Boletín Nº 179 - Octubre
2017
Pérdidas
millonarias en Chile por 7 especies invasoras
[SANTIAGO DE CHILE]
En Chile hay 1.119 especies exóticas de flora y fauna que se han asilvestrado o
naturalizado en el territorio. Un número importante compite por alimento y
hábitat con especies nativas, depredándolas, desplazándolas o amenazando su
sobrevivencia.
El estudio "Valoración
económica del impacto de un grupo de Especies Exóticas Invasoras sobre la
Biodiversidad en Chile" (26 de setiembre) estimó en más de US$86,5 millones el
monto anual que el país ha perdido en los últimos cinco años a causa de siete
especies invasoras: cinco mamíferos y dos arbustos.
Si no se hace nada para controlar estas siete
especies, en 20 años el país habrá perdido más de US$1.991 millones, dice el
estudio, financiado por el Proyecto Especies Exóticas Invasoras, impulsado por
el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), el Ministerio del Medio Ambiente
de Chile (MMA)y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Créditos: Claudio
Fierro, Aníbal Pauchard, Mariana Acuña, Renato Ripa,
Héctor Gutiérrez, Fundación Ardeidas, Proyecto
GEF/EEI.
"Los tomadores de
decisiones requieren alguna información de pérdida económica para destinar
recursos de forma eficiente al control de estas especies. No es lo mismo decir
que desplazan especies nativas, que decir cuánto vale ese desplazamiento", dice
a SciDev.Net Claudia Cerda, investigadora de la Facultad de Ciencias Forestales
de la Universidad de Chile y autora principal del estudio.
Entre los factores que
se valorizaron están los recursos públicos destinados a investigar y controlar
las especies, las pérdidas a plantaciones forestales o frutales y el daño
económico para la ganadería, apicultura y especies nativas.
Las pérdidas
estimadas, dice Claudia Cerda, es mucho mayor que el presupuesto que se destina
al Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE). Estas
son los siete invasores estudiados y su impacto económico anual mínimo:
1. Jabalí (Sus scrofa):
Pérdida mínima anual = US$38.278.724
Introducido en 1937 para crianza comercial y
caza, afecta las plantaciones de avellano europeo, amenaza a la palma chilena,
reduce la biomasa vegetal al erosionar el suelo, depreda vertebrados e insectos
e impacta en la producción de carne y leche.
El jabalí depreda
especies nativas como la ranita de Darwin y el chucao, un ave. Además es reservorio de microorganismos que pueden infectar
a animales domésticos y silvestres. Crédito: Fundación Ardeidas
2. Avispa chaqueta amarilla (Vespula germánica): Pérdida mínima anual = US$21.532.771
Desde 1970 es plaga en zonas urbanas y rurales
del país. Se alimenta vorazmente de carne y frutas, ataca colmenas y pichones
de aves. Sus costos se midieron sobre la vitivinicultura, apicultura,
producción de ciruelas y biodiversidad.
Manzanas, peras y
flores suelen ser atacadas por la chaqueta amarilla, cuya agresividad reduce
también las visitas en áreas silvestres protegidas.
Crédito: Renato Ripa
Su impacto sobre el
turismo en parques nacionales llevó a la creación de un método de control que hoy se usa en 20% de los
parques nacionales.
3. Zarzamora (Rubus
ulmifolius) Pérdida mínima anual: US$10.580.010
Si bien su fruto, la
mora, genera ingresos anuales por US$2.888 anuales, su invasión de terrenos
genera un impacto mayor para la producción forestal de pino insigne y para la
producción de vacunos, además del gasto para su erradicación usando métodos
manuales, químicos y biológicos.
La zarzamora
erosiona el suelo, afecta flora endémica y a polinizadores y deteriora el
paisaje.
Crédito: Carla Firmani
4. Visón (Neovison
vison): Pérdida mínima anual = US$9.526.620
Importado para la
explotación comercial de su piel en 1934, hasta 1960 hubo cinco escapes de ese
carnívoro al medio natural en el sur de Chile y Argentina. Sus principales
impactos económicos son sobre la biodiversidad, al depredar invertebrados y
vertebrados, especialmente colonias de aves que anidan a nivel del suelo.
