Boletín
Nº 203 - noviembre 2019
Dos jóvenes científicos recorren Latinoamérica en "Kombi" divulgando ciencia
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Lo más
gratificante es cuando una niña te abraza y te dice que quiere ser científica
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Ha sido una
experiencia muy enriquecedora, nos hemos dado cuenta que hay mucha gente que da
sin pedir nada a cambio.
Silvia Arias
Periodista CONICIT
sarias@conicit.go.cr
A pesar de su corta edad Ana y Ángel ya tienen a su haber una
experiencia que muy pocas personas podrían contar a sus nietos. Ellos
recorren el mundo en una "kombi" divulgando
ciencia.
Ana es Física y doctora en Cosmología, Ángel es Licenciado en Física,
ambos graduados de la Universidad Autónoma de Madrid. Al contrario de muchos
de los jóvenes después de unos años de experiencia laboral, ellos decidieron
iniciar un recorrido por Latinoamérica conociendo nuevos lugares e
impartiendo charlas y su conocimiento sobre el cosmos y la física.
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Se confiesan apasionados por los viajes y el cosmos y hace
dos años iniciaron su periplo que este mes les trajo a nuestro país donde
estarán hasta fin de año. Ellos nos contaron su travesía por Suramérica, sus
buenas y sus "no tan buenas" experiencias.
"Nuestro proyecto inició con varios objetivos, uno de ellos
fue conocer diferentes países, pero pensamos que también era necesario dejar
algo de lo que habíamos aprendido en cada lugar que visitamos" comentó Ana,
durante el conversatorio "Café con Ideas" realizado este 21 de noviembre en el
CONICIT, allí lo científicos compartieron la experiencia de su proyecto "Acoge
a un científico".
Cuando Ana concluyó su posgrado estaba segura de que quería
era trabajar en educación así que junto con Ángel conformaron el proyecto que
hasta el momento les ha permitido visitar diez países, más de 160 instituciones
e impartir más de 259 charlas.

Ana y Angel
durante su exposición en el conversatorio Café con Ideas del CONICIT.
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El inicio del viaje fue en Argentina con una mochila al hombro, era
bonito iniciar en el país de origen de Ángel que desconocían ya que desde los
diez años el físico vive con su familia en España. Sin embargo, una mochila es pesada y los
planes de continuar conociendo eran muchos así que decidieron comprar una "kombi Volkswagen" del '88 que convirtieron gracias a la
ayuda de sus primos carpinteros en casa rodante y han bautizado con el nombre
de la científica Vera Rubín, una de las astrónomas más importantes de la
historia que trabajó en el descubrimiento de la primera prueba observacional
de la materia oscura y una de las mentes más destacadas de la astronomía
contemporánea.
"Nuestra kombi es nuestra casa, nuestro
hogar, es una más de la familia, me dará mucha tristeza el día que tengamos
que venderla para regresar a España" comentó Ana mientras conversaba con
algunos de los colaboradores del CONICIT.
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"Al principio fue difícil ya que algunas personas nos
preguntaban cuántas charlas habíamos impartido o cuantos países habíamos
visitado y no podíamos hablar de mucho, sin embargo, seguimos adelante y ya
hemos realizado muchas charlas en diversos tipos de escuelas, colegios,
observatorios y universidades" afirmó la joven científica.
El proyecto "Acoge a un científico" tiene diferentes formas
de financiamiento. Una de ellas es la exposición de diferentes tipos de charlas
por las que reciben alguna colaboración además han escrito dos libros y
producido algún material de mercadeo que venden en cada una de sus
presentaciones, de esta manera logran pagar la gasolina del vehículo y cubrir
algunas necesidades básicas durante su trayecto.
Los jóvenes tratan de planificar y agendar las diferentes
actividades que realizarán con alguna anticipación, sin embargo, reconocen que
en muchas ocasiones la demanda de charlas surge por medio de un contacto con alguna
persona interesada en alguna comunidad que visitan.
Los contenidos científicos que exponen van más allá y amplían los de
programas escolares. En sus conferencias proponen un viaje por el espacio en
el que sitúan nuestro planeta en el Universo, invitan a un viaje por el
tiempo desde el Big Bang hasta hoy en día, y también
enseñan sobre las grandes incógnitas que existen en cosmología. Un tema que
resaltan con pasión es la necesidad de hablar del papel de la mujer en la
ciencia.
"Muchas veces, al finalizar
las charlas los pequeños se nos acercan y nos preguntan: - ¿Qué fue lo que
estudiaron ustedes?, entonces les respondemos: -Somos físicos, ante lo que
responden: ¡Ahhh ya sabemos lo que vamos a
estudiar! comentó Ana con una sonrisa de orgullo debido a la motivación hacia
la ciencia que han logrado cultivar en los pequeños, pero también en jóvenes
y adultos que ya casi sobrepasan las 12.500 personas.
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Ruta de los divulgadores por Latinoamérica.
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Conocimiento ancestral
A lo largo de su recorrido han estado en contacto con gente
de diferentes culturas y cosmovisiones lo que les ha permitido relacionar
muchos conceptos ancestrales y actuales ya que la astronomía es una de las
ciencias más antiguas y ha estado presente en todas las civilizaciones.
"Desde siempre el ser
humano ha mirado al cielo, era su reloj, su brújula y su calendario. Era una
herramienta fundamental que les servía para saber cuándo sembrar y cosechar. Es
curioso ver cómo las constelaciones en el cielo van cambiando de nombre y de forma.
Por ejemplo, lo que nosotros llamamos la Vía Láctea, nuestra galaxia, para los
guaraníes era el rastro que deja el carpincho (un gran roedor) al salir del
agua", explican.
Y agregan: "Los incas no se fijaban en los grupos de
estrellas, sino que veían formas en las zonas oscuras que quedan entre ellas",
comentan todavía con asombro.

