Hito
en la Medicina costarricense
Cinco médicos de la UCR fueron clave de éxito en
separación de ex siameses
Hace un año especialistas graduados de la UCR
protagonizaron la exitosa separación de los primeros siameses costarricenses craneópagos
By Jenniffer Jiménez Córdoba
(Periodista Oficina De Divulgación E Información)
Feb 26, 2019
Los
siameses Samuel y Ezequiel sobrevivieron a una histórica intervención
quirúrgica para separarlos hace un año. (Foto: Karla Richmond).
El viernes 23 de febrero del 2018, a
las 7:35 a.m., inició uno de los procedimientos quirúrgicos más complejos
registrados en la medicina pediátrica de Costa Rica: la separación de los
primeros siameses costarricenses craneópagos; es
decir, unidos por sus cabezas.
La cirugía, que desde los primeros
instantes tenía altas probabilidades de fallecimiento para ambos niños, desafió
todas las expectativas y se posicionó como una de las intervenciones más
exitosas del país y del mundo.
A un año de tal proeza ―en la que
lideraron cinco médicos de diversas áreas, todos ellos especialistas graduados
de la Universidad de Costa Rica (UCR)―, hoy Samuel y Ezequiel ostentan
una calidad de vida nunca antes pensada, la cual derribó temores,
preocupaciones e incluso las negativas proyecciones de prestigiosos médicos
estadounidenses que asesoraron en la compleja operación.
"De los datos que probablemente nadie
sabe, es que se consultó con expertos internacionales. La respuesta de ese
grupo, que tenía más experiencia con siameses, fue que no eran operables; sobre
todo porque en el procedimiento se podía perder la vida de al menos un niño.
Nuestro equipo se enfrentó a esa opinión de expertos y la razón fue sencilla:
los niños ya no podían vivir así. Entonces, podía ser que los perdiéramos, pero
pensamos: si los vamos a perder, los vamos a perder peleando", relató el Jaime
Cortés Ojeda, docente de la Escuela de Medicina de la UCR y jefe de cirugía del
Hospital Nacional de Niños.
Sin embargo, no fue así. Los niños, con
tan solo dos años de edad, sobrevivieron cerca de 20 horas en un quirófano en
el que intervinieron, en diferentes momentos, alrededor de 100 profesionales de
neurocirugía, anestesiología y, enfermería; así como técnicos, auxiliares de
sala y residentes. Esto sin contar las casi 17 operaciones previas y
posteriores a la separación, que superaron exitosamente.
Si los niños se hubiesen operado en los
Estados Unidos, el costo del procedimiento ascendería los $200 000, un monto
elevado y casi inaccesible para una familia costarricense promedio. Esto sin
contemplar los cuidados posteriores y la atención continua que reciben
actualmente. Evelyn Badilla Hernández y Stallin Núñez
Morantes, padres de los niños, no eran la excepción.
Para Cortés, lo
anterior es una prueba clara de la importancia del sistema de salud público
nacional y de la formación de médicos de alta calidad, quienes, en su gran
mayoría, han sido preparados por la UCR y hoy sostienen una de las cinco
mejores asistencias en salud del mundo, según la International Living Magazine.
"Esta cirugía, en otras partes del
mundo, jamás se podría realizar y, mucho menos, sin ningún costo para la
familia. Aquí es posible porque tenemos un sistema de salud solidario,
financiado por todos nosotros. Ese es el verdadero valor de la seguridad social
y de la formación de médicos, en este caso de la UCR como institución pública",
afirmó el Dr. Cortés.
Contra
todo pronóstico
A las 7:35 a.m. comenzó la cuenta
regresiva por la vida. El médico Juan Luis Segura Valverde, jefe de
neurocirugía, en compañía del Dr. Justiniano Zamora Chaves, jefe de clínica de
neurocirugía, fueron los dos especialistas a cargo de dirigir la titánica
intervención. Para afrontar ese decisivo momento, se prepararon desde antes que
los niños nacieran; es decir, por más de dos años.
"Nosotros nos reuníamos los martes y
los miércoles. Prácticamente, no había martes o miércoles que no comentáramos
algo. Sabíamos que iba a ser difícil y un estudio para ver los vasos sanguíneos
en el cerebro ratificó lo complejo que iba a ser. De igual forma, un colega
empezó a enviar el caso a varios lugares en el exterior y la sensación fue de
que no era un caso quirúrgico. La posibilidad de sacar a ambos con vida era
menor al 20%. Era como tirar una moneda al aire", comentó Segura.
El jefe de neurocirugía tomó la
decisión de operarlos el viernes 23 de febrero del 2018 y su determinación
repentina según recuerda el Dr. Zamora, movilizó a un gran equipo de expertos
que no lo pensaron dos veces para efectuar el trabajo.
"En conjunto con otras especialidades,
valoramos cómo íbamos a realizar la parte quirúrgica. Ahí es cuando el Dr.
