Nº 12, diciembre, 2019

Viaje al tiempo celular

·         Los telómeros: biomarcadores de la extensión de la vida

·         Dra. Pilar Ramírez Fonseca, investigadora apasionada por la divulgación de la ciencia

William Mora M.
wmora@conicit.go.cr

El selecto auditorio, dominado por mujeres, apareció apertrechado con cuadernos y libretas, ansiosos de entender la complejidad del vocabulario científico de las teorías modernas sobre el envejecimiento.

La "quimera"

Hubo dos cosas que sorprendieron a la investigadora jubilada: el show de Liz Parrish, fundadora y directora ejecutiva de la empresa biotecnológica "BioViva Science", que en pasarela desfiló  vendiendo la promesa de la "activación de la telomerasa", para el rejuvenecimiento celular de los tejidos humanos.

−Con una cinturita estilizada, delante de ella iban los fotógrafos tirados de panza; cuando comenzó a caminar y hablar de ciencia en términos correctos cautivó al auditorio.

La empresa de Parrish publicita exámenes de ADN (ácido desoxirribonucleico) para determinar el grado de senectud celular, además del método AAV (Adeno Associated Virus), una terapia génica para integrar fragmentos de ADN previamente manipulados molecularmente para estimular la producción de determinadas proteínas que merman con la edad y son necesarias para retrasar la aparición de enfermedades crónicas ligadas a la vejez.

La mujer "quimera", según se autodefine Parrish, dice haberse convertido en el "paciente cero", cuando en el 2015 se sometió al tratamiento génico y experimental de un rejuvenecimiento celular. Declara ostentar la edad biológica de una mujer de 33 años, a pesar de rondar sus 50.

Superado el capítulo de Liz Parrish, la Dra. Pilar Ramírez orientó a los participantes en el curso del PIAM a compartir un ejercicio de alfabetismo científico. Saltó la primera pregunta: ¿qué son los telómeros y la telomerasa?

La investigadora recurrió al libro "El efecto de los telómeros", publicado en el 2017 por la PhD. Elizabeth Blackburn, bioquímica australiana, ganadora del premio Nobel de Medicina en el 2009, y la PhD. Elissa Epel, psicóloga de la Universidad de Harvard.

Junto a otros científicos, Blackburn descubrió la telomerasa, un complejo proteína-ácido ribonucleico que regenera en cierta medida la longitud de los telómeros. Cuando hay un agotamiento de esta enzima, los telómeros se acortan y, en consecuencia, la capacidad de las células de reproducirse declina al punto que el organismo envejece.

La literatura científica documenta que es posible tomar cuidados y proteger los telomeros. ¿Cómo? A través de la reducción del estrés, el ejercicio frecuente, no fumar, ingerir cierto tipo de alimentos (ricos en omega 3, frutas, verduras y café) y mantener vínculos sociales activos y agradables.

Ante la pregunta del auditorio: ¿Por qué envejecen las células? la Dra. Ramírez refiere los estudios sobre el comportamiento de las células madre, de los doctores John Gordon (británico) y Shinya Yamanaka (japonés), ganadores del Premio Nobel de Medicina, en el 2012.

Ellos descubrieron que las células madre en nuestro organismo guardan telomerasa, lo que las habilita para dividirse y diferenciarse en otras células para conforman órganos específicos.

Con cada una de las divisiones celulares se pierde algo de ADN en los extremos de los cromosomas; lo cual produce el acortamiento de los telómeros hasta que las células madre no pueden replicarse más.

Efectos en la salud

Una de las conferencistas estelares en el foro de envejecimiento de Valencia fue la Dra. María Blasco, actual directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de Madrid, España, responsable de conducir estudios avanzados sobre la influencia de los telómeros tanto en el envejecimiento como en las células cancerígenas.

Sus estudios de laboratorio en ratones han permitido reducir el crecimiento de los tumores en estos animales y aumentar hasta en un cuarenta por ciento su tiempo de vida. Los resultados son prometedores para el diseño de potenciales tratamientos de dolencias, producidas por mutaciones genéticas (enfermedades raras) asociadas a telómeros muy cortos.

Según lo comentó la Dra. Ramírez, seguidora de los estudios de Blasco, es posible retardar la vejez y extender el tiempo en que podemos ser plenamente funcionales, aunque claro, la muerte siempre llegará al final del camino.

