Boletín Nº 178 - Septiembre
2017
De niños problema a niños genio
Se estima que
en México existen aproximadamente un millón de sobredotados,
de los cuales menos de cinco por ciento se ha detectado.
Además, de cada
tres diagnósticos de trastorno por déficit de atención con hiperactividad
(TDAH), dos se encuentran equivocados porque se trata de niños sobredotados.
Uno de los retos del sistema educativo, de los
profesores y de los padres de familia es lograr un diagnóstico temprano que
permita a los niños desarrollar sus capacidades.
Por Armando Bonilla
Ciudad de México. 19
de septiembre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- "No se junten con el burro", esas fueron las
palabras que Emiliano Romero Beltrán escuchó en más de una ocasión de su
maestra cuando cursaba apenas el primer año del nivel primaria. La docente
recurría a esa etiqueta de manera constante ante la supuesta "rebeldía" del
menor, al cual no lograba hacer que respetara las reglas disciplinarias del salón
de clases.
Ilustración: Ana Yáñez.
No, Emiliano no era el
"burro" del salón por sus malas calificaciones o por deficiencias en
su capacidad de aprendizaje, por el contrario, era tildado erróneamente así
porque se distraía fácilmente, porque no socializaba como el resto de los niños
y porque cuestionaba de manera poco habitual a la maestra. En resumen, era el
"burro del salón" porque aprendía más rápido que los demás.
Aprendía más rápido y
después de ver algún tema y dominarlo —inconscientemente—, se sentía frustrado
por no avanzar hacia nuevo conocimiento y tener que esperar a que su maestra
repasara una y otra vez el mismo tema con el resto de los compañeros. En
consecuencia, se aburría, se distraía, distraía a otros compañeros y
cuestionaba a la profesora, sencillamente perdía el interés y se le acusaba de
indisciplinado.
"A mí me regañaban
mucho porque no ponía mucha atención en las clases, pero era porque me aburría
eso, los temas que veíamos me parecían muy básicos y por eso yo no ponía
atención a la maestra y ella me regañaba. Eso hacía que no tuviera muchos
amigos, mi manera de ser y la propia maestra me hacían ver como el más burro de
la clase", contó Emiliano Romero, quien cambió el modelo de educación
tradicional por el modelo implementado en el Centro de Atención al Talento (Cedat).
Hoy en día, luego del
trabajo que especialistas han realizado con el pequeño, el niño de tan solo
siete años de edad entiende que su distracción era consecuencia de su
frustración. "En la primaria me sentí muy aburrido, yo terminaba (los
ejercicios) rápido y me quedaba con ganas de hacer más pero no podía porque
debía ir al ritmo de mis compañeros, me sentía frustrado y no quería seguir
haciendo lo mismo".
¿Qué sucede en el cerebro de Emiliano
y otros niños genio?
De acuerdo con la neurocientífica y profesora investigadora de la Facultad de
Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Feggy Ostrosky, en los niños
genio se ha documentado un hipermetabolismo, es
decir, que consumen más oxígeno que el resto de las personas. Asimismo, sus
cerebros cuentan con más de las llamadas células de soporte —encargadas de
aportar nutrientes y oxígeno a las neuronas para que no mueran— que las
presentes en un cerebro de personas inteligentes pero
dentro de un estándar normal.
A través de un documental, la especialista explica que en el cerebro
humano, al nacer, se registran fenómenos progresivos y regresivos; los primeros
son aquellos donde las neuronas se conectan unas con otras a través del proceso
de aprendizaje, mientras que los segundos son una suerte de ‘poda neuronal’, es
decir, la muerte de las neuronas, fenómeno que tiene lugar en los tres primeros
años de vida y en una segunda etapa durante la adolescencia.
