Dra. Giselle Tamayo-Castillo:

Alianzas y vinculaciones pueden impactar la inversión nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación

·         Promotora deberá reorganizarse, vincular programas y conformar Consejo Asesor.

Silvia Arias
Comunicadora CONICIT
sarias@conicit.go.cr

Se desempeñó como Coordinadora Científica y Técnica del Programa de Bioprospección del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio), participó activamente en el desarrollo de la Estrategia Siglo XXI para los próximos 50 años y colaboró en la concepción de la infraestructura para CeniBiot y en la evaluación de su equipamiento.

Ha sido tutora de tesis de maestrías de la Universidad de Costa Rica (desde 2004, todas cum laude) y es autora o co-autora de alrededor de 60 artículos de investigación científica y 4 capítulos de libros.

En el marco de la transformación del CONICIT hacia la Promotora Costarricense de Innovación e Investigación, conversamos con la Dra. Giselle Tamayo Castillo.

En una institución que se está transformando, ¿cuáles podrían considerarse los hitos más importantes en el transcurso de los casi 50 años del CONICIT?

Mi visión más clara es partir de los años noventa. Antes yo me estaba formando y no tenía mucha conciencia de lo que en el sector de ciencia y tecnología estaba sucediendo a nivel país. Sin embargo, es importante destacar que la labor del CONICIT inicia por la visión de una de las personas más importantes y responsables del desarrollo de la ciencia y tecnología en este país que es don Rodrigo Zeledón, quien visualizó un Consejo que al final tuvo una un rol estratégico, cuando se dio el primer préstamo BID-CONARE-CONICIT (BID I) y también cuando se formó el Ministerio de Ciencia y Tecnología, pensando justamente en que esta cartera tuviera un impacto político protagónico que el Consejo por sí mismo no podía tener.

Don Rodrigo externó su preocupación por los roces que podían existir entre el Micitt y el CONICIT  y ha explicado que la Ley de Creación del CONICIT era muy clara en cuando a la separación de las funciones entre ambas instituciones. Sin embargo, las organizaciones las hacen las personas y son las decisiones de las personas las que hacen que haya comunión o no.

Pero a pesar de eso, uno de los hitos más importantes del CONICIT es justamente haber hecho la siembra de lo que hoy es el sector de ciencia y tecnología. Inicialmente al CONICIT le tocó jugar ese rol político porque no existía una entidad que definiera las políticas y al CONICIT le tocó hacerlo de alguna manera. Por ejemplo, fue muy importante el definir las áreas de especialización, ver adónde se iban a dedicar los recursos para formar los profesionales que Costa Rica necesitaría en el futuro.

Otro hito tiene que ver con los Centros de Investigación que se crean producto del BID I, el rol que hoy día tienen estos centros es crítico. Por ejemplo, la labor que el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (LANAME) realiza para el desarrollo de la infraestructura costarricense es fundamental. Estos centros que parecieran no vinculados concretamente con la ciencia, sí lo están con la tecnología y han impactado en la generación de conocimiento y en su aplicación de ese conocimiento por el bien del país.

Esa inversión fue fundamental para el país, pero los recursos se acaban y empieza a sentirse la necesidad de seguir construyendo...

Cuando se crea el Ministerio se quería reposicionar a la ciencia y a la tecnología en los programas de gobierno, sin embargo, eso no se refleja en los presupuestos que ha tenido el Ministerio, ni la inclusión de programas en los planes de desarrollo del país. Esto tal vez se deba a que los sectores legislativos y políticos han descansado en que sea el mismo Ministerio o el CONICIT quienes deban ser capaces de generar sus propios recursos, pero nunca antes lo dijeron explícitamente, hasta ahora que existe una necesidad para generar esos recursos. Siempre hemos extrañado que el aporte estatal sea tan pírrico siendo una inversión y no un gasto qué hace el Estado costarricense y que es minúscula en relación con las expectativas que ellos mismos tienen de los productos que se puedan generar.

Retomando su pregunta, yo creo que el CONICIT y el sector de Ciencia y Tecnología han hecho milagros con ese aporte estatal, ha tratado de hacer alianzas, pero usted sabe que las alianzas en el sector ciencia y tecnología, entre público y privado son un poco difíciles, a menos que uno tenga muy claro cuál es el objetivo y muy claro qué es lo que se tiene que aportar y qué es lo que se está solicitando. Cuando vemos que Costa Rica es uno de los países más innovadores de América Latina nos preguntamos qué pasaría si realmente se invirtiera en ciencia y tecnología, ¿adónde estaríamos? Yo creo que el punto aquí es justamente ese, hemos demostrado que podemos hacer ciencia de alto perfil, que podemos hacer innovación importante, incluso, que podemos hacer alianzas público-privadas donde puedan establecerse previamente las responsabilidades de las instituciones para poder tener un programa exitoso. Entonces, aunque nos ha costado evolucionar a este nivel porque hay países que nos están ganando en el establecimiento de programas muy innovadores, pienso que el CONICIT ha tratado de mantener un nivel de operación acorde con los programas que se establecieron con Micitt para la ejecución del Fondo de Incentivos y de Propyme, y de alguna manera se ha generado ciencia y se han tratado de establecer alianzas público privadas.

