Nº 2, febrero, 2019

En el "boom" de la Inteligencia artificial

·         Abogada tica propone revisar sistema de patentes

·         Monopolio de los datos escenario a vigilar

·         Ciudadano alfabetizado es determinante

William Mora M.
wmora@conicit.go.cr

¿Pueden las máquinas pensar? ¿Desactivan los algoritmos invenciones susceptibles de patentamiento? Y si fuera así, ¿quiénes se beneficiarían de los derechos de patentes o ejercerían la propiedad intelectual?

Algunas de estas preguntas orientaron la investigación de la abogada costarricense Johanna González, quien se graduó con honores en la maestría de derecho de propiedad intelectual de la Universidad Queen Mary en Londres.

Su tesis abordó las implicaciones de la evolución de la IA en los sistemas de patentamiento vigentes producto de la llamada cuarta revolución industrial.

La serie "The Jetsons" (Los Supersónicos) que en la década de los años 70 engatusó a infantes (hoy son padres y abuelos) dejó de ser una ficción. La prueba está en la comunicación efectiva, con audio y video, empleando relojes y teléfonos inteligentes. Por medio de las poderosas plataformas de interacción social como WhatsApp, Facebook, Instagram o Twitter podemos interactuar con individuos localizados en cualquier parte del planeta.

Se han vuelto comunes las aplicaciones para controlar utensilios domésticos a distancia o vigilar el entorno hogareño o de la empresa desde un teléfono celular.

Cambios vertiginosos

Como lo documenta la máster González, quien obtuvo una beca del sistema de incentivos Micitt/Conicit, la IA reta a diario los sistemas de convivencia social. 

Por ejemplo, en el 2017, el robot "Sofía" llamó la atención del mundo al recibir la nacionalidad de Arabia Saudí, siendo la primera vez en que una máquina es sujeto de derechos. Ese mismo año, en noviembre, China sorprendió al mundo presentando a "Xiaoyi", el primer robot en aprobó un examen para ser médico.

En otros países como Japón se han vuelto comunes los robots mascotas o los que auxilian en las tareas del hogar, sin dejar de mencionar los aparatos que proveen servicios sexuales.

El impacto de la IA crea verdaderos retos a la sociedad moderna; aunque hay grados de especulación sobre los desarrollos futuros, se ha pasado en un santiamén de la ficción a la realidad con los productos disponibles.

Muchos procesos de la industria se han automatizado, hecho que ha afectado el mercado laboral obligando al reentrenamiento de los trabajadores. Un invento como el traductor de Google amenaza con dejar sin empleo a miles de personas ocupadas en estos servicios.

La primera se relaciona con los productos en boga como los carros autónomos, el reconocimiento de imágenes, el aprendizaje de lenguaje, los robots de fábricas, los teléfonos inteligentes, para mencionar algunos.

La IA de segundo nivel está en una fase muy experimental y en el escenario más avanzado figuran los modelos teóricos que exceden las capacidades humanas.

Patentamiento

Los sistemas más modernos de patentamiento como el europeo y el estadounidense se enfrentan a un caos producido por la IA. Como lo indica la investigadora, no hay precisión en esas regulaciones para resolver, a ciencia cierta, las solicitudes de registros provenientes de las invenciones desencadenadas por la IA.

Actualmente, los conceptos de qué es sujeto a ser protegido mediante propiedad intelectual y qué se considera una invención patentable, se dificulta cuando se trata de este tipo de innovaciones; además, solo una persona física o jurídica puede acreditarse estos derechos.

En opinión de la jurista, aunque los robots no obtengan tales derechos, ya está documentado que muchas de las invenciones han tenido origen, a veces insospechado, de los datos procesados por las computadoras.

Los llamados "actos mentales" ejecutados por las máquinas llevan a los expertos a considerar que la IA está próxima a emular la capacidad creativa de los seres humanos; otros horizontes más conductuales están a una escala más hipotética.

Como lo anota la máster González, la idea de otorgar derechos de propiedad intelectual a una máquina está fuera de lugar en los actuales esquemas de patentamiento. Pero sí se considera factible hacer un reconocimiento de aporte inventivo suscitado por la IA. "Las máquinas deberían ser consideradas como coinventores en los registros de patentes", afirma.

