Boletín
Nº 188 - Julio 2018
Células madre, entre la estafa y
la ciencia
Ante el diagnóstico de una enfermedad incurable, degenerativa e
incapacitante, el paciente y sus familiares a menudo emprenden la búsqueda de
una alternativa que prometa devolver la salud. El estado de vulnerabilidad del
enfermo y una legislación sanitaria laxa han sido aprovechados por hordas de
charlatanes en México que, con argumentos engañosos y audaces estrategias
de marketing, aseguran curar la diabetes, eliminar las arrugas, regenerar
el hígado y devolver la vista, todo gracias a riesgosos tratamientos con
supuestas células madre, al margen de toda norma ética.
Por Amapola Nava
Ciudad de México. 26 de junio de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Como todo buen
vendedor, la maestra Carmelita es carismática. Viste formal, ríe con franqueza
y su discurso es una mezcla de frases aduladoras, anécdotas emotivas y palabras
científicas. No le es difícil crear empatía con público de su edad; alrededor
de 20 personas mayores de 50 años la escuchan expectantes. Después de enumerar
todas las bondades de su producto, la maestra Carmelita lanza la pregunta
clave: "¿A quién le gustaría tener 14 millones de células madre en sangre todos
los días?". Los murmullos no se hacen esperar, una voz de mujer se eleva y se
distingue su respuesta: "Pues a todos".
Ilustración: Ana Yáñez.
Cómo no querer 14 millones de células madre en sangre si la
maestra Carmelita acaba de explicar que son células muy especiales, que viven
dentro de los huesos y que cuando alguien se enferma o se lesiona salen, viajan
por la sangre, llegan al órgano dañado, se convierten en células jóvenes de ese
mismo órgano y lo regeneran. Cómo no querer 14 millones de células madre en
sangre cuando estás allí porque quieres sanarte.
Una mujer del público confiesa que lleva 25 años viviendo
con diabetes, algunos más llevan bastón. La maestra Carmelita les dice lo que
quieren escuchar: cualquier enfermedad puede revertirse con una buena dosis de
células madre.
Lo que ella vende es un "nutracéutico",
una especie de suplemento alimenticio que estimula el cuerpo para producir más
células madre y reparar cualquier órgano dañado. Tres pastillas, elaboradas con
ingredientes 100 por ciento naturales, originarios del Tíbet, Madagascar y otros
lugares aún más remotos.
Después de
hora y media de labor de convencimiento, la maestra Carmelita ya puede lanzar
el precio del producto: el "tratamiento" para dos meses vale ocho mil 100
pesos más envío, mucho más barato que un trasplante de células madre y además
se puede pagar a 12 meses sin intereses. La charla surte efecto, la mayoría de
las personas del público se dirige con los vendedores. Cuando se trata de la
salud no hay que escatimar.
Hay un solo joven en el salón: está acompañando a su
madre. Ella tiene pie diabético y busca una alternativa para un padecimiento
que puede terminar en la amputación. La familia ha considerado varias
alternativas, incluso hablan de una clínica en Morelia donde el trasplante de
células madre no es muy caro.
Pero ni la maestra Carmelita ni los cientos de clínicas
que existen en México y que ofrecen tratamientos con células madre le han
dicho la verdad: en el mundo, al día de hoy, el único tratamiento con células
madre que ha demostrado ser seguro, eficaz y que ha sido aprobado por las
autoridades regulatorias internacionales es el trasplante de médula ósea para
la leucemia y para algunas enfermedades sanguíneas.
Al igual que los antiguos alquimistas que viajaban de
pueblo en pueblo pregonando las bondades del elíxir de la vida, quienes hoy
ofrecen curar con células madre, lo que venden es falsa esperanza a los
enfermos y la promesa de la eterna juventud a los sanos.
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Milagros en internet. En internet se
anuncian ampolletas de células madre liofilizadas, cremas, soluciones
inyectables. Las células no pueden sobrevivir a un liofilizado, lo que se
vende, entonces, es tejido molido. "Las células madre no se untan, no se
toman y no se inyectan intramuscularmente", explica Julieta Rojo, directora
general del Centro Nacional de la Transfusión Sanguínea.
