UCR:
Dos científicas lideran el
único estudio del país que cuantifica el SARS-COV-2 en aguas residuales
El estudio en aguas residuales podría indicar sitios
de circulación activa del virus aún en zonas sin casos reportados
By Jenniffer Jiménez Córdoba (Periodista, Oficina De
Divulgación E Información, Jenniffer.Jimenezcordoba@Ucr.Ac.Cr)
Jun 11, 2020 14:09pm
Luz
Chacón y Kenia Barrantes, en conjunto Eric Morales Mora, especialista en salud ambiental
de la UCR, y el Laboratorio de Aguas del Instituto de Acueductos y Alcantarillados
(AyA) investigarán la cantidad de virus que está
circulando en un ambiente determinado. (Foto ODI-UCR)
Dos científicas del Instituto
de Investigaciones en Salud de la Universidad de Costa Rica (Inisa-UCR) encabezan un estudio único en el país que
permitirá cuantificar, en las aguas residuales de todo el territorio nacional, la
carga viral del SARS-COV-2 (el virus que causa la enfermedad del COVID-19).
Se tratan de la Dra. Luz
Chacón y la Dra. Kenia Barrantes. Ellas, en conjunto Eric Morales Mora, especialista
en salud ambiental de la UCR, y el Laboratorio de Aguas del Instituto de
Acueductos y Alcantarillados (AyA) investigarán la cantidad de virus que está circulando en un ambiente
determinado.
El trabajo de las científicas
brindará un aporte trascendental en beneficio de la salud pública nacional. Si
las investigadoras encuentran una elevada carga viral en las aguas residuales, el resultado podría asociarse a un mayor número de personas
contagiadas que las reportadas.
Si ese hallazgo se da,
el país tendrá datos científicos robustos para identificar sitios de circulación activa del virus y así poder
realizar intervenciones localizadas.
"En algunos países, como
Australia, han logrado correlacionar el número de casos de una población determinada
con la carga viral en aguas residuales. En otros países, como Holanda, se ha
podido encontrar el virus aún cuando no se ha
observado un brote importante del mismo. Por esta razón, la vigilancia de la carga viral en las aguas residuales podría ser
una herramienta muy apropiada para el manejo de la emergencia", afirmó
la Dra. Chacón.
Una vez localizado un
foco de infección, y tomadas las medidas pertinentes, la disminución en la carga
viral evidenciaría que las acciones tomadas han sido apropiadas. Por el contrario, si la carga viral se mantiene o aumenta, esto indicaría que las
medidas han sido insuficientes para contener el virus.
Un microorganismo ágil
Sin embargo, hay una pregunta
clave en todo este proceso. ¿Realmente es posible que el SARS-COV-2
sobreviva en las aguas residuales que, además de otros
desechos, contienen residuos de sustancias de limpieza como el jabón o el cloro
que se supone destruyen al microorganismo? La respuesta es sí.
Ese dato incluso fue confirmado
en la conferencia de prensa del 13 de mayo del 2020. En esa ocasión, el
Ministerio de Salud, el AyA y la Caja Costarricense
de Seguro Social confirmaron la presencia del SARS-CoV-2 en las
aguas residuales del Centro de Aprehensión Regional Central (CARC).
Pero, ¿por qué el SARS-COV-2 puede ser tan resistente en las aguas residuales?
"Para que el jabón u otros
desinfectantes actúen es necesario aplicarlos directamente y en cantidades
adecuadas. Además, el cloro es un elemento muy reactivo que fácilmente se puede
evaporar (es un gas) o combinar con la materia orgánica (lo cual lo inactiva).
En aguas residuales las concentraciones de estas sustancias son mucho más bajas
que las recomendadas para la desinfección, por lo que es posible que no se
eliminen los virus que podrían estar en ellas", explicó la Dra.
Chacón.
Hasta el momento, las
investigadoras suponen que el virus, al estar en un ambiente tan adverso, podría
perder su capacidad de infectar. Pero es tan solo una hipótesis que requiere
comprobarse.
Pero no solo eso. El SARS-CoV-2,
al ser capaz de atacar las células intestinales, puede llegar a producir
cuadros de diarrea. Esta característica hace que el
virus sea fácilmente trazable en aguas residuales y obtener información
certera.
