Boletín Nº 184 - Marzo 2018
El feminicidio, una mirada desde la academia
La violencia que día con día mata
a las mujeres representa un desafío no solo para el Estado sino para la
sociedad en general, incluyendo el análisis que emerge desde la academia.
Desde diversas aristas, las ciencias sociales
brindan respuestas para tratar de entender este fenómeno, visibilizarlo y
cuantificarlo, con el propósito de incidir en políticas públicas y coadyuvar en
el derecho de la mujer al acceso a la justicia.
Por Dalia Patiño González
Puebla, Puebla. 13 de
marzo de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- El feminicidio es considerado la
forma más extrema de violencia contra una mujer. El estrangulamiento,
sofocación, ahorcamiento, quemaduras, golpes, ahogamiento o heridas con objetos
punzocortantes son causas de muerte tres veces más comunes en mujeres que en
hombres, según cifras del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Ilustración: Ana Yáñez.
El Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) informó que de 2015 a 2017 se han iniciado en
México mil 640 carpetas de investigación por feminicidio. En su reporte
"Información delictiva y de emergencias con perspectiva de género", se observa
un incremento de 2015 a 2017 de 72.4 por ciento a nivel nacional. También
informa que 389 feminicidios se investigaron en 2015; 580 casos en 2016 y para
2017 abrieron 671 carpetas de investigación por este delito.
Los estados que
lideran la lista de feminicidios denunciados en 2017, de acuerdo con este
informe son: Sinaloa, Veracruz, Oaxaca, Estado de México, Nuevo León, Ciudad de
México, Sonora, Chiapas, Tabasco, Jalisco, Puebla y Morelos; mientras que
Querétaro, Baja California Sur, Aguascalientes, Tamaulipas y Campeche registran
de cero a una carpeta de investigación iniciada por el delito de feminicidio.
I.
¿Quién era Chely?
Para la señora Amada Barranco, la memoria puede
ser una forma de atenuar el dolor. Su sonrisa se dibuja discreta y sus ojos se
pierden mientras recuerda a su niña, a su Chely, como la llamaba. Araceli
Vázquez Barranco vivía en el municipio de Acajete, en Puebla. Fue la cuarta de
seis hijos, cuatro mujeres y dos hombres.
Araceli Vázquez Barranco.
|
Siempre tuvo
claridad en sus metas y su carácter le valió enfrentarse a las vicisitudes,
sobre todo económicas, para lograr sus objetivos, estudiar una ingeniería en
la universidad y trabajar duro para ayudar a su mamá.
"Era una mujer
sencilla, alegre, con ganas de superarse. Siempre decía que le echaría ganas
para sacarme de trabajar. Todas las metas que se proponía las lograba. En el
bachiller se metió al área de mecatrónica y la criticaron pero ella siguió
adelante. Después se fue a la BUAP para estudiar ingeniería textil. Se graduó
en 2013 y su título salió unos meses después, cuando ya había muerto. Antes
de eso estaba feliz porque ya trabajaba y estaba decidida a subir de puesto".
Amada Barranco sigue recordando a Chely.
Siente su ausencia pero también pensar en ella la llena de sensaciones por
todo lo que vivieron juntas. Esos años de convivencia nadie se los quita, ni
siquiera el que la mató, asegura doña Amada.
|
|
|
|
A lo lejos, una joven
de espaldas, de cuerpo muy delgado, estatura media, pelo negro y largo llama su
atención; la señala y asegura que así era su Chely. "Cada vez que veo a alguien
así, pienso que es ella, que cuando voltee veré su cara".
Araceli Vázquez tenía
un panorama alentador, sus sueños empezaban a cobrar forma. Acostumbraba correr
los domingos y después ir a los partidos de beisbol. Al igual que sus hermanos
y su mamá, le gustaban mucho los deportes. Era la más hogareña y cercana a sus
hermanos, sobre todo al más pequeño. Tenía 23 años cuando la asesinaron.
La academia observa y visibiliza la
violencia de género
La violencia que día
con día mata a las mujeres representa un desafío no solo para el Estado sino
para la sociedad en general, incluyendo la mirada de la academia desde
distintas disciplinas. En respuesta, algunas universidades crearon espacios de
análisis y seguimiento. Un ejemplo es el Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) de la Universidad Iberoamericana
Puebla, conformado en 2010.
