Boletín Nº 183 - Febrero 2018
ANÁLISIS:
responsabilidad y salud pública
El rechazo a las vacunas no tiene
nada de sano (ni de ecológico)
La semana pasada, en A Coruña, se
anunciaron varias charlas impartidas por activistas del movimiento antivacunas
en una feria de productos ecológicos y consumo responsable. El
debate público hizo reaccionar al Ayuntamiento, que consiguió que la
organización cancelase las conferencias. ¿Deberían considerarse estas
actividades como un delito contra la salud pública?
Marcos Pérez Maldonado || 26 febrero
2018 13:20
Las vacunas protegen hoy al 86% de la
población mundial y, según los datos de la OMS, evitan la muerte de dos
millones de personas al año. / Pixabay
Poco antes de publicar
Charlie y la fábrica de chocolate Roald Dahl perdió a su hija Olivia, de siete
años, víctima del sarampión. La muerte de la pequeña
marcó la vida de la familia del escritor, pero fue una tragedia inevitable,
porque en 1962 todavía no existía una vacuna eficaz contra esta enfermedad. 24
años más tarde, cuando esa vacuna ya existía, Dahl publicó un texto en el que
rogaba a sus conciudadanos que vacunaran a sus hijos.
(...) Aquí, en Gran Bretaña, debido a que
tantos padres rechazan, por obstinación, ignorancia o miedo, que sus hijos sean
inmunizados, todavía tenemos cien mil casos de sarampión cada año. De ellos más
de 10.000 tendrán consecuencias de uno u otro tipo. Unos veinte niños morirán.
En 2017 los casos de sarampión en Europa se multiplicaron por cuatro y
causaron 35 muertes
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Las vacunas protegen
hoy al 86% de la población mundial y, según los datos de la OMS, evitan la
muerte de dos millones de personas al año, especialmente niños y niñas. Gracias a las vacunas hemos logrado erradicar una enfermedad tan
terrible como la viruela, y muchas otras han desaparecido de nuestras vidas.
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Pero la súplica de
Roald Dahl sigue vigente porque el rechazo a las vacunas no ha dejado de
crecer, especialmente en los países más ricos. Solo en
Europa los casos de sarampión se multiplicaron por cuatro en 2017, causando 35
muertes. La difteria y la tos ferina vuelven a causar víctimas y si esta
tendencia no se revierte, volveremos a ver en nuestros colegios los estragos de
la polio.
Resulta difícil imaginar el dolor de una
persona que pierde un hijo por negarle la protección que proporcionan las
vacunas. Pero más allá de los sentimientos de compasión y de rabia, conviene
reflexionar sobre los motivos de su obstinación, su ignorancia y su miedo. En
particular, debemos analizar el papel que están jugando los activistas del
movimiento antivacunas, cada vez más organizado.
El escritor británico Roald Dahl perdió en
1962 a su hija Olivia cuando esta tenía solo siete años, víctima del sarampión,
para el que no había vacuna.
El poder del debate social
¿Qué mecanismos tiene la sociedad para
defenderse del peligro que suponen? ¿Podemos exigirles alguna responsabilidad
por las consecuencias de sus actos? ¿Qué relación hay entre el rechazo
creciente a las vacunas y la proliferación de terapias que nunca han demostrado
su efectividad y que en ocasiones se dispensan al amparo de los propios
colegios oficiales de médicos y farmacéuticos?
En A Coruña hemos vivido estos días un par
de situaciones que ejemplifican los términos en los que se está produciendo
este debate. Por una parte, un hotel de la ciudad decidió atender a las
protestas de muchos ciudadanos y canceló una conferencia de Josep Pàmies, un
empresario agrícola que, entre otras cosas, incita a sustituir los tratamientos
de quimioterapia por una combinación de plantas medicinales y lejía.
Unos días más tarde el
Ayuntamiento anunciaba en rueda de prensa el patrocinio de BioCultura, una
feria que suma 75 ediciones entre Sevilla, Valencia, Bilbao, Barcelona y
Madrid, donde en noviembre del año pasado ocupó dos pabellones del recinto de
IFEMA con más de 800 expositores y 74.500 visitantes.
