Boletín Nº 173 -
Marzo 2017
Bacterias para
mejorar la salud mental
Llegan los psicobióticos
Tomas una píldora para aliviar la
ansiedad. Lo que no te esperas es que su principio activo sea una bacteria que
vaya directa a tu intestino y desde ahí avise al cerebro para calmar tus
nervios. Es un psicobiótico. Investigaciones en
modelos animales han demostrado el potencial de algunos microorganismos para
tratar diferentes trastornos mentales, pero los científicos advierten que es un
área de estudio muy incipiente, donde escasean los ensayos con humanos.
Laura Chaparro | 18 marzo 2017 08:00
Un estudio reciente en pacientes con depresión mostró que el consumo de
lactobacilos (en la foto) y bifidobacterias se relacionaba con una mejora de
los síntomas. Imagen: Fotolia
Uno de los
mayores desafíos de la neurociencia actual es conocer los entresijos del
cerebro humano. Estados Unidos y Europa han puesto en marcha sendos proyectos que darán sus frutos de aquí a una
década. Los resultados alimentarán al mayor ejército desplegado jamás. Desde un
lugar totalmente desapercibido y sin que te des cuenta, estos soldados
controlan tu apetito, tu comportamiento e incluso tu salud mental. Hablamos de
la microbiota que puebla tus tripas.
"Nuestros cuerpos
son un complejo ecosistema en el que las células representan un insignificante
10% de la población. Más allá de los números, hoy conocemos sus sorprendentes
diferencias", explicaba a finales de 2012 Thomas Insel, entonces director del
Instituto Nacional de la Salud Mental de Estados Unidos (NIMH, según sus siglas
en inglés). Y este era su pronóstico para el futuro: "Una de las grandes
fronteras de la neurociencia clínica de la próxima década será averiguar cómo
influye la diversidad del mundo microbiano en el desarrollo del cerebro y en el
comportamiento".
La flora o
microbiota intestinal está formada por un numerosísimo conjunto de
microorganismos que habitan en el intestino. Su cifra es similar al número
de células del
cuerpo humano, es decir, entre 10.000.000.000.000 y 100.000.000.000.000, algo
que contrasta con su escasa masa, de unos 200 gramos en total.
En su mayor
parte, la microbiota está compuesta por bacterias, aunque también por virus,
hongos y protozoos, y su relación con nosotros es de beneficio mutuo: les damos
alojamiento y alimento y estos seres microscópicos realizan un sinfín de tareas
beneficiosas para nuestra salud.
"El concepto del eje
intestino-cerebro data de los siglos XIX y XX, con observaciones de Darwin,
Beaumont y Cannon", explica a Sinc
Guillermo Álvarez Calatayud, presidente de la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos (SEPyP).
"Con el reciente conocimiento de la importancia que posee la microbiota en la promoción de la salud, el eje se amplía a microbiota-intestino-cerebro", añade.
Las mariposas en el estómago y los
retortijones de los nervios son ejemplos de la conexión entre el sistema
gastrointestinal y la mente
|
Las mariposas que sientes
en el estómago cuando te enamoras y (algo menos romántico) esos inoportunos
retortijones antes de un examen son dos ejemplos de la conexión que existe
entre el sistema gastrointestinal y la mente.
|
|
|
"Que el cerebro
conecte con el intestino a través de corticoides -un tipo de hormonas- no es
nuevo, pero que la conexión sea a la inversa, desde el intestino y su
microbiota hasta el cerebro, es algo mucho menos conocido y un campo de estudio
muy amplio que recorrer", mantiene Carmen Peláez, jefa del grupo Biología Funcional de Bacterias
Lácticas del
Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación CIAL-CSIC (Madrid).
Algo
más que probióticos y prebióticos
Ningún ejército
es indestructible, ni siquiera el bacteriano. Diversos trabajos han demostrado
que, cuando las bacterias intestinales están en horas bajas -por ejemplo,
debido a una infección- pueden recuperarse con el apoyo de elementos que
ingerimos: los probióticos y los prebióticos.
"Los probióticos
son microorganismos vivos que consumidos en cantidades adecuadas producen un
beneficio en el consumidor", señala a Sinc Francisco Guarner, investigador jefe
del área de Microbiota Intestinal y Probióticos del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona).
Los probióticos
suelen ser bacterias de los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium y pueden
tomarse en cápsulas o sobres (de venta en farmacias) o ir incluidos en
determinados alimentos que se encuentran en los supermercados.
En cambio, los prebióticos
son alimentos que no nos nutren directamente a nosotros, sino a las bacterias
y otros microorganismos que viven en nuestros intestinos y nos provocan un
efecto positivo. Un ejemplo de prebióticos son algunos tipos de fibra.