En entrevista para la
Agencia Informativa Conacyt, la doctora Ana Jetzi Flores Juárez, responsable
del OVSG, declaró que el primer interés fue monitorear e identificar la
violencia contra las mujeres en Puebla, bajo el impulso del Instituto Nacional
de Desarrollo Social (Indesol), en el marco de la creación de otros
observatorios en el país. Recibió financiamiento dos años y ahora se mantiene
con recursos de la Ibero, constituyéndose como la primera acción de
institucionalizar el tema de violencia de género al interior de esta
universidad.
"Desde entonces
damos seguimiento hemerográfico, como herramienta incluso metodológica ante
la ausencia o debilidad de datos oficiales, pero además generamos materiales
de información dirigidos a población estudiantil y público externo,
principalmente al personal de instituciones públicas, pensando no solo en
visibilizar el fenómeno y cuantificarlo, sino en incidir en políticas
públicas y en operadores de justicia con el propósito de coadyuvar en el
derecho de la mujer al acceso a la justicia", declara la doctora Flores
Juárez.
Parte de este trabajo refleja un registro de
feminicidios en Puebla. El OVSG documentó que de 2010 a 2016 se registró un
promedio de 329 feminicidios, lo que revela un aumento de más de 300 por
ciento en un periodo de cinco años si se considera que en 2010 documentaron
30; en 2015, el número fue de 81 feminicidios; para 2016 fueron 85, y en 2017
la cifra alcanzó 106 casos. No obstante, reconocen que estas cifras se deben
también a la visibilización del problema y a la tipificación del delito en el
estado, aprobada en 2013.
|
Dra. Ana Jetzi
Flores Juárez.
|
"También analizamos la
violencia sexual y política por razones de género. Parte de este seguimiento se
concentra en documentos con lenguajes sencillos, recurriendo también a
infografías, generación de boletines analíticos y la emisión de
pronunciamientos en el sentido de la exigencia a las autoridades para que se
haga el cumplimiento de los compromisos acordados por estándares
internacionales de Derechos Humanos".
De forma paralela, el
Observatorio también ha generado materiales didácticos para identificar qué es
la violencia contra las mujeres, cuáles son los tipos de acuerdo con la Ley
General de Acceso a las Mujeres a una vida libre de violencia y a la ley local
en la materia, así como materiales para poder reconstruir los estereotipos de
género y referentes imaginarios que están en el fondo del ejercicio de la
violencia hacia las mujeres, entre otras acciones.
II.
Perder la noción del tiempo
Javier Mauricio Díaz
era albañil, fue compañero de Araceli Vázquez desde la primaria. A los 14 años
emigró a Estados Unidos pero regresó a Acajete cuando su mamá murió. Buscó a
Araceli y su relación se convirtió en un noviazgo que duró dos años.
"Se veía bien
tranquilo, era muy respetuoso, en realidad era dos caras porque nunca sospeché.
Era muy celoso, siempre iba por ella a la universidad, después a su trabajo.
Nunca la quería dejar. Al principio no le importaba a mi hija, pero después le
reclamó y él prometió que cambiaría", relata doña Amada Barranco.
Javier se ganó la
confianza de la familia. Doña Amada le empezó a lavar su ropa, después a
cocinar, hasta que el hermano de Araceli sugirió que Javier se quedara con
ellos de lunes a viernes para que no se arriesgara cuando salía de la casa, ya
que la zona es peligrosa por la presencia de huachicoleros. Javier dormía con
los hermanos de Araceli, ella se quedaba con su mamá.
"Él sabía el
movimiento de la casa, nuestras rutinas, conocía los días y la hora en los que
Chely se bañaba, como no tenemos regadera hay que calentar agua, todo eso lo
sabía".
En la casa de la
familia Barranco las cosas empezaron a cambiar, el dinero se empezó a perder y
los vecinos llegaron a cobrarle a doña Amada préstamos que Javier había pedido
a su nombre. Araceli se sentía incómoda porque Javier era muy posesivo, además
sospechaba una infidelidad y decidió terminar la relación. Pasaron dos meses y
Javier, que ya vivía con otra mujer, nunca dejó de acosarla con llamadas y
mensajes para que regresaran. Ella pensó en presentar una denuncia, pero no le
dio tiempo.