Lo que aún no se sabe es la cantidad del virus en esas aguas y si el SARS-COV-2
presente tiene la capacidad de infectar a las personas. Precisamente,
esos son los aspectos que están siendo investigados por la UCR.
"El trabajo de la UCR
es diferente al del AyA. En los últimos días, el AyA se ha enfocado en realizar un monitoreo reactivo en las
zonas con brote por COVID-19 ya identificadas. También, trabajan por detectar la
presencia o ausencia del virus de forma cualitativa, pero no cuánto de ese virus hay. El Inisa-UCR
aportará en esta materia", recalcó la Dra. Chacón.
Riesgo latente
Los resultados que se
logren no solo ayudarán a determinar la carga viral, sino también a analizar el riesgo que las descargas de aguas residuales
puedan generar para la salud pública.
Por ejemplo, alguna vez
se ha preguntado: ¿qué pasa con las aguas residuales que son tratadas? La respuesta
es simple: mucha de esa agua termina en los ríos, cuyo
líquido posteriormente se utiliza para otros fines. Por ejemplo,
para la recreación o regar los cultivos.
Entonces, ¿qué pasaría
si sobrevive una cantidad importante del SARS-COV-2 en las aguas residuales del
país? La respuesta vuelve a ser sencilla: un claro peligro para la salud
pública.
"Las aguas residuales
tratadas por lo general caen en los ríos y se usan para regar vegetales. Entonces,
es muy importante garantizar que las aguas que salen de esa planta de tratamiento
realmente tengan cantidades mínimas de virus que se puedan diluir y que no afecten
a las personas. Si están saliendo muchos virus después del
tratamiento, se puede poner en riesgo a las personas", afirmó la
Dra. Chacón.
Para estimar el riesgo,
Eric Morales Morales, especialista en salud ambiental
de la UCR, será el encargado de efectuar un análisis
cuantitativo de riesgo microbiológico.
"Estimar el riesgo es
un proceso largo, pues es una cadena de análisis en la que primero hay que determinar
la concentración ambiental, luego la dosis que potencialmente podría recibir
una persona y, posteriormente, la dosis probable para que la persona desarrolle
la enfermedad. Con base en esa información, se calcula el riesgo de una
zona específica según las actividades de la zona: recreación, contacto directo
con esa agua o que se utilice para riego", indicó Morales.
La sinergia entre ambas
instituciones (AyA y UCR) es un espacio propicio para
aportar al manejo del COVID-19, así como de otros patógenos virales y
protozoarios que por muchos años han sido obviados.
Numerosos aportes
Una de las cualidades
más fuertes del estudio es que no solo cuantificará el SARS-COV-2, sino también
evaluará otros virus generadores de enfermedades como el Norovirus, Enterovirus y parásitos como Cryptosporidium spp. y Giardia sp en
aguas residuales.
Por el momento, ya se han recolectado muestras del Gran Área Metropolitana y de Puntarenas. La
selección inicial de esos lugares de muestreo se dio, principalmente, porque
son plantas de tratamiento que reciben el agua residual de gran parte de la
población.
Con el reciente financiamiento
de los fondos del Espacio Universitario de Estudios Avanzados (Ucrea), dentro de los próximos meses la
UCR incluirá plantas residuales a lo largo de todo el territorio nacional.
"En esa primera etapa.
Para seleccionar las plantas de aguas residuales se tomaron en cuenta varios
factores. El más importante es garantizar que las aguas vengan de la población
general, y no de una población particular, para evitar tener resultados
alterados por las particularidades de la planta. Al tener resultados de población general, logramos una mejor idea del
comportamiento general del virus", dijo la Dra. Chacón.
Para efectuar los análisis,
las investigadoras realizarán una concentración viral, seguida
de extracción de ARN, síntesis de ADN y una posterior PCR cuantitativa en
tiempo real que detectará la presencia del virus.
La técnica PCR tiene amplias ventajas, como
la de obtener resultados en un tiempo corto. Otra es que no se requieren de
pasos adicionales y posee la cualidad de detectar cantidades bajas de virus.
"Si bien ya iniciamos
la toma de muestras, aún está pendiente que lleguen al
país varios insumos para realizar la determinación de carga viral, razón
por la cual desconocemos cuando tendremos los primeros
resultados", especificó la especialista.
La fase de muestreo se
proyecta que durará un año en diferentes sitios. La idea es realizar un análisis mensual.