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Las clínicas de la esperanza
"El 89 por ciento de nuestros pacientes logra revertir
completamente la diabetes... Previene la cirrosis... ¡Excelente en degeneración
macular!... Es preventivo de la frigidez, incrementa el apetito sexual", estas
son algunas afirmaciones que se pueden leer en la página de Internet de una
clínica que ofrece terapias con células madre en la Ciudad de México.
La misma clínica que en Guadalajara le ofreció al padre de
Laura Arce revertir los síntomas de su enfermedad, la esclerosis lateral amiotrófica.
"Mi padre tenía 78 años cuando lo diagnosticaron. Sabíamos
que era una enfermedad neurodegenerativa y que no tenía cura, pero él siempre
fue un hombre muy luchador y estuvo buscando alternativas que le pudieran
ayudar. Entonces le comentaron acerca de las células madre".
A inicios de 2017, el enfermero que atendía al padre de
Laura le contó que conocía una clínica de células madre, allí mismo en
Guadalajara, donde lo podían ayudar. Cuando Laura y su padre fueron a la
clínica, les dijeron que con el tratamiento los síntomas de la enfermedad iban
a disminuir y que había posibilidades de revertir la esclerosis.
"Nos dijeron maravillas. A mi papá le brillaban los ojitos.
Imagínate, le estaban dando esperanza".
Promesas y deudas
Cuando el padre de Laura decidió someterse al tratamiento,
comenzaron a inyectarle células madre en el estómago. Cada dos semanas iba a la
clínica a recibir la dosis de células. Cada visita le costaba 16 mil pesos y
cada vez Laura le preguntaba si se sentía mejor, si sentía algún cambio, él
siempre respondió que no. Pero, aunque la familia dudaba, él mantenía la
esperanza.
"Había leído que las células madre regeneran... y cuando
tienes a un ser querido enfermo en esa situación, no quieres tratarlo con una
actitud negativa o decirle 'no, ya no tienes cura, no busques nada, mejor vamos
a aceptar el proceso'. Es muy difícil, y pues decidimos seguirlo llevando,
porque él quería seguir yendo".
El padre de Laura recibió alrededor de cinco inyecciones de
células madre en el estómago, a un costo aproximado de 80 mil pesos, pero su
enfermedad progresó, sus músculos siguieron debilitándose y llegó el momento en
que su diafragma comenzó a fallar. Cuando este músculo falla, la respiración se
dificulta y sin oxígeno suplementario y ventiladores mecánicos, la persona
puede morir.
Ante esta condición, en la clínica le ofrecieron un
tratamiento radical, algo que iba a hacer que su diafragma volviera a
funcionar. El padre de Laura ya había comenzado el camino de las células madre
y decidió recorrerlo hasta el final. En busca de una esperanza para volver a
respirar, emprendió un viaje que le iba a costar más de 180 mil pesos y un
dolor terrible.
Paquetes todo incluido
Las clínicas que venden "terapias" con células madre
declaran que sus procedimientos son eficaces hasta para tratar el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH). Ninguna tiene evidencia científica, pero todas
cobran. Es por esto que María de Jesús Medina Arellano, doctora del Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) y otros científicos en el mundo no dudan en llamarle fraude y
charlatanería.
Antes del 24 de
enero de 2013, el artículo 327 de la Ley General de Salud prohibía el comercio
de órganos, tejidos y células, la obtención y el uso de cualquiera de estos
componentes biológicos debía ser estrictamente gratuito. Pero a partir de esa
fecha, al artículo se le incorporó un segundo párrafo que dice:
"No se considerarán actos de comercio la recuperación de los
costos derivados de la obtención o extracción, análisis, conservación,
preparación, distribución, transportación y suministro de órganos, tejidos,
incluyendo la sangre y sus componentes, y células progenitoras o troncales".
Es decir, cada clínica es libre de cobrar la cantidad que
considere necesaria para recuperar los costos del uso de las células y tejidos.
