Nº 2, febrero,
2019
En el "boom" de la Inteligencia artificial
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Abogada tica propone revisar sistema
de patentes
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Monopolio de los datos escenario a
vigilar
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Ciudadano alfabetizado es
determinante
William Mora M.
wmora@conicit.go.cr
Una dama con sombrilla amarilla fosforescente se libra a
duras penas de la lluvia huracana de octubre, mientras espera en la acera
frente a la Catedral Metropolitana; mira de reojo en la pantalla de su reloj
la señal que se activa. Instantes después se aproxima un vehículo silencioso
con un rótulo llamativo en su capó: "Robotaxi506." Los vidrios polarizados
impiden ver su interior; la puerta se abre y se escucha una voz con tono
claro:
̶ Estimado cliente nos dirigimos a su destino: San
Pedro, Plaza Roosevelt. Tiempo estimado de viaje, 20 minutos.
Esta escena podría estar a la vuelta de la esquina si se
valora el avance vertiginoso de las máquinas provistas de Inteligencia
Artificia (IA), especialmente como en el caso de los vehículos autónomos a
prueba en ciudades de Europa y de Estados Unidos.
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Sofía imita más de 60 gestos y expresiones humanas, las cámaras de sus
ojos de robot humanoide registran y analizan lo que ve... y, por primera vez
para alguien como ella, tiene ciudadanía. Su creador es el Dr. David Hanson.
Fuente: https://www.dinero.com/empresas/articulo/sophia-primer-robot-que-obtiene-ciudadania-en-arabia-saudita/251811
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¿Pueden las máquinas pensar? ¿Desactivan los algoritmos
invenciones susceptibles de patentamiento? Y si fuera
así, ¿quiénes se beneficiarían de los derechos de patentes o ejercerían la
propiedad intelectual?
Algunas de estas preguntas orientaron la investigación de la
abogada costarricense Johanna González, quien se graduó con honores en la
maestría de derecho de propiedad intelectual de la Universidad Queen Mary en
Londres.
Su tesis abordó las implicaciones de la evolución de la IA
en los sistemas de patentamiento vigentes producto de
la llamada cuarta revolución industrial.
La serie "The Jetsons"
(Los Supersónicos) que en la década de los años 70 engatusó a infantes (hoy son
padres y abuelos) dejó de ser una ficción. La prueba está en la comunicación
efectiva, con audio y video, empleando relojes y teléfonos inteligentes. Por
medio de las poderosas plataformas de interacción social como WhatsApp,
Facebook, Instagram o Twitter podemos interactuar con individuos localizados en
cualquier parte del planeta.
Se han vuelto comunes las aplicaciones para controlar
utensilios domésticos a distancia o vigilar el entorno hogareño o de la empresa
desde un teléfono celular.
Cambios vertiginosos
Como lo documenta la máster González, quien obtuvo una beca
del sistema de incentivos Micitt/Conicit, la IA reta
a diario los sistemas de convivencia social.
Por ejemplo, en el 2017, el robot "Sofía" llamó la atención
del mundo al recibir la nacionalidad de Arabia Saudí, siendo la primera vez en
que una máquina es sujeto de derechos. Ese mismo año, en noviembre, China
sorprendió al mundo presentando a "Xiaoyi", el primer
robot en aprobó un examen para ser médico.
En otros países como Japón se han vuelto comunes los robots
mascotas o los que auxilian en las tareas del hogar, sin dejar de mencionar los
aparatos que proveen servicios sexuales.
El impacto de la IA crea verdaderos retos a la sociedad
moderna; aunque hay grados de especulación sobre los desarrollos futuros, se ha
pasado en un santiamén de la ficción a la realidad con los productos
disponibles.
Muchos procesos de la industria se han automatizado, hecho
que ha afectado el mercado laboral obligando al reentrenamiento de los
trabajadores. Un invento como el traductor de Google amenaza con dejar sin
empleo a miles de personas ocupadas en estos servicios.
Los "Supersónicos," una serie animada que estuvo al aire desde 1962
hasta 1987 y recreó el arribo de los robots a la vida hogareña.
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La IA ofrece soluciones eficientes y rentables en los
campos de la agricultura, salud, educación, ventas, seguridad, y servicios profesionales
de diversa índole.
IA al acecho
Según el estudio de González, quien actualmente labora en
el Conicit como asesora jurídica, si bien no hay consenso sobre una
definición del concepto de IA, se podría considerar como la emulación de la
inteligencia humana por medios artificiales, con el empleo de modelos
computacionales para aprender, razonar y tomar decisiones sobre problemas
complejos.
Los
estudios señalan tres niveles de IA: la inteligencia artificial de corto
alcance, la de alcance general y la súper inteligencia artificial.