Lo anterior es
relevante porque en los niños genio o sobredotados la
‘poda’ es de baja escala, lo cual significa una mayor cantidad de neuronas en
la corteza cerebral. Al respecto, otros especialistas, como el doctor Andrew
Almazán Anaya, director del Departamento de Psicología e Investigación del Cedat, señalan que ese potencial extra, si es cultivado,
permite el desarrollo de una mayor inteligencia, mientras que
si no es detectado y estimulado, deriva en pérdida de inteligencia.
Al rescate de la inteligencia
Al cursar su tercer año de primaria, a Rodrigo
Romero no le quedaba más que andar por las instalaciones de la escuela. Una de
las tantas veces que el niño salía del aula lo hacía para sentarse
solitariamente en algún pasillo de la escuela o para jugar con los gatitos que
por ahí deambulaban también, y otras tantas para visitar a un laboratorista e
incluso al director de la escuela, con quienes pasaba el tiempo platicando de
diversos temas de ciencias.
El caso de Rodrigo
—quien es hermano de Emiliano— es muy similar, pues también se sabe
subestimado, entiende que su mente no es retada lo suficiente como para
mantener toda su atención en las clases, se distrae con facilidad y cuestiona a
su maestra, quien aparentemente rebasada en su autoridad por el pequeño, lo
alienta a dejar el aula pidiéndole que salga del salón si es que no pondrá
atención.
"En ocasiones yo iba a
la escuela con todas las ganas de entrar a clase, pero me desesperaba muy
rápidamente porque la maestra nos ponía a hacer cosas que yo ya había visto,
eso era porque un tema nos llevaba entre cuatro y cinco clases y yo
habitualmente lo aprendía desde la primera lección".
Consecuencia de ello,
el menor se distraía, ante lo cual la maestra le pedía ir al ritmo de sus compañeros,
incluso le llegó a decir que o detenía su ritmo o que mejor se fuera del salón.
"Alguna vez me advirtió que si no resolvía un ejercicio —que no me había
enseñado— me castigaría sin recreo y me haría un reporte; no obstante, yo lo
respondí gracias a que lo había visto por mi cuenta al adelantar lecciones en
los libros".
De acuerdo con Diana
Sifuentes Becerril, psicóloga adscrita al Centro de Investigación y Servicios
de Educación Especial (CISEE) de la UNAM, responsable de realizar pruebas para
diagnosticar sobredotación en los niños que llegan a través de diversos
convenios con asociaciones especializadas en sobredotación o canalizados por
escuelas donde los niños presentan problemas de conducta, es habitual que los
maestros de niveles básicos (primaria y secundaria) confundan esta capacidad
con otros problemas.
La especialista relató
que ello deriva en problemas emocionales para los pequeños quienes, además de
ser diagnosticados, en el CISEE son intervenidos. "El primer paso es
realizarles una entrevista para identificar su estado emocional y anímico, es
decir, para evaluar su salud mental y posteriormente se les aplica
un test de inteligencia. A partir de ello, cuando diagnosticamos
sobredotación, trabajamos en borrar la etiqueta y hacerlos entender que las
escalas de medición de esta capacidad son muy rígidas y que ellos deben
trabajar para desarrollar su intelecto".
La también
investigadora aseguró que en cuanto al CISEE se refiere, una parte importante
del trabajo emocional se dirige a los padres, quienes en la mayoría de los
casos llegan más afectados que los niños, con niveles de estrés muy elevados
que, de manera inconsciente e involuntaria, transmiten a sus hijos.
El investigador Andrew Almazán considera que esa falta de capacidad de
los docentes y maestros para detectar posibles casos de sobredotación genera
la pérdida de ese conocimiento, el cual, en su experiencia, en algunos casos
se puede recuperar, aunque no al mismo nivel que se tenía originalmente.
"Un niño sobredotado en una escuela
tradicional, con el tiempo se va dañando emocionalmente, además de que su
inteligencia se pierde por falta de uso, ya que el cerebro funciona como un
músculo que si no se ejercita se pierde. Por ello lo más importante es que
los maestros aprendan a identificar el perfil de niños con posible
sobredotación y lo canalicen a instituciones especializadas".