En 2013 Ted Dinan, catedrático de Psiquiatría de la
Universidad de Cork (Irlanda), introdujo un nuevo concepto: los psicobióticos. "Son bacterias que cuando se ingieren en cantidades adecuadas mejoran
la salud mental", explica a Sinc el padre del término.
|
Los
psicobióticos son bacterias que cuando se ingieren en cantidades adecuadas
mejoran la salud mental
|
|
|
|
|
|
|
El principal
problema de esta nueva expresión es que se apoya, sobre todo, en estudios
realizados in vitro y en animales, por lo que los científicos muestran cautela
a la hora de valorar cualquier resultado que pueda parecer prometedor.
"Los datos que se
poseen hasta el momento sobre psicobióticos se basan en estudios preclínicos
con ratones y aún se desconoce mucho sobre los mecanismos de acción", matiza Peláez.
En su opinión, es necesario profundizar en estos estudios y asegurarse de la
eficacia y seguridad de uso antes de realizar ensayos clínicos con fines
terapéuticos.
Infografía:
J.A. Peñas |
SINC
Poca
investigación en humanos
La comunidad
científica reconoce el término de psicobiótico, pero lo limita a aquel
probiótico con posibles efectos positivos en personas con patologías
psiquiátricas. La depresión, la ansiedad y el síndrome del
espectro autista
son las tres enfermedades que, a priori, se podrían beneficiar más de los
avances en este nuevo campo de estudio.
"Se ha demostrado
que algunas bacterias intestinales de los géneros Lactobacillus y
Bifidobacterium segregan o modulan sustancias neurotransmisoras como GABA,
acetilcolina o serotonina, implicadas en la regulación de muchos procesos
fisiológicos y neurológicos cuya disfunción se relaciona con ansiedad o depresión",
afirma Peláez.
Recientes estudios arrojan
resultados esperanzadores con probióticos que parecen mejorar los síntomas de
la depresión y el estrés
|
En una reciente revisión de artículos sobre el potencial de los psicobióticos
en la salud mental, los investigadores analizaron diez estudios, los únicos
que cumplían los siguientes requisitos: que se realizaron en humanos, con
sistema de doble ciego, asignación aleatoria y donde se comparaban los
efectos de psicobióticos y placebos en síntomas de trastornos psiquiátricos.
|
|
|
|
Según cuenta a
Sinc una de sus autoras, Amy Romijn, la conclusión no fue muy esperanzadora.
"En nuestra revisión sistemática no hemos encontrado pruebas concluyentes de
probióticos que tengan una serie de efectos psicológicos. Los estudios que
existían hasta que publicamos nuestro trabajo -en septiembre de 2015-
resultaron ser de una calidad variable, por lo que hacen falta nuevas
investigaciones", recalca Romijn, que es investigadora de la Universidad de
Gales del Sur (Reino Unido).
Uno de los
estudios que no entró en esta revisión, porque se publicó hace pocos meses, ha
analizado el impacto de ciertos probióticos en personas con depresión. Los científicos proporcionaron placebo y
bacterias a dos grupos de veinte pacientes durante ocho semanas, de forma que
cada grupo ingirió una de las dos sustancias. Quienes consumieron las bacterias
obtuvieron mejores puntuaciones en un cuestionario que mide el grado de la
depresión (el Inventario de Depresión de Beck).
"Los resultados
demuestran efectos beneficiosos significativos relacionados con la mejoría
metabólica en cuanto al mantenimiento de los niveles de glucosa. Sin embargo,
los probióticos que usan no están bien caracterizados: indican la especie
(Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus casei y Bifidobacterium bifidum) pero
no la cepa, por lo que no sabemos si hay estudios previos que hayan explorado
su capacidad como psicobióticos", sostiene Guarner tras analizar este trabajo.
También arrojó
resultados prometedores una reciente investigación realizada con
la bacteria Bifidobacterium longum 1714. Durante cuatro semanas, 22 varones tomaron
placebo. A continuación, ingirieron el probiótico durante otras cuatro semanas.
Los científicos fueron analizando sus respuestas al estrés, así como su
actividad cerebral y cognitiva, con diferentes cuestionarios y
electroencefalografías.
El consumo de la
bacteria se asoció con una disminución del estrés y una mejora de la memoria.
"Los resultados son positivos porque indican que el probiótico tiene efecto en
algunos parámetros", coindice Guarner. "El Bifidobacterium longum 1714 se ha
empleado en muchos estudios previos con modelos animales", añade.
El
misterioso camino de las tripas a las emociones
La gran pregunta
es cómo llegan los psicobióticos a tener efectos sobre la psique. Una
posibilidad que barajan los científicos es que los microorganismos actúen
directamente sobre el sistema nervioso entérico -encargado de controlar el
aparato digestivo- que, a su vez, se comunica con el cerebro. Otra opción es
que regulen el sistema inmunitario intestinal, el cual modula el sistema
nervioso central.
"La tercera vía
se basa en la producción de metabolitos que se distribuyen en el cerebro y son
beneficiosos", declara a Sinc Paul Enck, miembro del Comité Directivo de la
Sociedad Europea de Neurogastroenterología y Motilidad (ESNM, por sus siglas en inglés). En opinión
del investigador, para llegar al cerebro los microorganismos podrían utilizar
solo uno de estos tres caminos o varios a la vez. "Quizá haya más vías que se
descubrirán en el futuro", opina.