Y en Internet, los interesados en un trasplante de células pueden escoger entre
la administración de células madre vía intravenosa, para tratar cualquier
enfermedad, por cuatro mil 600 pesos; el paquete de tratamiento completo
para párkinson o autismo, más dos noches de hotel con wifi y desayuno
incluido, impuestos locales, transporte aeropuerto-hotel-clínica y cruce de
frontera por 14 mil 500 dólares, aproximadamente 285 mil pesos; o el paquete de extracción y almacenamiento por un año de las
células madre propias, más el tratamiento por 19 mil 500 dólares, casi 385 mil
pesos mexicanos.
"Al final de cuentas sigue siendo lo mismo, el paciente
termina pagando por ese procedimiento de una manera o de otra", opina Iván
Velasco Velázquez, investigador del Instituto de Fisiología de la UNAM y
presidente de la Sociedad Mexicana para la Investigación en Células Troncales
A.C. (Somicet).
Hay quienes viajan a
México para recibir tratamientos que están prohibidos en sus países y pagan más
de un millón de pesos por un tratamiento que ni siquiera ha pasado los ensayos
clínicos necesarios para considerarse seguro ni eficaz.
No es fácil definir el costo promedio de estas terapias, pues
no todas las clínicas hacen públicos sus precios y no existe un registro
gubernamental que recopile esta información. Pero en 2013, una empresa
estadounidense de investigación de mercado calculó el valor del mercado mundial de las células madre
en 26 mil 200 millones de dólares y estimó que para 2025 llegaría a unos 270 mil 500 millones de dólares,
aproximadamente cinco billones 310 mil 900 millones de pesos.
Tampoco es fácil saber cuántas clínicas o personas ofrecen
terapias celulares, pues algunas operan en la clandestinidad. En 2013, María de
Jesús Medina realizó una búsqueda sistematizada en la web y encontró que había
más de 100 clínicas ofertando este tipo de servicios en Internet, pero
desconoce la cifra actual, pues no ha contado con los recursos suficientes para
continuar esta investigación y actualizar la información.
Fraudes sin fronteras
En 2014, un grupo de científicos de la Universidad de Sydney, Australia, realizó un análisis de las páginas web en inglés que anunciaban
tratamientos con células madre y encontraron 417 sitios que ofrecían terapia
celular. El país con el mayor número de sitios web fue Estados Unidos con 187,
seguido por la India con 35 y en tercer lugar México, con 28 sitios.
Algo extraño, pues la agencia que regula los medicamentos
y los tratamientos médicos en Estados Unidos, la FDA (siglas de Food and Drug Administration), no permite realizar trasplantes de
células que hayan sufrido manipulación, esto incluye un simple centrifugado o
sacar células de un órgano para ponerlas en otro, y tiene una fuerte política de vigilancia de las clínicas que trabajan con
este tipo de células.
Para escapar de la regulación, las clínicas anuncian sus
tratamientos en Estados Unidos, pero piden a sus pacientes que viajen a
México para el trasplante.
Este es el caso de la empresa Celltex,
que después de los problemas que tuvo con la FDA decidió mantener su compañía en Estados Unidos, pero realizar los
trasplantes en diferentes hospitales de Cancún. Ahora, los clientes de Celltex pueden recibir un tratamiento de medicina
regenerativa y disfrutar de las blancas playas del Caribe mexicano.
Celltex afirma que
cuando los ensayos clínicos den resultados buscará la aprobación de la FDA,
pero que, por lo pronto, "para satisfacer las necesidades inmediatas de sus
clientes" y que no tengan que esperar por ensayos clínicos que pueden durar
años, ofrece la terapia en México.
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Turismo médico. Personas de países desarrollados
viajan a México a realizarse "tratamientos" con células madre. Uno de los
casos es el de Susan Campbell, una mujer del
Reino Unido, con esclerosis múltiple, que pide ayuda para reunir aproximadamente un millón 200
mil pesos para un tratamiento con células madre en la Clínica Ruiz en Puebla.
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Lo que no dice es que los ensayos clínicos son los estudios
que comprueban si una terapia es eficaz, pero también si es segura. Sin ellos
no es posible saber si las intervenciones que ofrecen ponen en riesgo la salud
o la vida.
