Boletín CONICIT Edición Especial
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Dra. Giselle
Tamayo-Castillo:
Alianzas y vinculaciones pueden
impactar la inversión nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación
·
Promotora deberá reorganizarse, vincular programas y conformar
Consejo Asesor.
Silvia Arias
Comunicadora CONICIT
sarias@conicit.go.cr
La Dra.
Giselle Tamayo Castillo es la primera mujer presidenta del
Consejo Director del CONICIT. Fue nombrada en la Sesión Ordinaria número
cuarenta y ocho del Consejo de Gobierno, celebrada el veintiocho de abril del
dos mil quince, ante el vencimiento del período del doctor Walter Fernández
Rojas.
La Dra. Tamayo es
Catedrática de la Escuela de Química de la Universidad de Costa Rica, en
dónde se desempeña como docente e investigadora y ocupa el puesto de
Directora del Programa de Posgrado en Química. Forma parte del Consejo
Científico del Centro de Investigación en Productos Naturales (CIPRONA) y
representó al Programa de Posgrado en el Consejo Científico del Centro de
Investigación de Electroquímica y Energía Química (CELEQ).
Obtuvo el bachillerato
y licenciatura en Química de la Universidad de Costa Rica y posteriormente su
doctorado en Ciencias Naturales de la Universidad Técnica de Berlín,
Alemania. Desde el 2012 es miembro académico de número de la Academia
Nacional de Ciencias Costarricense.
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En el año 2015 la Dra. Giselle Tamayo Castillo fue
nombrada miembro del Consejo Director del CONICIT. Posteriormente la Dra. Tamayo
fue designada como la primera mujer presidenta de la institución.
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Se desempeñó como
Coordinadora Científica y Técnica del Programa de Bioprospección
del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio),
participó activamente en el desarrollo de la Estrategia Siglo XXI para los
próximos 50 años y colaboró en la concepción de la infraestructura para CeniBiot y en la evaluación de su equipamiento.
Ha sido tutora de
tesis de maestrías de la Universidad de Costa Rica (desde 2004, todas cum
laude) y es autora o co-autora de alrededor de 60
artículos de investigación científica y 4 capítulos de libros.
En el marco de la transformación del CONICIT hacia la
Promotora Costarricense de Innovación e Investigación, conversamos con la Dra.
Giselle Tamayo Castillo.
En una institución
que se está transformando, ¿cuáles podrían considerarse los hitos más
importantes en el transcurso de los casi 50 años del CONICIT?
Mi visión más clara es partir de los años noventa. Antes yo
me estaba formando y no tenía mucha conciencia de lo que en el sector de
ciencia y tecnología estaba sucediendo a nivel país. Sin embargo, es importante
destacar que la labor del CONICIT inicia por la visión de una de las personas
más importantes y responsables del desarrollo de la ciencia y tecnología en
este país que es don Rodrigo Zeledón, quien visualizó un Consejo que al final
tuvo una un rol estratégico, cuando se dio el primer préstamo BID-CONARE-CONICIT
(BID I) y también cuando se formó el Ministerio
de Ciencia y Tecnología, pensando justamente en que esta cartera tuviera un
impacto político protagónico que el Consejo por sí mismo no podía tener.
Don Rodrigo externó su preocupación por los roces que podían
existir entre el Micitt y el CONICIT y ha explicado que la Ley
de Creación del CONICIT era muy clara en cuando a la separación de las
funciones entre ambas instituciones. Sin embargo, las organizaciones las hacen
las personas y son las decisiones de las personas las que hacen que haya
comunión o no.
Pero a pesar de eso, uno de los hitos más importantes del
CONICIT es justamente haber hecho la siembra de lo que hoy es el sector de
ciencia y tecnología. Inicialmente al CONICIT le tocó jugar ese rol político
porque no existía una entidad que definiera las políticas y al CONICIT le tocó
hacerlo de alguna manera. Por ejemplo, fue muy importante el definir las áreas
de especialización, ver adónde se iban a dedicar los recursos para formar los
profesionales que Costa Rica necesitaría en el futuro.