El fondo Propyme que a medida que fue evolucionando trataba de fortalecer las alianzas entre centros de investigación con las empresas, últimamente no cumple con ese esquema, los proyectos que llegan no utilizan esa fórmula, sino que considera una empresa implementadora  y otra empresa a la que se beneficia con esa implementación. Pareciera que se está visualizando que los centros de investigación no pueden ofrecer una solución y se presenta un divorcio entre las necesidades que tiene la empresa privada y los que están proveyendo los servicios de investigación, se presenta este modelo con una relación privado-privado y no público-privado y esto es una llamada de atención en los dos sentidos: por un lado, evaluación de las convocatorias y por el otro, evaluación de los centros de investigación.

¿Cuáles debilidades tuvo el CONICIT?

Creo que en los últimos diez o quince años el CONICIT no evolucionó, siguió usando la misma fórmula, administrando el Fondo de Incentivos y Propyme, fue canalizando las nuevas convocatorias, y con una gran falencia que es el NO evaluar el impacto que están teniendo esos fondos.

Sobre esta falencia, ya en la administración suya, usted gestionó la capacitación de funcionarios en estos temas con la colaboración de la ANII de Uruguay. ¿Era con esa visión?

Es con esa visión, porque cuando te preguntan ¿en qué has invertido los fondos?, se pueden mencionar los proyectos a los que se otorgaron recursos, pero no hay medición, no hay indicadores. El Micitt por ejemplo nos está pidiendo que valoremos el BID II, ¿cómo lo vamos a hacer si no tenemos gente capacitada para valorarlo?. Una vez nos pidieron un estudio de prospectiva y no fue posible hacerlo.

¿Podríamos hablar de que hubo una parálisis, un mantenimiento del status quo que nos llevó a dejar de buscar ese movimiento, ese cambio de paradigma constante que debe tener una institución de este tipo?

Efectivamente, por eso le digo que el CONICIT tiene 10 ó 15 años de estar con un modelo tranquilo en el que piensa que lo ha hecho todo muy bien.

Esta nueva legislación le reconoce al CONICIT una capacidad que hay que crearla, porque se ha visto la capacidad institucional de los años noventa, de un CONICIT ágil, y ahora debemos volver a ser esa institución flexible, rápida, eficiente.

Primero debemos construir a partir de ciertas coincidencias y tratar de mezclar algo nuevo que produzca un ganar-ganar. Para defender la ciencia básica, uno tiene que partir de ejemplos que en este caso son esos indicadores que no hemos medido y que son los que nos permiten mostrar la importancia de la ciencia básica.

Para mí, el Programa PINN que vino en cierta forma a preparar el terreno para la promotora, tuvo su primer error en no ser administrado por el CONICIT porque al dárselo al CONICIT hubiéramos tenido que cambiar obligatoriamente y, por ejemplo, empezar a crear y a tercerizar. Pienso que el MICITT hizo milagros para la administración de ese Programa, pero hubiera sido mucho más valioso haberlo tenido en el CONICIT.

¿Qué debe tener esa persona innovadora, tiene que tener "accountability", es decir responsabilidad, ganas de dar cuentas y estar incómodo en su silla?

Sí, exactamente eso que dijiste, hay que estar incómodo en la silla. Si uno está muy cómodo con la silla y no ve qué está pasando con su institución no funciona. Es que la institución la hacen las personas. Yo me fui del INBio porque en un momento vi que la institución era más importante que las personas. Si usted no le da la importancia a las personas, la institución muere porque son las personas las que hacen a la institución y por supuesto los valores personales deben estar alineados con los valores de la organización.

Como última jerarca del Consejo Director del CONICIT ¿podría dar tres consejos para las nuevas autoridades de la Promotora? ¿cuáles serían?

Bueno, a nivel organizacional yo lo que haría es una reorganización absoluta. Considero que la Unidad de Seguimiento Técnico y Financiero y la Unidad de Evaluación Técnica tienen que tener personal con las mismas capacidades, de suerte que para mí no deberían existir dos unidades separadas.

Se debe permitir que la evaluación se haga tercerizada y el seguimiento financiero lo debería hacer la Dirección de Soporte Administrativo; alguien que tiene un perfil técnico no debería dar seguimiento financiero. Creo que en este sentido es importante crear una unidad robusta de gestión, una en la vía de la investigación y otra en la de innovación. Esta unidad tendría la capacidad de vincular también la investigación con la innovación y puede permitir crear programas que consideren esa vinculación.

