Boletín Nº 183 - Febrero 2018

Innovación en restauración de arrecifes de coral en el Caribe Mexicano

Por Mónica Alba Murillo

Cancún, Quintana Roo. 23 de febrero de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Los arrecifes de coral son comunidades marinas proveedoras de numerosos servicios ambientales y de vital importancia para el bienestar de los ecosistemas costeros y ecosistemas terrestres asociados. Múltiples amenazas naturales y antropogénicas son las que enfrentan hoy día, causando pérdidas significativas al capital natural, los servicios ambientales que ofrecen y, por ende, a las actividades productivas con que se relacionan.

Colonia restaurada en Puerto Morelos, Quintana Roo. Foto Oceanus.

Hasta ahora, los esfuerzos de conservación de estos ecosistemas se han enfocado primordialmente en la protección de las áreas e investigación para su conocimiento. Recientemente, se están desarrollando en México técnicas novedosas de restauración de arrecifes de coral que, combinadas con las recientes declaratorias de zonas de refugios pesqueros, buscan asegurar su recuperación a largo plazo.

Los arrecifes coralinos son lugares con una gran importancia ecológica y se les conoce como hábitats críticos por su diversidad de funciones. Según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), en México el área estimada que ocupan los arrecifes de coral es de mil 780 kilómetros cuadrados, distribuidos en tres regiones: la costa del Pacífico, que recorre desde Baja California hasta Guerrero y Oaxaca; las costas de Veracruz y Campeche y, por último, la costa oriental de la península de Yucatán, que corresponde desde Isla Contoy hasta Banco Chinchorro. Esta última región forma parte de la segunda barrera de coral más grande del mundo, el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM).

El incremento de la población urbana y la planeación inadecuada del desarrollo costero resulta en la alteración de las conexiones naturales de los ecosistemas terrestres con los arrecifes de coral, como humedales, pastos marinos y dunas costeras.

Restaurar para conservar

Ante este escenario, se han implementado numerosas estrategias en México para la conservación de los arrecifes de coral. A nivel legislación, la Ley General de Equilibrio y Protección al Ambiente (LEGEEPA), la NOM-059-SEMARNAT-2010 (que enlista las especies de flora y fauna en condición de riesgo) y la NOM-022-SEMARNAT-2003 (que establece la preservación, conservación y restauración de los humedales costeros) son instrumentos de donde se desprenden múltiples iniciativas que han favorecido la conservación de estos ecosistemas.

Sin embargo, la protección por sí misma de un ecosistema que ha sido afectado, no se considera como un logro de conservación a largo plazo, a menos que se consideren también esfuerzos de restauración. En este sentido, la restauración de un ecosistema persigue recuperar su funcionalidad y productividad para que vuelva a ofrecer bienes y servicios ambientales. Por tanto, cuando los esfuerzos de restauración se suman a acciones de manejo local, como la protección de áreas específicas, el establecimiento de refugios de biodiversidad o vigilancia, se tienen mayores probabilidades de supervivencia y recuperación de un ecosistema.

Aunque los eventos relacionados con el cambio climático no son controlables con el manejo local, es posible aumentar las oportunidades de los arrecifes para resistir y recuperarse de estos impactos, incrementando su potencial de resiliencia a través de la restauración activa.

Sembradores de coral

Una de las iniciativas más exitosas para la recuperación de la cobertura coralina en el Caribe Mexicano ha sido la técnica de restauración activa desarrollada por el equipo de investigación que coordina Gabriela Nava, fundadora y directora de la organización privada Oceanus, A. C. A través del programa de restauración, pretenden incrementar el potencial de resiliencia y adaptación de los arrecifes de coral y promover la recuperación de especies asociadas de peces e invertebrados.

Multiplicando esfuerzos

Un componente esencial para asegurar la restauración de los ecosistemas coralinos ha sido el involucramiento de la comunidad local y de actores clave para la conformación de redes de apoyo comprometidas con la conservación de sus propios recursos naturales.

Desde los inicios del programa, se han creado grupos locales con representantes de sectores público y privado (principalmente hoteleros y prestadores de servicios turísticos), cooperativas de pescadores, miembros voluntarios de la comunidad y académicos especialistas, con lo que se suman esfuerzos en la creación de los viveros y se apoyan las actividades de trasplante, monitoreo y mantenimiento.

Además se ha implementado una iniciativa de adopción de corales, viveros o arrecifes enteros, lo que ha favorecido la sustentabilidad económica de los esfuerzos de restauración y promueve la participación de la sociedad civil y organizada.