Otro hito tiene que ver con los Centros de Investigación que
se crean producto del BID I, el rol que hoy día tienen estos centros es
crítico. Por ejemplo, la labor que el Laboratorio
Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (LANAME) realiza para el
desarrollo de la infraestructura costarricense es fundamental. Estos centros
que parecieran no vinculados concretamente con la ciencia, sí lo están con la
tecnología y han impactado en la generación de conocimiento y en su aplicación
de ese conocimiento por el bien del país.
Esa inversión fue
fundamental para el país, pero los recursos se acaban y empieza a sentirse la
necesidad de seguir construyendo...
Cuando se crea el Ministerio se quería reposicionar a la
ciencia y a la tecnología en los programas de gobierno, sin embargo, eso no se
refleja en los presupuestos que ha tenido el Ministerio, ni la inclusión de
programas en los planes de desarrollo del país. Esto tal vez se deba a que los
sectores legislativos y políticos han descansado en que sea el mismo Ministerio
o el CONICIT quienes deban ser capaces de generar sus propios recursos, pero
nunca antes lo dijeron explícitamente, hasta ahora que existe una necesidad
para generar esos recursos. Siempre hemos extrañado que el aporte estatal sea
tan pírrico siendo una inversión y no un gasto qué hace el Estado costarricense
y que es minúscula en relación con las expectativas que ellos mismos tienen de
los productos que se puedan generar.
Retomando su pregunta, yo creo que el CONICIT y el sector de
Ciencia y Tecnología han hecho milagros con ese aporte estatal, ha tratado de
hacer alianzas, pero usted sabe que las alianzas en el sector ciencia y
tecnología, entre público y privado son un poco difíciles, a menos que uno
tenga muy claro cuál es el objetivo y muy claro qué es lo que se tiene que
aportar y qué es lo que se está solicitando. Cuando vemos que Costa Rica es uno
de los países más innovadores de América Latina nos preguntamos qué pasaría si
realmente se invirtiera en ciencia y tecnología, ¿adónde estaríamos? Yo creo
que el punto aquí es justamente ese, hemos demostrado que podemos hacer ciencia
de alto perfil, que podemos hacer innovación importante, incluso, que podemos
hacer alianzas público-privadas donde puedan establecerse previamente las
responsabilidades de las instituciones para poder tener un programa exitoso.
Entonces, aunque nos ha costado evolucionar a este nivel porque hay países que
nos están ganando en el establecimiento de programas muy innovadores, pienso
que el CONICIT ha tratado de mantener un nivel de operación acorde con los
programas que se establecieron con Micitt para la
ejecución del Fondo de Incentivos y de Propyme, y de alguna manera se ha
generado ciencia y se han tratado de establecer alianzas público privadas.
El fondo Propyme que a medida que fue evolucionando trataba
de fortalecer las alianzas entre centros de investigación con las empresas,
últimamente no cumple con ese esquema, los proyectos que llegan no utilizan esa
fórmula, sino que considera una empresa implementadora y otra empresa a la que se beneficia con esa
implementación. Pareciera que se está visualizando que los centros de
investigación no pueden ofrecer una solución y se presenta un divorcio entre
las necesidades que tiene la empresa privada y los que están proveyendo los
servicios de investigación, se presenta este modelo con una relación
privado-privado y no público-privado y esto es una llamada de atención en los
dos sentidos: por un lado, evaluación de las convocatorias y por el otro,
evaluación de los centros de investigación.
¿Cuáles debilidades
tuvo el CONICIT?
Creo que en los últimos diez o quince años el CONICIT no
evolucionó, siguió usando la misma fórmula, administrando el Fondo de
Incentivos y Propyme, fue canalizando las nuevas convocatorias, y con una gran
falencia que es el NO evaluar el impacto que están teniendo esos fondos.