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La primera se relaciona con los productos en boga como los
carros autónomos, el reconocimiento de imágenes, el aprendizaje de lenguaje,
los robots de fábricas, los teléfonos inteligentes, para mencionar algunos.
La IA de segundo nivel está en una fase muy experimental y
en el escenario más avanzado figuran los modelos teóricos que exceden las
capacidades humanas.
Patentamiento
Los sistemas más modernos de patentamiento
como el europeo y el estadounidense se enfrentan a un caos producido por la IA.
Como lo indica la investigadora, no hay precisión en esas regulaciones para
resolver, a ciencia cierta, las solicitudes de registros provenientes de las
invenciones desencadenadas por la IA.
Actualmente, los conceptos de qué es sujeto a ser protegido
mediante propiedad intelectual y qué se considera una invención patentable, se
dificulta cuando se trata de este tipo de innovaciones; además, solo una
persona física o jurídica puede acreditarse estos derechos.
En opinión de la jurista, aunque los robots no obtengan
tales derechos, ya está documentado que muchas de las invenciones han tenido
origen, a veces insospechado, de los datos procesados por las computadoras.
Los llamados "actos mentales" ejecutados por las máquinas llevan
a los expertos a considerar que la IA está próxima a emular la capacidad
creativa de los seres humanos; otros horizontes más conductuales están a una
escala más hipotética.
Como lo anota la máster González, la idea de otorgar
derechos de propiedad intelectual a una máquina está fuera de lugar en los
actuales esquemas de patentamiento. Pero sí se
considera factible hacer un reconocimiento de aporte inventivo suscitado por la
IA. "Las máquinas deberían ser consideradas como coinventores en los registros de
patentes", afirma.
Sistemas como Watson, Alexa y Siri,
empleados de manera cotidiana por las personas, exceden las expectativas de los
usuarios; en algunas situaciones tal interacción se asume se da con una
"persona." Se establece una simbiosis entre las capacidades humanas y la
aportadas por los robots.
La controversia es obvia. Hay quienes consideran que los
artefactos inteligentes no deberían tener un estatus distinto al de máquinas,
al ser solo una expresión de la capacidad humana de innovación.
Según lo sugiere en sus tesis González, los países y sus
oficinas de registro de patentes deberían analizar la legislación a la luz de
los productos de la IA, como ya lo hacen la Unión Europea y países como Estados
Unidos.
En la actualidad todos los sistemas de patentes solo
consideran a los humanos como inventores, pero la utilización de algoritmos
puede llevar a resultados innovadores imprevistos por el propio investigador, a
quien de igual forma se le otorgaría el crédito por la invención.
Propiedad de los datos
La investigadora expone como los datos, la materia prima o
el combustible de la IA, se han vuelto un activo estratégico de las empresas.
Definen la capacidad competitiva de las corporaciones y cada vez más están
sujetas a conductas monopólicas como podría estar ocurriendo con Google,
Facebook, Apple, Amazon, Intel y Microsoft.
"Las compañías no desean compartir los datos colectados de
manera privada porque de eso depende su accionar en el mercado", indica
González, para quien los sistemas regulatorios actuales resultan débiles frente
al manejo de datos personales o sensibles.
El monopolio
de los datos podría estar atentando con las posibilidades del surgimiento de
nuevas "startups" (emprendimientos); a su vez, el no
registro de las invenciones de la IA contradice el espíritu de estímulo a la
innovación e posibilita que otros actores conozcan el estado de avance
tecnológico existente y puedan generar nuevos productos.
Inteligencia Artificial,
asunto ciudadano
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Vencer el
analfabetismo tecnológico
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"Aún creo
en la fiabilidad humana", Johanna González
William Mora M.
wmora@conicit.go.cr
A sus 32 años, Johanna González cumple con los estándares
de los llamados "millennials"; se desenvuelve con
soltura frente a la tecnología.
̶ Ahora prendo las luces y elijo el tono a mi gusto
desde mi teléfono; y como soy una desubicada espacial uso Waze
para llegar a mi destino..."
Cuando decidió cursar su maestría en derecho de propiedad
industrial jamás se imaginó que terminaría su periplo intelectual ligada a
experiencias de "machine learning" y realidad
virtual y robótica.
̶ Tuve que aprender, leí mucho sobre IA para entender
por ejemplo qué eran las redes neuronales; participé en diálogos y debates
con gente de computación y otras ramas. Gente ajena al tema igual
contribuyeron a darme una opinión que me ayudó.
