Boletín Nº 169 -
Noviembre 2016
La nanotecnología logra imitar
el color de la tarántula azul
Como ocurre en
los grupos humanos, los macacos Rhesus están condicionados por su situación
social, un hecho que puede incluso perjudicar su salud. Un experimento con
hembras demuestra que el estrés generado por permanecer en una categoría baja
conlleva una inflamación crónica y una serie de enfermedades que se pueden
revertir si el estatus social mejora.
SINC | 24 Noviembre 2016
Las interacciones sociales
afectan al sistema inmune, según ha comprobado un estudio realizado con macacos
Rhesus. / Lauren Brent
En las sociedades
humanas, las diferencias entre pobres y ricos se reflejan en parte en la
esperanza de vida, que puede variar en 10 años entre unos y otros. Hasta ahora,
se pensaba que las desigualdades socioeconómicas generadas repercuten en la
salud porque las personas con menos recursos tienen menor atención sanitaria y
hábitos menos saludables.
Incluso ante la ausencia de
factores de riesgo, el sistema inmune se altera cuando los individuos están
en las categorías más bajas del grupo
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Un nuevo
estudio, publicado en la revista Science, demuestra
en macacos Rhesus (Macaca mulatta), que forman
grupos jerárquicos similares a los humanos, que incluso ante la ausencia de
factores de riesgo, el sistema inmune se altera cuando los individuos están
en las categorías más bajas del grupo. El responsable es el estrés crónico.
"Si tu estatus
social es bajo, puedes tener menos control y un entorno menos predecible, así
como una mayor cantidad de elementos diarios estresantes. Y esto conlleva a
la activación crónica de la respuesta del estrés, que normalmente actúa para
incrementar fuertemente la función inmune y la inflamación", explica a Sinc
Noah Snyder-Mackler, autor principal del trabajo e investigador en la
Universidad Duke en Durham (EE UU).
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Al estar en esta
desafortunada posición, la vía del estrés se activa de forma crónica, y "el
sistema se vuelve loco y no se puede apagar la respuesta al estrés", detalla Snyder-Mackler,
para quien en realidad el individuo se vuelve insensible a la respuesta al
estrés.
"Esto provoca una
inflamación crónica, que puede conducir a una serie de enfermedades crónicas,
incluyendo enfermedades cardiovasculares, diabetes y muchas más, todas ellas
asociadas a altas tasas de mortalidad", recalca el investigador. Pero el
estudio revela además que las mejoras en el estatus social o el apoyo social
puede revertir la situación.
Aumenta el estatus social,
mejora la salud
El equipo de investigación
manipuló los rangos sociales de 45 hembras de macacos Rhesus que vivían en
cautividad en el Centro Nacional de Investigación de Primates de Yerkes de la
Emory University, e introdujo a estos individuos que no se conocían entre sí en
grupos cuya jerarquía ya estaba establecida.
"Como todos los
monos de nuestro estudio tenían el mismo acceso a los recursos, hemos sido
capaces de demostrar que existen efectos directos del estatus social en la
función inmune de las células", indica el experto.
Para comprobar
cómo la categoría social afecta a su salud, los científicos tomaron células
del sistema inmunitario de los monos y midieron la actividad de unos 9.000
genes. Más de 1.600 de ellos estaban expresados de manera diferente en los
animales que tenían un estatus bajo, en especial los comprendidos en un tipo
de linfocitos llamadas células asesinas, que se defienden contra las
infecciones.
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"Los efectos del estatus en la salud no son permanentes, al menos en
edad adulta", indica Jenny Tung
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Los científicos
reubicaron a las hembras en los nueve grupos sociales y estas se posicionaron
socialmente por orden de llegada, es decir, las primeras en unirse a los nuevos
grupos estaban mejor posicionadas que las siguientes. Después el equipo les
cambio de rango: las que estaban con estatus bajo subieron y viceversa.
A medida que las
hembras mejoraban de rango social, también progresaban las células del sistema
inmune, por lo que los genes se apagaban o encendían con la mejora social.
"Esto sugiere que los efectos del estatus en la salud no son permanentes, al
menos en edad adulta", indica Jenny Tung, coautora del trabajo e investigadora
en la Universidad de Duke (EE UU).
Según
Snyder-Mackler, todas las respuestas observadas en los monos se debían
estrictamente a su entorno o estatus social. "No hubo características en las
hembras empleadas para el estudio que las hicieran más propensas de estar en
categorías altas o bajas. La estructuración social fue fruto de nuestra
manipulación", certifica a Sinc el investigador.
"El entorno
social es un determinante crucial en la salud, y esto se demuestra al revertir
los efectos mejorando el estatus social de los animales de bajas categorías, o
empeorando el de los monos de alto rango", recalca el investigador.
El estudio
demuestra así que si se mejora el estatus social de una persona, los efectos se
verán rápidamente reflejados en su fisiología y en la función celular de su
sistema inmune. "Es un mensaje social muy claro: no es algo intrínseco de la
persona que la mantiene en un estatus social bajo, si mejoramos su posición
podrá recoger los beneficios fisiológicos de una categoría más alta",
concluye.
Referencia bibliográfica:
Noah Snyder-Mackler,
et al. "Social Status Alters Immune Regulation and Response to Infection
in Macaques" Science 25 de noviembre de 2016
DOI: 10.1126/science.aah3580.
Zona geográfica: Internacional
Fuente: SINC
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