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Otra de las cosas que les ha llamado la atención es que muchos de los
pueblos anteriores a los incas para estudiar el cielo no miraban hacia
arriba, sino hacia abajo. Y es que para estudiar las estrellas hacían huecos
en las rocas que rellenaban con agua y lo utilizaban como espejo para mirar
al cielo.
¡Fuego en la kombi!
Su casa rodante ha sido su hogar por casi dos años y según confiesan
"uno más de la familia". Sin embargo, su mantenimiento y cuidado ha sido una
prioridad en el recorrido. "En una ocasión, estando en Iberá,
en Argentina, Vera sufrió un desperfecto, estábamos en un lugar aislado y
lejano y meditábamos sobre qué hacer. Pensamos que tal vez era hora de volver
a Argentina y luego ir a casa, sin embargo, al día siguiente un señor
apareció y nos alertó de un pueblo cercano en donde encontraríamos ayuda para
continuar". En efecto, la ayuda no
dudó en llegar, un mecánico arregló el vehículo sin cobrar una sola moneda y
así continuaron su recorrido.
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Otra vez, subiendo por Huaraz, Perú la kombi
prendió fuego de la parte trasera, "nuestro extintor no servía y vimos casi
todo perdido de un momento a otro" contó Ángel. "De repente apareció un
conductor de otro vehículo, se bajó, apagó el fuego y continuó, casi no nos da
tiempo ni de agradecerle" comentó sonriendo al recordar el joven físico.
Aprender algo de mecánica ha sido necesario para atender el
vehículo en algunos momentos, sobre todo cuando transitan por lugares desolados
donde es difícil conseguir ayuda.
Hay más gente buena
Muchas personas han acogido a los jóvenes durante su
recorrido de aproximadamente de 26.000 kilómetros (el dato no es exacto ya que
el medidor de la kombi no funciona, aclara Ana). "Es
mucho más la gente buena que hemos encontrado, la mala es muy poca, pero hace
más ruido", afirma Ángel. En sus últimas vivencias han conocido personas con la
que han compartido experiencias muy valiosas pero que se quedan en el camino:
"es doloroso saber que te despides y no sabes si los volverás a ver".
Su recorrido por Suramérica les ha significado una gran
experiencia, han conocido diferentes culturas, disfrutado las comidas de
diferentes países y compartido con gente muy diferente, pero confiesan que una
de sus mayores reflexiones es que "todos somos iguales y que hay más gente que
quiere ayudar". Otra de las reflexiones que han sacado de su proyecto es que a
la gente realmente le interesa la ciencia, que sólo es necesario crear los
espacios de divulgación de la ciencia y acercarla a la sociedad.

Imagen de algunas de las actividades de
divulgación de los científicos españoles.