Terapias invasivas y peligrosas
Al padre de Laura le dijeron que el tratamiento con células
madre era completamente seguro, que no corría ningún riesgo. Por eso el señor
no se alarmó cuando, después de las primeras inyecciones, le salieron "unas
bolas" en el estómago. Un mes más tarde "las bolas" desaparecieron, pero la
enfermedad seguía allí. La esclerosis lateral amiotrófica
le debilitaba cada vez más los músculos, y con el diafragma afectado le costaba
respirar, así que en la clínica le dieron una nueva opción de tratamiento.
"Le dijeron que le iban a inyectar algo así como 120
millones de células madre en el diafragma y que a lo mejor con eso podían
revivirlo y podía volver a funcionar. Él lo vio como una esperanza de vida".
Lo que le estaban ofreciendo era un cateterismo, un
procedimiento invasivo que consiste en hacer una incisión en la ingle del
paciente para introducirle una sonda que viaja por las venas hasta llegar al
lugar deseado. Según el médico, así lograrían depositarle los 120 millones de
células madre en el diafragma.
La cita para la intervención fue en un hospital privado de
Guadalajara el 1 de mayo de 2017, un día de escaso movimiento. La hermana de
Laura, que iba de acompañante, notó algo extraño: a su padre no lo registraron
ni cuando ingresó al hospital, a la una de la tarde, ni cuando entró al
quirófano, a las dos de la mañana. Pero la operación continuó.
"Mi papá salió casi muriéndose de allí porque no le pusieron
el aparato que necesitaba para respirar mientras estaba en el quirófano, tuvo
que usar el oxígeno portátil que él llevaba. Los doctores salieron y lo dejaron
allí. La enfermera salió, nos dijo lo que teníamos que hacer para cambiarle el
parche y punto. Ni siquiera nos informaron si necesitaba camilla o cómo trasladarlo,
y él no podía doblar las piernas, tenía que ir acostado porque sino corría el riesgo de sangrado".
Con los cuidados que pudieron, Laura y sus familiares lo
subieron al auto, pero en el camino sucedió algo que los turbó aún más, el
señor apretaba en la mano un pequeño frasco de vidrio, había tomado uno de los
recipientes de las supuestas células que le administraron y comenzó a decir:
"Laura, me defraudaron, no me pusieron la cantidad de células que me dijeron,
me pusieron solo dos botecitos de 15 millones y me cobraron lo de 120 millones
de células".
Laura no sabía si el hospital privado y la clínica de
células madre operaban juntas, así que fue a reclamar a la clínica por el mal
trato y a preguntar si le pusieron a su padre la cantidad de células por las
que pagó. El médico que le había estado administrando las células madre a su
padre le dijo que las cosas se habían hecho correctamente y que si quería que
demandara.
Aunque Laura había insistido, nunca le entregaron una
factura o un recibo, a su padre ni siquiera lo dieron de alta en el hospital
donde le hicieron el cateterismo. La familia sintió que no tenían cómo
defenderse y el padre de Laura se sintió defraudado.
Verdades a medias
Para la doctora Anayansi Molina
Hernández, investigadora del Instituto Nacional de Perinatología, desde que
alguien ofrece un tratamiento utilizando el término célula madre hay que dudar,
pues el término biológico correcto es célula troncal. Cuando un equipo
científico serio realiza una investigación relacionada con las células
troncales, siempre aclara que la seguridad y la eficacia de las terapias aún
están a prueba y nunca se debe cobrar a las personas por participar en la
investigación, tal como se establece en la Declaración de Helsinki y en el
Reglamento de la Ley General de Salud en materia de Investigación para la
Salud.
Detectar el fraude es complejo, pues quienes lo perpetúan se
aprovechan de dos situaciones: las personas buscan curarse de padecimientos que
no tienen cura y las investigaciones científicas rigurosas sobre los posibles
usos de las células troncales como terapia sí existen. Así que quienes ofrecen
tratamientos utilizan el lenguaje científico para aparentar seriedad, pero lo
exageran o lo manipulan para contar verdades a medias.
Una de las verdades a medias que más se repite es que las
células madre pueden convertirse en cualquier tipo de célula del cuerpo humano.
Esta es una forma tramposa de presentar la información.