Segura nos dio la sorpresa y nos dijo: ‘esta semana los separamos’. Todo el
equipo pensó: ‘pero, ¿cómo?", recordó Zamora.
"Había que hacerlo ya. Los niños venían
arrastrando problemas de virus respiratorios y eso no permitía operarlos. Como
llevaban varios días de estar bien, era el momento de aprovechar antes de que
tuvieran otra complicación respiratoria", manifestó Segura.
El
inicio de la lucha
La preparación mental de los médicos
fue clave. Una cirugía de tan alto nivel requería, necesariamente, tener
conciencia de que pocos neurocirujanos en el mundo se han enfrentado a
intervenciones así.
A nivel internacional, se han registrado
59 casos como el de Costa Rica desde 1952. Por lo tanto, la cantidad de
escenarios posibles eran incontables, la cirugía iba a ser extensa y,
probablemente, los niños no saldrían del hospital. Los médicos de la UCR lo
tenían claro.
El camino de retos inició. El primero
fue que el cerebro no era una estructura individual completamente desarrollada.
En otras palabras, algunas zonas cerebrales eran continuas y conectaban a los
dos niños.
"Por las imágenes, nosotros asumíamos
que había una separación razonable de ambos cerebros y cerebelos. Nuestra
sorpresa en la operación fue que el cerebro estaba compartido. Lo esperábamos,
pero deseábamos que no estuviera. Eso lo enfrentamos, pero lo más difícil
estaba en las estructuras vasculares", aseguró el Dr. Segura.
Las venas y las arterias que compartían
Samuel y Ezequiel eran vitales. Existía el riesgo de que un niño quedara con
algunas estructuras vasculares y el otro no. Esto elevaba las probabilidades de
fallecimiento. "Ninguno de los dos se podía quedar sin alguna estructura
vascular vital. Los dos menores debían tener esas estructuras para que sus
cerebros se drenaran de sangre y funcionaran bien. El proceso fue muy
laborioso. Muchas operaciones concluyen en esta etapa, y no de la mejor manera,
por el sangrado excesivo", dijo el Dr. Zamora.
Los neurocirujanos superaron el
desafío. Ellos dividieron y repararon exitosamente las estructuras vasculares
en cinco zonas cerebrales de alta dificultad. Así, los médicos consiguieron que
los cerebros de Samuel y Ezequiel recibieran, de forma individual, la sangre
que necesitaban. "Este logro también es parte de la Universidad de Costa Rica
porque somos, muy honrosamente, egresados de la UCR. La Universidad nos becó a
ambos y sin eso no hubiéramos podido estudiar. El éxito en esta cirugía refleja
la calidad de la educación superior pública de este país", dijo Segura.
Los dos neurocirujanos de la UCR
hicieron historia.
Tres
triunfos ante la muerte
El que dos niños tan pequeños
estuvieran tanto tiempo en el quirófano iba a traer complicaciones. La presión
de Samuel bajó drásticamente y requirió el suministro de sangre y medicamentos.
Sin embargo, lo que se le ponía a él también le llegaba a Ezequiel por medio
del flujo sanguíneo.
En pocos minutos, a Ezequiel se le
llenaron los pulmones de sangre y Samuel, el gemelo más frágil, seguía sin
mejorar. Los anestesiólogos Ricardo Díaz, Alejandra Sánchez, Elena Vindas
Villarreal y Javier Sevilla, descritos por algunos como "ángeles", serían los
encargados de que los gemelos vencieran la muerte en tres ocasiones.
"Ezequiel, al ser más grande, le
quitaba a Samuel todo lo que le poníamos. Entonces llegó un momento en que todo
el líquido que le suministrábamos a Samuel para mantenerlo vivo complicó a su
hermano. Ezequiel estaba recibiendo medicamentos y sangre que no necesitaba,
mientras que Samuel se puso muy mal. Tuvimos que improvisar y hacer cosas que
nunca se habían hecho", afirmó el Dr. Díaz.
Bajo un fuerte estrés, los
anestesiólogos utilizaron procedimientos no cotidianos. Los fármacos ya no
estaban haciendo efecto y Samuel, desde el punto de vista técnico, estaba
muerto. "Teníamos medicamentos en nuestro arsenal que no son de rutina, pero
que se nos ocurrió que podíamos usar y dieron resultado", recalcó.
Los médicos lograron
sacar a Samuel y a Ezequiel adelante en esas tres ocasiones. Sin embargo, la
cirugía entró a un punto en el que los anestesiólogos no podían hacer nada más.
"Le dije al Dr. Zamora: ‘o los separamos ya o se mueren’. Ya habíamos hecho
todo lo posible. Cuando se dio la separación, Samuel se estabilizó y la cirugía
concluyó con normalidad. Realizar el procedimiento y que los niños
sobrevivieran constituyó un hito porque nunca se había hecho en el país",
destacó Díaz.
Tomado de: https://semanariouniversidad.com/universitarias/cinco-medicos-de-la-ucr-fueron-clave-de-exito-en-separacion-de-ex-siameses/