Boletín Nº 171 - Enero 2017
Idioma es una barrera para
visibilizar la ciencia
Crédito de la imagen: Javier Sancho
De un vistazo
Inglés se posiciona como lenguaje de la ciencia, pero para quienes no lo
hablan es un problema
Pero investigaciones en otros idiomas tienen muy poca visibilidad
Investigadores proponen una serie de medidas para ayudar a superar el
problema
El idioma sigue
siendo la mayor barrera para la transferencia del conocimiento científico, a
pesar de que el inglés se posiciona cada vez más como el lenguaje global de la
ciencia, concluye un estudio.
La investigación, publicada en la revista PLOS Biology,
destaca el problema que algunos científicos de diferentes lugares del mundo
enfrentan por este motivo.
Los autores
revisaron detenidamente una gran cantidad de documentos científicos -más de
75.000-, sobre conservación de la biodiversidad, escritos en 16 diferentes
idiomas y publicados en 2014.
Por cada diez
de ellos, alrededor de seis fueron escritos en inglés y tres en otros
idiomas.
Estas cifras
sugieren que el inglés se consolida como el idioma que prevalece entre las
comunidades científicas.
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"Los angloparlantes nativos
tienden a asumir que todo el conocimiento importante se consigue y puede ser
comunicado en inglés".
Tatsuya Amano,
autor principal del estudio
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Pero también
destacan un hecho fundamental: buena parte de las investigaciones se
desarrollan aún en idiomas diferentes al inglés y acaban teniendo muy poca
visibilidad.
Esto es particularmente
cierto en aquellas universidades y centros de investigación de diversos países
donde sus habitantes no tienen al inglés como su primera lengua.
"Siempre he
estado interesado en saber cómo pueden afectar las barreras del lenguaje a la
ciencia en general. Sin embargo, este problema raramente ha sido tratado por
las comunidades científicas", dice a SciDev.Net Tatsuya
Amano, investigador principal del estudio.
Los
angloparlantes nativos tienden a asumir que todo el conocimiento importante se
consigue y puede ser comunicado en inglés, dice Amano.
Y agrega que, por
otro lado, quienes no son angloparlantes nativos tienden a pensar que su
principal prioridad es conducir sus investigaciones en inglés y con frecuencia
terminan dejando de lado la ciencia escrita en otros idiomas.
"Ignorar ese
conocimiento escrito en idiomas diferentes al inglés causa sesgos en nuestra
comprensión de los sistemas de estudio", argumentan los investigadores.
Amano, originario
de Japón, dice que uno de los mayores obstáculos es el tiempo que se demora un
investigador, que no tiene al inglés como primera lengua, en escribir un
artículo científico de calidad.
Los autores
proponen soluciones para superar esta barrera idiomática, entre ellas utilizar
palabras clave en idiomas diferentes al inglés en las búsquedas bibliográficas,
y aumentar la visibilidad de la literatura no inglesa a través del desarrollo
de una base de datos para revistas publicadas en otros idiomas, así como usar
reconocidos repositorios en línea.
También proponen
subir traducciones de los artículos publicados como resúmenes en los sitios web
de las revistas.
"Aunque esta
publicación se enfoca principalmente en ciencias ambientales creemos que
nuestros resultados son aplicables a otras disciplinas" dice Amano.
Eduardo Restrepo,
antropólogo y experto en estudios culturales de la Pontificia Universidad
Javeriana (Bogotá), dice a SciDev.Net que "existen muchos estudios sociales de
la ciencia que demuestran los efectos nefastos de esta geopolítica del
conocimiento cuya punta del iceberg es el hecho de que el inglés sea hegemónico
en términos de la comunicación".
Y explica que
esto no sucede exclusivamente por el idioma sino por las prácticas
escriturales. "No es solamente el inglés,
sino el tipo y los formatos en los que aparecen los resultados o las
discusiones académicas como los papers", subraya.
Para
contrarrestarlo, propone a las entidades que generan políticas de ciencia y
tecnología entender la problemática y avalar otro tipo de ‘conversabilidad’
entre los diferentes actores que producen conocimiento; y a los académicos,
preguntarse "para qué hacemos lo que hacemos y para quién estamos, en última
instancia, escribiendo y planteando lo que estamos planteando".