La única célula que puede dar origen a todas las células del
cuerpo humano es el óvulo fecundado y unas pocas divisiones de él, es decir, el
embrión, y las pocas células que se originan de sus primeras divisiones. Pero
una vez que esa primera célula da lugar a ocho células, las cosas cambian. Las
células troncales comienzan a organizarse para formar los diferentes órganos y
tejidos y se vuelven cada vez más especializadas, de hecho, en los adultos, las
células troncales generalmente se encargan de formar un solo grupo de células
provenientes de un tejido específico, explica Juan José Montesinos Montesinos, investigador en el Hospital de Oncología del Centro
Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
"Entonces cuando alguien dice que las células madre pueden
generar todos los tipos celulares, hay que detenernos a decir: no existe un
solo tipo de célula troncal, así que todo depende de qué tipo de célula estemos
hablando. Si hablamos de una célula troncal neural, puede generar una neurona o
un astrocito, que son células que constituyen el
sistema nervioso, pero no puede generar hueso, ni cartílago, ni tejido adiposo
ni sangre".
Ni en las personas adultas, ni en los niños, ni siquiera en
el cordón umbilical hay células troncales que sean capaces de formar cualquier
tejido de manera natural.
La peor de las mentiras
Existe otra afirmación que más que una verdad a medias es
una mentira: las terapias celulares son completamente seguras.
En Internet se pueden leer frases como: "Las células madre autólogas son en estos momentos el tratamiento más seguro
en la faz de la tierra", escrita por un médico que ofrece tratamientos en Estados
Unidos. Hay otras como: "A la fecha, en el 100 % de las personas que han sido
sometidas al procedimiento no ha habido reacciones negativas", que se lee en el
sitio web de una clínica mexicana.
Pero las terapias celulares, sean con células propias o
ajenas, implican riesgos. Jorge Meléndez Zajgla es
investigador del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen),
lleva años trabajando con células troncales para estudiar el cáncer y sabe que
existen riesgos por someterse a estas supuestas terapias. Primero, porque se
realizan procedimientos invasivos —como el cateterismo del padre de Laura— y se
inyectan sustancias en lugares del cuerpo en donde es riesgoso hacer una
punción, por ejemplo, en la espina dorsal o en los ojos —hay clínicas que
ofrecen inyectar células madre en la espina dorsal de niños, como supuesto
tratamiento para el autismo.
Segundo, porque este tipo de células se contamina muy fácil
y muchas clínicas ni siquiera explican cómo las obtienen, ni si les hacen
pruebas para detectar VIH, hepatitis y otras enfermedades. También están las
clínicas que ofrecen tratamientos con células madre de animales, por ejemplo de
oveja negra, pero introducir células animales, vivas o no,
al cuerpo humano puede generar una reacción alérgica tan fuerte que lleve a la
muerte.
"Lo mejor que te podría pasar es que te inyecten agua
estéril, porque hay que ponerse a pensar, realmente, de dónde vienen esas
células troncales, si es que en verdad son células troncales".
Por último, las células troncales pueden generar rechazo o
producir un tejido diferente al que se espera. Justo lo que le sucedió a Jim Gass: un equipo de médicos descubrió
que tenía un tumor en la columna, un tumor de células que no eran suyas.
Jim Gass, un hombre de 66 años,
acudió al médico porque le costaba caminar y sentía fuertes dolores de espalda.
Con una resonancia magnética le descubrieron un tumor en la columna, pero esa
no fue la sorpresa más grande. Cuando los médicos analizaron el tumor,
encontraron que la mayoría de las células que lo formaban tenía un ADN
diferente al de Jim.
Para recuperarse de un infarto, Jim
había pagado casi seis millones de pesos en tratamientos con
células madre en clínicas de Argentina, México y China, y al parecer, las
células que le administraron directamente en la espina dorsal se transformaron
en una masa que no se parece a ningún otro tumor conocido. Por desgracia el
tumor crece sin control y los médicos no saben cómo tratarlo.
Además del caso de Jim Gass, existen otros reportes sobre los efectos adversos de
la terapia celular. Está el caso de
un paciente que recibió una inyección de sus propias células troncales
hematopoyéticas en los riñones y desarrolló tumoraciones que le hicieron perder
el riñón; o el caso de una paciente que sufría degeneración macular, una
enfermedad que ocasiona la pérdida de la visión de manera progresiva, y que
después de tres meses de recibir una terapia con células madre de su propia
grasa perdió las dos retinas y la visión casi por completo.
