Nº 12,
diciembre, 2019
Viaje al tiempo celular
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Los telómeros: biomarcadores de la
extensión de la vida
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Dra. Pilar
Ramírez Fonseca, investigadora apasionada por la divulgación de la ciencia
William Mora M.
wmora@conicit.go.cr
Recién había llegado de un foro mundial sobre la longevidad
realizado en Valencia, España. El encuentro reunió a luminarias científicas y
compañías, que ya avizoran jugosas ganancias con la promesa de la "eterna
juventud"; esa que Juan Ponce de León buscó obcecadamente en los riachuelos y
pantanos de la Florida, hace más de 500 años.
La Dra. Pilar Ramírez Fonseca, bióloga molecular y catedrática
jubilada de la Universidad de Costa Rica (UCR), es una apasionada por la
ciencia y ha acogido con entusiasmo contagioso el divulgar los avances en la
llamada "gerociencia", una disciplina novedosa
enfocada en el estudio de los procesos moleculares subyacentes en el
deterioro celular, la causa principal del envejecimiento.
Esa
mañana fría de finales de noviembre, se había dado cita en el aula 405, de la
Facultad de Derecho, para ofrecer una charla a los participantes del Curso de
Antropología Social, en el marco del Programa Institucional para la Persona
Adulta Mayor (PIAM) de la UCR.
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La Dra. Ramírez es una
entusiasta de la educación continua.
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El selecto
auditorio, dominado por mujeres, apareció apertrechado con cuadernos y
libretas, ansiosos de entender la complejidad del vocabulario científico de las
teorías modernas sobre el envejecimiento.
La "quimera"
Hubo dos cosas que sorprendieron a la investigadora jubilada: el show
de Liz Parrish, fundadora y directora ejecutiva de la
empresa biotecnológica "BioViva Science",
que en pasarela desfiló vendiendo la
promesa de la "activación de la telomerasa", para el
rejuvenecimiento celular de los tejidos humanos.
−Con una cinturita estilizada, delante de ella iban los
fotógrafos tirados de panza; cuando comenzó a caminar y hablar de ciencia en
términos correctos cautivó al auditorio.
La empresa de Parrish publicita exámenes de
ADN (ácido desoxirribonucleico) para determinar el grado de senectud celular,
además del método AAV (Adeno Associated
Virus), una terapia génica para integrar fragmentos de ADN previamente
manipulados molecularmente para estimular la producción de determinadas
proteínas que merman con la edad y son necesarias para retrasar la aparición de
enfermedades crónicas ligadas a la vejez.
La mujer "quimera", según se autodefine Parrish,
dice haberse convertido en el "paciente cero", cuando en el 2015 se sometió al
tratamiento génico y experimental de un rejuvenecimiento celular. Declara
ostentar la edad biológica de una mujer de 33 años, a pesar de rondar sus 50.
Dra. María Blasco,
investigadora española especializada en biología molecular.
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La clave de su vitalidad
estaría en el alargamiento de los telómeros,
secuencias de ADN especial, protectoras de los extremos de los cromosomas y
cuyo acortamiento está directamente vinculado a la decadencia celular, como
se ha visto en estudios de laboratorio con ratones.
Los tratamientos
experimentales de BioViva Science
se llevan a cabo en Colombia, México, Perú y República Dominicana, ante la
prohibición existente en naciones como Estados Unidos de América.
También llamó la atención de
la Dra. Ramírez el patrocinio del foro por parte de reconocidas compañías;
Google, General Electric, Siemens, fueron algunas marcas que convirtieron el
evento en un centro de negocios, bajo el alero del elixir de la eterna
juventud.
−No había miseria. La telomerasa.
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Superado el capítulo de Liz Parrish, la Dra.
Pilar Ramírez orientó a los participantes en el curso del PIAM a compartir un
ejercicio de alfabetismo científico. Saltó la primera pregunta: ¿qué son los telómeros y la telomerasa?
La investigadora recurrió al libro "El efecto de los telómeros", publicado en el 2017 por la PhD. Elizabeth
Blackburn, bioquímica australiana, ganadora del premio Nobel de Medicina en el
2009, y la PhD. Elissa Epel,
psicóloga de la Universidad de Harvard.
Junto a otros científicos, Blackburn descubrió la telomerasa,
un complejo proteína-ácido ribonucleico que regenera en cierta medida la
longitud de los telómeros. Cuando hay un agotamiento
de esta enzima, los telómeros se acortan y, en
consecuencia, la capacidad de las células de reproducirse declina al punto que
el organismo envejece.
La literatura científica documenta que es posible tomar cuidados y
proteger los telomeros. ¿Cómo? A través de la
reducción del estrés, el ejercicio frecuente, no fumar, ingerir cierto tipo de
alimentos (ricos en omega 3, frutas, verduras y café) y mantener vínculos
sociales activos y agradables.