El especialista, que cuenta con condiciones de sobredotación,
considera que aun cuando el escenario ideal consiste en diagnosticar a los
niños a temprana edad, también se puede rescatar la inteligencia de aquellos
pequeños a los que se les detecta la condición un poco más
grandes.
"Cuando un niño llega a los 10 o 12 años, se
puede seguir atendiendo pero se vuelve un poco más complicado porque ya llega
con algunos vicios propios del sistema educativo tradicional o incluso con
problemas de depresión (...) Recordemos que con el paso del tiempo, la
inteligencia va modificando su desarrollo, ser sobredotado
—que es algo genético— no garantiza que el niño lo siga siendo en
algún test, se puede perder por falta de uso, de hecho, eso es lo que ha
provocado que México pierda tanto talento".
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Rodrigo y Emiliano.
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En ese contexto, la
propuesta concreta del doctor Andrew Almazán radica en la integración a
sistemas de educación diferenciada a los niños con sobredotación, educación
como la que se imparte en el Cedat, pero antes de
hablar de ello, afirma que se debe profundizar en el perfil del niño sobredotado con el propósito de que los docentes lo tengan
presente e identifiquen mejor los posibles casos a su cargo.
Perfil de un sobredotado
De acuerdo con Andrew
Almazán, quien lleva varios años elaborando el perfil del niño sobredotado, existen características muy particulares que
podrían ayudar a los docentes a identificar posibles casos.
De hecho, el doctor Almazán reveló parte de su
estudio a través del artículo "El verdadero rostro del niño genio", publicado en la revista Ciencia y
Desarrollo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en el cual da cuenta de las características
básicas para realizar una "presunción diagnóstica" —que no reemplaza al
diagnóstico de pruebas, pero sí es un paso previo—, mismas que derivaron del
estudio y análisis del comportamiento de más de tres mil casos de niños sobredotados ya evaluados en México.
El artículo publicado
por el doctor Andrew Almazán detalla que, para elaborar dicho perfil, se
consideraron tres tipos de características en los sobredotados:
las innatas, es decir, las que se desarrollan sin importar el entorno; las
adquiridas en sociedad, aquellas que derivan de la intervención de terceros, y
las físicas, que no son otra cosa que las asociadas con su mayor inteligencia.
Consecuencia de ello
se determinó que las principales características innatas son su rápido
aprendizaje, la hiperactividad, la sensibilidad emocional, la distracción y el
gusto por armar objetos, además de la predisposición a entablar conversación
con personas mayores.
Al describir las
características que derivan de la interacción de estos pequeños con la
sociedad, el documento explica que estos pequeños no siempre son estudiantes de
excelencia, sobre todo en los niveles básicos de educación (preescolar,
primaria y secundaria); asimismo, que se hartan del sistema educativo, no les
gusta responder los exámenes y que sencillamente no se encuentran motivados
para mejorar sus calificaciones.
En el último apartado
documentado, las características físicas, el texto señala que
en 73 por ciento de los casos, se trata de niños que nacieron por cesárea, la
cual está asociada a complicaciones con el cordón umbilical, mismo que se les
enredó debido a su hiperactividad prenatal; de igual forma, que registran mayor
talla y peso que el promedio de los niños, mayor talla cerebral —medido en el perímetro
craneal.
"Con tres mil casos
describimos cómo son los sobredotados en México y de
ahí partimos para definir cómo vamos a tratarlos. De acuerdo con el estudio,
los también llamados 'niños genio' son hiperactivos, aprenden más rápido que el
promedio, se distraen fácilmente debido a que sus sentidos son hipersensibles,
se aburren porque la escuela les queda corta; con el estímulo adecuado,
aprenden a leer y escribir entre los tres y cuatro años, aprenden con facilidad
álgebra y algunos temas de cálculo y habitualmente son tachados de niños
problema por temas relacionados con su mala disciplina".