Ese miércoles 11 de
noviembre de 2013 hizo mucho frío, el viento hacía crujir las láminas que
cubren la casa de doña Amada. Recuerda que su hija se levantó a las seis de la
mañana para calentar agua para bañarse.
"El día estaba
horrible y yo seguí en la cama. Después escuché un grito y pensé que eran las
vecinas, me levanté con una sensación extraña, descalza me acerqué a la puerta
y vi a Javier cruzando el patio de la casa. Le grité que dejara en paz a mi
hija, pero no levantó la cara ni dijo nada, solo se salió. Regresé a ponerme
mis sandalias y cuando llegué de nuevo al patio empecé a gritarle a Chely pero
no contestó".
El cuarto donde se
bañan está cruzando su patio, como a ocho o diez metros de donde duermen, y
doña Amada al no obtener respuesta caminó hacia el baño. Volvió a llamar a su
hija y entonces abrió la puerta; vio el cuerpo desnudo de Araceli, tirada boca
abajo. Pensó que se había caído o que tenía una hemorragia y por eso la sangre.
"Nunca imaginé que la
habían matado, pero cuando me acerqué para levantarla vi el puñal clavado en su
espalda. A partir de ahí perdí la noción del tiempo (...) Ahora pienso que si no
hubiera estado desnuda, desprevenida, ella se hubiera defendido y quizá no
estaría muerta".
¿Por qué el feminicidio?
Para dar respuesta a
este fenómeno, la academia refiere que de manera consciente o inconsciente hay
una continuidad en los estereotipos que contribuyen a la validación del "deber
ser" tanto del hombre como de la mujer, sustentando su relación en un ejercicio
de poder y desigualdad que contribuye en gran medida a que la violencia y el
feminicidio no disminuya.
Al parecer, lo común
es que a un feminicidio le anteceda una relación violenta. El OVSG ha
establecido, de acuerdo con su base de datos, una división entre feminicidios
íntimos y feminicidios no íntimos. Los primeros son los perpetrados por
personas que la víctima conocía (pareja, expareja, compañero de trabajo, amigo,
etcétera) y corresponden a 90 por ciento del total de feminicidios en su
registro. En el caso de los no íntimos, el crimen es perpetrado por
desconocidos.
"Esto nos refleja un
contexto sociocultural que normaliza la violencia, partiendo de la idea de que
el hombre tiene el control y el derecho a decidir sobre la vida de las mujeres
y que se puede manifestar en su peor forma", advierte Flores Juárez.
Otro punto a tomar en
cuenta tiene que ver con el cambio de roles, específicamente cuando las mujeres
llegan a espacios como la política, la educación, las direcciones, el trabajo o
en general a espacios que tradicionalmente estaban reservados para los hombres.
"Desde la sociología,
el feminicidio se aprecia como una resistencia al cambio, es decir, notamos que
incrementa esta violencia justamente como un mensaje porque hay de fondo un
tema cultural, estructural. Estela Serret menciona que el género como un
ordenador primario de la cultura está presente, entonces cuando las mujeres
salen al espacio público y además tienen protagonismo donde tradicionalmente no
lo tenían, lo que opera es lo que Bourdieu denomina 'un llamado al orden', para
que las mujeres regresen al lugar que tradicionalmente les corresponde. Eso
opera de manera simbólica, no de forma directa, pero al final es un mensaje
social".
Dulce María Judith Pérez Torres, psicóloga
social y doctora en pedagogía, aseguró a la Agencia Informativa Conacyt que no
existen definiciones claras para describir qué papel y qué acción debe realizar
cada miembro en una familia para que la sociedad sea armónica y que las normas
sociales sean respetadas.
La académica de la
Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) refirió que en
psicología las definiciones de los roles dentro de una familia tienen que ver
con la parte de la socialización, dividida en: primaria, que se da en el seno
familiar, luego el sistema relacionado con la escuela, la universidad o la
capacitación para el trabajo, y la socialización terciaria en el plano laboral.