Hoy
Johanna se considera una persona que valora la simpleza de la vida; las vivencias
en el ámbito académico le abrieron el apetito por investigar más y escribir
artículos. Ese interés la ha llevado a publicar en revistas académicas sobre
la industria del entretenimiento interactivo y la propiedad intelectual.
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Máster Johanna González, en la Universidad Queen Mary
en Londres.
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Aunque en sus reflexiones sobre la IA revelan entusiasmo
genuino sobre los beneficios de estas tecnologías, no deja de alertar de las implicaciones
locales de la ausencia de políticas públicas para movernos con ventaja en este
ciclo tecnológico de cambios vertiginosos.
Después de su
investigación ¿cuál sería la recomendación que haría en el manejo del tema de patentamiento de los productos del IA?
̶ Vea que difícil, no puedo decir que entonces lo
correcto es implementar un esquema de patentes fuerte y riguroso como el de los
países europeos, porque eso puede chocar en algún tiempo con el nivel de
desarrollo y de innovación que se pueda dar dentro de Costa Rica. Porque el
tener una patente implica que para poder acceder a esa tecnología debo estar
pagando derechos de licenciamiento que van a ser muy caros. Debemos mantener un
equilibrio e ir ajustando la legislación.
̶ ¿Qué pasa si
alguien trae un vehículo con tecnología autónoma y lo pone a circular en la
Avenida Segunda?
No estamos preparados para eso, sólo imagínese lo que
pasaría al tratar el tema de responsabilidad.
̶ ¿Qué posibilidades
tiene el país de incorporarse a la IA, montarse en esta cuarta revolución?
Nos veremos obligados a ello; aunque no queramos, eso
llegará.
̶ ¿Sugeriría
crear una comisión o un alto comisionado para IA en Costa Rica? ¿Cómo el país
debe ir asimilando esto?
Me parece que sí, se debería de hacer. Veo ventajas en el
abordaje de este tema en el Ministerio de Comercio Exterior; se necesitará
mucho encadenamiento y sinergia entre las empresas que hacen todo manual y
aquellas automatizadas; debemos mantener un nivel competitivo.
̶ ¿Seguirá el
país siendo un comprador de tecnología o vamos a desarrollar esas máquinas
aquí?
El discurso del presidente, previo a su visita al Foro
Económico Mundial en Davos, es sumamente positivo.
Dijo que nos vamos a convertir en un centro de innovación; no creo que estemos
listos para esto. Veo que hay otros
países que nos llevan ventajas porque tienen ciudades científicas que permiten
este desarrollo, entre otras condiciones más favorables. Ciertamente hay
capacidad en el recurso humano del país, pero veo que hay poca oferta de
trabajo en estos campos.
̶ ¿Se deben
derogar los sistemas de patentes frente a la IA?
No, se debe mantener el incentivo económico por las
invenciones, reducir los tiempos de vigencia de las patentes (ahora son 20
años), variar las reglas de protección.
̶ Sobre el
monopolio de los datos, usted plantea que debe hacerse una revisión de esto
sobre todo cuando son de carácter público.
La abogada tica se graduó con honores.
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En Europa
se han generado políticas y regulaciones sobre el tema de la propiedad, así
como del uso y manejo de los datos; aquí el asunto es muy incipiente. Las
compañías lucran con los datos que recogen de las aplicaciones que la gente
utiliza; las personas se interesan poco en saber lo que realmente implican
los contratos cuando escriben un "check" en una
casilla.
̶ Usted propone que al ciudadano común se
le debería orientar sobre el valor de los datos.
Debería educarse
al consumidor. La gente solo dice: ̶
Eso me lo ofrecen gratis.... No es
gratis por supuesto, aunque sea un video juego, hay información que llega a
las empresas y orienta el consumo.
̶ ¿Cómo ve usted la IA en los próximos 10
años a nivel global?
Los
pronósticos con respecto a la tecnología siempre han sido muy positivos y los
resultados no tanto; sí ha dado un "boom" de las patentes involucradas con
inteligencia artificial, desde el 2014 se han triplicado. De aquí a diez años, los carros que se manejan
solos y la automatización de muchos servicios será un hecho, pero pienso que
falta tiempo para ver robots interactuando entre nosotros; aunque para el
2050 los expertos dicen que tendremos realmente máquinas pensantes.
̶ ¿Después de su investigación a quién le
daría más fiabilidad al "juicio" de una máquina o de un humano?
(Ríe...) La
máquina siempre va a dar un resultado de una manera más objetiva, pero no
creo que las cosas pueden ser resueltas como blanco y negro, sin tener un
factor de humanidad.
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Cuadro de datos
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Dirección y edición:
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William Mora M.
Montaje digital:
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Fotos e ilustraciones:
Johanna González, www.dinero.com, Wikipedia
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