Poco después de la
presentación el Ayuntamiento comenzó a recibir quejas porque, junto a
talleres de compostaje, cooperativismo energético o comedores escolares
sostenibles, la feria programaba varias charlas impartidas por reconocidos
activistas del movimiento antivacunas. Entre ellas,
una titulada "Presentación de la nueva teoría infecciosa ecológica". Al día
siguiente la organización de la feria aceptó la demanda municipal de retirar
estas charlas, aunque otras sobre los peligros de las redes WIFI, las
bondades de la geometría sagrada (sic) o la medicina cuántica (sic) se
mantienen en el programa.
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Lo sucedido en A Coruña muestra que el debate público es una
herramienta eficaz para achicar el espacio social a quienes instigan el
rechazo a las vacunas
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Estos casos demuestran
que tanto empresas privadas como administraciones públicas son sensibles a las
críticas y saben reaccionar ante las protestas en las redes sociales y los
medios de comunicación. Se demuestra así que el debate
público sigue siendo una herramienta eficaz para achicar el espacio social a
quienes instigan el rechazo a las vacunas, y al mismo tiempo ayuda a informar
al público de los beneficios de la vacunación.
Peligrosos fraudes mezclados
con ecologismo
Ir más allá y pretender que la apología
antivacunas se convierta en un delito contra la salud pública parece más
efectivo, pero esta opción no está exenta de riesgos. En primer lugar porque
consolidaría el discurso victimista y conspiranoico que tan convincente le
resulta a una parte de la población. Pero, sobre todo, porque supondría añadir
un nuevo límite al derecho a la libertad de expresión.
No en vano, estos días hemos asistido con
preocupación a la condena de cárcel para un músico por el contenido de sus
canciones, mientras que responsables del IFEMA -que nada parecen objetar a las
conferencias antivacunas- forzaban la retirada de una obra de arte de carácter
político que se iba a exponer en ARCO.
En ferias eco confluyen productos elaborados
con criterios de responsabilidad medioambiental y pseudoterapias. / Biocultura
Paralelamente, la programación de estos actos en el marco de eventos
cuyo objetivo es "promover la agricultura ecológica y la alimentación sana como
base para una sociedad más justa y respetuosa con el medioambiente" nos invita
a analizar el rechazo a las vacunas en el marco de un contexto más amplio. El
interés de amplios sectores de la sociedad por el consumo de productos más
"naturales" y menos contaminantes ha dado lugar a un pujante sector económico
que goza de reconocimiento oficial y está regulado por normativas específicas.
La ciencia está muy lejos de poseer el monopolio de
la razón, pero necesitamos consensos sociales para traducir sus hallazgos en
normas que todos podamos cumplir
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Es precisamente en
este ambiente (ferias "eco", tiendas de productos "orgánicos", etc.) donde
confluyen sin aparente contradicción alimentos producidos con criterios de
responsabilidad medioambiental con pseudoterapias y productos milagrosos que
nunca han demostrado su efectividad. Como era de
esperar, también encontraremos aquí los mayores índices de rechazo a los
cultivos transgénicos, que por más que superen todas las exigencias de
seguridad alimentaria, siguen experimentando en Europa una fuerte oposición.
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Sería un grave error atribuir
la totalidad de este complejo conglomerado de opciones personales a una simple
cuestión de ignorancia o de sentimientos anticientíficos, pretendiendo que la
ciencia puede resolver todos los problemas y que su autoridad debiera ser
suficiente para resolver todos los dilemas y contradicciones que surgen de la
aplicación de cualquier tecnología.
La ciencia está muy lejos de poseer el
monopolio de la razón, e incluso allí donde las evidencias proporcionadas por
el método científico son incuestionables (las vacunas protegen de enfermedades,
el tabaco provoca cáncer y este no se cura con lejía) necesitamos de consensos
sociales para traducir estos hallazgos en normas que todos podamos cumplir.
Marcos Pérez Maldonado es director de los Museos Científicos Coruñeses. Es experto en
museografía científica y didáctica de las ciencias en entornos no formales;
ciencia en educación infantil; producción de proyectos de divulgación,
interactivos, exposiciones y programas de planetario.
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Zona geográfica: España
Fuente:SINC
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