Ante la pregunta del auditorio: ¿Por qué envejecen las células? la
Dra. Ramírez refiere los estudios sobre el comportamiento de las células madre,
de los doctores John Gordon (británico) y Shinya Yamanaka (japonés), ganadores del Premio Nobel de Medicina,
en el 2012.
Ellos descubrieron que las células madre en nuestro organismo guardan telomerasa, lo que las habilita para dividirse y
diferenciarse en otras células para conforman órganos específicos.
Con cada una de las divisiones celulares se pierde algo de ADN en los
extremos de los cromosomas; lo cual produce el acortamiento de los telómeros hasta que las células madre no pueden replicarse
más.
Efectos en la salud
Una de las conferencistas estelares en el foro de envejecimiento de
Valencia fue la Dra. María Blasco, actual directora del Centro Nacional de
Investigaciones Oncológicas de Madrid, España, responsable de conducir estudios
avanzados sobre la influencia de los telómeros tanto
en el envejecimiento como en las células cancerígenas.
Sus estudios de laboratorio en ratones han permitido reducir el
crecimiento de los tumores en estos animales y aumentar hasta en un cuarenta
por ciento su tiempo de vida. Los resultados son prometedores para el diseño de
potenciales tratamientos de dolencias, producidas por mutaciones genéticas
(enfermedades raras) asociadas a telómeros muy
cortos.
Según lo comentó la Dra. Ramírez, seguidora de los estudios de Blasco,
es posible retardar la vejez y extender el tiempo en que podemos ser plenamente
funcionales, aunque claro, la muerte siempre llegará al final del camino.
Los ratones de los experimentos de Blasco son "intervenidos" en su
etapa embrionaria, momento oportuno del desarrollo, para hacer inserciones de
la enzima telomerasa, por la combinación del ADN.
Por técnicas de genómica fina, se puede extraer el material de ADN
de ciertos virus conocidos (adenovirus) y emplear sus envolturas, llamadas cápsides, como transportadores de la telomerasa
en el organismo a modificar.
Los
experimentos de la Dra. Blasco con ratones modificados demostraron que, a
cierta edad, estos presentan telómeros más largos,
comparados con los ratones control. El empleo de ratones es una conveniencia
en investigación científica, ya que tienen un cincuenta por ciento de su
genoma homólogo, aunque no idéntico, al de la especie humana.
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Los telómeros
son biomarcadores del envejecimiento.
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En el 2016, la investigadora y la periodística científica Mónica González
publicaron el libro "Morir joven, a los 140", en donde expusieron sus ideas
sobre el envejecimiento humano, extrapolando los alcances de la sobrevida de
los ratones genéticamente modificados, a la posibilidad de retardar
enfermedades recurrentes en la vejez de las personas.
Hoy no causa extrañeza toparse con personas centenarias; por ejemplo,
Jeanne Louise Calment, de
nacionalidad francesa, quien falleciera en 1997, llegó a vivir 122 años.
Ventajas y riesgos
Si bien los científicos vislumbran
nuevos medios curativos mediante terapias génicas, es muy temprano para
lanzar las campanadas al aire sobre una vida extendida en condiciones
saludables por este método.
Por un lado, este tipo de tratamientos podría no estar al alance de la
mayoría de la población; o ser una herramienta de discriminación en manos de
dictadores y magnates.
Aunque resulte muy conveniente considerar a los telomeros
como "un reloj biológico" que podemos ralentizar, los científicos alertan de la
complejidad del comportamiento molecular.
La evidencia más clara está en las células del cáncer. Estas células,
comparadas con las normales, se destacan por contar con telómeros
alargados y gran activación de telomerasa; por esto,
justamente no envejecen y se dividen constantemente.
Así que, explica la Dra. Ramírez, no es tan sencillo como tomarse una
pastilla de telomerasa y alargar nuestra vida.
De los 25 mil genes del genoma humano, solo 140 son considerados
oncogénicos.
-Si le recetáramos telomerasa a una persona
con alguno de esos 140 genes, aumentaría el riesgo de contraer cáncer.
Cuadro de datos
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Enemigos de los telómeros
La enzima de la telomerasa puede proteger a los cromosomas del
envejecimiento.
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Entre los mamíferos, la especie humana no es
de las más longeva (vivimos una media de 85 años); mientras, especies como las
ballenas viven 200 años o más, los tiburones de Groenlandia alcanzan los
400 años.
Según la investigadora española María Blasco,
el cuerpo humano se renueva cada diez años con el reemplazo celular. Esta
capacidad la condiciona el tamaño de los telómeros
de los cromosomas, presentes en la división celular; sin embargo, hay un
límite en el número de veces que esto puede ocurrir.
Gracias a la acción de la telomerasa
en el desarrollo embrionario, independientemente de la longitud telomérica del óvulo y el espermatozoide, se "resetea"
y se obtienen telómeros normales, condición
esencial en la regeneración de la especie.