El visón se
distribuye en el sur de Chile, desde la región de la Araucanía hasta Tierra del
Fuego (Isla Navarino), donde no tiene depredadores.
Fuente: Proyecto
GEF/EEI
5. Espinillo (Ulex
europaeus): Pérdida mínima anual = US$ 3.953.881
Su introducción en el siglo XIX para usarse
como cerco vivo lo ha convertido en una plaga que desplaza plantas nativas y
cultivos, junto con degradar el suelo al extraer gran cantidad de sus
nutrientes. Esto genera impacto en la producción de carne de vacuno y ovino y
en la producción de pino insigne. A esto se suman los recursos públicos
destinados a investigar esta especie.
Hoy el espinillo
cubre amplias extensiones de terreno en áreas silvestres, praderas y cultivos
agrícolas y forestales.
Crédito: Carla Firmani
6. Conejo (Oryctolagus
cuniculus): Pérdida mínima anual = US$3.249.337
Se introdujo en Chile
en el siglo XVII y desde aquí se propagó hacia Argentina. Hoy genera impacto en
sectores frutícolas, de plantaciones forestales y en biodiversidad.
El conejo
erosiona suelos, compite por alimento con roedores nativos, consume hortalizas,
pinos recién plantados y especies de bosque nativo.
Crédito: Paula Leighton
Paloma Toranzos, oficial de Medio Ambiente y Energía PNUD-Chile,
destaca que "en conjunto con la ONG Island Conservation,
esta especie se ha erradicado recientemente de las islas Choros (2015) y Chañaral (2016), en la Reserva Nacional Pingüino de
Humboldt". Esto tuvo un costo de US$ 1.465.754.
En esta foto de 2014, el perro Finn
ayuda a confirmar la ausencia de conejos invasores en la Isla Choros
Crédito: Tommy Hall/Island Conservation /Flickr
7. Castor
(Castor canadienses): Pérdida mínima anual = US$733.094
La liberación
de 50 castores en el lado argentino de Tierra del Fuego en 1946 —hasta donde se
llevó para desarrollar una industria peletera que fracasó— tiene hoy a esta
especie convertida en una de las peores especies exóticas invasoras del extremo
austral de Chile y Argentina. "En 2006 ambos países firmaron un Acuerdo Binacional
sobre Restauración de los Ecosistemas Australes afectados por el castor
americano", dice Paloma Toranzos.
Los castores no
tienen depredadores y contaminan el agua de sus embalses y riachuelos. Un
proyecto de WCS Chile busca erradicarlo de Tierra del Fuego hacia 2030.
Crédito: Claudio Fierro
Los costos de esta especie invasora incluyen la
destrucción de biomasa forestal, especialmente lenga
y coihue, causando pérdida de madera e impactos negativos en la captura de
carbono.
Se estima que en
Tierra del Fuego alrededor de la mitad de los bosques en las márgenes de cursos
de agua e importantes áreas de turberas ya han sido afectados por el
castor.
Crédito: Claudio
Fierro
Al crear diques, los castores
inundan vastas extensiones de terreno, lo que afecta la producción ganadera y reduce las zonas de pastoreo.
A esos costos
se suman recursos públicos destinados a investigarlo y reparar infraestructura caminera dañada por la especie.
Los castores
contaminan riachuelos, desestabilizan el suelo, modifican el hábitat de especies acuáticas, alteran la oxigenación del agua de los
ríos y sus sedimentos.
Crédito: Paula Leighton
"Las especies exóticas invasoras son una de las cinco causas principales de la pérdida de biodiversidad en el mundo: alteran
los sistemas ecológicos, compiten con la flora
y fauna nativas y generan impactos adversos en actividades productivas y en la provisión de servicios", destaca Paloma Toranzos. Todo esto, agrega,
"tiene, a fin de cuentas,
un impacto sobre la economía y el progreso social".