Sistemas como Watson, Alexa y Siri, empleados de manera cotidiana por las personas, exceden las expectativas de los usuarios; en algunas situaciones tal interacción se asume se da con una "persona." Se establece una simbiosis entre las capacidades humanas y la aportadas por los robots.

La controversia es obvia. Hay quienes consideran que los artefactos inteligentes no deberían tener un estatus distinto al de máquinas, al ser solo una expresión de la capacidad humana de innovación.

Según lo sugiere en sus tesis González, los países y sus oficinas de registro de patentes deberían analizar la legislación a la luz de los productos de la IA, como ya lo hacen la Unión Europea y países como Estados Unidos.

En la actualidad todos los sistemas de patentes solo consideran a los humanos como inventores, pero la utilización de algoritmos puede llevar a resultados innovadores imprevistos por el propio investigador, a quien de igual forma se le otorgaría el crédito por la invención.

Propiedad de los datos

La investigadora expone como los datos, la materia prima o el combustible de la IA, se han vuelto un activo estratégico de las empresas. Definen la capacidad competitiva de las corporaciones y cada vez más están sujetas a conductas monopólicas como podría estar ocurriendo con Google, Facebook, Apple, Amazon, Intel y Microsoft.

"Las compañías no desean compartir los datos colectados de manera privada porque de eso depende su accionar en el mercado", indica González, para quien los sistemas regulatorios actuales resultan débiles frente al manejo de datos personales o sensibles.

El monopolio de los datos podría estar atentando con las posibilidades del surgimiento de nuevas "startups" (emprendimientos); a su vez, el no registro de las invenciones de la IA contradice el espíritu de estímulo a la innovación e posibilita que otros actores conozcan el estado de avance tecnológico existente y puedan generar nuevos productos.

 

 

Inteligencia Artificial, asunto ciudadano

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William Mora M.
wmora@conicit.go.cr

Aunque en sus reflexiones sobre la IA revelan entusiasmo genuino sobre los beneficios de estas tecnologías, no deja de alertar de las implicaciones locales de la ausencia de políticas públicas para movernos con ventaja en este ciclo tecnológico de cambios vertiginosos.

Después de su investigación ¿cuál sería la recomendación que haría en el manejo del tema de patentamiento de los productos del IA?

̶ Vea que difícil, no puedo decir que entonces lo correcto es implementar un esquema de patentes fuerte y riguroso como el de los países europeos, porque eso puede chocar en algún tiempo con el nivel de desarrollo y de innovación que se pueda dar dentro de Costa Rica. Porque el tener una patente implica que para poder acceder a esa tecnología debo estar pagando derechos de licenciamiento que van a ser muy caros. Debemos mantener un equilibrio e ir ajustando la legislación.

̶ ¿Qué pasa si alguien trae un vehículo con tecnología autónoma y lo pone a circular en la Avenida Segunda?

No estamos preparados para eso, sólo imagínese lo que pasaría al tratar el tema de responsabilidad.

̶ ¿Qué posibilidades tiene el país de incorporarse a la IA, montarse en esta cuarta revolución?

Nos veremos obligados a ello; aunque no queramos, eso llegará.

̶ ¿Sugeriría crear una comisión o un alto comisionado para IA en Costa Rica? ¿Cómo el país debe ir asimilando esto?

Me parece que sí, se debería de hacer. Veo ventajas en el abordaje de este tema en el Ministerio de Comercio Exterior; se necesitará mucho encadenamiento y sinergia entre las empresas que hacen todo manual y aquellas automatizadas; debemos mantener un nivel competitivo.

̶ ¿Seguirá el país siendo un comprador de tecnología o vamos a desarrollar esas máquinas aquí?

El discurso del presidente, previo a su visita al Foro Económico Mundial en Davos, es sumamente positivo. Dijo que nos vamos a convertir en un centro de innovación; no creo que estemos listos para esto.  Veo que hay otros países que nos llevan ventajas porque tienen ciudades científicas que permiten este desarrollo, entre otras condiciones más favorables. Ciertamente hay capacidad en el recurso humano del país, pero veo que hay poca oferta de trabajo en estos campos.

̶ ¿Se deben derogar los sistemas de patentes frente a la IA?

No, se debe mantener el incentivo económico por las invenciones, reducir los tiempos de vigencia de las patentes (ahora son 20 años), variar las reglas de protección.

̶ Sobre el monopolio de los datos, usted plantea que debe hacerse una revisión de esto sobre todo cuando son de carácter público.