Mi hijo es sobredotado,
¿y ahora qué hago?
Hablando de
sobredotación, la cuesta arriba para los padres no inicia cuando al menor se le
diagnostica esa condición, sino cuando los niños ingresan a la escuela y
comienzan las constantes quejas sobre el desempeño de sus hijos en la escuela,
en la mayoría de los casos, estas quejas son relacionadas con su
comportamiento, más que con su aprendizaje.
No obstante, la psicóloga
Diana Sifuentes precisa que cuando existe la condición de sobredotación, no
necesariamente coexiste con las buenas calificaciones, por el contrario, el
bajo desempeño (cualitativo) se encuentra presente en muchos de los niños y
ello obedece a que la calificación está asociada a su comportamiento e incluso,
en muchas ocasiones, a la falta de empatía con los maestros.
Pero tratar de entender y corregir la actitud
de sus hijos no es el único mal, pues los padres se enfrentan a los daños
colaterales como la poca habilidad que la mayoría de los niños sobredotados encuentra para relacionarse con otros menores,
y el panorama se torna más sombrío al comenzar el trato con especialistas
—psicólogos y maestros— porque en muchas ocasiones confunden los síntomas de
sobredotación con los asociados al déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
o el síndrome de Asperger.
Esos posibles
diagnósticos, que bien podrían parecer el último trago amargo para los padres del
sobredotado, son en realidad solo la antesala del
camino, pues el estrés deriva también de las pocas posibilidades de atención
—educación diferenciada— con que se cuenta en México, situación que representa
uno de sus mayores retos a lo largo de todo el camino formativo de un niño
genio.
"Cuando mi hijo tenía
cuatro años, teníamos una cantidad enorme de problemas porque no estaba bien en
la escuela (...) Cuando se enfrentó al sistema educativo donde tenía que estar
sentado con las manos atrás, pues obviamente tuvo problemas, entonces nos
llamaron y nos pidieron que realizáramos unas baterías psicopedagógicas y el
resultado fue sobredotación intelectual e hiperactividad", relató el doctor
Asdrúbal Almazán, padre del hoy doctor Andrew Almazán Anaya.
Recordó que una vez
que se dio el diagnóstico, la recomendación fue un tratamiento psiquiátrico
acompañado de medicamentos para dejar tranquilo al niño, ante lo cual se dio a
la tarea de buscar otras opciones que permitieran aprovechar al menor todo su
potencial; no obstante, con el transcurrir del tiempo y después de buscar las
mejores opciones, se dio cuenta que no había una adecuada, una opción
especializada en la atención en pequeños con sobredotación.
"Revisamos la
literatura, buscamos artículos y nos dimos cuenta que en realidad no había nada
en México (...) Ante ello, mi esposa y yo comenzamos a estudiar, giramos nuestras
carreras hacia la educación ya que se trataba precisamente de la educación de
nuestros hijos, sobre todo por Andrew que estuvo de los cuatro a los nueve años
en un sistema tradicional padeciendo la falta de comprensión de los maestros y
de sus compañeros, hasta que él pidió no asistir más a la escuela".
La siguiente parada en
el camino para el doctor Asdrúbal y el entonces pequeño Andrew fue buscar
opciones educativas fuera del país, la opción fue una serie de sistemas
americanos (en Phoenix) que le permitieron avanzar en tan solo dos años, la
primaria, secundaria y bachillerato. "Esta situación, le permitió ingresar a la
edad de 12 años a la universidad en dos carreras simultáneas".
A partir de ese
momento, de manera informal los padres de Andrew se dieron a la tarea de
asesorar a todas aquellas personas que se les acercaban para preguntarles sobre
su experiencia con Andrew, quien a la edad de 16 años concluyó la carrera de
psicología. "Cuando él concluye la carrera de psicología decidimos fundar el Cedat y a partir de entonces damos atención a los niños sobredotados ya de manera formal y sobre todo
especializada".