Estos tres espacios, señala la doctora Pérez Torres, darán un perfil al
individuo y cambian según la época.
"Antes la familia se
quedaba en el campo, todos tenían un espacio para convivir y los hijos solían
formar pareja con las personas cercanas. Después, con la migración las personas
empiezan a buscar nuevas rutas. A partir de 1910, cuando se dio la Revolución
Mexicana, la gente empieza a tener una gran movilidad y muchos abandonan el
campo para ir a la ciudad. Ahí empieza una nueva forma de relación en el
sistema familiar".
La doctora Pérez
Torres añade que el padre de familia, quien era el pilar de la autoridad,
tendrá la posibilidad de seguir con este poder, pero la madre, que era
catalogada como abnegada y con roles muy específicos, empieza a cambiar cuando
este modelo de familia llega a la gran ciudad. Ahora la mujer tiene que salir a
buscar un salario para compensar el ingreso familiar y la feminización en el
plano laboral dará a la familia un cambio, aunque no necesariamente romperá con
el esquema de obediencia entre el padre y la madre, advierte la especialista.
Pérez Torres encuadró
los cambios que han sufrido a lo largo de las épocas los integrantes de la
familia y señala por ejemplo que en los años 40, la mujer se convierte en la
"gran secretaria", tiene que ser sigilosa, guardar secretos, estar callada,
bonita y al mismo tiempo ser eficiente. En los años 70, la mujer toma un papel
protagónico y empieza a ser jefa de familia. Hay una reestructura del sistema
familiar porque ya es independiente, trabaja y cría sola a sus hijos. En los
90, las mujeres se convierten en científicas y líderes aunque no por eso dejan
de atender a la familia, lo que implica una doble carga de trabajo y un
desgaste constante.
Estas formas de
adoptar nuevos espacios y roles de conducta se reflejan en la educación de los
hijos, quienes reafirman patrones culturales de conducta que observaron en sus
padres.
"Una de las palabras
que fortalece el contexto feminicida es que al perpetuador le hayan dicho en su
casa que siempre tenía la razón; no te dejes, si te pegan, pega; tú eres el que
manda. Por eso cuando llegan a esa violencia extrema está la parte de 'no me
dejé, me defendí', porque estaba intentando abusar, es decir, cómo voy a dejar
que me abandones o me digas qué hacer", explicó la doctora Pérez Torres.
III.
¿ Y el acceso a la justicia?
"Ese día, cuando
reaccioné estaba en la presidencia de Acajete, les pedí que lo buscarán, pero
me dijeron que no, que sin una orden de aprehensión no podían ir por él.
Después todo fue confusión y malos tratos. Hace como un año que no voy a
preguntar nada porque siempre me dicen lo mismo, que lo busque y cuando lo
ubique y sepa dónde está, cómo viste, les avise para que vayan por él.
Desgraciadamente no tengo recursos para andarme trasladando, sino ya lo hubiera
buscado. Después fui a Derechos Humanos y levanté una queja por el trato que me
dieron y entonces los ministeriales me dieron un escrito donde decía que ya lo
buscaba la Interpol, pero no creo, él no tiene dinero para esconderse por tanto
tiempo".
"En el fondo creo que
es mejor que (Javier) no regrese a Acajete, sobre todo por mis hijos que
todavía están muy dolidos. Yo les digo que no, que nosotros no somos así. El
más chico era muy apegado a su hermana. A veces se queda pensando y empieza a
golpear las paredes sin razón, es cuando se acuerda de ella, pero cómo no va a
tener coraje si nunca nos hicieron justicia".
Hace 20 años el tema
de los feminicidios se colocó en la agenda nacional con las muertes de mujeres
en Ciudad Juárez, desde entonces visibilizar estos hechos y realizar un conteo
encaminó a instancias como la OEA y Naciones Unidas a focalizar su atención en
México, esto derivó en acuerdos internacionales que el Estado Mexicano adoptó
como compromisos.
En México, la Ley
general de acceso a una vida libre de violencia para las mujeres se convirtió
en el instrumento jurídico, publicado en 2007, en el que se establece por
primera vez el reconocimiento del feminicidio.
