Así son los robots
mexicanos que serán enviados a la Luna en 2021
Por Eliana Gilet/Sputnik
- 28 Septiembre, 2019 - EnCiencia Y Tecnología
Pequeños robots mexicanos que serán enviados a la Luna. Sputnik-Eliana Gilet
Ciudad de México, 28 Sep (Sputnik).- México se alista para lanzar en 2021 su primera misión a
la Luna, de la mano del astrofísico y doctor en Ciencias Gustavo Medina Tanco, con quien Sputnik
conversó. A su juicio, el avance del país en la última década en el sector
espacial es parte de una «revolución».
Medina Tanco es argentino. En su país natal se
formó en Física en la Universidad Nacional de Tucumán. Más tarde, en Brasil,
obtuvo su doctorado en Ciencias en la Universidad de San Pablo, pero lleva 13
años trabajando en la Universidad Nacional de México (UNAM).
Investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, es el
encargado del Laboratorio de Instrumentación Espacial (Linx)
y cabeza detrás de una particular misión con 50 estudiantes: enviar a la Luna
mini-robots que funcionan de manera autónoma.»Si bien
esta misión va a volar en 2021, su proyección va mucho más allá del futuro
inmediato y tiene como objetivo ser la primera de muchas que deberían llevarnos
a desarrollar un nicho de micro-robótica para aplicaciones espaciales en
México», dijo Tanco a Sputnik.
¿México en la carrera espacial?
El trabajo en el Instituto es múltiple: además del desarrollo del
sector espacial mexicano (tanto desde el punto de vista científico como
ingenieril), se dedican a formar recursos humanos y la infraestructura
necesaria, inexistente hasta ahora en el país.
«Por un lado, trabajamos con astrofísica de partículas como motivador
del desarrollo de los elementos de infraestructura, recursos humanos y know how; por otro, colaboramos
internacionalmente en el área de rayos cósmicos de altas energías», explicó.
Gustavo Medina, investigador del
Instituto de Ciencias Nucleares muestra la plataforma en que viajarán a la Luna
los pequeños robots que se dispersarán y juntarán para crear un panel solar. ©
SPUTNIK / ELIANA GILET
A fines de agosto, el cohete ruso Soyuz 2 fue lanzado con un instrumento llamado «mini-euso». Se trata es una cámara ultravioleta para la Estación
Espacial Internacional, que permitirá una observación sistemática de la
atmósfera terrestre.
«Contribuimos con el desarrollo de este instrumento que sirve tanto para
la observación de partículas como para otras cosas importantes, como la
contaminación de océanos o el cambio climático», contó el astrofísico.
«Nosotros diseñamos un sistema de housekeeping -el
sistema nervioso- que se utilizó para este instrumento», agregó.
Gustavo Medina, investigador del
Instituto de Ciencias Nucleares muestra como viajarán pequeños robots que serán
catapultados en la Luna y se encontrarán para crear un panel solar. © SPUTNIK /
ELIANA GILET
Fuera de su oficina en el campus universitario está la maqueta del Euso Super Pressure
Ballon (EUSO-SPB), un «telescopio para detección de
rayos cósmicos de ultra altas energías» que en 2017 lanzaron desde Nueva
Zelanda en colaboración con la Nasa.
«Participar en proyectos de colaboración internacional te da un nivel de
calidad que cumplir, así como cronogramas importantes para un desarrollo
consistente», sostuvo Tanco.
Su proyecto más ambicioso actualmente es el desarrollo del Laboratorio
Nacional de Acceso Espacial (Lanae) que estará
situado en el estado de Hidalgo. Lo que se pretende es echar a andar un sistema
de formación práctica de los estudiantes y de promoción de pequeñas empresas
dedicadas al rubro espacial.»Aunque
todavía el Lanae no está funcionando, desde hace dos
años lanzamos desde allí globos a la estratósfera con instrumentación
científica y tecnología, en base a los que estamos construyendo un nuevo nano-satélite
que sí vamos a lanzar al Espacio en fecha próxima», adelantó.
Gustavo Medina, investigador del
Instituto de Ciencias Nucleares muestra un telar que se utiliza para construir
parte del sistema que hará viajar nueve pequeños robots mexicanos a la Luna. ©
SPUTNIK / ELIANA GILET
Esto fue posible gracias a un cambio de paradigma en el sector espacial,
que hasta hace una década estaba reducido a seis países en el mundo. «Hoy con
la miniaturización y la entrada de la industria privada, ha cambiado la
tecnología y la filosofía de trabajo reduciendo los costos de acceso al Espacio
de manera impresionante», afirmó Tanco.
Gustavo Medina, investigador del
Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM y coordinador del Linx durante entrevista. © SPUTNIK / ELIANA GILET
De acuerdo al astrofísico, en la última década se ha «democratizado» la
tecnología espacial permitiendo el acceso a los países emergentes, abriendo la
participación a las academias, empresas y hasta organizaciones no gubernamentales.