El camino fue un tanto
similar para Fermín Romero, padre de Rodrigo y Emiliano; no obstante, este ya
encontró en el Cedat una opción para librar las
adversidades que representa el sistema educativo tradicional.
"Honestamente, muy al
principio no nos dimos cuenta (de la sobredotación de nuestros hijos) y eso fue
quizás una falla nuestra como padres de familia, pero así fue como las
circunstancias se fueron dando. Ellos estudiaban en el Liceo Franco Mexicano,
Rodrigo hasta tercer año y Emiliano solo el primero y los dos fueron víctimas
de bullying".
Los hijos de Fermín
tuvieron que lidiar con ese tipo de situaciones hasta que el director de la
escuela lo citó para decirle que sus hijos excedían el promedio del resto de
los alumnos y debían buscar otra escuela, una institución especial. Fue así
como llegaron al Cedat, donde se les oferta un
sistema de educación diferenciada, la cual, sin embargo, no tiene validez
oficial por lo que los menores, cuando están listos y desean acelerar su
educación, como en su momento hizo Andrew Almazán, deben acreditar las materias
ante el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA).
Retos
del sistema educativo mexicano
A la edad de nueve años, el caso de Carlos Santamaría, considerado con
altas capacidades cognitivas, saltó a la fama cuando se reveló que concluyó un
diplomado en la Facultad de Química de la UNAM; sin embargo, haber demostrado
sus capacidades a esa edad concluyendo un diplomado con éxito en la máxima casa
de estudios no le aseguró al menor las posibilidades para aprovechar al máximo
su potencial acelerando su educación, ello pese a que dicha posibilidad está
contemplada en la Ley General de
Educación.
El artículo 41 de dicha Ley
versa: "La educación especial tiene como propósito identificar, prevenir y
eliminar las barreras que limitan el aprendizaje y la participación plena y
efectiva en la sociedad de las personas con discapacidad, con dificultades
severas de aprendizaje, de conducta o comunicación, así como de aquellas con
aptitudes sobresalientes. Atenderá a los educandos de manera adecuada a sus propias
condiciones, estilos y ritmos de aprendizaje, en un contexto educativo
incluyente, que se debe basar en los principios de respeto, equidad, no
discriminación, igualdad sustantiva y perspectiva de género".
Carlos Santamaría.
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En el mismo artículo se estipula que: "Para la identificación y
atención educativa de los estudiantes con aptitudes sobresalientes, la
autoridad educativa federal, con base en sus facultades y la disponibilidad
presupuestal, establecerá los lineamientos para la evaluación diagnóstica,
los modelos pedagógicos y los mecanismos de acreditación y certificación
necesarios en los niveles de educación básica, educación normal, así como la
media superior y superior en ámbito de su competencia".
Pese a ello, luego de cursar su
diplomado en la UNAM, el pequeño Carlos no ha encontrado una oportunidad
sólida para aprovechar al máximo su potencial. A decir de su padre, Fabián
Santamaría, el principal problema para Carlos ha sido la mentalidad de las
personas al frente de las instituciones educativas, quienes en ocasiones
desconocen los alcances de la ley en favor de la educación en niños con
sobredotación.
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El padre del menor
relató que después de su diplomado, Carlos tuvo una oportunidad como oyente en
clases de álgebra avanzada y más adelante se dio la oportunidad de ingresar al
Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de la UNAM en Cuernavaca; no obstante, las
cosas no salieron como el menor y su familia esperaban.
"Luego de unos meses
en el centro y tras solicitar una reunión con las autoridades para saber cómo
estaba evolucionando Carlos, sorpresivamente recibí una gran cantidad de quejas
en contra de mi hijo, de las cuales ninguna fue comprobada. Para mí, el tema
nunca pasó por un problema académico, aparentemente lo que sucedió es que las
autoridades no estaban en condiciones de cumplir lo que habían prometido para
Carlos".