Se debe destacar la importancia de la unidad de promoción y vinculación externa la cual debe ser una de las más importantes. Esta unidad debe estar liderada por una persona con gran capacidad de negociación, con un background biotecnológico y con una maestría en gestión de proyectos o en administración de negocios.

La segunda sugerencia a la Junta Directiva de la Promotora es que empiece a vincular programas entre sus propios miembros y que establezca las directrices de esa política de vinculación para que los recursos se multipliquen y los mil millones existentes se conviertan en tres o cuatro mil millones.

Lo tercero que yo les diría es que conforme el Consejo Asesor Externo facultado en la Ley de Creación de la Promotora para su apoyo en la gestión estratégica y de medición en diferentes sectores.

Un cuarto consejo que yo daría a la Junta Directiva es que haga un contrato con un gerente que se pueda remover si no responde fácilmente, que no se tarden más de tres meses en un programa y que continuamente se estén haciendo encuestas de satisfacción.

De acuerdo con su experiencia como investigadora, como presidenta del CONICIT y con las relaciones que ha tenido en los últimos años, ¿se podría realmente incrementar con estas vinculaciones los recursos para que el país de un salto más robusto en la dirección correcta?

Yo estoy segura de que sí. Un ejemplo de ello es el programa Constelar, para este programa lo que teníamos eran 130 millones y es un programa de muchos más millones por la alianza con CRUSA. Hay un dicho muy cierto "La plata hala más plata". Si hubiéramos tenido un poquito más de recursos hubiéramos pasado a la segunda fase.

¿Qué diferencia hay entre la Giselle que entró al CONICIT y la que ahora se va desde el punto de vista de relaciones políticas y de conocimiento de la administración pública? ¿Piensa involucrarse nuevamente con alguna institución pública o ya más bien se va a involucrar más en la investigación?

Mira... la Giselle que entra al CONICIT lo hizo sin un conocimiento de lo que es estar en una Junta Directiva y aprendió cosas buenas y vio cosas malas de lo que es ser un director.  Trató de emular las cosas buenas y de remover aquellas cosas malas, y de transformarlas más bien en cosas un poco más positivas. Es la primera vez que en una institución tengo un cargo tan alto, en el INBio yo nunca quise aceptar la dirección, yo estaba con la coordinación científico técnica que era para lo que fui hecha, yo no soy política, o sea, yo no sé hablar palabras bellas.

Yo creo que una de las cosas que ha me costaba mucho, incluso la misma coordinación científico técnica era dar palmaditas en los hombros. Pero me cuesta mucho porque pienso que hacer bien las cosas es nuestro trabajo. Cosas que pude observar es que se debe tener muchísimo cuidado en externar opiniones personales y otra que no me gustó mucho es la desvinculación de la dirección con el resto del personal. Cambiamos mucho la forma de desarrollar las sesiones del Consejo Director principalmente porque siempre se extendían muchísimo y también porque no consideraban a la gente que tenía que prepararse para llegar. Fui creciendo en ver qué decisiones debe tomar un Consejo Director y cuáles no.

En la administración pública le cuento que yo soy una rebelde, salgo igual (sonríe). Yo siento que la Administración pública tiene muchísimo que avanzar. Este país está gobernado por abogados y la interpretación que hacen los abogados es la que nosotros debemos acatar, y que nos olvidemos del espíritu de la ley.

Llegar al CONICIT fue un sueño mío como científica, yo siempre quise llegar a ese consejo y realmente le agradecí muchísimo a Santiago Núñez, quien fue quien me propuso para estar en la terna de elección. Una vez estando en el CONICIT, me desmotivé mucho, pero pensé que eran retos interesantes, topaba muchas veces con obstáculos principalmente porque al Consejo Director se llevaban muchos asuntos administrativos y no había tiempo de pensar en la estrategia, finalmente ha habido cambios que han sido más positivos.

Yo quiero muchísimo al CONICIT, y me vinculé mucho con la diputada Silvia Hernández para tratar de hacer un proyecto de ley lo mejor posible. En esos últimos cinco años tratamos de modificar el modelo y viendo que no se podía modificar a lo interno, que no parecía haber vientos de cambio a lo interno, tenía que venir una modificación desde afuera. Es triste que en la institución pública no haya la capacidad de gestión de reconocer que necesita un cambio y hacerlo internamente y que tenga que venir una diputada a hacer este cambio, pues es súper necesario. Son cosas que a uno le duelen.

Dra. Giselle Tamayo Castillo, Presidenta del CONICIT habla sobre la inversión en I+D, la importancia de la ciencia básica para la innovación y la necesidad de vincularse para crear programas científicos e innovadores más robustos.

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Cuento sobre la niña Giselle Tamayo Castillo *Tomado de la ponencia "Mujeres en la Ciencia" presentada por la divulgadora Annie Umaña en Congreso de Divulgación Científica.