Sobre esta falencia,
ya en la administración suya, usted gestionó la capacitación de funcionarios en
estos temas con la colaboración de la ANII de Uruguay. ¿Era con esa visión?
Es con esa visión, porque cuando te preguntan ¿en qué has
invertido los fondos?, se pueden mencionar los proyectos a los que se otorgaron
recursos, pero no hay medición, no hay indicadores. El Micitt
por ejemplo nos está pidiendo que valoremos el BID II, ¿cómo lo vamos a hacer
si no tenemos gente capacitada para valorarlo?. Una vez nos pidieron un estudio
de prospectiva y no fue posible hacerlo.
¿Podríamos hablar de
que hubo una parálisis, un mantenimiento del status quo que nos llevó a dejar
de buscar ese movimiento, ese cambio de paradigma constante que debe tener una
institución de este tipo?
Efectivamente, por eso le digo que el CONICIT tiene 10 ó 15 años de estar con un modelo tranquilo en el que piensa
que lo ha hecho todo muy bien.
Esta nueva legislación le reconoce al CONICIT una capacidad
que hay que crearla, porque se ha visto la capacidad institucional de los años
noventa, de un CONICIT ágil, y ahora debemos volver a ser esa institución
flexible, rápida, eficiente.
La Dra. Giselle Tamayo entrega el Premio Twas CONICIT 2017 al Dr. Max Chavarría Vargas. La
acompañan la Dra. Henrriette Raventós Vorst y la Ministra de Ciencia y Tecnología Carolina
Vásquez.
Cuadro de
datos
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"En el INBio yo aprendí lo que es
innovación. Yo ahí aprendí que uno tiene que reinventarse cada vez que
hay una crisis, que las paredes son flexibles, que no hay una pared que
durara tres meses porque una caía porque venía otro programa. Este es el
futuro; el establecimiento de alianzas, el lidiar entre diferentes
disciplinas y tratar de construir prospección"
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¿Qué tendría que hacer
la Promotora para eliminar esa desvinculación entre el sector académico y de
investigación con el sector productivo, que podría estar impidiendo la
generación de innovación abierta?
Uno de los baluartes en la ciencia costarricense, el Dr.
José María Gutiérrez, se oponía férreamente a este proyecto. Cuando uno trata
de analizar sus razones estas son políticas porque él considera que en el
momento en que la empresa privada tenga que decidir sobre los destinos de los
fondos, se pierde la generación de conocimiento per se.
Esto es algo a lo que se debe prestar atención, porque la
Promotora no pretende desatender la ciencia básica. Es algo que hablamos
muchísimo con la diputada Silvia Hernández y que personalmente he hablado
muchísimo con el viceministro Torres, con la ministra Vega e insistido con nuestra secretaria ejecutiva a.i., la Ing. Ileana Hidalgo. La base fundamental para
que pueda existir innovación en la creación de conocimiento y no es una base
pequeña, es una base robusta.
Desafortunadamente las representaciones institucionales
muchas veces no son las mejores, y los micrófonos de las cámaras
empresariales pueden sonar más alto que los micrófonos académicos. Los
representantes de los diferentes sectores deben defender los temas con mucho
criterio, pero sin posiciones inflexibles que muchas veces es la forma
académica de ver las cosas.
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Primero debemos construir a partir de ciertas coincidencias
y tratar de mezclar algo nuevo que produzca un ganar-ganar. Para defender la
ciencia básica, uno tiene que partir de ejemplos que en este caso son esos
indicadores que no hemos medido y que son los que nos permiten mostrar la
importancia de la ciencia básica.
Para mí, el Programa
PINN que vino en cierta forma a preparar el terreno para la promotora, tuvo
su primer error en no ser administrado por el CONICIT porque al dárselo al
CONICIT hubiéramos tenido que cambiar obligatoriamente y, por ejemplo, empezar
a crear y a tercerizar. Pienso que el MICITT hizo milagros para la
administración de ese Programa, pero hubiera sido mucho más valioso haberlo
tenido en el CONICIT.
