúñiga: el desarrollo de la ciencia, según lo aclara, tuvo que ver con hitos y acontecimientos religiosos y políticos que han llegado hasta hoy. ¿Cómo percibe estos nuevos hitos que van a impactar en la ciencia y la tecnología en los contextos actuales mundiales?

̶ Arturo Vicente: ¿Qué pasará con la evolución del conocimiento?

Bueno lo único que podría señalar son posibilidades. El mejor de los escenarios sería que el conocimiento de difunda lo más que se pueda; que haya una atmósfera de discusión, de debate en vez de imposiciones; que se argumente en vez que se mate al adversario; que se mejore la educación y que la tecnología signifique mejores oportunidades para la creación de empleo. Ese sería el escenario más optimista.

En este escenario claramente no caben los grupos fundamentalistas que intentan imponernos una manera de ver por la fuerza, bien sean religiosos o no religiosos. Al estilo de los Nazis de que decían la ciencia solo la podían hacer los arios. La teoría de la relatividad no podía ser correcta porque Einstein no era ario.

El fundamentalismo, religioso o no, es un peligro muy grave porque nos impone las ideas. He escuchado a hermanos musulmanes que niegan hasta que la tierra se mueva; vuelven a Tolomeo.

El peor de todos los mundos posibles sería la combinación de una tecnología sumamente avanzada con los sentimientos más negativos, como el odio. Eso ocurrió en el caso de los Nazis en donde la tecnología era absolutamente asombrosa. La primera transmisión de TV fue el discurso de Hitler inaugurando los juegos olímpicos de 1936, todavía hoy en día cuando uno ve la cámara de TV que emplearon los alemanes para transmitir ese discurso se queda uno perplejo.

En el escenario intermedio lo que nos queda es ver de qué manera se evitan estos extremos, aunque no tengamos el mejor de los mundos como dijo Wilhelm Leibniz, que por cierto también era alemán, aunque no parece.

El mejor de los mundos posibles, dijo Leibniz, es aquel que tenga la mayor diversidad, cultura, costumbres, personas, razas... de comida; entidades con la mínima complejidad de las leyes; ese sería el mejor de los mundos.