Boletín Nº 184 - Marzo 2018
Las científicas
que estudian el cerebro piden igualdad
¿Cómo romper el techo de cristal
en neurociencia?
En el mayor proyecto europeo sobre
el cerebro humano, el Human Brain Project, el
85% de los líderes son hombres. Para tratar de corregir desequilibrios como
este, el consorcio ha organizado una conferencia en Madrid sobre género y
diversidad. Las expertas proponen cambios estructurales y educar en igualdad.
Laura
Chaparro | | 17 marzo 2018 08:00
En el Proyecto Cerebro
Humano solo el 15% de las posiciones de liderazgo las ocupan mujeres. / Adobe
Stock
"En España fuimos
educadas para otras cosas, no para liderar un equipo investigador, al menos, en
mi época". Pilar López
Sancho (1953),
profesora de investigación en el Instituto de Ciencia de Materiales del CSIC,
sabe bien lo que es dirigir equipos. Especializada en Física de la Materia
Condensada, un área mayoritariamente masculina, la científica ha liderado
numerosos proyectos nacionales e internacionales.
Desde su posición
lleva décadas impulsando la igualdad de género en la investigación, como
cofundadora de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) y como presidenta y miembro de varias comisiones de igualdad.
López Sancho fue una
de las participantes en la Conferencia
sobre Género y Diversidad
organizada por el Proyecto
Cerebro Humano (HBP en
inglés) la semana pasada en la Universidad Politécnica de Madrid.
Este macroproyecto
financiado por la Unión Europea persigue acelerar la investigación en
neurociencia, informática y medicina aplicadas al cerebro. "Podéis hacer
historia en la dimensión de género", aseguró a las asistentes Valentina Perrotta, representante de la Comisión Europea, durante el
encuentro.
El neurocientífico
Javier de Felipe se pregunta cuántas buenas científicas no ocupan puestos de
liderazgo
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Las cifras dejan un
amplio margen de mejora. Solo el 15% de las posiciones de liderazgo las
ocupan mujeres. Para conocer la opinión de los miembros del HBP, la
organización EAF Berlín (Alemania) diseñó una encuesta online.
El resultado más
sorprendente fue que el 41% de los hombres que dirigían equipos pensaba que
tanto varones como mujeres estaban prácticamente igual representados en los
puestos de poder, algo que no se corresponde con la realidad.
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Javier de
Felipe, líder de uno de
los subproyectos del HBP, se pregunta cuántas buenas
científicas no ocupan puestos de liderazgo. "Apoyar a la mujer en ciencia es
bastante más sencillo de lo que parece", señaló a Sinc.
En el caso de las científicas
que tienen hijos, el investigador propuso una ayuda económica como apoyo a los
cuidados. También señaló la necesidad de compensar la carga familiar en el
currículum, de modo que, cuando una mujer haya publicado menos artículos
científicos durante una temporada debido a la maternidad, esto no le penalice.
La igualdad se logra con políticas
La encuesta también
analizó los puestos de trabajo de las parejas y cónyuges de los líderes del
proyecto europeo. Mientras que la casi totalidad (el 94%) de las mujeres tiene
cónyuges con carreras muy cualificadas, solo el 39% de los varones vive con
parejas que también ostentan cargos con responsabilidad.
"No queremos hacer que
los hombres se sientan culpables", subrayó Krista Varantola, rectora emérita de la Universidad de Tampere (Finlandia) y asesora
independiente del
proyecto. Para evitar desequilibrios, Varantola cree
que la clave reside en educar en igualdad desde muy pronto e introducir
políticas para el cambio, como se hace en los países nórdicos.
En el caso de Suecia,
las científicas tienen varios hijos y para ellas no existe el drama de elegir
entre tener descendencia o una carrera profesional, según aseguró la filósofa
de la Universidad de Upsala (Suecia) Kathinka Evers, que dirige otro de los subproyectos
del HBP.
