Productividad estancada, desfinanciación y fuga de cerebros: un diagnóstico crítico
de la ciencia en América Latina
El
simposio de los delegados latinoamericanos de la Asociación Interciencia,
celebrado ayer en Buenos Aires, describió un estado crítico del sistema
científico y tecnológico de la región. El encuentro, organizado por la
Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, trazó problemas y
desafíos comunes a considerar en el diseño de políticas públicas para el
sector.
Buenos Aires,
viernes 17 de marzo de 2017 - La biblioteca de la Academia Nacional de Medicina
fue sede del último simposio de la Asociación Interciencia,
organizado ayer por la Asociación Argentina
para el Progreso de las Ciencias (AAPC). Junto a destacados investigadores nacionales, los distintos
representantes de los sistemas científicos latinoamericanos compartieron un
diagnóstico sobre el estado de la ciencia en la región.
El simposio contó
con la participación de las autoridades de Interciencia,
Marisol Aguilera Meneses y Mahabir Gupta, presidente y director ejecutivo, respectivamente,
así como del secretario de Planeamiento y Políticas del Ministerio de Ciencia,
Tecnología e Innovación Productiva, Miguel Ángel Blesa,
y la presidente a cargo de la AAPC, Susana Hernández. A su vez, estuvieron
presente Jorge Robbio, Lucas Luchilo
y Sergio Matheos, subsecretarios del Ministerio de
Ciencia.
"Es fundamental
darse cuenta de que, sin importar los avatares políticos, tiene que haber
continuidad en las políticas de ciencia y tecnología", dijo Blesa
durante la apertura. "En este momento en que se dan grandes cambios en todo el
mundo, es importante reflexionar sobre cuál es el rol de la CyT,
sus paralelismos, diferencias, fortalezas y debilidades", afirmó el
funcionario.
Durante el
encuentro, tras una ponencia sobre la historia de la ciencia argentina y la
presentación de indicadores cuantitativos sobre los recursos y la producción
del sistema científico en la región, los distintos delegados expusieron los
casos de Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Chile, Panamá y Venezuela.
Como resultado, fue posible componer un diagnóstico del estado de la ciencia en
América Latina.
La inversión en
el sector por parte de fuentes de financiamiento públicas y privadas, el
estancamiento de indicadores de productividad, las cifras de solicitudes de patentes,
cierto desbalance entre el crecimiento de las ciencias sociales en detrimento
de las naturales, salarios bajos y falta de oportunidades de desarrollo
profesional que sugieren potenciales fugas de cerebros: este es el contexto
común del sector científico en los países latinoamericanos.
El caso de
Venezuela sea, tal vez, el más dramático de toda la región. Con una comunidad
científica envejecida, salarios de 20 dólares mensuales y la ausencia total de
indicadores, ya se ha ido del país el 14% que producía el 33% de las
publicaciones científicas.
En la Argentina,
por su parte, con un sistema tecnológico empobrecido, los recortes
presupuestarios y la creciente inestabilidad de la políticas
científica, una posible reorientación del CONICET hacia lo tecnológico
genera más dudas que certezas, comenzando por la ausencia de un diagnóstico y
prospectiva sobre el sector que demanda esos conocimientos.
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Marisol
Aguilera Meneses, Presidente de Interciencia,
Participó de la apertura del Simposio.
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El simposio
comenzó con un repaso de la historia de la ciencia en la región americana, a
cargo del historiador Miguel de Asúa, investigador
del CONICET y profesor de la Universidad Nacional de San Martín. Luego el
director del centro REDES y del Observatorio Latinoamericano de Ciencia,
Tecnología y Sociedad de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI),
Mario Albornoz, presentó un informe basado en indicadores cuantitativos de los
recursos y productos de la ciencia y tecnología en la región.
Del mismo modo,
el encuentro de Interciencia incluyó mesas de debate
sobre educación y ciencia, el rol de las ciencias sociales y las humanidades y
los aspectos vinculados con la administración de la ciencia y la tecnología.
País por país: el Estado de la
ciencia en América Latina
Argentina
La presentación,
a cargo del secretario Blesa, comenzó con una
descripción sobre el sistema científico nacional, las instituciones que lo
integran y una mención a las más de 60 asociaciones disciplinares, así como al
Encuentro Permanente de Actividades Científicas (EPAC), que nuclea a la
mayoría.
Entre los datos
más destacados, Blesa explicó que el número de
investigadores y becarios (en jornada completa) cada mil
personas económicamente activas se estabilizó alrededor de 3. "El número
de investigadores por área de conocimiento y el sistema en su conjunto han
crecido mucho en los últimos años", dijo el funcionario, para quien "el área
que más creció comparativamente es la de ciencias sociales y humanidades, que
hoy representa un 32,84% del total".
También se
refirió a la inversión en CyT como fracción del PBI,
que "creció notablemente en los comienzos del siglo XXI hasta ubicarse en el
0,6% actual". Al respecto, el secretario se refirió a "metas incumplidas" e
indicó que la actual tasa de crecimiento interanual de la inversión en I+D "no
va a permitir llegar a tener una inversión superior al 1% del PBI, que sería un
número razonable".