El argumento que en
ese momento se les dio fue que Carlos no había cumplido con el requisito de la
primaria y secundaria; sin embargo, tampoco se les ofreció una alternativa,
ante lo cual el menor, quien hoy en día cuenta con 11 años de edad, debió
abandonar el centro.
En la búsqueda de
nuevas alternativas para Carlos, Fabián Santamaría acudió a la Cámara de
Diputados en búsqueda de apoyo y gracias a eso se logró un acuerdo para que el
menor presentara ante el INEA exámenes parciales que le permitieran acreditar
la primaria y la secundaria.
"Nos apoyaron a través
del INEA, lo cual tampoco creo sea lo más adecuado, que un niño con sobredotación
se acredite como un adulto, ya que la metodología, la experiencia de vida, es
totalmente diferente entre uno y otro, por ello me parece totalmente
inadecuado, pero bueno, fue la opción que se presentó, Carlos la tomó y ello
permitió que actualmente estudie la prepa online".
Lamentablemente, la
falta de opciones concretas para el menor lo llevaron a presentar un examen
para la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos, el cual aprobó
y le abre las puertas a uno de los mejores programas para niños sobredotados en aquel país y que al mismo tiempo el niño,
más adelante, engrose las estadísticas de la llamada fuga de cerebros.
Los incipientes pero sólidos pasos en
favor de los niños sobredotados
Aun cuando pareciera
que no existen todavía esfuerzos concretos para apoyar a los niños sobredotados y encaminarlos en favor de México, lo cierto
es que sí hay algunas opciones como el Cedat donde
aprenden a través de un sistema de educación diferenciada, que básicamente se
enfoca en detonar en ellos el conocimiento con los temas que les resultan de
mayor interés; no obstante, en este caso, una dificultad son las elevadas
cuotas que se deben cubrir.
Un esfuerzo emprendido
desde el sector gobierno es el que se materializa a través del Centro de Reclutamiento
de Nuevos Talentos del Instituto Nacional de Ecología (Inecol),
que si bien no es exclusivo para niños sobredotados, sí es una opción, pues su objetivo es
encaminar hacia las disciplinas científicas a aquellos menores que a temprana
edad manifiestan interés por la investigación.
Al respecto, la
doctora Andrea Farías Escalera, coordinadora del centro, explicó que el
objetivo principal del lugar radica en fomentar el interés hacia las carreras
científicas y de desarrollo tecnológico en niños y jóvenes a través de un
programa enfocado en la población de Veracruz y Michoacán.
"El centro se piensa como una actividad
extraescolar en el que convocamos a jóvenes exparticipantes
de un programa previo (estancias de tres días con investigadores) para que se
integren a este, donde trabajarán a lo largo de cuatro meses en proyectos
científicos multidisciplinarios, es decir, se integra el conocimiento de varias
disciplinas en un solo proyecto que busca dar respuesta a un problema o a un
reto".
Al trabajo del Centro
de Reclutamiento le siguen los esfuerzos de Fundación Caso, ente que surge
desde la iniciativa privada y que está dirigido exclusivamente a niños con
sobredotación. Liliana García, presidenta y fundadora de Caso, dijo que nacen
tras el diagnóstico de uno de sus hijos con sobredotación, lo cual derivó en la
reunión con otros padres con hijos en la misma condición.
"Nos empezamos a
reunir con la intención de encontrar formas para apoyarlos con sus capacidades
sobresalientes, queríamos encontrar formas para que las aprovecharan mejor. Nos
encontrábamos todos, en ese momento, ante el problema de que nuestros hijos no
podían estar en un aula porque se inquietaban con facilidad y eran tildados de
niños problema".
Para Liliana García,
la alternativa se dio a través de la creación de la Fundación, ya que en ella
concretaron un programa de apoyo que básicamente consiste en identificar las
problemáticas específicas de cada uno de los menores que acude a ellos para
delinear estrategias de atención que implementan en colaboración con las otras
partes involucradas.