En Puebla, fue hasta
2013 cuando se incluyó en el Código Penal del estado la figura del feminicidio
en el artículo 338, estableciendo criterios específicos para investigar muertes
violentas de mujeres por razones de género. Esto permitió al OVSG generar
criterios para analizar y explorar en las cifras oficiales, solicitudes de
transparencia y notas periodísticas cuando se enfrentan a un probable
feminicidio, pues quien finalmente determina si se trata de este delito es la
Fiscalía del estado.
En este sentido, las
cifras oficiales se han mantenido por debajo de los reportes de los
observatorios; sin embargo, destaca que más de 50 por ciento de los
feminicidios registrados en Puebla no tuvo avances en su investigación.
En este contexto, a mediados de enero se emitió
un acuerdo del Sistema Nacional de Seguridad Pública para que la Procuraduría
General de la República y las Fiscalías de las entidades federativas
investiguen de inicio toda muerte de mujeres de forma violenta como un
feminicidio, esto quiere decir, con perspectiva de género.
Parte de esta
resolución se deriva del caso del feminicidio de Mariana Lima Buendía y de cómo
intervino la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitiendo una sentencia a
favor de la exigencia de la familia para que su homicidio no se considerara
suicidio, como su perpetrador planteó en un inicio.
La prevención, un punto clave
Como parte de las obligaciones del Estado no
solo está investigar y sancionar el feminicidio, también tiene la
responsabilidad de prevenir, y el hecho de que se registre un incremento en las
cifras hace pensar que son urgentes las acciones de la prevención de la
violencia hacia la mujer en todos los espacios en los que se desenvuelve,
advierte la doctora Flores Juárez.
Claudia Gray Verboonen.
|
Al respecto, en
Puebla existe una exigencia por parte de organizaciones civiles de emitir una
alerta de género; sin embargo, esta ha sido considerada innecesaria por los
poderes estatales. Como respuesta, el gobernador del estado, Antonio Gali
Fayad, ordenó la creación hace un año de una Coordinación Especializada para
Prevenir la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, como parte de un área
de gestión especial en el Instituto Poblano de la Mujer.
La maestra Claudia
Gray Verboonen, titular de esta coordinación, desestimó en entrevista las
cifras en cuanto al incremento de violencia contra las mujeres en el estado,
lo mismo que los feminicidios. Señaló que el hecho de que se registren más
casos es porque hay mayor visibilización de la violencia de género y el
feminicidio.
"Hay que tomar las
cifras con cuidado, no siempre van aumentando sino que se reconoce y se
condena el problema, lo que me parece que es un avance importantísimo".
|
La funcionaria indicó
que la coordinación que encabeza, en 2017 atendió a 11 mil 104 mujeres de
diferentes partes del estado específicamente por casos de violencia. Indicó que
en estas más de 11 mil mujeres, se incluyen las que solicitan apoyo a través de
una llamada telefónica (Telmujer) como otra ventana de atención.
Gray Verboonen informó
también que durante 2017 recibieron en el albergue para mujeres víctimas de una
violencia extrema, un total de 60 mujeres, acompañadas de sus hijos e hijas por
estar en una situación de mucho riesgo.
"Para recibirlas se
hace un tamizaje. Medimos su capacidad de respuesta para ponerse a salvo, la
peligrosidad del agresor, se mide la historia de violencia que trae, si tiene
redes de apoyo y, finalmente, se evalúa si tiene recursos o no para moverse. Si
no tiene, la canalizamos a nuestro refugio, junto con sus hijos. En este
espacio puede permanecer un promedio de tres meses mientras se le aportan
herramientas para que persiga un proyecto libre de violencia", añadió la funcionaria,
quien advirtió que de acuerdo con el número de casos que atienden, 80 por
ciento de las mujeres víctimas de violencia la sufren a manos de su pareja.
"El 80 por ciento de
feminicidios que tenemos contabilizados los comete una pareja o expareja, es decir,
hay una historia de abuso y violencia sistémica, aunque también hay casos por
parte de desconocidos, pero creo que nuestra contribución en el modelo de
prevención es justamente alejarlas del agresor".
