Ciencia y religión
Pablo Chaverri
pablochaverri@yahoo.com | Martes 10 marzo, 2020
Con alguna frecuencia, es posible encontrar en
redes sociales, comunicaciones personales y diferentes medios de información, que
se opine afirmando que ciencia y religión, en tanto caminos para la búsqueda de
la verdad, terminan siendo lo mismo; es decir, un conjunto de afirmaciones
dogmáticas y arbitrarias acerca de la naturaleza y explicación de la realidad.
Sin embargo, esta clase de opiniones están muy
lejos de ser correctas. Veamos por qué.
Uno de los aspectos más polémicos de la religión es
que descubrir errores en ella es mal visto y censurado, no algo bienvenido ni
considerado positivo. Exactamente al contrario de cómo opera la ciencia, que
es, en pocas palabras, un exigente procedimiento para buscar errores en
creencias. Y precisamente es por esto que la religión encuentra fuertes
dificultades para corregirse, porque es reacia a reconocer sus errores ya que
no está diseñada para ello. Pero: ¿cómo podría ser de otra forma si el
pensamiento religioso es dogmático por definición? La religión no precisa de
someter a prueba rigurosa sus afirmaciones, sino que más bien huye de hacerlo.
Entonces, dado que el pensamiento religioso
simplemente se asume a priori como verdadero y perfecto por ser "revelado
por dios", ¿cómo puede reconocer sus equivocaciones un tipo de mentalidad
que se pone a sí misma como inequívoca sin necesidad de otro
"fundamento" más que "la santa palabra" de un amigo
invisible?
Decir que religión y ciencia son
"iguales" es simplemente no conocer cómo funciona la ciencia, que
todos los días publica avances que se caracterizan, precisamente, por
cuestionar, ampliar o modificar el conocimiento existente. Pero, pese a que
vivimos rodeados de tecnología que solo es posible gracias a la ciencia
presente en sus bases, la mayoría de nuestra población confía más en la
religión que en la ciencia.
Pues en efecto este parece ser el ciudadano
promedio costarricense y latinoamericano a estas alturas del siglo de las
tecnologías de la infocomunicación; alguien que, pese
a beneficiarse todos los días de los grandes avances científicos y
tecnológicos, sigue basando sus juicios más en mitos del neolítico que en el
que, sin lugar a dudas, es el mejor método creado por la humanidad para buscar
la verdad y comprender el mundo: la ciencia. ¿Infalible? De ninguna manera, de hecho reporta sus propias limitaciones y sus fuentes y
márgenes de error. ¿El mejor método para resolver problemas complejos? Sin la
menor duda, la ciencia constituye el mejor proceso inventado por la humanidad
para crear conocimiento.
Mientras nuestra conservadora y todavía aldeana
sociedad invierta más tiempo, atención y recursos en mitología que en ciencia, será difícil aprovechar todo el enorme
potencial que esta ofrece. Entonces, cabe preguntarse: ¿en qué vale la pena
confiar más: ¿en la ciencia o la religión?, ¿a cuál de las dos dedica más
tiempo nuestra población? Pese a que la ciencia supera por mucho a la religión
como mecanismo para buscar la verdad, es posible afirmar que nuestra población
sigue dedicando mucha mayor energía a la religión que a la ciencia. Seguirá
habiendo un pesado grillete en el pie para que nuestra sociedad avance mientras
la mitología siga teniendo más peso que la ciencia a la hora de tomar
decisiones y definir objetivos políticos de conducción social.