APLICACIONES CIENTÍFICAS
Niños vivieron un ‘Verano Científico’ en la Universidad
de Costa Rica
Con ayuda de obras literarias como ‘Alicia en el País de las Maravilllas’ y ‘El Principito’ aprendieron y experimentaron
conceptos de ciencia
Monserrath Vargas L..
Hace 7 horas
El juego fue una de las estrategias
utilizadas para que los niños aprendieran conceptos complejos sobre ciencia.
Foto: Alonso Tenorio
Mariángel Hidalgo de 11 años contó
muy decidida que, como no estaba satisfecha con lo que aprende en la escuela
decidió invertir sus vacaciones en el "Verano Científico", celebrado durante el
mes de enero en la sede central de la Universidad de Costa Rica (UCR), en San
Pedro de Montes de Oca.
Esta apasionada por las matemáticas relató: "Estamos sacando
ciencia de una lectura (el libro Alicia en el País de las Maravillas). Me
gustan los números".
Ella es una de los 80 participantes de esta iniciativa
impulsada por el Trabajo Comunal Universitario 695 de la UCR, "Enseñando
ciencia basada en observación y experimentación". Inicialmente se inscribieron
160 niños.
Aunque inicialmente el programa esperaba a unos 40 niños
entre los 11 y 14 años de escuelas públicas, del Sistema Integral de Formación
Artística para la Inclusión Social (Sifais) y del
Patronato Nacional de la Infancia (PANI), se enfrentaron a la sorpresa de que
muchos más estuvieron interesados en participar.
Así lo confirmó Óscar Herrera, docente e investigador de la
Escuela de Física y coordinador de este TCU: "Desde el punto de vista logístico
tuvimos que aumentar todas las facilidades, porque habíamos pensando solo
impartirlo en la mañana y tuvimos que llevarlo a cabo también en la tarde y
solicitar más presupuesto".
Fue así como recibieron apoyo por parte de la Vicerrectoría
de Investigación, la Escuela de Física, la Facultad de Ciencias y en general de
otras escuelas y de la misma universidad.
¿En qué
consiste el programa?
Herrera resaltó que la idea es que los participantes puedan
familiarizarse con que:
"Ser científico es toda una aventura, sentirse bien,
sentirse mal con algo, equivocarse... la satisfacción que le da a uno obtener
un resultado. También que aprendan a enfrentarse a problemas que a veces se
resuelven rápido y a veces llevan un poco más de tiempo".
Ese entusiasmo por la ciencia que desean transmitirle a los
niños se evidenció en Matías Martí, otro de los participantes del Verano
Científico, quien contó a La Nación que vino porque le gusta el espacio, y
quiere ser astrofísico algún día.
"Vine para aprender sobre el espacio y cosas nuevas de la ciencia . Aprendimos sobre la gravedad, fuimos allá arriba
(señala un edificio de varios pisos) y tiramos un huevo en paracaídas, también
aprendimos de brazos robóticos".
Pero esas no son todas las actividades a las que tuvieron
acceso los participantes de esta iniciativa. Según Katherine Acuña, asistente
del TCU y organizadora del Verano Científico este ha sido un taller planificado
desde meses antes.
"En setiembre, octubre y noviembre comenzamos a hacer
análisis de las dos novelas que estamos trabajando (Alicia en el País de las
Maravillas y El Principito). Luego de eso decidieron estructurar las lecciones
que iban a recibir los niños participantes y cómo podrían asociar conceptos
científicos con los libros.
Además de las lecciones, los menores realizaron
experimentos, como construir un motor con una pila, o una actividad con la que
trataron de explicarles un concepto matemático complejo, por ejemplo.
Los participantes fueron niños de escuelas
públicas, del Sistema Integral de Formación Artística para la Inclusión Social
(Sifais) y del PANI. Foto: Alonso Tenorio.
El Verano Científico fue atendido por 13 estudiantes de la
Universidad de Costa Rica que forman parte de este trabajo comunal, y que
vienen de áreas como Educación, Enseñanza de la Ciencia, Física, Química,
Ingeniería Mecánica, Industrial, y que realizan su trabajo comunal.
Entre ellos se encuentran, Felipe Bazo, quien es estudiante
de Ingeniería Mecánica y lo que más le emociona del Verano Científico es
aportar su "conocimiento, mostrando lo que sé y compartirlo con los niños, para
así incentivar el gusto por la ciencia".
Por su parte Michelle Herra, quien
estudia Educación Primaria contó que participar de este taller del TCU "es muy
divertido, es todo un reto".
La joven dijo que a veces ellos vienen con la mentalidad de
que quizá sea difícil para los niños entender conceptos científicos complejos y
"más bien hay chicos que ya tienen teorías súper de memoria y
inclusiva ya las han aplicado en la escuela", aseguró.
También cuentan con el apoyo de la psicóloga Amaryllis Quirós Ramírez y de una estudiante de Psicología.
Ella explicó que su presencia ahí se debe a tratar de
"entender a los participantes desde la perspectiva del
desarrollo y del entendimiento de qué pasa en términos cognitivos, cuando están
implicados en un experimento. Observan situaciones como liderazgo, trabajo en
grupo, colaboración, entender qué se mueve cuando están en un experimento".
Quirós comentó que, si bien ha intervenido en ciertas
situaciones, su rol ha sido la de observadora, para posteriormente analizar la
información recopilada para identificar qué puede ser interesante de contar
sobre la experiencia.
Este lunes 3 de febrero, a las 9:30 a. m., será la ceremonia
de cierre de la actividad.