"Como líder impongo la
igualdad de género", explicó. En su opinión, un buen líder tiene que ser
excelente en su campo y además contar con inteligencia, empatía y respeto hacia
la diversidad. En cuanto a la separación de la vida privada de la profesional, Evers considera esencial respetar el tiempo libre y los
fines de semana.
De izquierda a derecha, Krista Varantola, Chris Ebell, Katharina Schiederig, Ineke Klinge, Kathinka Evers y Javier de Felipe. / Sinc
Excluir el género cuesta vidas
En la conferencia
también se analizó el peso que tiene el género en los estudios
experimentales. Entre
1997 y 2000 en Estados Unidos se retiraron del mercado diez fármacos porque
perjudicaban gravemente la salud y ocho de ellos repercutían negativamente en las mujeres.
"Hacer una investigación errónea cuesta vidas y
dinero", denunció Londa Shiebinger, profesora de la Universidad Stanford (EE UU)
y directora del programa Innovaciones de Género. Sobre las diferencias biológicas entre
hombres y mujeres, Shiebinger no cree que exista un cerebro
masculino y uno femenino
y apuntó a que factores como la educación, la experiencia o los sesgos influyen
en su desarrollo.
De Felipe sí
considera que existen diferencias cerebrales entre hombres y mujeres, sobre
todo en los circuitos, tal y como han revelado algunas de sus
investigaciones. "Hay que estudiar las diferencias de género como un objetivo
científico más", planteó.
La dislexia, por
ejemplo, es un trastorno con una mayor prevalencia en hombres que en
mujeres. Amaia Carrión, investigadora del proyecto MULTI-LATERAL del HBP que trabaja en el Instituto Max
Planck de Psicolingüística de Nimega (Países Bajos), ha estudiado este
trastorno en menores y ha podido comprobarlo.
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"Con un diseño experimental que no tiene en cuenta
el género puedes llegar a conclusiones erróneas", dice Amaia Carrión, que
investiga la dislexia
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"Eso refleja que hay algo biológico que predispone de manera diferente a
sufrir un síndrome y si realizas un diseño experimental que no lo tiene en
cuenta puedes llegar a conclusiones erróneas", indicó a Sinc.
Su carrera investigadora ha transcurrido entre
Francia y Países Bajos, donde trabaja en la actualidad. La científica recordó que en el Instituto Max Planck de Psicolingüística, cuando
se anuncia un nuevo puesto laboral están obligados a incluir una frase que
recuerde que en igualdad de condiciones se prioriza a la mujer. Un ejemplo de cambios estructurales que nivelan los desequilibrios.
Cuadro de datos
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Sesgos
en inteligencia artificial
Londa Shiebinger hizo
la prueba. Introdujo en el traductor de Google un artículo en castellano en
el que se hablaba de ella para traducirlo a inglés. El resultado fue que en
lugar de hablar de "ella", todos los pronombres
eran masculinos.
"La inteligencia artificial tiene sesgos de
género", alertó.
Aunque hasta 1968
en Estados Unidos era habitual que los libros incluyeran pronombres
masculinos casi en su totalidad, a partir de esa fecha la tendencia empezó
a cambiar y se incluyeron más femeninos. La proporción pasó de cuatro
pronombres masculinos sobre uno femenino hasta 1968, a ser de dos sobre uno
en el año 2000.
"Si no
intervenimos los estereotipos históricos seguirán", afirmó la experta. Como
solución propuso trabajar en equipos multidisciplinares de informáticos,
abogados, historiadores y expertos en género que corrijan los algoritmos de
los que se nutren los traductores, buscadores y otras inteligencias
artificiales.
La agencia Sinc participa en el proyecto europeo SCOPE, coordinado por FECYT y financiado por la
Unión Europea a través de Horizon 2020. Los objetivos de SCOPE son comunicar
resultados visionarios de la investigación de proyectos asociados al Graphene Flagship y el Human Brain
Project, así como
promover y reforzar las relaciones en la comunidad científica de las
Iniciativas de Investigación Emblemáticas de las Tecnologías Futuras y
Emergentes (FET Flagships) en la UE.
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Zona geográfica: España
Fuente:SINC
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