La mujer pagó alrededor de 170 mil pesos a una clínica y
dice que no recuerda que le advirtieran sobre los riesgos del tratamiento. Lo
cual es probable, pues afirmar que los tratamientos son completamente seguros
es una práctica común entre los que ofrecen estas supuestas terapias.
En 2016, un grupo de científicos en Canadá analizó
243 páginas de Internet en inglés que anunciaban terapias con células madre.
Solo 24.7 por ciento de ellas aclaraba que siempre existe un riesgo mínimo de
infección o de alergia por cualquier tipo de inyección. Más alarmante fue que
solo 5.76 por ciento advertía que existen riesgos graves inherentes al uso de
células troncales, como aumentar el dolor del paciente, el crecimiento de
tejido diferente al esperado, los tumores o el rechazo.
Una anécdota no es evidencia científica
"Leticia Sánchez nos platica como [sic] desde niña
desarrolló una lesión cerebral la cual no había podido tratar con buenos
resultados, sin embargo desde que comenzó su
tratamiento de Células Madre Humanas vivas en [nombre de la clínica] tuvo un
cambio radical llevándola de un estado casi vegetal a una vida completamente
normal".
Las clínicas que ofrecen tratamientos con células madre
ofrecen una abundante colección de este tipo de supuestos testimonios. Pero
estos no son evidencia científica, nada asegura que son reales ni que las
personas mejoraran como efecto del tratamiento con las células madre. Para eso
se necesitan ensayos clínicos.
Quienes ofertan estas terapias dicen que han visto caminar a
personas después de dos días, pero son solo anécdotas, mientras no exista un
grupo de pacientes con el mismo padecimiento que tomen la misma dosis de
células, otro que no tome las células y uno que reciba un placebo, no hay forma
de saber si el tratamiento funcionó o incluso si dañó a las personas, explica
María de Jesús Medina Arellano.
Credenciales engañosas
Cuando Laura Arce fue a la clínica donde trataron a su padre
con células madre para reclamar el mal trato que le habían dado, pidió que le
mostraran los permisos que tenían ante la Comisión Federal para la Protección
contra Riesgos Sanitarios, la Cofepris. En la clínica
le dieron largas y nunca le enseñaron los permisos. Por desgracia, en el caso
de las células troncales, una licencia de Cofepris no
asegura que los tratamientos que se ofrecen son seguros o eficaces.
La licencia
de la Cofepris solo indica que tiene las
instalaciones adecuadas para obtener, manejar o preservar células y tejidos, o
para realizar operaciones quirúrgicas, pero no que los tratamientos sean
seguros ni eficaces.
Esto complica que las personas detecten si lo que les
están ofreciendo es seguro, pues las clínicas se acercan a la Cofepris para dar de alta sus laboratorios y ampararse
para funcionar o para decir que sus tratamientos están avalados, lo cual es
una premisa totalmente engañosa, insisto ninguna de sus terapias está avalada
por la Cofepris, explica el investigador.
Por otro lado, las listas de las licencias que la Cofepris hace públicas son difíciles de encontrar y no
están actualizadas. Por ejemplo, en el listado Licencia Sanitaria para establecimiento con disposición y/o
banco de órganos, tejidos y células, se dice que el Centro Biotecnológico
de Terapias Avanzadas, S.A. de C.V. tiene tres licencias autorizadas, dos en
la Ciudad de México y una en Nuevo León. Pero esta clínica fue suspendida por la Cofepris en
2015, porque ofrecía tratamientos con células madre sin contar con la
evidencia científica necesaria para probar que eran eficaces y ya no opera en
la dirección que aparece en el listado.