¿Qué debe tener esa
persona innovadora, tiene que tener "accountability",
es decir responsabilidad, ganas de dar cuentas y estar incómodo en su silla?
Sí, exactamente eso que dijiste, hay que estar incómodo en
la silla. Si uno está muy cómodo con la silla y no ve qué está pasando con su
institución no funciona. Es que la institución la hacen las personas. Yo me fui
del INBio porque en un momento vi que la institución era más importante que las
personas. Si usted no le da la importancia a las personas, la institución muere
porque son las personas las que hacen a la institución y por supuesto los valores
personales deben estar alineados con los valores de la organización.
Como última jerarca
del Consejo Director del CONICIT ¿podría dar tres consejos para las nuevas
autoridades de la Promotora? ¿cuáles serían?
Bueno, a nivel organizacional yo lo que haría es una
reorganización absoluta. Considero que la Unidad de Seguimiento Técnico y
Financiero y la Unidad de Evaluación Técnica tienen que tener personal con las
mismas capacidades, de suerte que para mí no deberían existir dos unidades
separadas.
Se debe
permitir que la evaluación se haga tercerizada y el seguimiento financiero lo
debería hacer la Dirección de Soporte Administrativo; alguien que tiene un
perfil técnico no debería dar seguimiento financiero. Creo que en este sentido
es importante crear una unidad robusta de gestión, una en la vía de la
investigación y otra en la de innovación. Esta unidad tendría la capacidad de
vincular también la investigación con la innovación y puede permitir crear
programas que consideren esa vinculación.
¿Ese grupo que
usted define ahí de técnicos, deberá ser el grupo de técnicos expertos que
atiendan las necesidades de Innovación que se presentan de muy diversas
fuentes y maneras?
No solamente deben atender las necesidades actuales sino prever
hacia dónde se están moviendo el entorno, se debe tener inteligencia de
mercado, un buen censo de las unidades de investigación, de los
investigadores, de la industria en general, avances sobre la industria 4.0,
¿qué es el 5G? La organización debe tener una Unidad de Monitoreo e Impacto.
Esa unidad debe retroalimentar a la Junta Directiva de los movimientos del
entorno que impacten y requieran realizar ajustes en la estrategia de la
Promotora.
Esta unidad
debería también analizar el impacto de los fondos otorgados como por ejemplo
medir la cantidad e impacto de publicaciones generadas por la investigación
básica realizada por determinada universidad, en cuanto a la inversión de
Fondos Propyme, el aumento en la cantidad de trabajadores de las pymes y su
participación en el mercado, es decir, por cada dólar invertido, esa empresa
originó 1X, 2X, etc.
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Durante el lanzamiento del libro "Mujeres brillantes de la ciencia
tica" la Dra. Tamayo compartió con niños y niñas interesados en la
ciencia. Durante su gestión la
promoción de las vocaciones científicas fue uno de los temas que más apoyó.
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Se debe destacar la importancia de la unidad de promoción y
vinculación externa la cual debe ser una de las más importantes. Esta unidad
debe estar liderada por una persona con gran capacidad de negociación, con un background biotecnológico y con una maestría en gestión de
proyectos o en administración de negocios.
La segunda sugerencia a la Junta
Directiva de la Promotora es que empiece a vincular programas entre sus propios
miembros y que establezca las directrices de esa política de vinculación para
que los recursos se multipliquen y los mil millones existentes se conviertan en
tres o cuatro mil millones.
Lo tercero que yo les diría es
que conforme el Consejo Asesor Externo facultado en la Ley
de Creación de la Promotora para su apoyo en la gestión estratégica y de
medición en diferentes sectores.
Un cuarto consejo que yo daría a
la Junta Directiva es que haga un contrato con un gerente que se pueda remover
si no responde fácilmente, que no se tarden más de tres meses en un programa y
que continuamente se estén haciendo encuestas de satisfacción.