Asimismo, informó que
como parte de las estrategias que su coordinación encabeza se instauró un nuevo
modelo de atención a las víctimas de violencia, además de organizar talleres,
conferencias, pláticas, seguimiento a los casos, capacitación a medios de
comunicación y grupos de autoayuda, donde las mujeres se reconocen y espejean
sus vivencias.
La violencia no es natural
La violencia de género
implica una relación de poder que se justifica con argumentos culturales. De
acuerdo con lo que establece la ley, el hombre violento tiene que ser
canalizado al sector salud de cada entidad, donde tiene que tomar terapia y
ayuda para tratar su violencia. No obstante, en México existen solo cuatro
estados con modelos alternativos para erradicar la violencia masculina: Puebla,
Tlaxcala, Ciudad de México y Baja California.
José Gabriel Licea Muñoz, psicólogo fundador
del Colectivo Equidad, Bienestar y Salud, explicó que el modelo con que
trabajan tiene 30 años de existencia y fue implementado por el psicólogo
Antonio Ramírez y ahora se replica en países como Uruguay, Panamá, Chile,
Estados Unidos y México.
En Puebla, este modelo se ha probado desde
hace 10 años a través del grupo Hombres trabajándosey se sustenta en tres perspectivas: de
género, ecológica y espiritual. Busca que los hombres que reconocen su
violencia hagan conciencia de ella y a partir de eso accedan a un abanico de
resoluciones creativas para enfrentar tensiones y no se transformen en formas
violentas de relacionarse.
|
Gabriel Licea Muñoz.
|
"La violencia no es
natural y para cambiar hace falta compromiso, se puede lograr. En promedio
calculamos que de 24 a 26 sesiones semanales pueden servir para registrar
cambios sustanciales en la forma de manejar la violencia. En nuestro grupo hacemos
conciencia y eso es difícil porque no muchos están dispuestos a soltar los
privilegios y la autoridad que culturalmente se les ha concedido, pero hay
quien sí lo logra. Aquí no juzgamos, no se aconseja, más bien se exponen
experiencias que sirven para espejear y detectar cuando ejercemos la violencia,
para reconocernos, no es una terapia, es un modelo de reeducación para los
hombres, para trabajar con las relaciones más íntimas".
Licea Muñoz detalló
que el enfoque de trabajo se centra en las relaciones más cercanas porque es a
partir de estas interacciones como se pueden reproducir modelos de conducta que
tengan eco en otras esferas sociales, de ahí la importancia de implementar
otros patrones de conducta opuestos a la hegemonía machista que generen cambios
en otras escalas más grandes.
IV.
La vida después de Chely
"Yo sé que ya no tengo a mi hija físicamente,
pero todo lo que viví con ella me da gusto. Antes lloraba mucho, pero 15 días
antes de que muriera me dijo platicando que yo había llorado lo que tenía que
llorar, que no lo hiciera más. Por eso ahora me acuerdo de sus palabras y trato
de echarle ganas (...) Muchas veces me sentí desesperada, tenía mucha rabia,
sentía que ya no podía más y cuando iba a trabajar veía pasar los carros y
pensé en aventarme y acabar con todo; lo único que quería era ver a mi niña,
entonces me acordaba de mis otros hijos y por ellos sigo aquí".
"Hace como dos años me
pasó algo hermoso, la soñé, fue algo muy especial. Salía al patio y ella iba
entrando. Cuando la vi corrí para abrazarla. Mi niña estaba feliz, con una
sonrisa grande, así como siempre era. En ese momento recordaba que estaba
muerta, pero ella me decía que por ser buena le habían permitido regresar a
verme; me sentí muy contenta, entonces la llevaba con sus hermanas y le decían
'Chelona, ya regresaste', y todos nos poníamos muy contentos, la abrazábamos.
Le juro que podía sentir su cuerpo, sentía esa sensación de tenerla de nuevo.
En ese sueño la tuve otra vez conmigo, yo sé que así fue", recuerda doña Amada.
Los restos de Araceli
están en el mismo lugar donde descansa su padre, muerto años atrás en un
accidente. Ahí su mamá y hermanos la visitan constantemente, le llevan flores,
globos o adornos para que quede presente que su familia nunca la olvidará.