"Por ejemplo, si los
niños tienen problemas educativos, acudimos a sus escuelas y trazamos
estrategias directamente con sus maestros, en sus salones (...) Por el momento,
no operamos como centro sino que apoyamos en la
inclusión social para que este tipo de niños pueda seguir en sus mismas
escuelas, pero potencializando sus estudios tanto en la escuela como en sus
casas".
El trabajo incluye una
serie de talleres a los maestros, para que el ambiente sea adaptado y
enriquecido a favor del niño. Asimismo, la asociación cuenta con un programa de
tamizajes para identificar más casos de sobredotación en las escuelas, ya que
un problema para este segmento de la población radica en eso, en que no han
sido diagnosticados o se les ha diagnosticado erróneamente con TDAH y el
síndrome de Asperger.
La sobredotación y su potencial para
el desarrollo económico del país
Con el enfoque
planteado anteriormente, la doctora María Elena Labastida, en colaboración con
el doctor Andrew Almazán, realiza un proyecto de investigación para determinar
el impacto económico que podrían tener los niños sobredotados
en México.
Especializada en temas
de emprendimiento juvenil, la doctora, que se desempeña como profesora
investigadora en el Centro de Alta Dirección y Negocios de la Universidad
Anáhuac México, se ha dado a la tarea de documentar la relación entre los niños
sobredotados y la economía mexicana.
Será este año (2017)
cuando se publiquen en una revista científica los resultados del estudio que
trabaja en colaboración con el doctor Andrew Almazán, el cual ya fue presentado
en un congreso en Dinamarca durante 2015. De dicho estudio se desprende que el
potencial de los emprendedores sobredotados es mucho
mayor que el del resto de la población, sobre todo si se trata de negocios
innovadores.
"Realizamos un estudio
llamado La Riqueza Cognitiva de las Naciones que será publicado este año.
Analizamos a niños de 80 países divididos en dos clases, aquellos con un
coeficiente intelectual elevado y otros con inteligencia promedio que se han
aventurado a emprender un negocio; entre los resultados más relevantes, se
encuentra que aquellos con mayor coeficiente intelectual contribuyen con 63 por
ciento a la innovación en las llamadas disciplinas STEAM, es decir, ciencia,
tecnología, ingeniería, artes y matemáticas".
Asimismo, el trabajo
de investigación que se realizó con base en un sistema de ecuaciones
estructurales, arrojó que los emprendedores con sobredotación contribuyen con
53 por ciento a las habilidades como emprendedores, es decir, aceptan más el
riesgo, tienen mayor disponibilidad a iniciar un negocio y son sumamente
innovadores al lanzar un producto.
"Algo que observamos
gracias a nuestro modelo con ecuaciones estructurales, fue que las habilidades
como emprendedores donde los sobredotados contribuían
mayormente representaban 71 por ciento de la riqueza económica, mientras que la
innovación en STEAM contribuía solo en 13 por ciento. En consecuencia, fue muy
llamativo para nosotros porque nos dimos cuenta que son realmente los sobredotados quienes contribuyen a fortalecer la economía
de un país".
¿Por qué voltear hacia los niños sobredotados?
La actualidad de la
economía en México —caída en los precios del petróleo y la incertidumbre en las
relaciones con su principal socio comercial, Estados Unidos— ha obligado al
país a voltear la mirada hacia diversas y nuevas formas para acumular riqueza y
crecer como nación.
Una apuesta obligada
es la economía del conocimiento, en la que un componente fundamental está en el
talento humano, y en cuanto al manejo de la población de sobredotados
—estimada en un millón de niños— se refiere, el país aún dista de hacer un buen
papel.
Por el contrario, la realidad para esa
población minoritaria tiene tintes de desatención aun cuando su potencial para
hacer crecer al país (económica, social e intelectualmente) es demasiado
grande. Incluso, esa falta de estrategia, directrices y hasta sensibilidad
hacia ellos, es el primer paso a la llamada fuga de cerebros que tanto ha
perjudicado a México.
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