Contradicciones oficiales
En total,
la Cofepris ha aplicado suspensiones temporales a
ocho clínicas que ofrecían trasplantes con células madre. En el comunicado
que lanzó en 2015 para anunciar que suspendía el área de terapias celulares
del Centro Biotecnológico de Terapias Avanzadas, se escribe:
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La empresa CryoVida
afirma tener tres permisos ante la Cofepris, pero
al revisar en las listas oficiales, uno de los permisos no existe y los otros
dos están a nombre de Provida Salud Integral. Las
licencias solo permiten colectar y guardar células troncales, no utilizarlas
para terapia. Provida Salud Integral no respondió
cuando se le solicitó una entrevista. A través de la solicitud de acceso a la
información pública 1215100346918 la Cofepris
respondió que no ha otorgado ninguna licencia sanitaria a nombre de CryoVida. "Varias clínicas anuncian en sus sitios web que
están aprobados por la Cofepris, pero en realidad
lo que tienen es una aprobación para un laboratorio, es decir, tienen un
permiso para manejar productos sanguíneos, pero no tienen aprobación del
tratamiento", explica Jorge Meléndez.
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"La Autoridad Sanitaria advierte que los tratamientos con
células madre carecen de autorización porque su eficacia no está probada, por
lo que los pacientes deben tener cuidado con quienes ofrecen este tipo de
servicios médicos".
Pero, de manera contradictoria, desde el 24 de enero de
2013, una reforma a la Ley General de Salud incluyó los centros de
medicina regenerativa como establecimientos con la posibilidad de utilizar
células troncales de manera terapéutica y la Cofepris
otorga licencias a Establecimientos de Medicina Regenerativa y
los define como un "Establecimiento autorizado para llevar a cabo
procedimientos terapéuticos para la regeneración de tejidos, empleando células
troncales, productos o componentes de las mismas".
Según Álvaro Israel Pérez Vega, comisionado de Operación
Sanitaria de la Cofepris antes de 2015, se
autorizaron 99 licencias para trasplante de células, y de abril de 2015 hasta
la fecha se han autorizado 21 licencias para establecimientos de medicina regenerativa,
así que existen 120 licencias otorgadas para trasplante de células.
Por un lado, la Cofepris alerta
que los tratamientos con células troncales todavía no cuentan con evidencia
científica suficiente para ser aprobados, pero por
otro lado, otorga licencias para establecimientos de medicina regenerativa que
pueden ofrecer y cobrar por estos tratamientos.
Para María de Jesús Medina, el contexto jurídico
contradictorio de México es lo que ha permitido que las clínicas proliferen y
que el país sea uno de los lugares predilectos para el turismo médico con
células madre, pues no existen normas específicas para definir lo que se puede
y lo que no se puede hacer con las células troncales en la práctica médica.
La investigadora explica que lo que se necesitaría para
crear estas normas es modificar la Ley General de Salud desde el congreso. Pero
también aclara que, aun sin ellas, existen otros mecanismos en la ley para
sancionar estas prácticas. Y si las autoridades quisieran, podrían inhabilitar
estas clínicas, pues existen reglas para la investigación científica y para la
experimentación con humanos, pues aplicar tratamientos no probados es hacer
experimentación.
Álvaro Pérez no concuerda por completo, considera que es
pertinente contar con un instrumento más ágil para autorizar este nuevo tipo de
procedimientos, pero no considera práctico que la Cofepris
apruebe de manera individual qué tipo de tratamientos con células madre se
deben permitir, pues de hacerlo, en algunos años se tendrían "normas supergigantes" (cabe recalcar que la Cofepris
sí autoriza de manera individual el registro sanitario de cada uno de los
medicamentos en el mercado sin necesidad de normas gigantes); tampoco considera
que se necesiten nuevas normas como consecuencia de un problema.
"Para empezar, tenemos que ver si es problema o no es
problema, yo no sé si se identifique como problema, yo más bien lo veo como una
oportunidad para mejorar la autorización y ser más activos en la vigilancia. No
obstante, consideramos que está controlado, que son servicios que sí se han
estado revisando".
En México no hay problema
Para
el comisionado de Operación Sanitaria de la Cofepris,
los tratamientos con células madre no son un problema en México, pues la
institución monitorea constantemente lo que se oferta en el mercado, lleva más
de 60 visitas a establecimientos de este tipo.