«En vez de pagar por componentes de uso espacial que cuestan mil veces
más caros que los de un teléfono inteligente aunque
sean iguales, el uso de esta tecnología permitió correr riesgos. Hacerlo,
cambió el punto de vista financiero, estratégico, político y social del juego.
Los actores del sector espacial pasaron a estar en todo el mundo», añadió.
¿Robots mexicanos en la Luna?
El equipo que encargado del Instituto lidera se concentró en el área de
los robots pequeños.
«Hay dos tipos de robótica: la que siempre imaginamos del robot hiper-inteligente con personalidad y los nuestros que no se
diferencian entre sí, pero trabajan en equipo y obedecen a ciertas reglas de su
ambiente que los llevan a hacer cosas complejas», señaló.
Prototipos a escala de dos mini-robots
mexicanos que viajarán a la Luna en 2021. © SPUTNIK / ELIANA GILET
«En vez de usar un robot único y muy caro que construya una casa,
podrías hacer de cada ladrillo un robot, que se auto-organicen y solos
construyan la casa», ejemplificó el astrofísico de la UNAM.
Los micro-robots mexicanos que viajarán a la Luna tienen apenas ocho
centímetros de diámetro y cuatro de espesor. Durante la entrevista con Sputnik, Tanco sostenía dos
prototipos de tamaño real en la palma de su mano. Explicó que por dentro tienen
una parte electrónica alimentada por los paneles solares que coronan ambas
capas, y que fueron construidos por una compañía en Silicon
Valley, Estados Unidos.
Laboratorio de detectores en el
Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM. © SPUTNIK / ELIANA GILET
De un lado, están equipados con
sensores y microprocesadores; y del otro con antenas, ya que navegan de manera
autónoma gracias a un radar. Estos micro-robots serán
catapultados a la superficie lunar en un radio de 10 metros, a
partir de los que se activarán y comenzarán a navegar hasta encontrarse para
conformar un panel solar mayor.Sobre
la mesa central del laboratorio de instrumentación espacial hay una maqueta a
escala de una de las cuatro partes que conforman el «Lander», la base que
albergará en cada lado la pequeña catapulta.
Gustavo Medina, investigador del
Instituto de Ciencias Nucleares durante un recorrido por el Instituto. ©
SPUTNIK / ELIANA GILET
Tanco señaló la
importancia del diseño propio de los instrumentos que se realiza en este
espacio y, para probarlo, mostró un pequeño telar utilizado para tejer
manualmente la tela que recubrirá a los robots, protegiéndolos en su viaje
espacial.
Según el astrofísico, la puesta a prueba de los elementos hace la
diferencia en el éxito o fracaso de la misión: como estarán viajando en el
Espacio durante tres meses antes de llegar a la Luna, deben buscarse materiales
que no cambien sus propiedades al experimentar los súbitos cambios de la
temperatura espacial.
«El principal problema de trabajar en la Luna es que, como no tiene
atmósfera, es constantemente golpeada por micro-meteoritos y asteroides,
produciendo una especie de arena que se llama regolito y conforma una capa de
entre 20 y 100 metros de profundidad en la superficie de la Luna», explicó.
Si se tratara de un robot humanoide, dijo, sólo se ensuciaría los
zapatos pero para los micro-robots «ese es el ambiente en el que tienen que
poder desarrollarse».Gracias
a la reproducción del regolito a partir de lava volcánica y de las muestras que
fueron tomadas por las misiones Apolo a la Luna, los científicos del Linx prueban los motores y el diseño de las ruedas de los
micro-robots mexicanos destinados a nuestro satélite natural.
«Se hace todo aquí con un equipo multidisciplinario que trabaja junto,
buscando soluciones a problemas complicados», expresó y completó: «Hace diez
años era impensable hacer una carga para la Luna con 50 estudiantes en un solo
laboratorio. Eso es parte de esta revolución».
Gustavo Medina, investigador del
Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM se refleja frente a una maqueta del
EUSO-SPB un telescopio UV para la detección de rayos cósmicos de ultra-alta
energía lanzado en abril de 2017 en un globo de súper-presión. © SPUTNIK /
ELIANA GILET
La carga será lanzada al Espacio por medio de una empresa privada
estadounidense llamada Astrobotic, que el Linx contrata para trasladar sus mini-robots a la
superficie lunar.
«Ellos tampoco hacen todo el trayecto a la Luna, sino que contratan otro
cohete que los lleva hasta un tercio del camino y luego se separan; así se
abarata el servicio porque cada uno se especializa en lo suyo y va creando un
ecosistema», remarcó Tanco.
«A diferencia de las grandes empresas del siglo XX, acá hay un sistema
conformado de unidades pequeñas, donde cada parte mantiene el espíritu de
innovación de las empresas chicas», concluyó. (Sputnik)