En esa línea,
repasó la situación del CONICET, con un presupuesto anual de 9 mil millones de
pesos y unos 10 mil investigadores activos. "El CONICET es el organismo del
gobierno para impulsar la CyT. Nuestros desafíos de
gobernanza son cómo representar adecuadamente los distintos puntos de vista,
incluyendo a las asociaciones civiles científicas, al tiempo de responder a una
planificación y cómo mantener un adecuado balance entre investigación básica,
aplicada y el desarrollo tecnológico", planteó Blesa.
En esa línea, Blesa expresó: "En la Argentina hay una fuerte tradición en
la investigación básica y poca en la aplicación tecnológica. Institutos como el
INTA, el INTI y CONEA no patentan. El sistema tecnológico es pobre".
Bolivia
De acuerdo con el
delegado, miembro de la Asociación Boliviana para el Avance de las Ciencias,
"la ciencia, la tecnología y la innovación no han sido consideradas
históricamente para el desarrollo", lo cual condujo a "grandes costos
económicos, ambientales y sociales". Un problema recurrente, describió, es la
ausencia de procesos de adaptación del conocimiento a las realidades locales
del país.
En este país, la
creación de centros e institutos de investigación adquirió dinamismo a partir
de 1971. Desde entonces, "el 66% de esas entidades se creó en los departamentos
de Cochabamba, La Paz y Santa Cruz, el famoso eje del desarrollo de Bolivia".
Actualmente, el
país cuenta con unos 1.900 investigadores que trabajan a tiempo completo. Por
otra parte, expresó que el presupuesto del Estado para el sector sólamente alcanza para pagar los salarios de los
investigadores.
Asimismo, el
delegado boliviano precisó que, del total de centros e institutos de
investigación, 180 pertenecen a universidades públicas y 45 a privadas. Con
respecto al número de centros por disciplina, el 30% corresponde a las ciencias
naturales, mientras que el 24% a la tecnología. "Entre ambas se supera el 50%
de la producción científica y, pese a todo, se hace cierto grado de ciencia
básica y especialmente transferencia de tecnología", consideró.
Brasil
La información
geográfica y demográfica de esta nación ya permite comprender la magnitud de
este país: con un área de 4 millones de kilómetros cuadrados y una población de
205 millones de habitantes, el sistema de ciencia y tecnología de Brasil es uno
de los más avanzados de la región.
"Brasil tiene un
compromiso de Estado con la ciencia, la tecnología y la educación", expresó su
delegada. "Sin embargo, existen problemas de continuidad y concentración", agregó.
Como ejemplo,
explicó que Sao Paulo es responsable del 62% de la producción de ciencia y
tecnología de Brasil. En ese estado viven unos 41 millones de habitantes y se
concentra el 34% del PBI. "Sao Paulo representa el 50% de la ciencia brasileña,
allí hay seis universidades (3 del estado paulista y 3 nacionales) y concentra
el 45% de los graduados con estudios de doctorado", señaló. Al mismo tiempo, la
delegada de Brasil explicó que el 62% del apoyo financiero proviene de recursos
del estado de Sao Paulo.
Con respecto a
algunos indicadores de productividad, comentó que los índices de patentamiento son bajos debido a razones culturales y
afirmó que "en los últimos 10 años, la publicación de artículos aumentó en
todas las áreas de conocimiento avanzado". De acuerdo con la delegada,
"aparentemente estamos al frente de América Latina, pero estamos muy atrás
comparados con otros países del mundo, donde vemos un salto cuali-cuantitativa
en la producción científica".
Costa Rica
Creado en 1972,
el Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT)
fue el instituto de referencia para promover las capacidades de investigación y
desarrollo en ese país, junto con la Academia de Ciencias creada en 1995.
Además, en Costa Rica existen unos 500 institutos de investigación y el país ya
lleva ejecutados una decena de planes de ciencia.
"Tenemos 1.294
millones de dólares invertidos en investigación, que representan el 2,48 % del
PBI", dijo el delegado de Costa Rica, quien agregó: "En un 76%, la
investigación es realizada por las universidades públicas. Este es el fuerte de
la investigación en Costa Rica y las universidades guardan una gran autonomía.
Esto hace que el grado de injerencia política sea bajo".
Por otra parte,
se refirió a las relaciones de género: "Hubo un crecimiento en los
investigadores a lo largo de los años y hoy la relación es de 52% de hombres y
un 42% de mujeres en el sistema". A su vez, señaló que el área con más
carencias de recursos calificados es ingeniería, seguida por tecnología y
ciencias de la salud, "porque el 69% de los graduados corresponden a las
ciencias sociales y humanidades".
Chile
El presidente del
Consejo de Sociedades Científicas de Chile, Jorge Babul, realizó una crítica de
la gestión política de su país en torno al sistema científico y tecnológico.
"Como vamos, pronto tendremos el honor de ser declarados el primer país libre
de ciencia", ironizó.