Los telómeros
son biomarcadores precisos del paso del tiempo
por el organismo; aunque no hay una receta para la eterna juventud, al
menos sí es posible asumir hábitos para mantener la longitud de estas
estructuras de ADN.
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Los comportamientos o
entornos poco saludables aparecen ligados a telómeros
más cortos:
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Fumar.
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Obesidad.
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Bebidas azucaradas e insulina elevada.
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Sedentarismo.
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Falta de sueño.
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Contaminación.
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Estrés.
Fuente:
https://www.fitnessrevolucionario.com/2017/06/10/telomeros-que-son-y-como-alargarlos/
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La Dra. Pilar Ramírez
(derecha) participó como una estudiante más en el curso de Antropología
Social del PIAM, de la UCR, impartido por la profesora Flory
Otálora.
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Dra. Pilar Ramírez
"La vida no es gratis"
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Ilusionar
a la juventud con la ciencia
William Mora M.
wmora@conicit.go.cr
A sus 73 años mantiene una vitalidad intelectual admirable; su compromiso
mayúsculo es ilusionar a la juventud con el valor del conocimiento
científico.
Doña Pilar Ramírez destaca las ventajas de comprender mejor la
"programación del envejecimiento", sus causas moleculares. Los datos de los
últimos 20 años, derivados del genoma humano, permiten conocer cómo se da la
erosión del material genético.
Esta investigadora jubilada de la UCR, especialista en biología
molecular, trabajó por más de 30 años en el CIBCM, y fue profesora
catedrática de la Escuela de Biología. Obtuvo su doctorado en la Universidad
Luis Pasteur, de Estrasburgo, Francia y su posdoctorado en ingeniería
genética en Estados Unidos.
Su presencia como una estudiante más en el PIAM de la UCR muestra su
pasión por el aprendizaje continuo.
Ya prepara la propuesta de un curso sobre gerociencia
dirigido a los adultos mayores en esta casa de estudios.
−Usted fijó su atención en la "gerociencia," ¿qué desea explorar en este campo?
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La Dra. Ramírez desea
combatir la pseudo ciencia.
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Bueno, la idea definitivamente es mantener activo mi cerebro y,
además, otra de las características de mi investigación es mantenerme en la
punta del conocimiento. Esto me obliga a tener dominio de la terminología
nueva, de los conceptos. Siendo una adulta mayor, hago un esfuerzo grande para
aprender, yo sé lo que esto significa para el cerebro: tener nuevas conexiones
neuronales. Trato de estar al día en algo tan cotidiano como es la computación;
busco practicar los idiomas que hablo y asisto a seminario de tesis de los
jóvenes.
Sigo los pasos del Dr. Felipe Sierra, investigador de origen chileno
quien inventó el término "gerociencia"; en la
actualidad es director de la división de Biología del Envejecimiento del
Instituto Nacional de Envejecimiento de Estados Unidos de América.
−El ser humano tiene un límite
biológico y si bien quisiéramos lograr extender la vida, siempre habrá un
final.
Me interesan los jóvenes, que ellos entiendan cuáles son los mecanismos
moleculares del envejecimiento y del cáncer; por eso, iba a los hospitales, a
darles charlas a los médicos, y lo hacía con placer.
Estoy en vías de publicar un artículo sobre la biología molecular del
envejecimiento, porque vengo hace años hablándole a los estudiantes de lo que
es la salud a nivel molecular. Busco abordar otros aspectos un poquito más
complicados que los telómeros; por ejemplo, lo que es
la epigenética.
−La conciencia sobre nuestra vida va más allá de nuestras ideas
y no siempre comprendemos este fenómeno.
Sí, la vida no es gratis. No podemos desperdiciarla. Me interesa
promover la salud en la población, explicando los mecanismos moleculares. Según
la Organización Mundial de la Salud (OMS) promover la salud es empoderar a la
gente para que haga cambios y tome decisiones; las decisiones acertadas surgen
del conocimiento, una razón de por qué tengo que hacer algo.
−¿Es racionalizar nuestra biología un poco?
Exacto, que sea parte de la cultura conocer los mecanismos
moleculares; que este conocimiento salga de la torre de marfil. Alguien me dijo
una vez burlándose de nosotros los biólogos moleculares: −Ahí están
haciendo biología espectacular (ríe...)
−A los adultos mayores les habló del valor de la ciencia y del
conocimiento científico, de los problemas que puede generar la pseudo ciencia. ¿Siente que estamos retrocediendo a pesar
de la herramienta de acceso a la información como lo es la Internet?
Sí, por el
factor mágico. Creo que retrocedemos en ciertos grupos; y si se logra que
independientemente de lo que piensen esas personas, por lo menos sepan que
existe la ciencia y cómo funciona, sería un aspecto valioso en su desarrollo
personal.
Cuadro de datos
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Créditos:
Dirección
y edición:
MA. William Mora M.
Montaje digital:
Rocío Vargas M.
Fotos e Ilustraciones:BBC
Mundo, Conicit
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CONICIT
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