De acuerdo con su
experiencia como investigadora, como presidenta del CONICIT y con las
relaciones que ha tenido en los últimos años, ¿se podría realmente incrementar
con estas vinculaciones los recursos para que el país de un salto más robusto
en la dirección correcta?
Yo estoy segura de que sí. Un ejemplo de ello es el programa
Constelar, para este programa lo que teníamos eran 130 millones y es un
programa de muchos más millones por la alianza con CRUSA. Hay un dicho muy
cierto "La plata hala más plata". Si hubiéramos tenido un poquito más de
recursos hubiéramos pasado a la segunda fase.
¿Qué diferencia hay
entre la Giselle que entró al CONICIT y la que ahora se va desde el punto de
vista de relaciones políticas y de conocimiento de la administración pública?
¿Piensa involucrarse nuevamente con alguna institución pública o ya más bien se
va a involucrar más en la investigación?
Mira... la Giselle que entra al CONICIT lo hizo sin un
conocimiento de lo que es estar en una Junta Directiva y aprendió cosas buenas
y vio cosas malas de lo que es ser un director.
Trató de emular las cosas buenas y de remover aquellas cosas malas, y de
transformarlas más bien en cosas un poco más positivas. Es la primera vez que
en una institución tengo un cargo tan alto, en el INBio yo nunca quise aceptar
la dirección, yo estaba con la coordinación científico técnica que era para lo
que fui hecha, yo no soy política, o sea, yo no sé hablar palabras bellas.
Yo creo que una de las cosas que ha me costaba mucho,
incluso la misma coordinación científico técnica era dar palmaditas en los
hombros. Pero me cuesta mucho porque pienso que hacer bien las cosas es nuestro
trabajo. Cosas que pude observar es que se debe tener muchísimo cuidado en
externar opiniones personales y otra que no me gustó mucho es la desvinculación
de la dirección con el resto del personal. Cambiamos mucho la forma de
desarrollar las sesiones del Consejo Director principalmente porque siempre se
extendían muchísimo y también porque no consideraban a la gente que tenía que
prepararse para llegar. Fui creciendo en ver qué decisiones debe tomar un
Consejo Director y cuáles no.
En la administración pública le cuento que yo soy una
rebelde, salgo igual (sonríe). Yo siento que la Administración pública tiene
muchísimo que avanzar. Este país está gobernado por abogados y la
interpretación que hacen los abogados es la que nosotros debemos acatar, y que
nos olvidemos del espíritu de la ley.
Llegar al CONICIT fue un sueño mío como científica, yo
siempre quise llegar a ese consejo y realmente le agradecí muchísimo a Santiago
Núñez, quien fue quien me propuso para estar en la terna de elección. Una vez
estando en el CONICIT, me desmotivé mucho, pero pensé que eran retos
interesantes, topaba muchas veces con obstáculos principalmente porque al
Consejo Director se llevaban muchos asuntos administrativos y no había tiempo
de pensar en la estrategia, finalmente ha habido cambios que han sido más
positivos.
Yo quiero muchísimo al CONICIT, y me vinculé mucho con la
diputada Silvia Hernández para tratar de hacer un proyecto de ley lo mejor
posible. En esos últimos cinco años tratamos de modificar el modelo y viendo
que no se podía modificar a lo interno, que no parecía haber vientos de cambio
a lo interno, tenía que venir una modificación desde afuera. Es triste que en
la institución pública no haya la capacidad de gestión de reconocer que
necesita un cambio y hacerlo internamente y que tenga que venir una diputada a
hacer este cambio, pues es súper necesario. Son cosas que a uno le duelen.
Dra. Giselle Tamayo Castillo, Presidenta del CONICIT
habla sobre la inversión en I+D, la importancia de la ciencia básica para la
innovación y la necesidad de vincularse para crear programas científicos e
innovadores más robustos.
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