Para Babul, "es
necesario separar de los gobiernos de turno las acciones que necesitan de largo
plazo y la ciencia los necesita, pero los políticos no lo entienden". En Chile,
la comunidad científica ha venido reclamando, en los últimos años, la creación
de un ministerio nacional de ciencia, un proceso que aún continúa, con avances
y retrocesos. "Nosotros no podíamos imitar a los jóvenes científicos argentinos
que tomaron pacíficamente el ministerio, sencillamente, porque nosotros no
tenemos uno", bromeó.
En esa línea,
Babul criticó la ausencia de una planificación y de políticas claras diseñadas
para el desarrollo del sistema científico chileno: "Necesitamos una ciencia
desarrollada que sea el pilar de la sociedad".
El delegado
describió que el país cuenta hoy con unos 4 mil doctores y se refirió al
programa FONDECYT, que ofrece becas de doctoradas y proyectos de iniciación.
Sin embargo, consideró como "un problema que sólo tres universidades hacen el
70% de la investigación".
Panamá
Como titular de
la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de Panamá, Jorge
Motta fue el encargado de preparar esta presentación, que fue brindada por el sectrario de Interciencia, Gupta. La inició con una serie de datos descriptivos sobre
el sistema científico panameño.
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El chileno Jorge Babul
fue muy crítico: "Tendremos el honor de ser declarados Primer País Libre De
Ciencia".
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"La inversión per
cápita con relación al PIB es muy baja, del 0,18%. Además, como en Panamá no
hay industrias y el 80% de nuestro PIB corresponde al sector servicios, la
estructura productiva es de baja intensidad y no demanda mucha investigación o
desarrollo", describió Gupta.
Haciendo algo de
historia, el secretario recordó que la ciencia y la investigación en ese país
se impulsaron a principios del siglo XX gracias a manos extranjeras: con fuerte
apoyo de gobiernos estadounidenses, organismos como el laboratorio Gorgas y el Smithsonian se consolidaron en distintas áreas de las
ciencias naturales. En 1975 fue creada la Asociación Panameña para el Avance de
las Ciencias y, en 1997, la creación de la SENACYT terminó de completar la
estructura central del sistema científico.
Actualmente,
Panamá cuenta con 1.500 becarios y 475 proyectos de I+D fueron desarrollados
entre 2004 y 2016. Para 2017, precisó Gupta, se
propusieron la meta de adjudicar 75 nuevos proyectos.
Venezuela
Representante de
la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela, Jaime
Requena comenzó su exposición sin rodeos: "El mensaje es claro: no sigan
nuestro ejemplo".
De acuerdo con
Requena, la politización de la ciencia registrada en los últimos años condujo
al desmantelamiento del sistema, al punto de que "hoy no existen datos sobre
ciencia en Venezuela".
Hasta el año
2006, los indicadores se publicaban con regularidad. "Pero a partir de ese año,
cuando los indicadores comenzaron a caer, el gobierno los dejó de publicar",
señaló Requena. Este punto es de importancia ya que los datos utilizados en su
presentación provienen de fuentes propias, construidas junto a colegas
venezolanos y de otros países, a partir de una gran base de datos que registra
la productividad científica venezolana desde 1823.
"La organización
sectorial en Venezuela solía a ser casi horizontal, pero ahora es absolutamente
vertical", dijo Requena, quien luego se refirió a las inversiones. "Desde 1950
hasta 1970, cuando aparece el CONICIT, la inversión era como del 0,1%, una
cantidad bajísima. En esos años el país tenía sólo 12 doctores". A principios
de los 90, no obstante, la emergencia de la industria petrolera disparó una
suba y para el año 2000 la inversión llegó al 0,4% del PBI.
En Venezuela, el
Estado es quien financia a la ciencia en su totalidad. "El 86% de toda nuestra
ciencia se hace fundamentalmente en las cuatro universidades autónomas. Pero un
profesor universitario venezolano cobra 20 dólares mensuales. Eso es lo que nos
paga el gobierno", afirmó Requena.
Una de las
consecuencias de este esquema, apuntó el delegado, fue el decrecimiento de las
publicaciones, fundamentalmente ligadas a las áreas de salud y medicina (que
representan el 24% del total), seguidas por la biología molecular y clásica
(con el 19%). "Entre esas dos se llevan el 50% de la tajada", especificó. "Hoy
día casi publicamos la mitad que hace diez años y la mayoría de esas
publicaciones se concentra en revistas nacionales que fueron promovidas por el
gobierno", dijo Requena.
Si bien los datos
oficiales señalan que en Venezuela hay unos 25 mil investigadores activos, de
acuerdo con Requena, ese número no supera los 7 mil. Del total, indicó, el 60%
son mujeres. Asimismo, precisó que la edad promedio de los investigadores es de
52 años, pero solía ser de 40. "La comunidad está envejeciendo y tenemos un
problema serio de fuga de cerebros. Se ha ido el 14% responsable del 33% de
todas las publicaciones del país", destacó el científico venezolano.
Tomado de:
http://www.todociencia.com.ar/productividad-estancada-desfinanciacion-y-fuga-de-cerebros-un-diagnostico-critico-de-la-ciencia-en-america-latina/