Boletín
N° 179, Octubre 2017
México, paraíso megadiverso de crasuláceas
Por Ricardo Capilla Vilchis
Ciudad
de México. 24 de octubre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- México es uno de los primeros países megadiversos del planeta, los cuales se caracterizan por
poseer casi 70 por ciento de la diversidad mundial de flora y fauna. Según
datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), nuestro país alberga 23 mil 424 especies de plantas
y dos mil 954 especies de animales.
Entre la gran diversidad de plantas destaca un género de suma
importancia para el país, pero que poca gente conoce, se trata de Echeveria, perteneciente a la familia botánica Crassulaceae. México posee poco más de 80 por ciento de las
140 especies pertenecientes a este género; algunas de ellas son conocidas como
siemprevivas, conchitas u orejas de burro.
En el Instituto de Biología (IB) de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), se está llevando a cabo el proyecto Iniciativa
interdisciplinaria para el aprovechamiento sustentable del género Echeveria (Crassulaceae),
plantas con potencial hortícola para la producción en áreas rurales de México,
a cargo del doctor en ciencias Francisco Vergara Silva. Este proyecto cuenta
con financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)
a través de la Convocatoria de Proyectos de Desarrollo Científico para Atender
Problemas Nacionales.
Vergara Silva es investigador del Instituto de Biología de la UNAM y
miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI),
estudia la clasificación y evolución de plantas mexicanas, así como aspectos
históricos y antropológicos de su diversidad, tanto en colecciones científicas
como en el campo.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt,
el biólogo Jerónimo Reyes Santiago, curador de la Colección Nacional de
Crasuláceas del Jardín Botánico de la UNAM, y el maestro en ciencias Jorge
Escutia Sánchez, hablaron sobre este proyecto en el que, además de la
participación de científicos especialistas en taxonomía y filogenética de
plantas de México, se colabora con productores hortícolas nacionales.
Escutia Sánchez menciona que el proyecto consiste en la producción de
miles de semillas y plántulas que son enviadas a viveros rurales con la
extensión suficiente para producir las crasuláceas. En esos viveros el personal
recibe una capacitación que va desde enseñarles los nombres científicos de las
plantas, hasta los procedimientos adecuados para su cultivo y multiplicación.
Existen cuatro viveros en donde se están
produciendo especies del género Echeveria: San
Miguel Totolcingo y Villa Guerrero, en el Estado de
México, así como San Pedro Nopala y Cuicatlán, en Oaxaca. En los dos últimos, la producción se
limita a las plantas que se dan naturalmente en la región, con la idea de
obtener especímenes con certificación del lugar de origen, algo similar a lo
que ocurre con la denominación de origen de algunos productos como el tequila o
el mezcal.
A través de un vínculo
con la empresa Recuver, impulsado por Escutia Sánchez
y Reyes Santiago, y haciendo uso del Internet y nuevas tecnologías de
información, se ha logrado establecer la primera red de productores de plantas
nativas mexicanas, llamada Itavi, que en mixteco
significa "flor hermosa". "Nos dimos cuenta que al
meter plantas a granel, hay gente que le da un concepto a la planta y luego la
distribuye alrededor del mundo usando las redes de comunicación por Internet.
Pero ¿por qué no hacerlo nosotros desde la academia, si tenemos la misma
tecnología?", comentó al respecto Reyes Santiago.
Parte de la información generada por el
proyecto de Problemas Nacionales se difunde a través de la página web de Itavi y un canal de YouTube. Esta plataforma digital forma
parte de los productos generados durante el proyecto, con el aval de la UNAM y
el Conacyt.
Los beneficios que se
obtienen al comprar a través de la tienda Itavi es
que las plantas se encuentran debidamente identificadas taxonómicamente,
cuentan con cruzas dirigidas que las hacen resistentes a condiciones
ambientales específicas. También se garantiza la salud de las plantas,
incluyendo la ausencia de plagas, así como su legalidad.
Reyes Santiago
mencionó que la comercialización de plantas bajo este esquema pretende que
estas adquieran un valor económico y ecológico agregado, y que se forme entre
la población un vínculo ligado a la identidad del país. Si las personas
comprenden el origen de estas plantas, podrían sentirse orgullosas de tenerlas
en casa —continúa el botánico de la UNAM— y podrían concientizarse sobre la
importancia de su conservación.
Hoy en día, como sucede con muchos otros grupos
de plantas de México, "no hay manera de conservar las plantas de Echeveria si no se ligan el estudio, la conservación y el
aprovechamiento comercial (...) Si no hay un uso para la planta, habrá destrucción,
y no solo es en México, es en el mundo entero. Lamentablemente se necesita dar
un valor económico a la planta para que se le dé valor ecológico", expresó el
investigador Reyes Santiago.
La venta de las
crasuláceas no solo promueve la conservación de las especies, sino que
adicionalmente podría colaborar en la generación de beneficios sociales. Por
ejemplo, las ganancias obtenidas de los viveros de Oaxaca ayudan a solventar
gastos de escuelas y reparar las tuberías de agua del pueblo, así como retener
a los jóvenes que dejan a sus familias para ir a buscar empleo en los Estados
Unidos, incluso como productores de las mismas plantas que se dan naturalmente
en su tierra. Estas interacciones entre procesos de investigación biológica y
dinámicas socioculturales en zonas rurales del país son también de interés para
científicos sociales, como etnógrafos del sureste de México e historiadores
ambientales.
"¿Qué hacen los mexicanos en el extranjero produciendo plantas de su
país y de sus pueblos? ¿No es ridículo? Si ya tenemos conocimiento, lo único
que necesitamos es infraestructura y un concepto. Ya lo conseguimos y está
funcionando de una manera extraordinaria", afirmó Reyes Santiago.
No solo son bonitas
Estas plantas poseen gran belleza, por lo que se usan como ornamento,
pero también tienen efectos benéficos para el ser humano que habita las
megalópolis. Según la doctora Margarita Collazo Ortega, académica de la
Facultad de Ciencias de la UNAM, estudios realizados en diferentes puntos de la
Ciudad de México han arrojado que especies del género Echeveria
son capaces de capturar metales pesados del ambiente y depositarlos en su
cuerpo vegetal sin sufrir afectaciones.
"Los metales que
estamos midiendo en las plantas son plomo, mercurio, arsénico, selenio, cadmio,
bario y cromo, principalmente. Haber escogido metales pesados se basó en (...) su
potencial de provocar enfermedades en las personas (...) La ventaja de (las
especies de) Echeveria es que se pueden
plantar y servir como retén de esos contaminantes", concluyó Collazo Ortega.
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