Boletín Nº 173 -
Marzo 2017
El gran cerebro de los primates
se debe más a la dieta que a su sociabilidad
Los primates, humanos y no humanos,
tienen un cerebro grande no tanto por ser sociables, sino más bien por lo que
comen, según un estudio de la Universidad de Nueva York (EE UU). La
investigación contradice la hipótesis del cerebro social, que atribuye el
tamaño cerebral únicamente a la socialización y revela que los primates que
comen frutas tienen alrededor de un 25% más de tejido cerebral que las especies
que comen plantas.
SINC | 27 marzo
2017 17:00
El tamaño del cerebro en los
primates se predice por la dieta / Fotolia
Hasta ahora, la
hipótesis más extendida sobre por qué los primates tienen un cerebro grande
consideraba que la sociabilidad era la principal impulsora de su complejidad
cognitiva, es decir, que las presiones sociales llevaron en última instancia a
la evolución del gran cerebro humano.
Sin embargo, un
estudio publicado en la revista Nature Ecology and Evolution contradice
esta teoría. El trabajo, liderado por antropólogos de la Universidad de Nueva
York (EE UU), refuerza la noción de que la evolución del cerebro en primates
-humanos y no humanos- puede estar impulsada por las diferencias en la
alimentación más que en la socialización.
"Es probable que las
complejas estrategias de forrajeo, las estructuras sociales y las habilidades
cognitivas hayan avanzado conjuntamente a lo largo de la evolución de los
primates", explica Alex DeCasien, estudiante predoctoral en la Universidad de Nueva York y autor
principal del estudio. "Sin embargo, si la pregunta es: ¿Qué factor es
más importante, dieta o sociabilidad, cuando se trata de determinar el tamaño
del cerebro de las especies de primates? Entonces, nuestro nuevo análisis
sugiere que ese elemento es la dieta", confirma.
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La evolución
del cerebro en primates -humanos y no humanos- está impulsada por las
diferencias en la alimentación
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Algunos estudios
previos habían demostrado relaciones positivas entre el tamaño relativo del
cerebro y el tamaño del grupo social. Sin embargo, otros trabajos, que
examinaban los efectos en diferentes sistemas sociales o de apareamiento,
mostraron resultados que entraban en conflicto. Esto planteaba interrogantes
sobre la robustez de la hipótesis del cerebro social.
Los científicos
que participaron en esta investigación examinaron más de 140 especies de
primates -una proporción tres veces más alta que estudios previos- e incorporaron
los datos evolutivos más recientes de las filogenias de los primates.
Cráneos de un lémur macho adulto (Lemur catta), mono vervet (Chlorocebus pygerythrus), gibón (Hylobates
lar), babuino (Papio hamadrayas),
chimpancé (Pan troglodytes) y humano (Homo sapiens) /
Megan Petersdorf
Asimismo,
tuvieron en cuenta las diferencias en el consumo de alimentos entre las
especies estudiadas -si eran omnívoros, folívoros (si
se alimentan de hojas), frugívoros (dieta basada en frutas) o frugívoros y folívoros- así como varias medidas de socialidad,
como el tamaño de grupo, su sistema social y su sistema de apareamiento.
Las especies que consumen frutas
tienen cerebros más grandes
Después de
controlar el tamaño corporal y la filogenia, sus resultados indican que la dieta
determina más el tamaño del cerebro que las diversas medidas de sociabilidad.
Los científicos examinaron más de
140 especies de primates, una proporción tres veces más alta que estudios
previos
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Tras considerar la
relación evolutiva de cada especie y su tamaño corporal relativo, los autores
hallaron que los primates que comen frutas tienen alrededor de un 25% más de
tejido cerebral que las especies que comen plantas. Los frugívoros y los
frugívoros y folívoros presentan cerebros
significativamente mayores que los folivoros y, en
menor medida, los omnívoros muestran cerebros significativamente más grandes
que los folívoros.
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Aunque este
análisis no es capaz de discernir por qué comer fruta conduce a la evolución de
cerebros más grandes, los expertos sugieren que puede deberse a una combinación
entre la demanda cognitiva que supone recordar la ubicación de la fruta y la
extracción manual que requiere su consumo. Además, la ingesta de fruta es más
rica en energía en comparación con la de las plantas.
Sin embargo, los
expertos advierten que estos resultados no indican una asociación entre el
tamaño del cerebro y el consumo de frutas o proteínas, más bien evidencian
demandas cognitivas diferentes según la especie para conseguir ciertos
alimentos.
"La fruta
está más dispersa en el espacio y el tiempo en la naturaleza, y su consumo a
menudo implica conseguirla en lugares difíciles de alcanzar o cáscaras de
protección", apunta DeCasien. "Juntos,
estos factores acarrean que las especies frugívoras necesiten mayor complejidad
cognitiva y flexibilidad", añade.
Chris Venditti, investigador de la Universidad de Reading (Reino
Unido), que ha escrito un News & Views en la
misma revista a raíz a este trabajo, expone: "Estoy seguro de que este
estudio volverá a enfocar y revigorizar la investigación que busca explicar la
complejidad cognitiva de los primates y otros mamíferos. Quedan aún muchas
preguntas por resolver".
Un chimpancé comiendo fruta /
James Higham
Referencia bibliográfica:
Alex R. DeCasien, Scott A. Williams y James P. Higham.
"Primate brain size is predicted by diet but not
sociality" 1 (0112). 27 de marzo de 2017 | VOLUME: 1 | DOI:
10.1038/s41559-017-0112
Zona geográfica: España
Fuente: SINC