Aunque cuando se le comentó de los sitios en Internet que
ofrecen tratamientos sin evidencia científica y que se detectaron en esta
investigación, dijo no estar al tanto de su existencia y que habría que revisar
bien las direcciones web, pues muchas veces eso sucede
pero en otros países, no en México.
"Dame esas URL, porque luego decimos que hay un gran
problema, lo investigamos y resulta que son URL de Argentina, de Colombia... Tenemos
más de 23 mil sitios en Internet suspendidos en todas las materias, entonces
seguramente allí también hay vigilancia".
Evitar el fraude
Como experto en el tema de células troncales, a Juan José
Montesinos las personas le consultan si les conviene someterse a un tratamiento
de células madre. Lo que les responde es que la ciencia está avanzando de
manera exponencial en el tema, pero los tratamientos aún son cosa del futuro, y
en el presente, si no son parte de una investigación formal, de un ensayo
clínico o si quieren cobrar por ello, hay que alejarse.
Para Iván Velasco y para Anayansi
Molina, es importante que las personas se informen bien sobre la enfermedad que
padecen y de los tratamientos probados para esa enfermedad. Pero también que
los investigadores se acerquen a los médicos para orientarlos, pues muchas
veces no saben si estas terapias están aprobadas o no; y también a los medios de
comunicación que por desconocimiento pueden publicar información falsa y
tergiversada.
El comisionado Álvaro Pérez explica que la Cofepris vigila constantemente pero que corresponde también
a la sociedad civil y a los medios de comunicación, en un tema de
responsabilidad social, compartir la información sobre las clínicas que ofrecen
tratamientos no probados con la autoridad sanitaria, e invita a denunciar en el
01800 033 5050 o en el portal www.gob.mx/cofepris.
Pero Jorge Meléndez y María de Jesús Medina Arellano
consideran que el trabajo de descubrir el fraude no debería ser de los
pacientes, pues es muy difícil para una persona en estado de vulnerabilidad,
por su condición de salud, y que desconoce aspectos de ciencia básica y
aplicación clínica darse cuenta si el tratamiento que le ofrecen está
sustentado en evidencia científica, porque los artículos científicos no solo
están escritos en inglés, se escriben en un lenguaje especializado difícil de comprender.
Para la investigadora, verificar que los fármacos y los
tratamientos que existen en el mercado son seguros y cuentan con pruebas
sólidas para ser ofrecidos a la población es trabajo de las autoridades
sanitarias.
La ética médica
Quienes ofrecen tratamientos no probados no están dando a
las personas la probabilidad de curarse, están aprovechando que un paciente no
tiene un tratamiento para su enfermedad para hacerle lo que sea y de paso
llenarse los bolsillos. Están violando la mayoría de los acuerdos éticos
internacionales sobre la experimentación con humanos.
"La innovación no puede darse sin sustento ético y
científico. Hay que discutir este tema en la agenda pública antes de que se
tenga un caso grave que ponga en peligro la salud de una persona", considera
María de Jesús Medina Arellano.
Pero es posible que estos casos graves ya se hayan
presentado y que no existan reportes porque las personas piensan que lo que
dañó o mató a su familiar fue la enfermedad, o porque —como en el caso del
padre de Laura Arce— sienten que no tienen cómo quejarse ante la autoridad.
Fraude y culpa
El padre de Laura falleció en enero de este año. Cuando
Laura recuerda los tratamientos a que se sometió y la sensación de defraudación
que le quedó a su padre, se pregunta cómo es que pueden existir clínicas así.
En cierto sentido, también siente algo de culpa.
"También pienso que fue nuestra responsabilidad porque
nosotros fuimos, nadie nos obligó, te venden una esperanza, una ilusión y pues
allí está uno".
Al participar en este reportaje, Laura comentó que estaría
muy contenta de que se hicieran leyes y las autoridades vigilaran para que
nadie más cayera en este fraude.
"Yo realmente no sé si las células madre funcionan o no. A
mi papá no le hicieron nada, ni siquiera si fueron diez millones de células,
cien millones o lo que se le haya puesto, no le hicieron nada. A lo mejor habrá
personas que sí tengan honestidad y que apliquen los tratamientos que dicen,
pero lo que nos hicieron a nosotros fue un robo".