Los probióticos son preparados de bacterias que mejoran el estado físico
del consumidor. Los prebióticos son alimentos que nutren a las bacterias intestinales
e indirectamente nos benefician. Ahora llegan los psicobióticos: bacterias que
podrían mejorar la salud mental. Imagen: Fotolia
Antes de llegar a
ese punto, un equipo de científicos -entre los que se encuentra Dinan, el padre
del concepto- ha planteado una pequeña revolución para concienciar sobre el
papel de estas bacterias en la mente. Su propuesta es ampliar la
definición de psicobiótico a todo aquello que, a través de cambios en la microbiota intestinal,
consiga efectos psicológicos, sin tener que ser necesariamente un
microorganismo vivo.
Esto significaría
incluir a los prebióticos, pero también al ejercicio físico y la dieta, "que
afectan a las comunidades bacterianas en el intestino e influyen en estado de
ánimo y en la cognición", considera Philip Burnet, autor principal del trabajo en el que se
basa la propuesta e investigador del departamento de Psiquiatría de la
Universidad de Oxford (Reino Unido).
Tras revisar más de un
centenar de trabajos sobre psicobióticos (la
mayoría realizados en animales), los investigadores admiten que las
limitaciones de los estudios son numerosas, "lo que obliga a frenar el
entusiasmo y a incentivar nuevas investigaciones". Se desconoce, por el
momento, si el consumo de estas bacterias puede tener efectos secundarios o
si afectan por igual a hombres y mujeres.
|
Los menores y
los ancianos son las personas a las que más influirían este tipo de
sustancias
|
|
|
|
|
|
|
En cuanto a la edad, parece que tanto los menores como los ancianos son las
personas a las que más influirían este tipo de sustancias. "El período
prenatal, posnatal y toda la infancia son críticos en el desarrollo del sistema
nervioso, cerebral e inmunitario, que se ven muy afectados por la microbiota intestinal", indica Peláez. En el caso de los
mayores, al volverse más sensibles a los cambios fisiológicos necesitan
mantener una buena salud intestinal.
El reto de llegar al mercado
A la espera de
obtener resultados más robustos, los psicobióticos se muestran como una futura
promesa para personas que sufren trastornos psiquiátricos, sobre todo, para
quienes no han conseguido adaptarse a la medicación propuesta por su
especialista. No obstante, en ningún caso pretenden sustituir al psicotrópico.
"Existen
bastantes pacientes que no responden a la medicación convencional y aquí
podrían entrar en juego los psicobióticos. Estos suplementos se deberán
utilizar para mejorar la respuesta del cerebro a los medicamentos actuales",
subraya Burnet.
Aunque, de
momento, ningún producto de la farmacia lleva la etiqueta de psicobiótico, si
llegara a avanzar la investigación y se aprobara su comercialización, tendrían
que moverse en un terreno pantanoso, donde no se aplica una regulación tan
tajante como la que debe cumplir el resto de los medicamentos.
"El consumidor
está completamente indefenso. Las pautas sobre los probióticos están ya dadas
por la FAO y la OMS, pero en Europa no se han querido
seguir", denuncia Guarner. Los suplementos nutricionales que se venden en el
viejo continente, entre los que se incluyen los probióticos, "no necesitan
tener ninguna eficacia demostrada, solo debe aparecer su composición", añade.
Si se aprueba su
comercialización, el peligro es que no se les aplique la estricta regulación de
los demás fármacos
Esto va en contra
de la legislación comunitaria actual, que no autoriza a vender nuevos
productos alimenticios con probióticos añadidos que afirmen ser beneficiosos
para la salud si no lo respalda la evidencia científica.
Sin embargo,
estas sustancias se venden en las farmacias como suplementos y no como
alimentos, por lo que no se les aplica el reglamento europeo, que va dirigido a
productos alimenticios con bacterias incorporadas. "Existe un vacío legal
importante en los productos que se venden como suplementos y empieza a haber
abusos", alerta Peláez.
A modo de prueba,
Guarner y un estudiante del hospital Vall d’Hebron compraron doce productos
etiquetados como probióticos en una farmacia y los estudiaron en el
laboratorio. Al menos dos de ellos resultaron ser un fraude puesto que al
cultivarlos no crecía ningún microorganismo, según el científico.
"En el mercado
español (farmacias, parafarmacias o venta online) existe una amplia gama de
productos que contienen probióticos, prebióticos o simbióticos (mezcla de
ambos), solos o en combinación con otros componentes, pero no todos son
eficaces", advierte el presidente de la SEPyP.
Sin una
legislación clara que los respalde, el futuro de esta promesa que hoy por hoy
son los psicobióticos podría verse empañado. Los científicos trabajan para
demostrar su eficacia pero les faltan armas legales que protejan al consumidor
cuando estas sustancias lleguen al mercado.
Zona geográfica: Internacional
Fuente: SINC