En el 2016, la investigadora y la periodística científica Mónica González publicaron el libro "Morir joven, a los 140", en donde expusieron sus ideas sobre el envejecimiento humano, extrapolando los alcances de la sobrevida de los ratones genéticamente modificados, a la posibilidad de retardar enfermedades recurrentes en la vejez de las personas.

Hoy no causa extrañeza toparse con personas centenarias; por ejemplo, Jeanne Louise Calment, de nacionalidad francesa, quien falleciera en 1997, llegó a vivir 122 años.

Ventajas y riesgos

Si bien los científicos vislumbran  nuevos medios curativos mediante terapias génicas, es muy temprano para lanzar las campanadas al aire sobre una vida extendida en condiciones saludables por este método.

Por un lado, este tipo de tratamientos podría no estar al alance de la mayoría de la población; o ser una herramienta de discriminación en manos de dictadores y magnates.

Aunque resulte muy conveniente considerar a los telomeros como "un reloj biológico" que podemos ralentizar, los científicos alertan de la complejidad del comportamiento molecular.

La evidencia más clara está en las células del cáncer. Estas células, comparadas con las normales, se destacan por contar con telómeros alargados y gran activación de telomerasa; por esto, justamente no envejecen y se dividen constantemente.

Así que, explica la Dra. Ramírez, no es tan sencillo como tomarse una pastilla de telomerasa y alargar nuestra vida.

De los 25 mil genes del genoma humano, solo 140 son considerados oncogénicos.

-Si le recetáramos telomerasa a una persona con alguno de esos 140 genes, aumentaría el riesgo de contraer cáncer.

 

 

Dra. Pilar Ramírez

"La vida no es gratis"

·         Ilusionar a la juventud con la ciencia

William Mora M.
wmora@conicit.go.cr

Bueno, la idea definitivamente es mantener activo mi cerebro y, además, otra de las características de mi investigación es mantenerme en la punta del conocimiento. Esto me obliga a tener dominio de la terminología nueva, de los conceptos. Siendo una adulta mayor, hago un esfuerzo grande para aprender, yo sé lo que esto significa para el cerebro: tener nuevas conexiones neuronales. Trato de estar al día en algo tan cotidiano como es la computación; busco practicar los idiomas que hablo y asisto a seminario de tesis de los jóvenes.

Sigo los pasos del Dr. Felipe Sierra, investigador de origen chileno quien inventó el término "gerociencia"; en la actualidad es director de la división de Biología del Envejecimiento del Instituto Nacional de Envejecimiento de Estados Unidos de América.

El ser humano tiene un límite biológico y si bien quisiéramos lograr extender la vida, siempre habrá un final.

Me interesan los jóvenes, que ellos entiendan cuáles son los mecanismos moleculares del envejecimiento y del cáncer; por eso, iba a los hospitales, a darles charlas a los médicos, y lo hacía con placer.

Estoy en vías de publicar un artículo sobre la biología molecular del envejecimiento, porque vengo hace años hablándole a los estudiantes de lo que es la salud a nivel molecular. Busco abordar otros aspectos un poquito más complicados que los telómeros; por ejemplo, lo que es la epigenética.

−La conciencia sobre nuestra vida va más allá de nuestras ideas y no siempre comprendemos este fenómeno.

Sí, la vida no es gratis. No podemos desperdiciarla. Me interesa promover la salud en la población, explicando los mecanismos moleculares. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) promover la salud es empoderar a la gente para que haga cambios y tome decisiones; las decisiones acertadas surgen del conocimiento, una razón de por qué tengo que hacer algo.

−¿Es racionalizar nuestra biología un poco?

Exacto, que sea parte de la cultura conocer los mecanismos moleculares; que este conocimiento salga de la torre de marfil. Alguien me dijo una vez burlándose de nosotros los biólogos moleculares: −Ahí están haciendo biología espectacular (ríe...)

−A los adultos mayores les habló del valor de la ciencia y del conocimiento científico, de los problemas que puede generar la pseudo ciencia. ¿Siente que estamos retrocediendo a pesar de la herramienta de acceso a la información como lo es la Internet?

Sí, por el factor mágico. Creo que retrocedemos en ciertos grupos; y si se logra que independientemente de lo que piensen esas personas, por lo menos sepan que existe la ciencia y cómo funciona, sería un aspecto valioso en su desarrollo personal.